jueves, 2 de febrero de 2023

Las cigarreras en la Literatura: Romanticismo y Realismo

Las cigarreras' de Gonzalo Bilbao (1915)

 El  DRAE afirma que la palabra cigarro proviene del maya "siyar", pero otros autores afirman que deriva de la voz cigarra (a su vez derivada del latín "cicada"), nombre del ruidoso insecto al que recordaban por su aspecto las hojas de tabaco enrolladas formando un cilindro que se introducía en la boca por una de sus puntas y se encendía por la opuesta. Hacia finales del siglo XIX, existían en España distintas fábricas de tabaco en Sevilla, Cádiz, Alicante o Madrid, que se encargaban de elaborar el tabaco venido de América. El oficio en un principio fue también de hombres, pero pronto las mujeres los relegaron porque su habilidad con las manos, más finas y pequeñas, permitían liar más rápido el tabaco y, sobre todo, porque se las consideraba poco conflictivas y cobraban menos.

La cigarrera española ha dado vida a uno de los seres más insólitos de la cultura popular y casi universal, el mito de Carmen: una mujer independiente, rebelde y apasionada. Por la ópera Carmen de Bizet (1875), basada en la novela de  Prosper Mérimée (1847) nos ha llegado una versión romantizada del oficio. Concebida por una imaginación francesa, recibió los legados míticos de la mujer fatal y los atributos pintorescos de la época. Su historia no puede tener más tópicos, una cigarrera gitana que traerá la desgracia de los hombres con los que se cruza, desde un torero granadino a un cabo navarro. La narración está ambientada en la fábrica de tabacos de Sevilla.

Pero la realidad de las cigarreras fue menos sofisticada y bastante más interesante. Fueron las primeras mujeres que lucharon en grupo por sus derechos y en afiliarse a los sindicatos. Constituyeron una Hermandad de Socorro para ocuparse de toda aquella compañera que se encontrase en apuros y consiguieron salas de lactancia y escuelas. Finalmente, no pudieron competir con la llegada de la maquinaria de producción.

Para conocer mejor a estas mujeres es imprescindible acercarnos al artículo «La cigarrera», publicado en la colección costumbrista Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas a principios de la década de 1880, y a la novela La Tribuna (1883), ambas de la escritora realista Emilia Pardo Bazán. En el prólogo, la autora califica la novela como un «estudio de costumbres locales», aunque dada la presencia en la trama argumental de sucesos políticos tan recientes como los derivados de la revolución de septiembre del 68, decidió situarla en un microcosmos de ficción, Marineda, trasunto de la Coruña. Como era preceptivo en la novela realista, se documentó durante dos meses, oyendo conversaciones, delineando tipos, cazando al vuelo frases y modos de sentir: "Me procuré periódicos locales de la época federal (que ya escaseaban); evoqué recuerdos, describí la Coruña según era en mi niñez (…) y reconstruí los días del famoso Pacto, episodio importante de la historia política de esta región..." La novela nos presenta la evolución de una niña, Amparo, de condición humilde y aficionada a callejear sin rumbo, hasta convertirse en una atractiva obrera revolucionaria, que recibirá el apodo de «Tribuna del pueblo». La protagonista está Inspirada en la figura histórica de Águeda Montes, La Republicana, una revolucionaria santanderina que provenía también de una tabacalera. También se ha relacionado la novela con la obra de Faustina Sáez de Melgar, Rosa la cigarrera de Madrid (Barcelona, 1872).

El relato "La cigarrera" (descargar aquí) de rápida y amena lectura nos dará una idea más acertada del duro trabajo de estas mujeres con pinceladas naturalistas. El artículo vaticina la desaparición del oficio de cigarrera por los higienistas y moralistas que proscriben el tabaco que junto al café y el alcohol son los verdaderos venenos intelectuales de los hombres. De su pluma asistimos a la descripción de la fabricación del tabaco a destajo en los talleres insalubres que sostiene el Estado ("colmena inmensa donde las abejas son mujeres, y la miel y la cera puros y pitillos"), donde son ayudadas por sus hijas. Las cigarreras son listas en el trabajo, tienen opiniones políticas, son más atrevidas y libres que las otras mujeres del pueblo y están unidas por misteriosos lazos sociales ("por esa especie de solidaridad masculina de los clubs, de los círculos"). Finalmente, la autora considera: "Mientras haya sol y hombres, habrá cigarros".




Recientemente se ha estrenado una adaptación teatral de la novela de Emilia Pardo Bazán "La Tribuna", en la que su director, Cándido Pazó, subraya el mensaje feminista de la obra y el papel de la mujeres en la historia de la lucha obrera. Siete mujeres son las protagonistas de "Cigarreras", dos de ellas vivirán un amor imposible, una con un burgués y la otra con un militar, de tal manera que puede interpretarse como un testimonio de la crisis de la "Gloriosa".


Para saber más


lunes, 23 de enero de 2023

VNA SALVS, Virgilio

 

VNA  SALVS   

 Es de un verso de Virgilio (Eneida II 354). El hexámetro completo dice:

                        Una salus victis nullam sperare salutem.   (‘la única salvación para los vencidos es no esperar ninguna salvación’) 

     Lo dice Eneas en el momento crucial de la Iliupersis o destrucción de Troya. El héroe ha reunido un puñado de jóvenes para intentar una defensa desesperada frente a los griegos y les lanza una arenga que acaba con las palabras citadas. La frase anterior dice: Moriamur et in media arma ruamus (‘muramos y lancémonos en medio de las armas’, con su razonable hýsteron-próteron incluido); es, por tanto, un exhorto a ‘morir matando’ o ‘vender caras sus vidas’, como dicen los tópicos bélicos, que cumplirán efectivamente muriendo todos ellos, menos Eneas, claro, que es el chico de la peli.

     Durante mucho tiempo tomé el verso Vna salus… como un lema, olvidando la parte anterior por su militarismo suicida. Lo sentía como una última rebelión negativa frente a la derrota vital que nos suele acontecer al llegar a la mediana edad. La tranquilidad de la desesperación permite sentarse al borde del sendero y ver pasar cadáveres de amigos y enemigos, sin saber tampoco si eres uno de ellos, pero ya no importa.

      Al cabo, sin embargo, como también suele ocurrir, se empieza a ver todo con la distancia que va procurando la edad, y por tanto con mayor ironía, incluido uno mismo.

      Un anónimo tardío (y por ello, como es habitual, muy inferior al verso virgiliano que remeda) evoca un sentimiento semejante al que ahora refiero:

                       Una salus victis risum reputare salutem.

   (‘la única salvación para los vencidos es considerar la risa como una salvación’)

     Pero ya no es tiempo de lemas vitales ni divisas blasónicas, y en este resbaloso mundo nuestro las ideas y las palabras son también escurridizas y multiversas. En otra ocasión podremos ver alguna más.


domingo, 22 de enero de 2023

gordofobia/ginecomastia

 

En la vida social tenemos que aguantar a muchos indeseables, metepatas e irresponsables. Pero entre todos ellos destacan los que carecen de empatía, que por hacer una gracia, casi siempre clasista, homófoba o machista, llegan incluso a atacar a su propia familia. Se sienten los más listos y más guapos porque nadie osa hacerles frente. Los demás, bien por aburrimiento o por no aguar más la fiesta, nos callamos. Pero lo peor es que si hablásemos daría igual, porque ellos ni atenderían ni entenderían, solo levantarían el tono de voz, porque creen tener razón. Pasan por la vida sin reflexionar, sin leer, ciegos y sordos.

Este verano fui calificada de "gordita" sin venir a cuento por la dueña de la casa a la que había sido invitada a su piscina. Me callé, pero me sentó como un tiro, sobre todo por el condescendiente diminutivo que no tenía nada de cariñoso. Además yo no tenía ninguna confianza con ella ni con su familia. Horas después, su marido se metió con su nieto preadolescente con una broma terrible delante de un grupo de personas: "Nene, como sigas así, te voy a tener que comprar un sujetador". El niño se quedó aturdido ante tamaña bofetada, luchó por no llorar y se marchó cabizbajo. Inmediatamente fui a su encuentro y lo abracé diciéndole que era el niño más guapo y listo del mundo, que ya crecería y la pesadilla desaparecería, que el crecimiento hace que unas partes se desarrollen más que otras sin concierto ninguno. Me miró y me reconfortó diciendo: pues a mí no me parece que estés gorda. Acabamos riéndonos.

Al rechazo a los cuerpos grandes y gordos se le llama gordofobia. Sin ir más lejos a mí me pasa con mi propio cuerpo, me odio por haberme convertido en una persona gorda y por eso me solidarizo con todas las "gorditas". Pero me rebelo cuando el blanco de las bromas es un menor que está en proceso de crecimiento, no entiende lo que le está pasando y carece de armas para defenderse. No hay derecho a meterse con el físico de nadie, ni a humillarle delante de los demás por ser diferente. Las madres y los padres tienen una misión titánica para que niños y niñas no padezcan los complejos instigados por la sociedad. La gente que no sigue los cánones tradicionales tiene dieciocho veces más riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria. Hay que insistir y transmitir que el valor de las personas no reside en el aspecto físico. Puede que en el cole o en la calle las conductas gordofóbicas golpeen a los niños o adolescentes, pero la familia tiene que ser un lugar seguro. Hay que reforzar que lo importante es lo que son, no como los ven los demás. El aumento del volumen de las mamas en un niño debido al desarrollo se denomina ginecomastia. En la mayoría de ocasiones no se trata de la manifestación de una enfermedad, sino de situaciones normales y transitorias, como en el caso de los bebés y preadolescentes. 

La anécdota me la ha recordado la lectura del artículo Gordofobia en la consulta médica, de la que ha había hablado en mi entrada ¡Como odio a mi endocrino!. 

viernes, 13 de enero de 2023

La sanidad en lucha

 



miércoles, 11 de enero de 2023

Reflexiones sobre el juramento de Rishi Sunak sobre el Bhagavad-Gita


Este comentario se me traspapeló, tenía que haberlo puesto en la fecha correspondiente, el 24 de octubre del año pasado.


Según informan los medios, el premier británico Rishi Sunak no ha jurado su cargo sobre la Biblia, como es tradición, sino sobre el Bhagavad-Gita, uno de los libros sagrados del hinduismo, religión profesada por este político.

    El Bhagavad-Gita (Canto del Bienaventurado), que consta de 700 versos en sánscrito, está incluído en el inmenso poema épico Mahabhárata y, como este, ha sido atribuído al legendario Vyasa, y por ello se puede considerar anónimo. La fecha de composición, muy dudosa, puede estar entre los siglos II a. C. y I-II d.C.

    Al comienzo de la obra, a punto de librarse una gran batalla, el héroe Arjuna siente desfallecer su ánimo al pensar en la cantidad de hombres que van a morir, muchos de ellos, en ambos bandos, parientes y amigos suyos. Tal derramamiento de sangre sería un gran pecado que le haría infeliz para siempre. Se pregunta incluso si no sería mejor ofrecerse inerme al enemigo y morir antes de acometer semejante matanza. Arjuna tira el arco y las flechas y se sienta, completamente hundido, en el fondo de su carro.

   El momento es de una enorme grandeza por lo que significa de evolución mental y espiritual frente a la barbarie primitiva de la guerra. Bien es verdad que Arjuna menciona entre los efectos perniciosos de la contienda el que muchas mujeres, al quedarse sin maridos o novios, se “pervertirían” procurando casarse con hombres “de otras castas”, y la confusión de castas traería la destrucción del mundo. Esta postura nos dice ya algo de lo que luego será el mensaje central de la obra. Pero aun así hay que valorar una de las más claras prefiguraciones de la objeción de conciencia, con 2000 años de antelación.

    Entonces le habla su auriga, que es nada menos que el dios Krishna, y le reconforta para que se lance sin vacilar al combate. Le explica que lo que importa no es el cuerpo, ni el dolor, ni la muerte, sino el alma, que es eterna, no ha sido creada ni puede morir, y cuya meta es mejorar y purificarse para, tras reencarnarse en otros cuerpos, sumirse en lo divino.

    Y Krishna va exponiendo las vías que debe seguir el sabio para lograrlo y convertirse en verdadero yogui, superando el karma (ley universal de la reencarnación), una prolija explicación que llena el grueso de la obra, repartida en 18 capítulos.

    Ante todo, cada uno debe cumplir su dharma (ley moral individual), que le une a una casta y a una misión concreta. En todas las posiciones de la vida se puede y se debe aspirar a la perfección, sin ambiciones ni apegos, para alcanzar la unión con la divinidad o yoga, palabra india de la misma raíz indoeuropea que nuestro “yugo” y su extensa familia (junto, juntar, conjunción, junta, yunta, ayuntamiento, conyugal…). Lo esencial es pensar en el alma y no en el cuerpo. Como dice Krishna en el capítulo 2º, “el hombre iluminado no se entristece por los vivos ni por los muertos”. Es el desapego. Hay que entregarse a la acción, pero sin pensar en los frutos de la acción. (¿Renunciará Sunak a “los frutos de la acción”, o sea a su sueldo como primer ministro?)

     Arjuna pertenece a la casta de los guerreros, y como tal su deber es luchar, sin importarle la victoria o la derrota, la vida o la muerte. “Si mueres, irás a los cielos; si vences, serás el señor de la tierra: levántate y lucha”. En el resto de la obra Krishna despliega su doctrina con todas las vías para alcanzar la perfección: renuncia, desapego, devoción, meditación, sabiduría… Al final, Arjuna, lleno de valor y entusiasmo, se lanza a la batalla.

    El prenombre de Sunak es Rishi, que significa “sabio inspirado”. Esperemos que haga honor a ello, aunque no se sabe si sería peor un “ateo malvado” o un fiel creyente de tales enseñanzas.

    Entre otras versiones en español de la Bhagavad-Gita pueden consultarse la de José Barrio (Madrid-Buenos Aires, Aguilar 1953) y la de José Alemany, de fines del XIX y varias veces reeditada (Barcelona, Orbis 1986). Hay otras más recientes, como la de Consuelo Martín en Trotta (Madrid, 1997; varias reediciones), con interesante introducción y un extenso comentario indio medieval que multiplica varias veces el texto del poema.

 Sigo apostando por los estados laicos donde hay una separación Estado-Iglesia y no es necesario jurar sobre un libro sagrado como la Biblia, el Corán o la Torá como es tradición en otros países. Basta con jurar la Constitución, el único libro para todos que supone una apuesta por dejar todo signo religioso en el pasado para entrar verdaderamente en el siglo XXI.

martes, 10 de enero de 2023

Doña Emilia ilustrada, los cuentos de Pardo Bazán en el centro Clara del Rey

 

El recorrido por la exposición ‘Los cuentos de doña Emilia’, publicados en la revista Blanco y Negro, nos acerca a 14 de los más de 600 cuentos que escribió doña Emilia Pardo Bazán a lo largo de su vida. En ellos encontramos un desfile de diferentes personajes de todas las condiciones; temas universales como el amor, la religión, el terror o la historia; la preocupación de la autora por los temas sociales y políticos; y la vinculación a su tierra, Galicia. Los cuentos son un fiel reflejo de la sociedad española de finales del siglo XIX y principios del XX. El principal ilustrador de los cuentos de la autora gallega es Narciso Méndez Bringa, un todoterreno de la ilustración literaria.

-‘Primaveral-Moderna’ (18/09/1897). Sátira en la que 2 personajes muy distintos coinciden en un tren. Y, como telón de fondo, la belleza y la naturaleza también lo hacen.

-‘Entre razas’ (11/06/1898). Historia de un hombre español que recibe la visita de un estadounidense. Y ese encuentro permite conocer 2 modos de vida y cultura muy distintos en la época.

-‘Zenana’ (12/10/1898). Alejandro Magno y Zenana son los protagonistas de esta historia de amor. Y en ella la belleza puede parecer lo más importante… ¿O no?

-‘La exangüe’ (15/04/1899). Un cuento que se desarrolla en Filipinas durante el alzamiento contra España. Y narra la relación entre un doctor y diferentes personajes.

-‘La enfermera’ (5/05/1903). Una historia idílica de 2 personajes, un enfermo y su mujer.. Aunque no todo es tan idílico como se presenta.

-‘El montero’ (18/07/1903). Narra la vida de un cantero, cuya historia se transforma tras una huelga y un accidente con otros trabajadores.

-‘Comedia’ (4/03/1904). Cuenta la vida de Lorenza, una niñera que cambia la vida del campo por la ciudad. Y cuyo amor por un actor le lleva a un trágico final.

-‘La mujer española’ (5/01/1907). Una historia que acerca al lector la postura de la propia autora sobre el feminismo. Así como a la situación de la mujer en España en el año de su publicación.

-‘Error de diagnóstico’ (21/12/1907). El futuro de una adolescente cambia de un día a otro sin conocer en realidad qué lo ha provocado.

-‘La clave’ (7/11/1908). Un encuentro entre Tolina y Calixto. Su futuro, su herencia, nada es lo que parece.

-‘La Pepona’ (2/02/1909). La triste historia de una niña de 2 años que es robada durante un paseo dominical. Y cuya vida transcurre a partir de entonces en el mundo de la mendicidad hasta su edad adulta cuando logra descubrir sus orígenes.

-‘Las náufragas’ (19/06/1909). Un cuento que tiene como telón de fondo un negocio ruinoso y los avances de la ciencia.

-‘La danza del peregrino’ (8/10/1916). Un relato ambientado en Santiago de Compostela. Y que se centra en la figura de un ermitaño y en su viaje a la catedral compostelana para conocer la figura del santo.




https://pongamosquehablodemadrid.com/2023/01/20/los-cuentos-de-dona-emilia-en-el-distrito-salamanca/

jueves, 29 de diciembre de 2022

Temístocles y la memoria

       


Una anécdota de Temístocles, general y político ateniense del s. V a.C., vencedor de los persas en Salamina, hombre de gran talento. La cuenta Cicerón en De oratore (‘Sobre el orador’), II, LXXV.

   

 Se le acercó un hombre sabio para ofrecerse a enseñarle las artes mnemotécnicas, que por entonces empezaban a divulgarse. Temístocles le preguntó qué podía conseguirse con aquel arte, y el maestro le respondió que podría recordarlo todo. Y Temístocles le dijo que le haría un mejor servicio si le enseñaba, no a recordarlo todo, sino a olvidar lo que quisiera. De ahí puede deducirse, según Cicerón, que aquel hombre insigne recordaba todo lo que entraba en su mente, aunque fuera una sola vez.

    La formulación más precisa de la frase atribuída a Temístocles la da también Cicerón en otra obra, De finibus bonorum et malorum (‘El supremo bien y el supremo mal’), II 104:

    Memini etiam quae nolo, oblivisci non possum quae volo.

(‘Recuerdo incluso lo que no quiero, no puedo olvidar lo que quiero.’)