Entre todos los sinónimos de urinario (lavabo, servicio, excusado, retrete,
aseo, baño, tocador, wáter, letrina. garita, letrina, retrete, evacuatorio, servicio, mingitorio)
el primero que me vino a la mente para mi entrada en el blog sobre el que colocó el
Ayuntamiento delante de las Salesas Nuevas fue el de urinario porque me
parecía menos eufemístico y más arcaico. Le podría haber llamado vespasiana, que apenas se usa en castellano, pero el de san Bernardo era gratuito.
Vespasiana es una palabra que no está recogida en el DLE, aunque sí en
el Diccionario de americanismos, que la considera un chilenismo en desuso. Se
denominaba así a una pequeña construcción que albergaba un urinario público
para hombres. Recibió este nombre por el emperador romano Vespasiano (69-79
d.C.), quien, en su afán recaudatorio, creó un impuesto sobre la orina que utilizaban los artesanos para curtir pieles y blanquear telas. Suetonio recoge
que cuando su hijo Tito le recriminó la idea, el emperador le puso delante una
de las monedas recaudadas y le preguntó si le olía mal. Al negarlo Tito,
Vespasiano respondió: "Pecunia non olet" (el dinero no huele). Frase
que se emplea en nuestros días para señalar con cinismo que el dinero vale lo
que vale, independientemente de la nobleza o vileza de su origen. El nombre de
Vespasiano se asocia todavía hoy a los urinarios públicos: Francia
(vespasiennes), Italia (Vespasiani) y Rumanía (vespasiene).
Entre otros, la célebre sentencia de Vespasiano aparece en el relato Sarrasine de
Balzac en relación con la misteriosa procedencia de la fortuna de una familia
parisiense. Asimismo, es probable que Scott Fitzgerald aludiese a ella en su
novela El gran Gatsby, cuando se refiere
al dinero como "no olfativo". Non
olet también es el título de un libro de ensayos del escritor español
Rafael Sánchez Ferlosio donde reflexiona
sobre las luces y las sombras del beneficio económico.