jueves, 19 de marzo de 2020

Los estuches del Delfín y Julio Cortázar

En el Museo del Prado, ahora sin visitantes, se expone, desde junio de 2018, El Tesoro del Delfín, una colección de vasos en cristal de roca y piedras ornamentales, enriquecidos en su mayoría con guarniciones de oro y plata, y con diamantes, rubíes, esmeraldas, perlas y otras gemas. Las piezas fueron traídas a España por Felipe V, primer rey Borbón español y nieto de Luis XIV,  que las heredó de su padre, Luis, el Gran Delfín de Francia (1661-1711).
Este lujoso conjunto viene ahora a completarse por unos meses con la exposición temporal (programada desde el 9 de marzo hasta 13 de septiembre de 2020) El otro tesoro: Los estuches del Tesoro del Delfín, compuesta por ciento un estuches que, junto con los veintitrés expuestos en la sala del Tesoro del Delfín, fueron diseñados para proteger esas piezas. Fabricados en madera con forro de diversos materiales, están recubiertos por finas pieles o ricas telas y decorados con estampaciones heráldicas. El conjunto constituye uno de los más completos del mundo, con ejemplares de los siglos XVI al XVIII.




Mientras leía la información, me preguntaba si algún estuche no pudo proteger alguna de esas hermosas obras de arte en sus múltiples viajes. En seguida me acordé del microrrelato de Julio Cortázar Historia verídica, donde el protagonista intenta proteger sus gafas de una caída con un nuevo estuche acolchado, pero el destino hace una de las suyas y se produce un extraño milagro, acaban rompiéndose.  Pertenece al libro "Historias de cronopios y de famas" (1962), conjunto de sueños y maravillas en los que autor argentino nos muestra su universo mágico y absurdo, tan real como la vida misma, una muestra más del profundo sentido lúdico que puede tener la literatura.

Historia verídica
 A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.


miércoles, 18 de marzo de 2020

Cuarentenas literarias

Ahora que estamos recluidos por el coronavirus, con tiempo para leer y reflexionar, es bueno recordar que la Literatura también ha ganado con las cuarentenas a través de libros que evocan o anticiparon lo que hoy está sucediendo en el mundo. Una vez más, la Literatura, como otras formas de creación y entretenimiento, sirve para encontrar consuelo en medio de la adversidad y para llenar de esperanza el tiempo de encierro.

En seguida nos viene a la memoria el Decamerón de Boccaccio, cuya historia transcurre en medio de la epidemia de peste bubónica que diezmó a la población de Florencia en el año 1348, en el que no se abordan tanto los detalles de la enfermedad como la oportunidad que les brinda a sus protagonistas de llenar su tiempo de cuarentena, que pasan aislados en una casa de campo, de narraciones orales y de imaginación. Y sus herederos: el Heptamerón de Margarita de Valois; el Pentamerón (también conocido por El cuento de los cuentos) de Giambattista Basile; y el menos conocido, el Decamerón español, que escribió el poeta y dramaturgo Vicente Rodríguez de Arellano en el año 1805. Este libro quizá sea poco conocido porque su autor no pretendía pasar a la posteridad, ni ganar ninguna gloria con sus páginas, sino sencillamente entretener.
Recordemos también La peste, de Albert Camus; Los novios, de Alessandro Manzoni; La peste escarlata, de Jack London; Diarios del año de la peste, de Daniel Defoe; El último hombre, de Mary Shelley, La montaña mágica, Thomas Mann; La tierra permanece, de George R. Stewart; Ensayo sobre la ceguera, de Saramago; El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez; El quadern gris, Josep Pla; Némesis, de Philip Roth; Gripe mortal, de Pablo CaralpsPeste & Cólera, Patrick Deville; El sueño de la aldea Ding, de Yan Lianke; En el blanco, de Ken Follet; Apocalipsis, de Stephen King... 

Libros sobre virus y epidemias https://es.babelio.com/liste/651/Libros-sobre-virus-y-epidemias

domingo, 8 de marzo de 2020

Pancartas del 8 de Marzo, Día de la Mujer

Mi agradecimiento a todas las que han elaborado, entre otros, estos estupendos carteles:







La timidez de los árboles y la fobia social


Algunas especies arbóreas crecen sin que sus ramas se toquen, bajo sus copas se forma un entramado de líneas azules que se entrelazan de forma extraña impidiendo que los árboles intercambien las ramas de sus troncos para no tener que competir con la luz. Este fenómeno excepcional, llamado timidez botánica, suele producirse, sobre todo, entre árboles de la misma especie. Existen varias conjeturas sobre su origen, la mayoría de los especialistas consideran que este desarrollo tiene como objetivo primordial evitar la propagación de plagas de insectos; otros consideran que es una poda recíproca en zonas donde son habituales los vientos, realizada por los propios árboles de manera natural, conscientes de las necesidades de sus semejantes. De este modo, los espacios soleados entre las siluetas de las ramas sólo serían el resultado de una bella  competición por la supervivencia.
A veces se producen extraños paralelismos entre los seres humanos y la naturaleza. A mí estas fotografías me parecen una hermosa metáfora de la fobia social, del miedo que produce en algunas personas la interacción con los otros, motivado por factores genéticos y experiencias traumáticas, que hacen que el individuo se comporte de una forma tímida al no poder controlar sus emociones. Las personas y los árboles son conscientes de que tienen que protegerse del entorno creando un espacio vital, una coraza defensiva, un cordón sanitario, un foso de cielo, una grieta de timidez.


Por casualidad he vuelto a ver las pinturas de Botticelli sobre el cuento del Decamerón de Boccaccio (Nastagio degli Onesti, octava novella de la Quinta Jornada) y en el segundo episodio he visto plasmada por el artista la timidez de los árboles (1.483).

Museo del Prado 




viernes, 6 de marzo de 2020

Lola Pons Rodríguez, Queridas lingüistas


María Moliner, autora del 'Diccionario de uso del español'
La realidad está cambiando y ahora es difícil dar una clase de Lingüística sin mencionar a alguna investigadora actual. En este artículo, la autora apremia a reconstruir la historia de la mujer en el ámbito de las Humanidades.

"Pero no solo estamos hablando de hacer una historia de la ciencia más inclusiva y amplia, sino de volver a los trabajos y hallazgos de las mujeres que fueron pioneras en un ámbito científico, porque tal vez sus trabajos merecieron más citas y mayor presencia en las aulas universitarias y en la bibliografía. Pensaba estos días en las queridas filólogas españolas de otro tiempo. Hemos recuperado, sí, la memoria de la lexicógrafa y bibliotecaria María Moliner, autora de un diccionario original y sólido. Pero otros nombres muy destacados siguen siendo conocidos solo para los muy iniciados, como el de María Goyri (1873-1954), autora de páginas brillantes de investigación sobre el romancero hispánico. Fue la primera mujer que estudió en la Facultad de Filosofía y Letras, donde una rutina escalofriante la obligaba a acudir al aula acompañada de un conserje que la escoltaba también en los descansos entre clases. Conocemos por alguna crónica de la época su capacidad crítica; reclamó en una tertulia con Emilia Pardo Bazán la necesidad de brindar a la mujer de su tiempo una educación integrada y no limitada. Una figura intelectual de esa altura hoy es conocida meramente por haber sido la mujer de un colosal maestro como Ramón Menéndez Pidal. Y con el nombre de Goyri, vienen al recuerdo el de otras filólogas empequeñecidas por la historia, como la dialectóloga y autora literaria Josefa Canellada, Jimena Menéndez Pidal, Carmina Pleyan i Cerdà o las muchas mujeres que participaron en campañas y colonias de la Institución Libre de Enseñanza. Sus artículos y libros apenas serán citados en los grados y másteres universitarios dedicados a la lengua y la literatura. Poco nos hablaron de ellas en nuestro periodo formativo..."

jueves, 5 de marzo de 2020

Bernardo Díaz Nosty, Voces de mujeres periodistas españolas del siglo XX

Díaz Nosty recupera las voces de más de doscientas periodistas que, en su tiempo, rompieron moldes y buscaron espacios de igualdad. La docencia y el periodismo fueron ámbitos donde las mujeres cultivaron ideas de emancipación, a partir de posiciones muy distintas, para converger en una propuesta de sociedad más justa. Herederas, en unos casos, del librepensamiento, el anticlericalismo y la conciencia republicana, que, en los años veinte y treinta del pasado siglo, junto con otras de talante conservador, protagonizaron un periodismo creativo, moderno y crítico, abruptamente interrumpido por la dictadura franquista. Perfiles biográficos que descubren la audacia de las viajeras en tiempos difíciles, el tesón de las impulsoras del pensamiento feminista y el destino no deseado de más de medio centenar forzadas al exilio, fallecidas en muchos casos lejos de su tierra, sin olvidar a las fusiladas por la expresión libre de las ideas. Periodistas del siglo XX, nacidas antes de 1939.



jueves, 27 de febrero de 2020

Vicente Valero Costa, La huella del Ángel


En diciembre del 2019 se presentó el libro “La Huella del Ángel” de Vicente Valero Costa, politólogo villenense que, entre otros cometidos, ha sido director del Instituto Cervantes en Paraguay y París, Gobernador Civil de Tarragona y Huesca y Consejero de Educación y Cultura en las embajadas de España en Roma y Atenas. Esta novela histórica nos sumerge en los avatares que llevaron a la creación del Principado de Villena en 1333, el primero de España –aún antes que el de Asturias–, otorgado por el rey de Aragón Alfonso IV El Benigno a Don Juan Manuel, Señor de Villena y sobrino del rey de Castilla Alfonso X El Sabio. Además de reivindicar este hecho, el libro tiene un segundo objetivo: “poner de manifiesto que el primer desfile documentado en la historia de Moros y Cristianos se celebró en Villena en 1330, con motivo del bautizo del hijo de Don Juan Manuel y el juramento de fidelidad que le prestaron sus vasallos.
La acción se sitúa en la Castilla de los siglos XIII y XIV para relatarnos la evolución histórica del linaje de los Manuel, descendientes de la fusión de las estirpes de Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia. La misteriosa huella del ángel, pequeña mancha en la piel del pecho, al lado de la tetilla izquierda con forma de lucero o estrella, fruto del pellizco de un querubín, se reproducirá generación tras generación en todos los nacidos de ese linaje.
En 1985, siendo gobernador civil de la provincia de Tarragona, Vicente, con 35 años, recibió dos impactos de bala, uno en el pecho y otro en el cuello, cuando intentaba negociar la rendición de un atracador, Juan Manzanares Ros, que se había hecho fuerte en el interior de la sucursal del Banco de Sabadell en Valls (Tarragona) después de retener a ocho personas. Del suceso se hicieron eco todos los periódicos del momento.

Sede Universitaria de Villena. Iniciativa "La voz de nuestra escritura". Fragmento de “La huella del ángel” leído por su autor, Vicente Valero Costa.