sábado, 26 de diciembre de 2020

Las amistades de Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil (Mme de Châtelet)

De todas las mujeres con ciencia, siempre me llamó la atención Madame de Châtelet, cuyo nombre de soltera era Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil  (1706-1749). La conocí a través de la semblanza que hizo Fernando Savater en su artículo Madame Voltaire. Matemática, traductora de los "Philosophiae Naturalis Principia Mathematica" de Newton, física y filósofa, fue una mujer excepcional en el Siglo de las Luces. Está considerada en la historia de Francia como la primera mujer científica. El amor, la amistad y el estudio fueron sus grandes pasiones. Se la conoce principalmente por su relación sentimental con Voltaire que duró quince años. Escribió, mientras convivía con él en el castillo de Cirey, un "Discours sur le bonheur" (Discurso sobre la felicidad), donde expone su propia filosofía: el fin de la vida es la felicidad y ésta se alcanza por medio de la ilusión y la pasión. En una carta dirigida al Rey Frederick II de Prusia, Voltaire dijo que era "un gran hombre cuya única culpa es ser mujer". Su lista de amantes fue extensa, además de su marido el marqués de Châtelet y Voltaire, el conde de Guébriand (por cuyo abandono estuvo a punto de suicidarse), el sabio Maupertuis, el  duque de Richelieu y, el último, el poeta Saint-Lambert.

Curiosamente, su vida no ha sido llevada al cine, aunque guarda grandes similitudes con Lou Andreas-Salomé. Ambas se pusieron el mundo por montera, una en el siglo XVIII y la otra en las postrimerías del XIX. Fueron precursoras, adelantadas a su época y escandalizaron con su conducta libre. Dotadas de una exquisita educación, con conocimiento de idiomas (fueron educadas al mismo tiempo que sus hermanos varones), brillaron en los salones y los círculos intelectuales del momento. Inteligentes, audaces, estudiosas, las dos cambiaron su apellido por el de sus tolerantes maridos en un matrimonio de convivencia; pero la marquesa de Châtelet se diferencia de Lou, además de pertenecer a la aristocracia, en que tuvo tres hijos con su marido y un cuarto con su amante, el poeta Saint-Lambert, cuyo nacimiento le causaría la muerte prematura a los 42 años. 


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