domingo, 22 de septiembre de 2019

Así Jacobo pasó a ser conocido como el Chino


Los apodos o motes han tenido una gran importancia como signo de identidad a lo largo de la historia. Un apodo, según el Diccionario de la RAE, es un nombre dado a una persona, inspirado en sus defectos corporales o alguna otra característica o circunstancia. El mote no entiende de clases sociales ya que no es exclusivo del pueblo llano, ni de la realeza, ni de la divinidad y se impone con mayor o menor fortuna. De hecho, es frecuente que el último en enterarse de su mote sea el afectado, excepto los que debido a su profesión se los asignan ellos mismos, como en el caso del nombre artístico. Los sobrenombres buscan su inspiración en las profesiones, la procedencia, las particularidades físicas, las marcas comerciales, los nombres o apellidos deformados, los animales o las frases hechas.  En la actualidad es más propio de las zonas rurales, donde todo el mundo se conoce, que en las ciudades. En mi pueblo se utilizan mucho y hay que reconocer la gracia y el salero con los que se aplican en algunos casos. Allí los Caturla somos conocidos como los de las Punchas (haciendo referencia a la fábrica de clavos de la familia que ya no existe) y los Rodes como los de los Sondeos (empresa dedicada a la prospección de aguas).

Jacobo, el amigo de mi sobrina (que no novio) ha pasado a ser conocido como el Chino gracias al sentido del humor de la familia. Ni que decir tiene que Jacobo no es originario de China, ni tiene rasgos asiáticos, es ingeniero y tenista; pero, dado lo arcaico del nombre difícil de pronunciar y cuyo diminutivo, Jaco, es sinónimo de la heroína o de un caballo de mal aspecto, nos resulta más fácil llamarle por su apodo que no tiene nada que ver con una cualidad suya, sino con una anécdota casual de este verano como resultado de una elipsis gramatical. Veamos.

·       Marisa, la madre de Marta
·       Tere, la tía
·       Isabel, la prima de trece años
·       
(Casa Zoilo, a las 12 de la mañana un día de agosto)

Marisa:  Voy a Villena, ¿queréis que os traiga algo?
Tere: ¿Qué tienes que hacer?
Marisa:  Ir al tren a recoger a Marta y al chino.
Isabel (Sorprendidalevanta la mirada del teléfono móvil): ¿Pero es que el novio de Marta es chino?
Marisa (Entre risas): Perdón, a recoger a Marta al tren y a por la comida que he encargado en el restaurante chino. El novio de Marta es de Cuenca.

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