El sábado por la noche, sin saber qué hacer, encendí la tele
y puse el cine europeo de tv2 que lo dan sin anuncios. No tenía ni idea de lo
que ponían, es más, me extrañó el título, Alabama Monroe, y pensé: " Vaya timo, si la peli no parece americana", menos mal que el
periódico me informó de que era belga y había sido nominada al Oscar a la mejor
película extranjera en 2012. Al rato estaba subyugada por la música, las
imágenes y el atractivo de los protagonistas; a la media hora empecé a llorar
de la emoción y no pude parar hasta el final. La historia es simple: chico
conoce a chica, él es un músico apasionado, un soñador antisistema, y ella es
una tatuadora profesional y partidaria del pensamiento mágico. Viven alejados de la ciudad y, sin quererlo, tienen
una hija con la que comparten su felicidad hasta que enferma de cáncer y todo se
viene abajo, empiezan los reproches y la desintegración de sus vidas. La
historia no está contada de forma lineal y no cae en el melodrama porque se
redime con la música country, especialidad “bluegrass”, que es el eje central. Y es que la vida es así, como la película, está llena de amor, desamor, felicidad, sexo, dolor, muerte, duelo y música.
lunes, 29 de mayo de 2017
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