Marisa se ha arreglado la casa, ha cambiado el suelo y las
puertas y ha pintado. Intenté ayudarla para colgar los cuadros porque, ya que
no había dinero para cambiar los muebles, por lo menos quería cambiar de sitio
algunos cuadros y deshacerse de los que no le gustaban. Fue una tarea imposible,
nunca nos hemos sentido tan impotentes. Como no estaba segura de dónde ponerlos
lo intentamos primero con los cuelga fácil de IKea, el primero que pusimos se
llevó la pared detrás porque probablemente lo colocamos encima del yeso que
habían dado para ocultar un agujero anterior. El segundo no se clavaba porque
la pared era de cemento puro. Su indecisión y el miedo a cargarse la pared
recién pintada, me llevó a proponerle las tiras para colgar cuadros el de la
marca Command que anuncian en Decogarden (por cierto, nada
baratas), programa que veo cuando puedo, igual que Bricomanía, para intentar
aprender las habilidades de las que la naturaleza no me ha dotado (no por ser mujer, este escrito es políticamente correcto). En las
instrucciones no decía que con el gotelé se despegaba y nos pusimos manos a la
obra, nada más poner cuatro cuadros nada pesados empezamos a oír un cric-cric
sospechoso y uno de los cuadros se vino abajo. Intentamos ponerle superglú en
la parte que se adhería al cuadro y tampoco, el cuadro se cayó junto con la regla niveladora recién
estrenada, que acabó manchando de cola el sofá de cuero. Toda una mañana, una de
las más calurosas del año, perdida. Al
final acabamos gritando como posesas imitando a Fernando Fernán Gómez entre carcajadas liberadoras:
¡A LA MIEEEERDA EL CUELGA FÁCIL!
Lo aconsejo, es una buena terapia. No pienso volver a ver ninguno de esos programas que
muestran una publicidad engañosa. La próxima vez que tengamos que hacer una
ñapa, utilizaremos un taladro.