La exposición Boldini y la pintura española en la Fundación Mapfre me ha parecido una delicia, refleja perfectamente el clima de la sociedad de finales del siglo XIX, la atmósfera y los personajes que envuelven las novelas de Proust. Perfectamente se podía haber titulado En busca del tiempo perdido, un mundo decadente que terminará con la Primera Guerra Mundial. Los retratos de las mujeres son espléndidos, un regalo para los sentidos, con manifiesta influencia española.
No lejos de la La Fundación Mapfre, la Fundación María Cristina
Masaveu ha abierto su nueva sede en Madrid que presenta parte de su colección particular bajo el título La pintura española del siglo XIX. De Goya
al Modernismo, una selección de 117 obras que arranca con Francisco
de Goya y se extiende hasta el Modernismo y el Postmodernismo catalán. Hay que aprovechar que, por ahora, la entrada es gratis, así como las guías. El edificio, un antiguo palacete reformado con un estilo muy actual de líneas rectas, cristal y madera, rezuma frialdad con sus patios sin apenas vegetación, a pesar de la sorpresa de una escultura de 14 metros del escultor Jaume Plensa que representa el rostro de una adolescente que se cubre el rostro y la boca en una actitud de silencio. La iluminación también me parece mejorable, los reflejos de la luz impiden ver toda la belleza de los cuadros que están excesivamente barnizados. Magníficos los esbozos que Sorolla realizaba en la arena de la playa para luego utilizaba en sus composiciones de mayor tamaño en su estudio.
En definitiva, dos exposiciones sobre la pintura del siglo XIX que merecen ser visitadas con detenimiento, pero no en el mismo día.
En definitiva, dos exposiciones sobre la pintura del siglo XIX que merecen ser visitadas con detenimiento, pero no en el mismo día.
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