martes, 19 de junio de 2012

El abanico de seda, Lisa See


La novela cuenta los ritos ancestrales y las costumbres chinas que seguían vigentes en el siglo XIX, en el que se sitúa la historia. Flor de Nieve y Lirio Blanco son dos niñas predestinadas por haber nacido el mismo día, a la misma hora, y cuyos ocho caracteres corresponden en perfecta armonía. Esa casualidad les da derecho a proclamarse Laotong, tras una ceremonia más importante que la del matrimonio, y así convertirse en “almas gemelas” para el resto de sus vidas. Lisa See se adentra en la existencia de aquellas mujeres que vivían inmovilizadas por sus diminutos pies (“La belleza solo se consigue a través del dolor”) aisladas en sus casas, obligadas a engendrar hijos varones, sirviendo a la familia política y a merced de los hombres. Las dos muchachas aprenden el NU-SHU, escritura femenina secreta, y en un abanico escriben su historia, la historia de las personas que las rodean y al mismo tiempo denuncian las injusticias y las humillaciones a la que es sometida la mujer china de la época, cuyas funciones son, entre otras:
- Criar hijos.
- Satisfacer sexualmente al esposo.
 - Atender las tareas domésticas.
 - Permanecer callada la mayor parte del tiempo posible.
- Disimular las emociones.

Fragmento de la novela (así se procedía al vendado):
 http://m.fanfiction.net/sFragmento de la novela (así se procedía al vendado):http://m.fanfiction.net/s/6604385/3//6604385/3/


Si queréis ver las impresionantes imágenes de los pies de estas mujeres chinas: http://danii.wordpress.com/2007/06/27/los-zapatos-de-loto-o-el-vendaje-de-pies-chino/ ¿A que se parecen a los zapatos que llevan las modelos en la pasarela?

La novela “Viento del Este, Viento del Oeste ” de Pearl S. Buck  refleja también entre otras curiosidades, la costumbre de una mujer china de vendarse los pies más conocida como “Pies de Loto de Oro ”.Kwei Lan, la mujer que narra su testimonio, llevaba los pies vendados desde los seis años. Tras contraer matrimonio con un médico de educación occidental éste la obligó a quitarse las vendas, lo que no le agradó en absoluto. Lógico, toda su preparación prematrimonial consistió en consagrar su vida a agradar a su marido y en conseguir unos pies de siete centímetros y medio. Kwei Lan consideraba el desaire de su marido, que sólo quería velar por su salud, como la peor de las traiciones.
Origen de la costumbre
No existe certeza de cuándo comenzó dicha práctica ni de cual fue el motivo que la generó. Pero la versión más extendida apunta a que la puso de moda una bailarina de la Corte de Li Yu (Emperador de China durante los años 937-978) que se vendaba los pies en forma de media luna para practicar su danza, curiosamente denominada “Danza del Loto”. Fue entonces cuando las Damas de la Corte comenzaron a imitarla. El vendaje degeneró hasta intentar detener el crecimiento de los pies, ya que un pie pequeño en una mujer era símbolo de feminidad.

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