Estuvieron muy unidas. Vivían en el mismo
barrio. Se conocieron en primer curso
de Comunes, estudiaron la misma especialidad
(Filología Románica) y en tercer curso comenzaron la carrera de
Periodismo. Sacaban más o menos las mismas notas. Compartieron los mismos
profesores, confidencias, lecturas y amigos. Realizaron la tesina en el CSIC, una sobre los cantos de muerte
y la otra sobre los de nacimiento. Se separaron poco después sin enfadarse, en
silencio. Dejaron de caminar al mismo paso cuando se pusieron en evidencia las
diferencias de carácter. Una, fuerte y segura, sabía lo que quería desde el
principio; la otra muy frágil, no. Tampoco ayudó que una se hiciera amiga del director, con
despacho y beca y su amiga se convirtiera entonces en la muchacha pobre que se
sienta en la mesa de los ricos. Una fue profesora de Universidad en el País
Vasco; la otra, en un centro de secundaria en la capital. Una se hizo
especialista en literatura medieval; la otra siguió siendo aprendiz de todo. Una
es alta y delgada; la otra no. A una, ETA le colocó una bomba lapa en los bajos de
su coche; a la otra, unos alumnos un chicle en su silla. Una ha publicado libros, la otra escribe en un blog. En
verdad os digo que vivieron vidas paralelas.
martes, 22 de noviembre de 2016
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