Gracias a la amenaza de multa sobre una parcela por no limpiarla, el destino ha hecho que conozca a dos singulares villeneros. Los dos se llaman Pedro y tienen mucho en común. Con una mirada clara y con el peculiar acento de la zona me han sorprendido porque están dispuestos a hacer un favor sin mirar a quién. De formación autodidacta, más listos que el hambre, se han forjado desde muy jóvenes en distintos trabajos. Dos tipos singulares, inquietos y extrovertidos que saben desenvolverse en la vida y disfrutar de ella. No saben lo que es aburrirse, aman su trabajo y son pozos de sabiduría. Pedro Sanjuan, el mayor, electricista jubilado, tiene una parcela en La Mina. Pedro Casanova, el menor, es "podaor" (podador) y vecino de la zona donde vive con su perro rodeado de ocas y gallinas. Ha sido un placer conocerlos, con ellos he pasado unos ratos estupendos.
En los vídeos siguientes se puede ver como estaba la parcela antes y después. Ahora que he cumplido como ciudadana espero que el ayuntamiento cumpla con la parte que le corresponde y arregle las aceras y la carretera. No podemos construir ni tampoco vender porque la urbanización está en un limbo jurídico y nadie nos la compraría.
Peluquero de árboles
Pedro Casanova,
el "podaor", tiene 42 años, es atractivo, agnóstico y sentimental. Posee un cuerpo fibrado, tostado por el sol y adornado con tatuajes. El apellido Casanova le viene que ni pintado. Esconde
una mirada inquietante de profundos ojos
azules detrás de unas gafas de sol y de vez en cuando te regala una carcajada
al terminar una frase.
Su abuelo al que admira mucho le regaló una azada para que le acompañase en las tareas del campo que aún conserva aunque no sepa dónde está. Sabía desde pequeño que del campo no se podía vivir y ha pasado por todos los trabajos que le ofrecía el pueblo y los alrededores: fábrica de calcetines, de telas, de calzado, de patatas fritas. Ha desempeñado los oficios de encofrador, montador de cristales y de cubiertas de chapa, además de camarero en la Cábila de Villena. Y en todas partes ha dejado memoria agradable de él. A este niño grande le encantan los niños, adora a sus sobrinas. A los 33 años accedió a la universidad para estudiar magisterio, solo le falta un año para terminar la carrera. Su vida cambió cuando se encontró con una cuadrilla de Benejama que le enseñó el oficio de podador. Ahora es autónomo, no depende de nadie ni nadie de él. Ha conseguido trabajar en el campo rodeado de paz y tranquilidad, donde ve amaneceres, escenarios nuevos cada poco tiempo y es feliz. Su lema es "Ama lo que haces y no trabajes, disfruta cada día y conecta con la naturaleza".
Poda sobre todo olivos, su árbol favorito, pero también frutales y almendros, cada uno ellos tiene una particular forma de poda que hay que conocer. Distingue entre la poda curiosa que hacen los profesionales y la poda de marrano que hace cualquiera. Para podar los olivos solo necesita su fuerza y habilidad, una gorra, guantes, cascos para el ruido y una motosierra. Se considera ecologista, clasifica y reutiliza los desechos de las podas. Está en contra de los paraguas para recoger la aceituna porque acaban destruyendo el árbol y desperdician el fruto, se usan es porque la mano de obra es más barata.
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.