Nunca me afilié a un partido político, ni a un sindicato, ni
siquiera he pertenecido a ningún grupo (excepto al colectivo Hypatia de educación no sexista allá por la transición) como buena seguidora de las teorías
marxistas de Groucho ("Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a
alguien como yo”). Aun así, el domingo pasado, después de leer en El Mundo el artículo de Rebeca
Yanke, El ejército de los sensibles, durante unos minutos pensé en enrolarme en este ejército, después de hacer un test de 22 preguntas que sirve para saber si uno es
sensible, altamente sensible o, directamente, una piedra. Más de 1.000 personas, mal calificadas históricamente en la literatura psicológica como personas tímidas o muy introvertidas, han participado en los encuentros que organiza, desde 2015, la Asociación Madrid PAS a través de la plataforma online MeetUp.
Muchos son los rasgos que me unen a estas personas que viven en carne viva; pero somos minoría, como mucho, un batallón, una centuria, un destacamento:
Muchos son los rasgos que me unen a estas personas que viven en carne viva; pero somos minoría, como mucho, un batallón, una centuria, un destacamento:
"Lloran a menudo, a veces sin razón aparente -para quien no
mira profundo-, empatizan rápido con las personas de su alrededor, saben
escuchar, desean ayudar casi constantemente, tienen un marcado sentido de la
justicia y una tendencia natural a la observación, a reflexionar antes de
hablar, a percibir hasta la información más sutil y relacionar, a gran
velocidad, unos datos con otros hasta formarse una imagen global. No es que
quieran hacerlo, es que les brota de manera innata".
Me identifico, sobre todo, con las palabras de Luis:
"Llevo mal la agresividad y la injusticia, llevo mal el porque sí, el
porque lo digo yo. Necesito resguardarme, hacerme un escudo. Una vez sé que
algo me daña, en la medida de lo posible, me quito de en medio. Si algo no me
aporta nada bueno excepto dejarme dos días hecho polvo, esto significa que debo
alejarme de ese entorno o de esa persona. Llevo mal la imposición, el abuso del
fuerte al débil, o del jefe sobre el empleado, todo eso me saca de
quicio".
Para saber más: Equilibrio y sensibilidad
Para saber más: Equilibrio y sensibilidad