domingo, 18 de julio de 2010
Judeoespañol
A veces se nos olvida un dialecto del castellano: el judeoespañol o ladino, la lengua castellana de la época de los Reyes Católicos que los judíos se llevaron a su exilio. La lengua de los sefarditas o sefardíes (derivada de la palabra en hebreo que significa España, “Sefarad”) ha evolucionado muy poco, ha incorporado muchas palabras del hebreo y algunas palabras del árabe, turco o griego, y nos sirve para hacernos una idea de cómo era la fonética del castellano en el siglo XV. La audición de estos textos nos puede servir en clase como un ejemplo de la lengua y la literatura de esa época.
Los judíos fueron expulsados de España el 31 de julio de 1492, por un decreto que establecía la obligación de abandonar el territorio español, excepto a los que se convirtiesen al cristianismo. La mayoría de los sefardíes optaron por el exilio, y casi todos ellos fueron recibidos por el sultán Bayaceto II en el Imperio otomano. Otra parte se estableció en Marruecos, Holanda y algunos países de Europa Central.
Los sefardíes establecidos en el Imperio otomano pertenecían a un nivel social y económico en cierta medida superior al de las poblaciones autóctonas, lo cual permitió que éstos conservaran la lengua y la mayoría de sus tradiciones hispánicas por casi 400 años. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la II Guerra Mundial, una serie de cambios históricos, políticos, sociales y culturales alteraron profundamente el entorno en que vivían los sefardíes y, en consecuencia, sus modos de vida.
En la actualidad, los sefardíes se encuentran dispersos por todo el mundo y, aunque
conservan la conciencia de sus orígenes y algunos de sus elementos identitarios (como
la práctica de una liturgia sinagogal específica), han perdido la mayor parte de sus
rasgos culturales específicos, incluido el uso de la que fue su lengua durante siglos (el judeoespañol), hoy relegada a entornos y usos muy minoritarios. El número de hablantes de judeoespañol ronda los 150.000.
La literatura, muy influida por los romances y canciones castellanos, se ha transmitido fundamentalmente por vía oral. Cuando los textos se escribían, lo hacían con caracteres hebraicos al igual que los mudéjares usaban el alifato o alfabeto árabe. A este tipo de escritura con alfabeto no latino se llama aljamiada.
Canto de parida o de nacimiento:
Dos canciones de amor:
Tu madre cuando te pario
Y te quito al mundo
Coracon ella no te dio
Para amar segundo,
Adio,
Adio Querida,
No quero la vida,
Me l'amagrates tu,
Va, busacate otro amor,
Aharva otras puertas,
Aspera otro ardor,
Que para mi sos muerta.....
Elías Canetti, que nació en Rutschuk (Bulgaria), en el bajo Danubio, cuenta en La lengua absuelta, el primer tomo de su autobiografia, que las primeras canciones de su infancia fueron viejos romances españoles." Manzanicas coloradas las que vienen de Stambol", así termínaba una de esas canciones. Butica, era la tienda donde el abuelo y sus hijos pasaban el día; y cuando venía a verles un tío suyo, hermano mayor de su padre, se dirígía a él y, estirando su mano sobre su cabeza, le decía: "Yo ti bendigo, Eliachu, amén". También recuerda que durante el parto de su hermano oyó gritar a su madre desde la puerta: " ¡Madre mía querida! ¡Madre mía querida!" El ladíno o castellano antiguo fue una de las lenguas de Canetti. Tenía que ver con el pasado remoto de su familia. Eran sefardíes, y el español que hablaban desde la expulsión había evolucionado muy poco a través de los siglos. Los sefardíes, judíos creyentes para quienes la vida de la comunidad religiosa tenía un significado esencial, se consideraban judíos especiales, orgullosos y arrogantes, lo que según Canetti estaba estrechamente relacionado con su tradición española. Ese orgullo les había hecho conservar las palabras que guardaban la memoria de aquel lugar remoto que se habían visto forzados a abandonar y, tal vez, con esa memoria la ilusión del regreso.
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