domingo, 3 de febrero de 2019

La extraña costumbre de regalar cubiertos por la comunión


En la serie de televisión de Paco León Arde Madrid, ambientada en los años sesenta, me llamó la atención una escena en la que regalan a una niña gitana por su primera comunión un estuche con unos cubiertos de plata, porque me acordé de que ese era el regalo que nos hacía mi abuelo a todos los nietos. El juego estaba compuesto por un cuchillo, un tenedor, una cuchara y un servilletero tamaño cadete, grabados con las iniciales del nombre y la fecha de celebración. Nunca entendí el significado de este regalo que, sin duda, era valioso y estaba destinado a recordar la celebración en el tiempo. Ni qué decir tiene que puse la misma cara de extrañeza que la niña de la serie, no creo que pueda haber un regalo menos atractivo para esa edad. Los cubiertos, después de permanecer en su estuche un tiempo, acabaron en el cajón junto a los demás. Al principio me los ponían todos los días hasta que se quedaron chicos, luego tal vez se perdieron en la basura o los robaron. En internet, para mi extrañeza, he descubierto que todavía perdura la costumbre de regalarlos en bautizos y comuniones, tanto en acero inoxidable (unos 50 euros) como en plata (en torno a cuatrocientos euros). Según mis padres el regalo simbolizaba el rito de tránsito hacia la pubertad y el bagaje con el que había que acudir al colegio privado si se era interno o mediopensionista para evitar contagios ¿Alguien sabe algo sobre el origen clasista de esta costumbre?

Anónimo dijo...
Quizá esto del regalo podría tener que ver con el dicho inglés (o por ahí) de "nacer con una cuchara de plata en la boca", para los niños de buena familia, y la novela de Galsworthy. Yo también tuve ese regalo, pero al nacer, y debo tener alguna pieza guardada. 

miércoles, 30 de enero de 2019

Un cuadro del Museo del Prado al día a través de Instagram

A través de la red de Instagram, desde agosto de 2017, Javier Sainz de los Terreros de lunes a viernes emite en directo un vídeo de diez minutos en el que explica un cuadro a miles de usuarios. Se trata sin duda de una nueva forma de acercar el arte al mundo.



Pincha aquí si quieres ver uno de los vídeos.

jueves, 24 de enero de 2019

La casa de México



Angélico Jiménez Hernández
Felino nahual, Arrazola (Oaxaca)
El edificio ha sido rehabilitado con muy buen gusto y se ha convertido en un buen lugar para ver sus exposiciones (Tres siglos de pintura en México y Grandes maestros del arte popular mexicano), acercarse a la tienda de artesanía, hojear los libros del Fondo de Cultura Económica y tomarse una cerveza junto al jardín vertical de la cafetería del restaurante. Este lunes un grupo de mujeres ensayaba un animado baile, mientras una artesana tejía una hamaca de vivos colores.


Diego Rivera (Desnudo con alcatraces) y Juan O´Gorman (Entre la filosofía y la ciencia)

miércoles, 23 de enero de 2019

Mujeres que tejen historias


En el taller de ganchillo de la Cruz Roja me encontré con mujeres de toda clase y condición que reivindican esta forma de entretenimiento y relajación en compañía, una ocupación que antes se hacía por inercia o por imposición. Mujeres que tejen hilos con historias, que comparten su tiempo libre y sus experiencias para evitar la soledad, para ahuyentar los males del alma, para hacer algo útil y creativo, para llenar de colores la tristura de la vida, para velar el sueño del bebé y acompañar al anciano. Artesanas anónimas que realizan su trabajo en la paz del hogar con paciencia y esmero.
Me he encontrado con mujeres inteligentes a las que se les impidió asistir a la escuela. Y con artistas reconocidas como Ángela Pallín Martínez* (Cistierna, León), figurinista, escritora, amiga de Ouka Lele, chamarilera de sueños y de visiones que le llevan al territorio de la imaginación de su infancia, creadora de "capillitas": collages de objetos que encuentra en la calle, tesoros de cuentos de hadas; ciudades con luces construidas con obsoletos circuitos de radio y televisión; poemas visuales realizados con árboles secos, con bolas, muñecas, caracolas, flores; jaulas y móviles donde anida todo un mundo de fantasía, herencia de la naturaleza.
Entre ganchillos habita el sosiego, la calma y el amor,  los valores que necesita todo ser humano, no son solo patrimonio de las mujeres. Convendría que más hombres se apuntasen a estos cursos.

*En el mes de enero me puse en contacto con ella por whatsapp para ver si le gustaba lo que había escrito o si quería que cambiase alguna cosa. También le pedí una foto de alguna de sus creaciones, no obtuve respuesta. En el mes de abril me escribió dándome las gracias desde el hospital donde esperaba a que le diesen el alta y nos prometimos un café juntas. El 21 de junio me contestó su hermana Lupe diciendo que el día anterior había muerto. Siento no haberla conocido más, no haber estado con ella en sus últimos momentos. En una bolsa guardo patillas de gafas y artilugios tecnológicos que sé que ella convertía en arte. Se ha ido una gran mujer y una excepcional artista.  

martes, 22 de enero de 2019

Italicum acetum, humor ácido

Los pueblos mediterráneos hemos heredado la costumbre de los grecorromanos de aliñar la comida con vinagre, equiparable al humor ácido con el que sazonamos la vida. Este condimento era el italum acetum o italicum acetum. Así pues, esta expresión latina, no se refiere al vinagre procedente de Italia como parece, sino a un dicho agudo, una observación mordaz o una sentencia inapelable sobre el prójimo que dejaba un regusto amargo en la boca. La expresión, típica de la sátira en el teatro y también de uso común, constituía un reflejo del ingenio romano agudo y mordaz, preparado para la ocurrencia, que, como un espejo, mostraba a cada uno quién era y no se detenía ante amigos. Pero con gracia y delicadeza. El vinagre itálico y la sal ática querían condimentar, no amargar.

La risa no debe sembrar calamidad,
porque sería inhumano!
¡La risa no puede ser criminal,
porque se trocará en odio!

      M. T. Cicero. De orat. I

lunes, 21 de enero de 2019

El ahuehuete de El Retiro

Este domingo, abrigados hasta los dientes, seguimos con el recorrido por los árboles de El Retiro que no son de hoja caduca. Verdaderas maravillas de la naturaleza como el singular ahuehuete, el único de su especie en Madrid y el más antiguo e histórico árbol de la ciudad, por el que he pasado mil veces sin darme cuenta de su belleza. Es una especie originaria de México conocida como Taxodium mucronatum. Los madrileños lo apodan el ciprés calvo, aunque sus hojas no se caen en otoño, sino que se secan hasta primavera. Este ejemplar tiene una altura aproximada de 40 metros y una circunferencia de la base del tronco que supera los seis metros, pero lo más llamativo es, sin duda, su forma de candelabro.






Y como propina musical, al lado del Ayuntamiento, un recital de un grupo de música para darnos calor y acariciar nuestros oídos en la fría mañana de invierno.



viernes, 18 de enero de 2019

Horario esclavo de las dependientas de comercio


Completo el artículo de El País, Mujer, joven y dependienta, la empleada pobre de Madrid.

M.L. tiene veinticinco años, habla inglés perfectamente y tiene dos carreras, una de grado superior y otra de grado medio. Siempre ha sacado muy buenas notas y se esfuerza en todo lo que hace. No ha encontrado trabajo en lo suyo, el diseño y la moda, y como vive en Madrid, lejos de su familia, no le ha quedado otra que buscar trabajo en lo que sea. Lo encontró en una pequeña tienda de ropa y complementos en el centro de Madrid. Tiene un contrato de cuatro meses por 37 horas a la semana y su sueldo no llega a los mil euros, de los cuales más de cuatrocientos se van en pagar la habitación del piso compartido en el que vive, si le restamos el dinero de la comida, el transporte y el ocio, apenas tiene un remanente de 150 euros al mes para imprevistos y viajes. Pero lo peor son sus condiciones de trabajo cercanas a la esclavitud, sólo tiene un día libre a la semana que es el domingo, aunque un domingo al mes trabaja, y su horario es variable de una semana a otra, nunca más de seis horas al día seguidas en turnos de mañana y de tarde, a veces con tres horas de hueco. Resultado: no hace otra cosa que trabajar, no puede hacer planes, ni estudiar, ni tener una vida propia. Abre, cierra y limpia, es raro el día en que no invierte más de veinte minutos, que regala a la empresa, en cerrar. Durante su jornada no puede salir de la tienda ni a tomarse un café. Y lo peor: una cámara de seguridad vigila constantemente a las dos empleadas, han recibido llamadas de sus jefes diciendo que no se apoyen en los mostradores porque da mala imagen.