El vecino de arriba de la casa de mi madre se murió y
vendieron el piso. Durante más de seis meses aguantamos estoicamente el
desarrollo de la obra hecha por rumanos supuestamente ilegales, hasta que nos estropearon el techo del cuarto
de baño y las aguas residuales invadieron el armario empotrado de una habitación,
estropeando las maderas y la ropa. Me
puse en contacto con los propietarios, les mandé fotos. No se dignaron a bajar,
le echaron la culpa a la comunidad de vecinos por no haber cambiado las
tuberías. Llamé a mi seguro que no se hacía responsable, el suyo decía que era culpa
de los albañiles, los albañiles no
tenían seguro. El daño suponía unos 2000 euros porque había que rehacer el
armario por completo y este era bastante grande. Como íbamos a realizar una obra en un futuro, consentí que los albañiles repararan parte de la
avería para que por lo menos la ropa se pudiese colgar. Hicieron una
chapuza (colocar parches de contrachapado) que les llevó menos de media mañana, pero no sanearon ni barnizaron. A la
semana resurgió el moho negro y se volvió a estropear la ropa que se salvó en
la primera inundación. Ante mis reclamaciones y la falta de respuestas, mi
seguro reclamó al suyo.
A la salida de la siguiente reunión de vecinos, el vecino causante
del estropicio se dirigió a mí en términos vejatorios y me anunció que me iba a
arruinar. No entendí nada y le volví a explicar, sin ningún éxito, que él no
tenía nada que pagar, que era un seguro contra otro, porque legalmente él era
la responsable del perjuicio creado. No le di más importancia.
Un año después hacemos la obra, tuvimos mala suerte y el
albañil nos salió rana (ver la entrada Albañil
a la fuga). Todo lo que podía salir mal, salía peor. Fuimos denunciados y una inspección del
ayuntamiento declaró ilegal la obra. Me enteré de que la Ley admite la delación
anónima y empecé a atar cabos. En ese tiempo, hubo dos más en la comunidad,
todas ilegales, una de ellas incluso con cerramiento de terraza exterior, que
no fueron denunciadas. Por lo tanto la
denuncia era solo contra mí. Pregunté a los vecinos, uno me comentó que en agosto del año anterior, se personó
un guardia municipal porque un cascote caído de la obra (los obreros estaban
barriendo) casi mata a una cajera de la tienda de al lado. Esa información no
se la dieron al vecino y este creyó que fui yo la que tramitó la denuncia contra
ellos. Como venganza, supuestamente me denunció al Ayuntamiento.
Después de un año, no he querido entrar en pleitos y he
renunciado a que el seguro reclamase por vía judicial la cantidad. Se lo he
comunicado por escrito, pues bien, en lugar de darme las gracias, es abogado, me
ha amenazado, porque hacer una
reclamación en nombre de un fallecido (el seguro estaba a nombre de mi
madre) constituye un delito de estafa tipificado en
el artículo 248 del código penal y castigado con hasta más de tres años de
prisión. Además lanzar sospechas sobre
su actuación también puede tener consecuencias legales. En todo caso, mi comportamiento
ha sido "intolerante y voluble" porque él ha intentado solucionarlo
de manera amistosa. Es más, le hubiese gustado que la historia acabase en los tribunales porque el veredicto habría sido en mi contra.
Resumiendo: como estaba ociosa y harta de tener un armario viejo, decidí, aprovechando
que había obras legales en el piso de arriba, romper la bajante general de las
aguas residuales para demandar al nuevo vecino, para que de esta manera me pagase
un armario nuevo y ropa de temporada. Como era verano y no estaba
en la vivienda, urdí toda una trama para impedir que su seguro pudiera bajar a ver los desperfectos y le denuncié al Ayuntamiento. Por
eso, después de llevar más de seis meses sin dormir con las lágrimas a flor de
piel, he decidido olvidarlo todo y perder el dinero de la reclamación.
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