martes, 17 de diciembre de 2019

De la botica a la bodega


Farmacia Juanse
Ahora voy más de farmacias que de bares, he pasado de la bodega a la botica*. La culpa la tienen los análisis de sangre que siempre te sacan algo. No sé la razón, siempre pensé que las farmacias obtenían permiso según el cálculo del número de habitantes y no podía haber dos juntas; pero con apenas 10 números de diferencia, una en los pares y otra en los impares, en mi calle hay dos farmacias que voy alternando. Antes la elección la dejaba al azar, según me viniera bien para mi trayecto. Una es grande y poderosa con un mancebo de mi edad, con corte de galán antiguo, que se conoce a todo el barrio; la otra es pequeña y anticuada, con plantas en maceta, su farmacéutico es un hombre tímido de hablar pausado que aprovecha el tiempo libre para estudiar lenguas romances: ha empezado con el francés y ahora está con el italiano. Ni que decir tiene que me inclino más por la segunda que me parece el pez chico y que, como tiene menos público, está al tanto de mis enfermedades. Pero ayer me dirigí a la grande, porque quería un calendario para poner en la nevera, me encontré al mancebo nostálgico y más cariñoso de lo habitual, con un ligero temblor en las manos, probablemente se vaya a Canarias cuando vendan la casa familiar después del divorcio. Mientras me lo contaba, un sonriente peruano joven apareció con muletas para saludarle, le preguntamos que le había pasado y, con una tranquilidad que nos dejó helados, nos contestó que le habían amputado una pierna porque, cuando descargaba fruta, un camión le había atropellado al dar marcha atrás. Una vez más, un inmigrante jodido, no un jodido inmigrante. Solo pudimos encomiarle su manera de afrontar las circunstancias, se movía bien y solo parecía tener un esguince. Impactada, salí disparada a la otra farmacia porque tenía que recoger un medicamento, allí me encontré al farmacéutico y a su auxiliar ojerosos, los dos tenían una afección intestinal, traté de auxiliarles con palabras, medicinas ya tenían muchas. La próxima vez iré directamente al bar donde la gente parece más feliz. Tal vez la solución sea volver al concepto de apoteca, tienda que incluye a la farmacia y a la bodega, las dos tienen el alcohol como uno de sus ingredientes principales.


Juanse kafe
La foto de la entrada es la fachada de de la antigua farmacia de los Laboratorios Juanse, con azulejería decorativa publicitaria, está en la calle de San Andrés esquina a San Vicente Ferrer, en pleno barrio de Maravillas. En 2014 se convirtió en Juanse Kafe, un café y tienda gourmet. Ahora está cerrada y se alquila.

*Botica, derivado del griego apotheka —del cual derivan también «bodega» y el francés boutique— es de la época medieval, y originalmente significaba 'tienda, almacén'. Más tarde, a partir del siglo XV, se extendió a la venta de medicinas.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Tres exposiciones de un tiro en la Biblioteca Nacional

Benito Pérez Galdós. La verdad humana
La exposición refleja todos los aspectos destacados de la vida y obra de Galdós que celebrará en 2020 el centenario de su muerte. Entre paneles explicativos encontramos fotos, esculturas, cuadros, carteles, libros, tanto del autor como de sus amigos. Un buen intento de acercar al autor al gran público. Afortunadamente no contenía gafas, bastones y otros enseres del autor como nos tienen acostumbrados los museos instalados en las casas de los escritores. Me ha extrañado que no hubiese ningún cuadro pintado por él porque era un excelente pintor, tal vez no lo haya visto. Los que sí me parecen imprescindibles, y una gran ayuda para las clases de Literatura, son los audiovisuales de la exposición donde varios escritores analizan las influencias en su obra y en la literatura española: Muñoz Molina, Elvira Lindo, Andrés Trapiello y Almudena Grandes, entre otros, que se pueden ver en Youtube sin necesidad de acercarse a la Biblioteca Nacional.



Guía del Madrid galdosiano, Miguel García-Posada (pdf)

Valentín Carderera, Dibujante, coleccionista y viajero romántico
No conocía la trayectoria vital de Valentín Carderera y Solano (Huesca, 1796 – Madrid, 1880) marcada por los esfuerzos dedicados a la salvaguarda del patrimonio histórico español, aunque sí algunas de sus pinturas que han ilustrado muchos libros de texto de la asignatura de Literatura y de Arte del antiguo Bachillerato. Menos mal que había pocos visitantes porque el espacio para transitar era mínimo. 


El libro de horas de Carlos V
Esta exposición es una oportunidad única para acercarse a la riqueza de imágenes de este libro de oración, más de 1.200, muchas de ellas de gran originalidad iconográfica. La restauración del Libro de horas de Carlos V, realizado en un taller parisino hacia 1.500, ha motivado que sea desencuadernado y que sus hojas puedan ser expuestas por separado. Uno de los aspectos más destacados es el calendario con que se abre el libro, sus doce páginas, con sus doce meses, van acompañadas por la historia de dos hermanos, uno bueno y uno malo, que mueren en diciembre, y mientras el primero sube a los cielos, el segundo baja al infierno. También podemos destacar sus magníficos dibujos en miniatura, dedicados a pasajes de la Biblia, como David venciendo a Goliat.
Me ha extrañado que las vitrinas donde están expuestas sus páginas estén a la altura de un niño de 7 años y no a la de la vista de los visitantes, casi todos de la tercera edad.


Estas tres exposiciones, dada su variedad, si se pueden ver un mismo día. 


martes, 10 de diciembre de 2019

La cascaruja de Peter Hassell, el mazapán y las luces navideñas

Hay cosas que son inequívocamente navideñas para mí: la felicitación de Peter Hassell, los mazapanes de Gracia y las luces de la ciudad. No sé cómo compensar el inmenso regalo que me hacen mis dos amigos, alimentan mi espíritu y mi cuerpo. Peter ha pintado lo que en mi pueblo llamamos cascaruja, murcianismo por cascajo, conjunto de frutas de cáscara seca (almendras, nueces, castañas, avellanas), acompañadas de higos secos que se colocaban en una bandeja con un cascanueces para nuestro entretenimiento al final de la comida. La palabra la asocio siempre con el companaje, cultismo latino, que hace referencia al plato de los fiambres (jamón, chorizo, morcilla, longaniza) y queso que se toman con pan y que se coloca en la mesa para que ningún comensal se quede con hambre, sobre todo si se había presentado de improviso.

Los mazapanes de San Martín de Pusa (Toledo) son exquisitos, están elaborados con almendra de calidad, hechos a mano y cocidos al fuego de retama que hace que estén endurecidos por fuera y jugosos por dentro. Hay que hacer un esfuerzo para empezar solo por una figurilla (caracol, trompeta, jamón, conejito) y acabar con una empanadilla rellena de dulce de yema.

Este año he decorado por primera vez mi terraza con sencillas luces led compradas en las rebajas, evitando los tonos morados, los rosas fucsias ("furcias" que decía con gracia una alumna mía) y granates que han proliferado por Madrid. Las diminutas doscientas luces desde ayer me alegran y me quitan la morriña que me invade en estos días. Aunque me he pasado, parece Cortylandia. Creo que me servirán también para el verano.

lunes, 9 de diciembre de 2019

El eco de la piel de Elia Barceló, un culebrón entre zapatos


Nunca se sabe por qué se elige una novela actual entre otras. Lo normal es que hayas leído una reseña, te la hayan recomendado o te la regalen. Leí El eco de la piel de Elia Barceló, especialista en novela juvenil, por tres motivos extraliterarios: me gustó la portada de la artista Lita Cabellut; la autora es de Elda, pueblo cerca de Villena; y, por último, el tema versaba sobre la historia de una mujer que había creado un entramado empresarial a partir de una fábrica de calzado, actividad a la que se dedicó la familia de mi padre desde finales del siglo XIX.
El argumento, en apariencia simple, enseguida se vuelve complicado. Encargada de escribir una biografía, la mileurista Sandra volverá a su pueblo, Monastil*, para desentrañar la vida misteriosa de una mujer excepcional en su tiempo, Ofelia Arráez. Yo esperaba una novela histórica, bien documentada, sobre una familia de fabricantes de calzado y me he encontrado con una novela sentimental parecida al guion de una telenovela que, partiendo de la guerra civil, trata de manera superficial ambiciones, secretos inconfesables, venganzas, problemas de identidad sexual, mafia rusa... Un Falcón Crest en Levante sobre la industria zapatera. El culebrón acaba siendo una reivindicación del colectivo LGTB. Faltan descripciones y análisis profundos de los personajes cuyas peripecias se ven venir a pesar de los trucos narrativos. La autora escribe bien, tiene técnica, es amena, domina los resortes tradicionales de la narración para crear una intriga, pero no convence, ni emociona, ni destaca por su estilo literario.
Villena solo se cita en el libro en un par de ocasiones como el nudo de comunicaciones más importante de la zona, la última para hacer una leve crítica a la nueva estación del AVE en medio de ninguna parte.
La novela sobre el desarrollo de la industria del calzado en esta zona de Levante por ahora no tiene quien la escriba.

*  Monastil es el poblado íbero-romano que dio lugar a la ciudad de Elda.


viernes, 6 de diciembre de 2019

Dos exposiciones de pintura del siglo XIX: Boldini y colección Masaveu



La exposición Boldini y la pintura española en la Fundación Mapfre me ha parecido una delicia, refleja perfectamente el clima de la sociedad de finales del siglo XIX, la atmósfera y los personajes que envuelven las novelas de Proust. Perfectamente se podía haber titulado En busca del tiempo perdido, un mundo decadente que terminará con la Primera Guerra Mundial. Los retratos de las mujeres son espléndidos, un regalo para los sentidos, con manifiesta influencia española.





No lejos de la La Fundación Mapfre, la Fundación María Cristina Masaveu ha abierto su nueva sede en Madrid que presenta parte de su colección particular bajo el título La pintura española del siglo XIX. De Goya al Modernismo, una selección de 117 obras que arranca con Francisco de Goya y se extiende hasta el Modernismo y el Postmodernismo catalán. Hay que aprovechar que, por ahora, la entrada es gratis, así como las guías. El edificio, un antiguo palacete reformado con un estilo muy actual de líneas rectas, cristal y madera, rezuma frialdad con sus patios sin apenas vegetación, a pesar de la sorpresa de una escultura de 14 metros del escultor Jaume Plensa que representa el rostro de una adolescente que se cubre el rostro y la boca en una actitud de silencio. La iluminación también me parece mejorable, los reflejos de la luz impiden ver toda la belleza de los cuadros que están excesivamente barnizados. Magníficos los esbozos que Sorolla realizaba en la arena de la playa para luego utilizaba en sus composiciones de mayor tamaño en su estudio.
En definitiva, dos exposiciones sobre la pintura del siglo XIX que merecen ser visitadas con detenimiento, pero no en el mismo día. 

martes, 3 de diciembre de 2019

3 de Diciembre, El blanco de todas las miradas

Foto de la familia ALBA, durante las XIII Jornadas sobre albinismo en Sevilla 2019
Laura es una amiga estupenda, una gran profesora y una madre coraje. Gracias a ella, el trayecto de Madrid a Fuenlabrada, donde estaba el instituto que compartimos, se hizo muy llevadero. Para su sorpresa, su segunda hija nació albina. Ni ella ni su marido recuerdan en su familia ningún caso de albinismo. Es un gen recesivo, les informó el médico, y ambos lo tienen. Le puede pasar a cualquiera. Ella no se amedrentó y, orgullosa, sacaba a pasear a su espléndido bebé de pelo, pestañas y cejas blancos, protegido por unas gafas de sol y embadurnado en protección solar, que parecía un copito de nieve. Enseguida acudió a la asociación ALBA, Asociación de Ayuda a Personas con Albinismo, donde le aconsejaron ponerse en contacto con la ONCE, porque nacer con este trastorno genético puede causar una vista defectuosa, movimientos oculares involuntarios y sensibilidad ante la luz. Gracias a facebook, puntualmente obtengo información de la asociación ALBA, en las fotografías, entre un montón de rostros, descubro el suyo siempre sonriente.
Vivimos en una sociedad en que todo lo que se considera diferente es rechazado. Es una forma ancestral de defensa, pero no tiene razón de ser en el marco de una sociedad culta y civilizada. Por eso hoy, 3 de diciembre, que se celebra el Día Internacional de la Discapacidad, incluyo aquí el vídeo y la entrevista de este joven que, lejos de sentirse inferior, puede bromear sobre su situación: "Es absurdo tener complejos, mejor es ser autocrítico".


Que nos sirva este día para recordar la discriminación y violencia que se genera en nuestro entorno hacia las personas que son diferentes. Recordemos también que en algunos países de África tienen la creencia de que el cuerpo de los que sufren este trastorno genético contiene poderes mágicos, por lo que son atacados, mutilados y asesinados.

No me resulta difícil ponerme en la piel de las personas albinas, mi piel sigue nívea y, con la edad, mi pelo y mis cejas también se han vuelto blancos.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Un robo con final feliz después de casi cuatro horas en comisaría


Me robaron la cartera de la mochila después de un largo paseo, cuando llegaba a casa, no sé si en un semáforo o en una frutería. Volvía cargada con una bolsa llena de compras, confiada y feliz porque después de unos días de perro por fin lucía el sol. Fue un robo de manual, de los que ponen mil veces en televisión, iba descuidada y el amigo de lo ajeno, siempre al acecho aunque no fuera un lugar turístico, aceptó mi invitación al robo. Cuando fui a pagar en la frutería, la mochila estaba abierta y ni rastro del monedero. Me sorprendió la actitud del dependiente, sonrió, mi sexto sentido me dijo que lo había visto pero callaba. Rápidamente se me encendieron todas las alarmas, llamé para anular las tarjetas y me dirigí a la comisaría de mi barrio, la de Leganitos, a denunciar el robo del DNI. Ya en la puerta me disuadieron: estamos saturados, hay entre una hora y media o dos de retraso, te conviene más ir a otra, hay poco personal y no damos abasto.  Con lo nerviosa que estaba, preferí pagar mi descuido lo antes posible y quedarme allí en la sala de espera tercermundista, un cubículo atestado de gente, oscuro, sucio y con el ruido renqueante de una máquina expendedora de comida y bebida. La mayoría eran extranjeros a los que habían robado el móvil o la cartera. De todas formas, si el trámite lo hubiese hecho por internet también tendría que firmarlo allí después de esperar turno. Así que para una gestión de apenas diez minutos estuve esperando desde las 3 de la tarde a las 6,30. Para robarme apenas veinte euros me habían fastidiado bien el día. Supongo que el colapso de la comisaría más céntrica de Madrid hace que la mayoría se vaya sin denunciar y esos robos no figuren en las estadísticas para dar una imagen más segura de la ciudad. Impresentable me pareció también que los policías, entrenados para otras tareas, se encargaran de la burocracia más fácil, un administrativo lo hubiese hecho de una forma más rápida y eficaz. Se requiere una reorganización del servicio. Las mujeres policías con las que traté, muy competentes.
Al día siguiente, a las 11 de la mañana, subió el portero a mi casa y me devolvió la cartera con la documentación dentro, un barrendero la había encontrado en la calle Santa Cruz de Marcenado. Casi me lo como a besos. Sentí no poder agradecérselo en persona al barrendero que se tuvo que desviar de su ruta, porque no sabe la de trámites y tiempo que me ha ahorrado. Siempre hay buenas personas que te hacen recobrar la esperanza en la humanidad. Ahora ando documentada pero sin un euro. 
A partir de ahora, en el bolso el dinero irá por un lado y la documentación y las tarjetas por otro, como hacía antes de estar jubilada y me pasaba el día en transporte público.
Recordando, creo que me han robado por lo menos unas diez veces en toda mi vida, con y sin violencia, conocidos y desconocidos (los robos del corazón no cuentan en esta estadística). La última, en la sala de profesores de un Instituto, a última hora de la mañana. Tenía un principal sospechoso y para avisar a mis compañeros de posibles hurtos puse un papel junto a la fuente de agua: 

ESTIMADO LADRÓN:
VIVIMOS TIEMPOS DUROS POR LA CRISIS. ME HUBIESE GUSTADO QUE, EN VEZ DE ROBARME, ME HUBIERAS PEDIDO AYUDA. POR FAVOR, DEVUÉLVEME EL MONEDERO, QUE LE TENGO CARIÑO. Y LAS FOTOS DE MIS SOBRINOS QUE SON IRREEMPLAZABLES.
GRACIAS.

No hice denuncia, pero un año después me llamó la policía porque había encontrado mi cartera en un registro de una vivienda relacionada con drogas. Las sospechas se hicieron ciertas: era el conserje.

P.D. La frutería sospechosamente está cerrada y mi mochila en el armario. Mis amigos alicantinos, directos descendientes de los fenicios, me recordaron que hay algunos seguros que contemplan en sus pólizas el robo de pertenencias fuera de la vivienda. Así que al final me sirvió la denuncia para reclamar al seguro que en breve me dirá a cuánto asciende.