martes, 29 de noviembre de 2016

Historia de una pasión (Emily Dikinson, la dulce solterona)

Sabía poco de la escritora Emily Dickinson (Massachusetts 1830-1886), que apenas publicó obra en vida y que permaneció soltera y aislada del mundo dedicándose a hacer pasteles y a escribir poemas, que fueron admirados posteriormente por la crítica. Emily pertenecía a una buena familia, había accedido a la educación y admiraba a las hermanas Brönte. Por tanto, aparentemente, es un ejemplo claro de solterona, criatura desvalida y extravagante, decepcionada con el amor, que se rinde ante la vida, arquetipo literario que he tratado en la entrada anterior.
Pero la película Historia de una pasión de Terence Daves, muy bien documentada, nos ofrece el retrato de una mujer rebelde y apasionada que eligió voluntariamente su forma de vida y su negativa a contraer matrimonio. Aunque pasó retirada en su hogar gran parte de su vida, tuvo una vida interior mucho más intensa que la los que llevan una vida social activa.  Una mujer inteligente, excéntrica y contradictoria, rebelde y puritana, enamorada de hombres y mujeres, que mantuvo grandes amistades y que se fue alejando poco a poco de la vida, sobre todo a medida que fue enfermando, para dedicarse a una frenética actividad literaria en su habitación propia (espacio de respeto y libertad), corrigiendo, experimentando, haciendo listas de palabras, fabricando varias versiones del mismo poema, pasando en limpio e investigando con el lenguaje. En su última etapa huía de la gente que aparecía por su casa, hablaba con los visitantes a través de las puertas. La dulce solterona, como la llamaban algunos, la reina reclusa, la dama de Amherst, nos legó en la belleza de sus verso su voz singular, centrada en ella misma, en su soledad y en su manera de entender el mundo.
La película es bellísima y dura, llena de travellings y elipsis que entronca con esta tradición artística de la pintura y el cine de interiores tan típica del centro y el norte de Europa (Dreyer y Bergman). Sorprende la escena de los daguerrotipos donde vemos uno a uno a los personajes principales, sentados para un retrato, y, a medida que la cámara avanza, implacable como el paso del tiempo, sus rostros se van transformando lentamente, hasta que nos damos cuenta de que han cambiado los actores. Por cierto, la película es inglesa aunque sus principales actores sean americanos;  la actriz principal, Cynthia Nixon, una de las protagonistas de Sexo en Nueva York; el padre de la misma, un envejecido Keith Carradine, el actor que cantó la canción "I'm Easy" en la película Nashville con la que ganó en 1975 el Óscar. ¡Dios, cómo envejecemos!



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