Incorporo al blog la nueva felicitación de Peter Hassell para compartirla con todos. Sus dulces de navidad me parecen bellísimos, dan
ganas de atraparlos y comerlos. Me hace
gracia que a este londinense atípico le gusten las frutas de Aragón. En las navidades solo disfruto de las luces y los dulces de mazapán, estos días me invade la melancolía porque me acuerdo de todos los que ya no están. Añado el apunte que realizó con maestría y rapidez mientras nos tomábamos una cerveza en un café del barrio.
viernes, 14 de diciembre de 2018
viernes, 7 de diciembre de 2018
Paradoja del urinario de San Bernardo
El miércoles por la noche, en pleno puente de la constitución, me acerqué al urinario para ver cómo era por dentro. Fue imposible porque un candado impedía su entrada. El aseo público gratuito, que tiene dos limpiezas diarias y que te anima a utilizarlo cuando más lo necesitas, solo está abierto de jueves noche a lunes mañana. Por favor, que lo quiten ya.
miércoles, 5 de diciembre de 2018
Paseo por el Campo del Moro
sábado, 1 de diciembre de 2018
Iglesia de las Salesas Nuevas con urinario adosado
Llevamos unos diez días con un elemento arquitectónico nuevo, un urinario portátil en la calle san Bernardo número 72, justo en la fachada de un edificio neoclásico, el monasterio de las Salesas Nuevas (1798). ¿Será para que nadie se mee dentro del convento? El lema de la campaña es "Baños públicos. Usalos. Sin malos olores. Sin estropear la calle. Sin molestar a los vecinos", pero la página del Ayuntamiento no dice nada de esta ubicación. No sólo los peatones estamos acosados por bomberos, vallas, bolardos y patinetes, sino que también nos ponen unos urinarios naranjas que estropean la belleza de la calle. La idea no es mala (#Measaña no es trending topic), pero nadie los usa, todavía no he visto a nadie entrar en el baño público que radica a pocos metros, en la calle de la Palma. ¿De verdad que no había otro sitio donde ponerlo?
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Bomberos Malasaña,
Paseos por Madrid
viernes, 30 de noviembre de 2018
jueves, 29 de noviembre de 2018
miércoles, 28 de noviembre de 2018
Poda o arboricidio
Yuca (2012) |
He descuartizado
un árbol de yuca en mi patio. La planta la encontré en la calle prácticamente seca
hace más de quince años. Con agua y pocos cuidados, solamente retirando las
hojas más bajas que se iban quedando amarillas, ha crecido a su gusto llegando casi a los
cuatro metros de altura. Hace tres años, para delicia de todos se coronó de un espléndido penacho de
flores blancas. Ahora, dada su envergadura, resultaba un peligro y, como no la podía donar porque era imposible
sacarla por mi casa, no me ha quedado más remedio que podarla. La tarea ha sido muy trabajosa porque carezco de
experiencia y de herramientas, así que utilicé
una sierra de calar que cumplió su misión y murió quemada. He podido sacar
tres vástagos y su tronco leñoso está cortado en trozos de unos 15 centímetros para colocarlos en agua por si enraízan. Sus muñones se han quedado como recuerdo y me duelen en el alma. No sé si sobrevivirá. Si las plantas sienten, espero que también olviden. Vengarse, se vengó porque cayó encima de mi hombro.
P.D. Septiembre 2024. El tronco siguió creciendo a lo largo y a lo ancho dando muchos hijuelos. Pesaba mucho, la maceta estaba llena de raíces y no he tenido más remedio que deshacerme de él. Lo dejé al lado de los contenedores de reciclaje con la esperanza de que alguien se diese cuenta de que no estaba muerto y se lo llevase a su jardín. Al día siguiente seguía donde lo dejé hasta que desapareció.
Antes había pensado en dejarlo como una escultura extraña, pero ante el temor a las quejas de mis vecinos -el patio es de la comunidad- desistí de la idea. Me dio mucha pena, llevábamos muchos años juntos. Volvió a la calle donde lo encontré.
El tronco antes de llevarlo al contenedor |
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