El blog Madrid a 360º de Jesús Calleja nos ofrece fotos de Madrid desde otro punto de vista. Este ingeniero informático lleva más de 15 años haciendo fotografías panorámicas de lugares emblemáticos de la capital y de la Comunidad. Merece la pena visitarlo. Pocos son los lugares que todavía no ha podido captar con su cámara. Incluyo una panorámica de san Antonio de los Alemanes en el blog, junto a tres fotografías de lugares que tienen un interés especial para mí. Dos están en la calle San Bernardo y el último, el Cuartel General del Aire, en Moncloa, allí trabajé tres años en la última planta donde estaba instalado provisionalmente el Ministerio de Defensa durante la transición.
El paraninfo de la Universidad Complutense (San Bernardo)
En el Museo del Prado, ahora sin visitantes, se expone, desde
junio de 2018, El Tesoro del Delfín,
una colección de vasos en cristal de roca y piedras ornamentales, enriquecidos
en su mayoría con guarniciones de oro y plata, y con diamantes, rubíes,
esmeraldas, perlas y otras gemas. Las piezas fueron traídas a España por Felipe
V, primer rey Borbón español y nieto de Luis XIV, que las heredó de su padre, Luis, el Gran
Delfín de Francia (1661-1711).
Este lujoso conjunto viene ahora a completarse por unos meses
con la exposición temporal (programada desde el 9 de marzo hasta 13 de
septiembre de 2020) El otro tesoro: Los
estuches del Tesoro del Delfín, compuesta por ciento un estuches que, junto
con los veintitrés expuestos en la sala del Tesoro del Delfín, fueron diseñados
para proteger esas piezas. Fabricados en madera con forro de diversos
materiales, están recubiertos por finas pieles o ricas telas y decorados con
estampaciones heráldicas. El conjunto constituye uno de los más completos del
mundo, con ejemplares de los siglos XVI al XVIII.
Mientras leía la información, me preguntaba si algún estuche no pudo proteger alguna de esas hermosas obras de arte en sus múltiples viajes. En seguida me acordé del
microrrelato de Julio Cortázar Historia
verídica, donde el protagonista intenta proteger sus gafas de una caída con un nuevo estuche
acolchado, pero el destino hace una de las suyas y se produce un extraño
milagro, acaban rompiéndose. Pertenece al libro "Historias de cronopios y de famas" (1962), conjunto de sueños y maravillas en los que
autor argentino nos muestra su universo mágico y absurdo, tan real como la vida misma, una muestra más del
profundo sentido lúdico que puede tener la literatura.
Historia verídica
A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un
ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo
porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro
que por milagro no se le han roto.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y
comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se
encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero
almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde
se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los
anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los
designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha
ocurrido ahora.
Ahora que estamos recluidos por el coronavirus, con tiempo para leer y reflexionar, es
bueno recordar que la Literatura también ha ganado con las cuarentenas a través de libros que evocan o anticiparon lo que hoy está sucediendo en el mundo. Una vez más, la Literatura,
como otras formas de creación y entretenimiento, sirve para encontrar consuelo
en medio de la adversidad y para llenar de esperanza el tiempo de encierro.
En seguida nos viene a la memoria el Decamerónde Boccaccio, cuya historia transcurre en medio de la
epidemia de peste bubónica que diezmó a la población de Florencia en el año
1348, en el que no se abordan tanto los detalles de la enfermedad como la
oportunidad que les brinda a sus protagonistas de llenar su tiempo de
cuarentena, que pasan aislados en una casa de campo, de narraciones orales y de
imaginación. Y sus herederos: el Heptamerón
de Margarita de Valois; el Pentamerón
(también conocido por El cuento de los cuentos) de Giambattista Basile; y el
menos conocido, el Decamerónespañol, que escribió el poeta y
dramaturgo Vicente Rodríguez de Arellano en el año 1805. Este libro quizá sea
poco conocido porque su autor no pretendía pasar a la posteridad, ni ganar
ninguna gloria con sus páginas, sino sencillamente entretener.
Recordemos también La
peste, de Albert Camus; Los novios,
de Alessandro Manzoni; La peste escarlata,
de Jack London; Diarios del año de la
peste, de Daniel Defoe; El último
hombre, de Mary Shelley, La montaña mágica, Thomas Mann; La tierra permanece, de George R. Stewart;Ensayo sobre la ceguera, de Saramago; El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez; El quadern gris, Josep Pla; Némesis, de Philip Roth; Gripe mortal, de Pablo Caralps; Peste & Cólera, Patrick Deville; El sueño de la aldea Ding, de Yan Lianke;En el blanco, de Ken Follet; Apocalipsis, de Stephen King...
Algunas
especies arbóreas crecen sin que sus ramas se toquen, bajo sus copas se forma un entramado de líneas azules que se entrelazan
de forma extraña impidiendo que los árboles intercambien las ramas de sus
troncos para no tener que competir con la luz. Este fenómeno excepcional, llamado timidez botánica, suele producirse, sobre todo, entre árboles de la
misma especie. Existen varias conjeturas
sobre su origen, la mayoría de los especialistas consideran que este
desarrollo tiene como objetivo primordial evitar la propagación de plagas
de insectos; otros consideran que es una poda recíproca en zonas donde son
habituales los vientos, realizada por los propios árboles de manera natural, conscientes de las necesidades de sus semejantes. De este modo, los
espacios soleados entre las siluetas de las ramas sólo serían el resultado de una bella competición por la supervivencia.
A veces se
producen extraños paralelismos entre los seres humanos y la naturaleza. A mí estas
fotografías me parecen una hermosa metáfora de la fobia social, del miedo que
produce en algunas personas la interacción con los otros, motivado por factores
genéticos y experiencias traumáticas, que hacen que el individuo se comporte de
una forma tímida al no poder controlar sus emociones. Las personas y los árboles son conscientes de que tienen que protegerse del entorno creando un espacio vital, una coraza defensiva, un cordón sanitario, un foso de cielo, una grieta de timidez.
Por casualidad he vuelto a ver las pinturas de Botticelli
sobre el cuento del Decamerón de Boccaccio (Nastagio
degli Onesti, octava novella de la Quinta Jornada) y en el segundo episodio
he visto plasmada por el artista la timidez de los árboles (1.483).
María Moliner, autora del 'Diccionario de uso del español'
La
realidad está cambiando y ahora es difícil dar una clase de Lingüística sin
mencionar a alguna investigadora actual. En este artículo, la autora apremia a reconstruir la
historia de la mujer en el ámbito de las Humanidades.
"Pero no solo estamos hablando de hacer una historia de
la ciencia más inclusiva y amplia, sino de volver a los trabajos y hallazgos de
las mujeres que fueron pioneras en un ámbito científico, porque tal vez sus
trabajos merecieron más citas y mayor presencia en las aulas universitarias y
en la bibliografía. Pensaba estos días en las queridas filólogas españolas de
otro tiempo. Hemos recuperado, sí, la memoria de la lexicógrafa y bibliotecaria
María Moliner, autora de un diccionario original y sólido. Pero otros nombres
muy destacados siguen siendo conocidos solo para los muy iniciados, como el de
María Goyri (1873-1954), autora de páginas brillantes de investigación sobre el
romancero hispánico. Fue la primera mujer que estudió en la Facultad de
Filosofía y Letras, donde una rutina escalofriante la obligaba a acudir al aula
acompañada de un conserje que la escoltaba también en los descansos entre
clases. Conocemos por alguna crónica de la época su capacidad crítica; reclamó
en una tertulia con Emilia Pardo Bazán la necesidad de brindar a la mujer de su
tiempo una educación integrada y no limitada. Una figura intelectual de esa
altura hoy es conocida meramente por haber sido la mujer de un colosal maestro
como Ramón Menéndez Pidal. Y con el nombre de Goyri, vienen al recuerdo el de
otras filólogas empequeñecidas por la historia, como la dialectóloga y autora
literaria Josefa Canellada, Jimena Menéndez Pidal, Carmina Pleyan i Cerdà o las
muchas mujeres que participaron en campañas y colonias de la Institución Libre
de Enseñanza. Sus artículos y libros apenas serán citados en los grados y
másteres universitarios dedicados a la lengua y la literatura. Poco nos
hablaron de ellas en nuestro periodo formativo..."
Díaz Nosty recupera las voces de más de doscientas periodistas que, en su tiempo, rompieron moldes y buscaron espacios de igualdad. La docencia y el periodismo fueron ámbitos donde las mujeres cultivaron ideas de emancipación, a partir de posiciones muy distintas, para converger en una propuesta de sociedad más justa. Herederas, en unos casos, del librepensamiento, el anticlericalismo y la conciencia republicana, que, en los años veinte y treinta del pasado siglo, junto con otras de talante conservador, protagonizaron un periodismo creativo, moderno y crítico, abruptamente interrumpido por la dictadura franquista. Perfiles biográficos que descubren la audacia de las viajeras en tiempos difíciles, el tesón de las impulsoras del pensamiento feminista y el destino no deseado de más de medio centenar forzadas al exilio, fallecidas en muchos casos lejos de su tierra, sin olvidar a las fusiladas por la expresión libre de las ideas. Periodistas del siglo XX, nacidas antes de 1939.