Texto publicado por primera vez en el Pápeiron, revista del IES Luis Buñuel, en diciembre del 2005
 No puedo recordar el día de la muerte del coronel porque todavía siento su presencia. Este 20 de junio hubiera cumplido 87 años. Hace más de diez años que ha muerto, pero sigo acordándome de su cumpleaños, porque su santo es mucho más difícil: la fiesta es movible. Mi padre se llamaba Trinidad, antes que la película, y se pasó toda su vida recibiendo cartas con el membrete de Sra. Doña. Para nosotros era Trino, un nombre mágico que era tres personas a la vez y no estaba loco. El nombre lo heredó de su abuelo, un zapatero emprendedor que hizo con sus hijas todo un imperio con fábricas de curtido, de calzado y de punchas (clavos), entonces muy importantes para el calzado. El abuelo también odiaba el nombre, pero cuando nació el último nieto cambió de opinión y decidió que se tenía que llamar como él. Nadie se opuso. Todos sabían lo duro de su carácter, era un vegetariano que los domingos comía paella mixta porque los cristianos también pecaban. El dichoso nombre nos trajo complicaciones hasta después de muerto, un funcionario  que desconocía que los nombres relacionados con los principios religiosos no tienen sexo: Pilar, Virtudes, Trinidad, Felicidad, le confundió con una mujer y consiguió que fuera la primera mujer coronel del glorioso ejército español y el primer matrimonio homosexual con hijas naturales. Mi madre tardó meses en cobrar la pensión.
No puedo recordar el día de la muerte del coronel porque todavía siento su presencia. Este 20 de junio hubiera cumplido 87 años. Hace más de diez años que ha muerto, pero sigo acordándome de su cumpleaños, porque su santo es mucho más difícil: la fiesta es movible. Mi padre se llamaba Trinidad, antes que la película, y se pasó toda su vida recibiendo cartas con el membrete de Sra. Doña. Para nosotros era Trino, un nombre mágico que era tres personas a la vez y no estaba loco. El nombre lo heredó de su abuelo, un zapatero emprendedor que hizo con sus hijas todo un imperio con fábricas de curtido, de calzado y de punchas (clavos), entonces muy importantes para el calzado. El abuelo también odiaba el nombre, pero cuando nació el último nieto cambió de opinión y decidió que se tenía que llamar como él. Nadie se opuso. Todos sabían lo duro de su carácter, era un vegetariano que los domingos comía paella mixta porque los cristianos también pecaban. El dichoso nombre nos trajo complicaciones hasta después de muerto, un funcionario  que desconocía que los nombres relacionados con los principios religiosos no tienen sexo: Pilar, Virtudes, Trinidad, Felicidad, le confundió con una mujer y consiguió que fuera la primera mujer coronel del glorioso ejército español y el primer matrimonio homosexual con hijas naturales. Mi madre tardó meses en cobrar la pensión.
Se educó con los principios republicanos. A los dieciocho años tuvo que ir a la guerra. Estudió Matemáticas en la Universidad de Barcelona, en el título pone Ciencias Exactas (¡lo que cambia la ciencia!) y para poder sobrevivir en la posguerra volvió a vestirse el uniforme. Fue amenazado en plena transición por ser un coronel demasiado tibio, partidario de la UMD (Unión Democrática Militar) y por votar a Suárez. Su trabajo, era ingeniero de Armamento y Construcción, le hacía estar pendiente de él las 24 horas al día. Como en la película El salario del miedo, transportó nitroglicerina desde Murcia hasta Valencia, como quien lleva naranjas. Era pequeño, “amañosico” como decimos en Villena (fuimos colonizados por aragoneses), inteligente, honrado y bondadoso. Escribió una novela que envió al premio Nadal sin ningún éxito. Y se metió siempre en aventuras editoriales, escribiendo en revistas que no leían ni los propios redactores. Siempre estuvo con los que sufrían y nunca alabó al poder zafio, irresponsable y jerarquizado. Tenía un amigo anarquista de la juventud y se iban los dos en las tardes de verano a pasear por el castillo de Villena, a donde sólo acudían los enamorados furtivos y los ladrones, a hablar tranquilamente de sus cosas, de sus ilusiones perdidas. Sufrió un exilio interior extraño, no comulgaba con los principios de la época, pero no tuvo valor par dar carpetazo a esas páginas de su vida y abrir otras nuevas. Su verdadera vocación fue la de profesor. Al final de su vida no fue feliz y, si lo parecía, era para contentar a su familia. Se quedó esperando el ascenso a general.
Aunque no he heredado ni su pelo liso ni su valentía, digo las mismas cosas que él decía, tengo frases para todo:
-“El matrimonio es una plaza sitiada, los que están fuera quieren entrar y los que están dentro quieren salir”.
-“La vida es, en la mayoría de los casos, un esfuerzo inútil”.
-“La gente se divide en cuatro clases: tontos-tontos; tontos-listos; listos-listos y listos-tontos. Los peores son los tontos que se creen listos y son los que suelen tener los puestos más importantes”.
-“Lo difícil es querer por los defectos, no por las virtudes”.
-“El primer día que conoces a una persona te fascina, pero luego te darás cuenta de que repite siempre lo mismo”.
-“No te preocupes excesivamente por las cosas, piensa que dentro de diez años ya no te acordarás de lo que sufriste”.
-“Lo mejor de los viajes es el reencuentro”.
“La mujer es como un buen puro habano, hay que saberlo saborear. Desconfía del hombre que no sabe encenderlo”.
-“Cuidado con los regalos envenenados o con las jaulas de oro”.
-"Dejas de ser joven cuando el padre de tu amigo te llama de usted".
-"La fantasía es un puente entre la verdad y la mentira".
Era un hipnotizador de las palabras. Su sentido del humor lo llenaba todo. Contaba los chistes y los trabalenguas como nadie. Siempre estabas ahí, tendiéndome tu mano inmensa.
Te fuiste sin que te pudiera decir todo lo que te quería. Me duelen los besos que no te he dado. Lo que daría para que me llevases otra vez sobre tus hombros, a “cosqueretas”, y me comprases caramelos de la viuda de Solano, como cuando era niña. Gran coronel, pequeño gran hombre, pequeño filósofo, papaíto, te quiero.
En el año 2013, finalizó su tesis doctoral Francisco González Arroyo (La Fábrica de Polvoras y explosivos de Granada; págs 496-501) donde realiza una semblanza de mi padre que le agradezco: "Durante los largos siete años que estuvo dirigiendo los destinos de nuestra fábrica, dejo bien patente su enorme bonhomía y su acendrado sentido de la justicia social".

Aquí estoy en brazos de mi padre en la colonia militar Arroyo Meaques por el año 1956 (Campamento, Madrid).
Mi hermana Mª Carmen una de las pocas veces que se estuvo quieta y se dejó retratar.
Mi padre, Trinidad Cuéllar Caturla, coronel ingeniero de Armamento y Construcción, director de "El Fargue" de Granada. Fue socio fundador de la comparsa "Los Piratas" . Tradujo del inglés en 1966 Fundamentos de Matemáticas preuniversitarias y Fundamentos de Álgebra (1969) en ediciones del Castillo. Escribió una novela que mandó al premio Planeta Juicio de conciencia y fue director de la revista FA-MA de la fábrica de pólvoras de La Marañosa.
Mi tío y padrino, Antonio Cuéllar Caturla, que en 1940 fue alcalde y luego archivero de Villena (Alicante). Durante un tiempo también tuvo una fábrica de zapatos.


" En Villena, hasta que mi padre hizo su casa, siempre estábamos con los abuelos, y a mi me encantaba. Todas las vacaciones íbamos, la abuelita, aunque ya se veía poco, me enseñó a hacer punto de media y labores. Yo disfrutaba con ella. Y del abuelito, qué te puedo decir. Era el hombre mejor del mundo. Era muy expresivo. Demostraba su cariño continuamente, y fíjate si yo lo admiraba, que siempre pensaba que quería un hombre como él para mí. Obviamente me equivoqué o yo pedí demasiado.
El abuelito siempre decía que sus apellidos eran Cuéllar y de la Torre, y que había nacido en Campanario (Badajoz). El abuelo no tenía mucho trato con su familia. Parece ser que no eran del agrado de la abuelita, ya de mayor, un día conocí a un hermano suyo. Eran muy parecidos, no sólo en el físico, sino, sobre todo en la forma de hablar. Y aquí en Valencia, vivía una sobrina de él. A menudo venían a visitar a mi madre, pero ya hace mucho tiempo que no sé nada de ellos.
Yo también recuerdo las visitas de aquella casa. Las hijas de una hermana de la abuelita que venían de Alicante. Yo me quedaba admirada oyéndolas y viéndolas vestidas tan modernas y tan guapas. Otro sobrino, Miguel Ferriz Caturla, quería un montón a la abuelita; era guapísimo, y yo los encontraba a todos simpatiquísimos.
Hay una virtud muy sobresaliente en ellos, mi madre la heredó y también nos la inculcó a nosotros, el no hablar mal de nadie. Si tuve una infancia feliz, a ellos le pertenece. Me gustaría que cuando yo ya no esté, los míos me recuerden con tanta intensidad como yo sentí su presencia y su ausencia."
 En la cuna de Chapí no podía faltar un primo de mi padre músico, Alberto Pardo Caturla., compositor del pasodoble «Día 4 que fuera».
En la cuna de Chapí no podía faltar un primo de mi padre músico, Alberto Pardo Caturla., compositor del pasodoble «Día 4 que fuera».Hurgando por casa he encontrado dos fotos de estudio de las dos familias como debía ser costumbre por aquellos años. La primera es una post-card, fechada en Villena (8-IX-1919) dedicada a la Señorita Virtudes Caturla ("Tus hermanos y sobrinos que mucho te quieren te felicitan el día de tu santo"). Mi padre, al que llamaban "Trinito", vestido de niña es el del centro. A la derecha, con sus mejores galas, mi tía Leonor.
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| Anuncio de la Revista Azul, 1940 | 

Mi primo Vicente Soler Caturla me ha pasado una foto de 1915 de su abuelo Manuel Caturla García, el primogénito de Trinidad Caturla y una curiosa tarjeta (1930), con dibujos muy típicos de la época, de un representante de la empresa que se encargaba de recorrer toda la geografía española antes de cada temporada ofreciendo sus productos y recogiendo pedidos. Él ha elaborado el árbol genealógico de los Caturla que se remonta a Juan Caturla (1470) nacido en Cangas de Onís, sus descendientes llegaron a Alicante en 1590. También tiene todos los datos con fechas de nacimiento y defunción de los descendientes del patriarca.
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| Manuel Caturla | 
 Buscando en internet he encontrado la respuesta a mi pregunta sobre dónde había ido a parar toda la maquinaria:  a la empresa Caturla y Robledo que se fundó  en 2010 y, aunque su página web dice que tiene su sede en Villena, la dirección de la fábrica está en Elda. Supongo que habrá que seguir investigando, pero ahora sé que todo el esfuerzo de mis antepasados no fue en vano.
Buscando en internet he encontrado la respuesta a mi pregunta sobre dónde había ido a parar toda la maquinaria:  a la empresa Caturla y Robledo que se fundó  en 2010 y, aunque su página web dice que tiene su sede en Villena, la dirección de la fábrica está en Elda. Supongo que habrá que seguir investigando, pero ahora sé que todo el esfuerzo de mis antepasados no fue en vano. 03600 ELDA (Alicante)
El 11 de diciembre del 2021, la Covid y un linfoma se han llevado a mi primo Emilio Cuéllar Díaz. Con él se pierde el nombre de mi abuelo porque no se lo puso, como era tradición, ni a su hijo ni a sus nietos. Ha muerto prematuramente a los 75 años, a la misma edad que mi padre; precisamente, la última vez que lo vi fue en el cementerio, porque él se encargó del entierro de sus cenizas. Era el más guapo de los primos y el más parecido al abuelo: alto, rubio, con los ojos azules, parecía un galán de cine de finales de los sesenta. Y también simpático, sensible y cariñoso. Tuvo cuatro hijos y numerosos nietos; en la foto que su mujer Pilar tenía en whatsapp aparecía rodeado de sus nietos, y se podía ver cómo la lotería genética ha repartido salteadas sus características físicas a su progenie, todos se le parecen pero solo un poco. Durante sesenta años vistió el blanco y negro de la comparsa de Estudiantes. Hoy el luto lo llevamos todos los que le conocíamos.
| Emilio con Pilar, sus hijos y algunos de sus nietos | 
Me he dado cuenta de que la entrada, que se ha ido haciendo a medida que iba teniendo noticias de la familia, está un poco confusa. Espero tener tiempo y poder reestructurarla para que quede todo más claro. Gracias a todos los que me habéis ayudado. Seguiré en ello.
 



















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10 comentarios:
Gracias a esta entrada tan bonita ya sabemos de quienes son los rostros que nos acompañan y observan desde las fotos de la estantería cuando vamos a visitarte o a grabar.
La primera foto es insuperable. No has cambiado nada.
Mil besos.
Hola, te podria ayudar con alguna foto. No se como contactarte. Un saludo.
Escribe aquí lo que quieras. Antes de publicar algo en el blog se nos pide nuestro consentimiento. Gracias
Beatriz, gracias por tu interés y por los datos que me aportas. Cuando tenga tiempo, completaré los datos de la foto de la boda. Un abrazo.
Hola Mª Angeles, una de mis hijas me ha contado esta mañana que anoche habìa visto esta pagina buscando algo sobre mi madre (fallecio el 30 de abril) y dentro de la pena que tengo me ha dado alegria verla en la foto de la boda... me ha gustado mucho la pagina.
Buscando información de personas que han pasado por mi vida, no podía olvidar a Don Trinidad Cuéllar Caturla.
Yo estudié en la escuela de formación profesional de la Fábrica de Pólvoras de el Fargue, donde por entonces, 1978, Don Trinidad, era el director de la misma. Además de esa responsabiliduad, él era el que ejercía de profesor de inglés en dicha escuela.(sin duda disfrutaba del ejercicio de enseñar).
Recuerdo bien a aquel afable hombre( al menos ese es mi recuerdo) y lo recuerdo en la definición que de él da su hija "Era pequeño, inteligente, honrado y bondadoso.
Yo tuve la fortuna de ser el número uno de mi promoción y por ello tuve la oportunidad de contar con algunos de sus consejos, que me han servido a lo largo de mi vida para intentar ser buena persona.
Todas las bondades que cuenta su hija sobre él estoy seguro que fueron así, porque en el ámbito en el que yo le conocí así lo acreditan.
Mi más profundo reconocimiento a Don Trinidad,Un buen hombre.
Muchas gracias por tu comentario, tus palabras me han emocionado profundamente. Un fuerte abrazo.
Muchas gracias prima por las palabras que le has dedicado a mí hermano . También me ha emocionado la historia de tu padre , " el tío Trino " que yo por pequeña o desinterés ,desconocía . De las pocas veces que lo vi en mi vida ,el recuerdo que tengo es de bondad.
Buenas tardes, soy hija De Vicente Soler Caturla , me gustaría poder hablar contigo. Un abrazo
Llámame si tienes mi teléfono o mándame el tuyo al correo gelescue@gmail.com. Un abrazo.
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