comisario Kostas Jarito: una extraña
mezcla de costumbrismo con pinceladas históricas, novela de detectives y vida matrimonial
que se lee amablemente sin entusiasmar. Esta
vez la acción se desarrolla en Estambul, ciudad que el autor parece conocer muy
bien por haber nacido allí, adonde han acudido el comisario y su mujer Adrianí
tras la boda por lo civil de su hija Katerina. Junto a un policía turco de
origen alemán Investigará los asesinatos
de una anciana de origen griego que ha
decidido tomarse cumplida venganza de los miserables que le hicieron daño por
medio de una empanada de queso. A través de los asesinatos comprenderemos cómo
han sido las relaciones entre los dos países históricamente
enemistados.
Si los muertos no resucitan de Philip Kerr es una novela negra que nos adentra en los secretos del nazismo y de la corrupción. El libro
se lee bien, sobre todo la primera parte, que transcurre en Berlín en 1934, no así la segunda, en La Habana veinte años
después, que resulta inverosímil de
tantas vueltas de tuerca que da su autor. Pero a
mí me gusta más el original que las
copias. El protagonista, un Sam Spade berlinés, que responde al prototipo del género (borracho, jugador, deslenguado, cínico pero
con principios, duro, chulo, putero, violento, solitario y falsamente modesto) me
resulta tremendamente antipático por su lenguaje vulgar (aunque es capaz de citar a Coleridge y leer a Montaigne) y
por su misógina, no sabe tratar a las mujeres a las que desprecia y es capaz de
mirar con lascivia hasta a su propia hija, porque es tan torpe que no se ha dado
cuenta de sumar diecinueve más uno. Una lectura de verano para pasar el rato.
Un viaje de novios
(1881) supuso una primera aproximación de Emilia Pardo Bazán a los dominios
del
realismo-naturalismo. A caballo entre la novela y el cuaderno de viaje, la obra
narra las ingratas consecuencias del desatinado matrimonio entre un funcionario
oportunista y cuarentón y una joven provinciana e inexperta, Lucía, quien, tras
la unión, no tarda en verse sometida al creciente divorcio entre deseo y realidad.
Se inicia el relato con el viaje de bodas a Vichy de una
joven provinciana (Lucía) hija de un acaudalado comerciante leonés (Joaquín
González) y su reciente esposo (Aurelio Miranda). En Venta de Baños tienen que
cambiar de tren, momento que aprovechan para cenar en una fonda. Con las prisas
de facturar nuevamente el equipaje, Miranda olvida su cartera en la fonda,
vuelve a recuperarla y el tren reanuda su marcha. Lucía duerme plácidamente en
el compartimento por lo que no nota su ausencia. Un joven compañero de
departamento, Ignacio Artegui, le prestará su ayuda cuando el revisor le solicita
el billete y ella no lo tiene. Artegui asiste a Lucía durante todo el viaje
hasta Bayona, se alojarán en la Fonda de San Esteban e incluso, convencido por
Lucía, prolongará su estancia en esta ciudad a la espera del reencuentro con el
marido. Ignacio se enterará allí de que su madre se está muriendo en París y
tendrá que marcharse de Bayona, no sin antes hacerse cargo de la deuda económica que Lucía ha contraído en
la fonda, circunstancia que atacará directamente al orgullo de Miranda…
Aparecen como personajes secundarios Perico Gonzalvo y su
enferma hermana Pilar que también marchan a Vichy para tomar las aguas termales
y tratarse de su afección pulmonar. Entre Pilar y Lucía se establece una
estrecha relación, lo que servirá a la
autora para describir crudamente la enfermedad de la tuberculosis.
La novela es original, engancha y a ratos aparece llena de
sentido del humor; pero le sobran muchas descripciones detallistas que
corresponden a los cuadernos de notas que tomaba la escritora. Finalmente, los prejuicios religiosos hacen
que su desenlace no sea moderno. Me ha
sorprendido sobre todo el vocabulario tan amplio y decimonónico que se utiliza la autora.
Jan Costin Wagner es un escritor alemán de
novelas policiales.
El invierno de los leones está ambientada en Finlandia. La
novela se lee con interés a pesar de estar escrita casi en su totalidad de
forma dialogada. Su detective trata de reponerse de la muerte de su mujer
cuando un frío día de Navidad, el médico
forense Patrik Laukkane aparece apuñalado en el bosque. Sus compañeros de la
policía de Turku, entre ellos el agente Joentaa, comienzan a investigar su
entorno, persuadidos de que su muerte está relacionada con su trabajo policial.
Pero, pocas horas más tarde, aparece asesinado un modelador de muñecos anatómicos
que participó en un programa de televisión en el que también tomó parte
Laukkane. Entonces, todas las pesquisas se centrarán en la polémica emisión, en
especial cuando sale a la luz el hecho de que el presentador que los había
entrevistado ha escapado a duras penas de sufrir la misma suerte que ellos.
Una noche de abril de 1779
Martha Ray, la bella
amante del
conde de Sandwich fue asesinada en
John Brewer nos
guía a través de la Inglaterra del siglo XVIII y nos da cuenta de este pequeño hecho no para determinar lo que sucedió
durante unos pocos instantes cruciales sino para comprender las relaciones
entre los tres protagonistas y sus diferentes posiciones en la sociedad inglesa.
Una forma de valorar el equilibrio
alternante entre la literatura y la realidad, el pasado y el presente, que es
inherente a toda la Historia. Ensayo
literario tan bien documentado como aburrido que solo he leído por encima.
Londres de un disparo por un joven clérigo que después intentó en vano quitarse
la vida. Mientras declaraba amor eterno a la mujer a la que había asesinado,
fue arrestado, juzgado, encarcelado y ahorcado.
La casa que amé es una novela romántica de estilo
almibarado con algunas gotitas amargas que
se desarrolla en París a mediados del siglo XIX, cuando Napoleón III proyecta
realizar grandes reformas urbanas y delega esta tarea en el barón Haussmann. El
tema es interesante, pero el planteamiento y el estilo no tanto. El libro se estructura con el formato de una
larga carta fragmentada en capítulos que la protagonista dirige al marido
fallecido en la que evoca su vida, incluyendo algún oscuro secreto, a la vez
que narra lo que va sucediendo, también se intercalan cartas de otras personas. Destacan los comentarios elogiosos que
realiza la protagonista a las lecturas
de Madame Bovary, Poe, Baudelaire y Zola. Perfectamente podría ser el guion de una de
las películas de la tele después de comer.
No dan ganas de leer más de su autora,
Tatiana de Rosnay.
Con esta novela pongo fin a las lecturas de este verano.
La introducción de El abominable hombre de Säffle (1971) corre a cargo de Jens Lapidus. El
también autor sueco reconoce que tras su primitivo desprecio de la literatura
negra ("no suficientemente sofisticada") cayó rendido ante la magia
("que aún resulta actual") de las novelas protagonizadas por el
inspector Martin Beck en las que reconoce la calidad de su crítica social: la
denuncia que se hace de los métodos policiales, del monopolio de la violencia y
del uso y abuso que realizan los miembros de las fuerzas de seguridad del
Estado. Esta serie de novelas escritas al alimón por Maj Sjöwall y Per Wahlö
son el origen del desarrollo del género en el país escandinavo. La novela de
trepidante acción y llena de cadáveres se lee con interés.