miércoles, 9 de diciembre de 2015

Las "chachas" del boom latinoamericano, Noemí López Trujillo

Pincha aquí para leer el esclarecedor artículo sobre la vida silenciada de las mujeres de los grandes literatos:
 "Mercedes aguanta como un hombre", escribió Gabo sobre la paciencia de su mujer mientras él escribía 'Cien años de soledad'. ¿Habría existido el fenómeno sin las mujeres de estos novelistas?Recomiendo leer  también Grandes autores, vistos por sus compañeras donde el papel de 'esposa de escritor' parece ser, a la vista de los testimonios que se van conociendo, el oficio más triste del mundo. Las biografías de los 'genios' (hombres) suelen reproducir ciertas pautas: tienen al lado a una mujer que dedica su vida a servirle y apoyarle. Como la literatura ha sido tradicionalmente cosa de hombres, a menudo encontramos a su lado una mujer que le acompaña. A veces forman una pareja de iguales, pero en muchas ocasiones encontramos, más que esposas, a esforzadas secretarias, cuidadoras, en el mejor de los casos musas entregadas a hacer más fácil su vida, y su éxito. Si se casan dos veces, la primera lo hacen con una mujer de edad y circunstancias parecidas a las suyas, la segunda, en cambio, con una admiradora más joven y con frecuencia de mayor estatus social que la anterior.
Musas, secretarias, enfermeras... 
Dentro del auge actual de los géneros biográficos e históricos, se pueden observar filones temáticos, y uno de ellos -por iniciativa, en general, femenina: de investigadoras, novelistas, editoras...- es el que consiste en sacar a la luz a las mujeres de los hombres famosos. Sus historias alimentan un nuevo subgénero, de gran éxito en algunos casos, en Estados Unidos. Las esposas o amantes de Napoleón, Ernest Hemingway, Charles Lindbergh, George Mallory o Frank Lloyd Wright son algunas de esas figuras que tras vivir en la sombra, se encuentran hoy bajo los focos
. 

No te cases con un escritor! (historias no muy felices de esposas de escritores famosos) Autoras: Raquel C. Pico y Cristina Domínguez:
 "Sofía Tolstoi copió seis veces el manuscrito de Guerra y Paz. Anna Dostoievski tuvo que convertirse en la contable de su marido y liberarlo del mar de deudas en el que estaba sumido, además de convertirse en su eficiente editora. Zelda Fitzgerald vio como sus diarios y sus expresiones eran empleados por su marido como inspiración para sus personajes y dijo una vez que el plagio empieza en casa. Y Mathilde Verlaine se convirtió en la tercera en discordia (y muy olvidada) de la pasional historia de amor por excelencia del XIX literario. Todas ellas son esposas de escritores famosos y todas ellas tuvieron una existencia no muy sencilla. A pesar de ello, lo habitual es que todas estas esposas de escritores se conviertan en olvidadas notas a pie de página."

Por último, las precisiones de Cortázar al "boom latinoamericano" (Entrevista A fondo, 1977)

lunes, 7 de diciembre de 2015

Los corruptores, Jorge Zepeda




He leído con interés dos novelas del periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson: Los corruptores (Planeta) y Milena o el fémur más bello del mundo, premio Planeta, que es la continuación de la anterior porque presenta a los mismos personajes que forman el grupo de los Azules, asociación amistosa y sentimental que comparten desde la infancia: Amelia, dirigente política; Tomás, periodista, y Jaime, especialista en seguridad. Los tres  intervienen de forma distinta y complementaria sobre la realidad política. Recurso que ya utilizó Enyd Blyton en Los Cinco, una pandilla formada por varios niños que actúan por lo general al margen de los adultos como detectives y se ven envueltos en toda clase de aventuras.
Los corruptores, nos presenta, de una manera cruda, la compleja realidad mejicana actual. Una realidad conformada por asesinatos realizados por profesionales sin ningún escrúpulo; salvajes luchas de poder; ambiciones inconfesables y corrupciones; esbirros de narcos que matan como si la vida no tuviera ningún valor, hackers reclutados a la fuerza por uno y otro bando, políticos descaradamente millonarios, corruptos que quieren serlo más y para siempre, servicios secretos que actúan sólo según sus intereses.
Pamela Dosantos, famosa actriz, abre las piernas para tratar de seducir a su verdugo. Es un intento desesperado. No lo consigue. Cierra los ojos y muere descuartizada. Así se inicia Los corruptores. Tomás, periodista que ya vivió sus mejores días, casado y divorciado, devoto de su hija Jimena, demasiado aficionado a la vida diletante y al alcohol, publica un dato en su insignificante columna en un periódico del D.F. que implica a Salazar, el hombre fuerte del nuevo gobierno del PRI, que ha regresado al poder.
La novela premiada, menos lograda y de redacción más apresurada que la anterior, desvela la intervención de las mafias ucranianas que desde la Marbella de Gil y Gil extienden su influencia a la gobernación de México a través de una compleja red de prostitución.


Encantada de conocerte, Víctor Chamorro

Acabo de pasar unos idílicos días en el balneario El Salugral de Hervás (Cáceres), donde las horas han transcurrido plácidas y relajadas entre conversaciones, baños, chorros, paseos y nebulizaciones, gracias al termalismo para la tercera edad. Hervás es un pueblo encantador de amables gentes, rodeado por el rio Ambroz y por un bosque impenetrable de robles, pinos y árboles frutales teñidos, en este mes de diciembre avanzado el otoño, de color ocre con reflejos dorados y algún matiz rojo. La niebla matutina dejaba paso enseguida a un sorprendente cielo azul de temperatura agradable que ha hecho que me haya quemado la cara como si estuviera en el mes de agosto en mi pueblo, porque los extremos se juntan (Levante y Extremadura).
Pero la gran sorpresa ha sido el reencuentro, después de ocho años, de mi compañera de viaje, Charo, con el escritor Víctor Chamorro (nada que ver, supongo, con el fiscal Chamorro ni con el periodista Eduardo Chamorro). Lo encontramos, amodorrado por la tibieza de la lumbre, en su casa de la Corredera, al pie de una tabla de clérigo a modo de pupitre, triste por la pérdida de su mujer y diezmado por una bronquitis. Pero los recuerdos del pasado y la emoción del presente le hicieron enseguida convertirse en el conversador ingenioso e irónico que siempre ha sido, eterno buscador de historias, de juegos de palabras y de frases breves como dardos certeros, siempre a la búsqueda de la palabra precisa. Acostumbrado a nadar contra corriente con la vehemencia de quien sabe que tiene la razón, me recordó a otro profesor y famoso izquierdista, Julio Anguita, con el que comparte fisonomía semítica
Víctor, como cuenta su hija Maite, es un escritor que se dedicó a la enseñanza; que vive para la pluma, pero no de la pluma.  Este novelista, desconocido para mí pero no para los habitantes de su pueblo y de Extremadura, ha sido el eterno finalista de todos los premios más importantes, incluido el Planeta que le robaron en el último minuto. Hecho que le honra, porque el haber vivido fuera de los mentideros literarios, silenciado por los manuales de literatura convencional y por la crítica nacional, le ha hecho convertirse en uno de los escritores más libres e indómitos del panorama literario español.
Con él repasamos lo viejos tiempos de la transición que él llama transacción. Sin caer en la amargura, sigue con multitud de proyectos. Ahora me dispongo a leer los libros que generosamente me ha regalado: Pasión extremeña en 15 actos y Guía de bastardos. En este último me ha puesto la dedicatoria: “Encantado de haberte conocido”. Yo también lo estoy, maestro, y espero que ya estés recuperado de la bronquitis que, créeme, no es culpa de esos puros que te fumas a escondidas. Cuando estés recuperado, cómete a besos a tu nieto, Víctor III.

Hoy, lunes 8 de mayo del 2022, ha fallecido Víctor Chamorro en Plasencia. Fue un placer conocerte y leerte.

Para saber más:  Youtube  El sillón de Víctor, película-documental de José María Sánchez Torreño

sábado, 14 de noviembre de 2015

Micromachismos


Interesante página del diario.es  para rastrear y denunciar los machismos cotidianos y tantas veces normalizados, coordinado por Ana Requena. Un espacio donde se pueden compartir experiencias. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Juan Tallón: Descartemos el revólver

 Me he perdido  varias veces en las páginas del blog de Juan Tallón  descartemoselrevolver saboreando sus trazos como tragos. Así empieza a modo de biografía:

Mi basura personal

Me llamo Juan Tallón, sí, pero no sé… Cualquiera tiene un nombre. También los perros. Tuve uno que se llamaba Pelé. Un nombre no significa una mierda, como se ve. Hablando de mierdas, trabajé una buena temporada en un periódico, pero salí escaldado. Fue la peor etapa de mi vida, aunque no estuvo tan mal. Nunca volveré. Mal se tiene que dar todo para que vuelva. Tal vez un día vuelva, supongo. Ahora ando por ahí, a mi aire, haciendo el imbécil. De vez en cuando escribo en El País, El Progreso o Jot Down, Hablo brevemente en ‘A vivir que son dos días’, de la Ser. No tengo teorías, ni métodos. A veces no pienso. No escribí una novela a los nueve años. Recuerdo que mi primer cigarro fue un Royal Crown. En cuanto a mi primera copa, creo que no hubo una primera copa. Siempre bebí. Mi novela La pregunta perfecta (2011) aborda los misteriosos lazos que vincularon a César Aira y Roberto Bolaño, mientras que en Fin de poema(2013) narra las últimas horas con vida de Pavese, Pizarnik, Sexton y Gabriel Ferrater. Soy autor de El váter de Onetti. Pero en general no sé exactamente de qué tratan mis libros. Me limito a escribirlos. y después a olvidarme de ellos para recordar de qué irá el próximo. Leo a Mario Levrero para saber a dónde quiero ir. Soy el traductor de César Aira al gallego. Puedo estar callado muchísimo tiempo. Soy un tipo taciturno y triste, pero nunca he estado deprimido. Hasta en eso es mi vida gris. Estoy convencido, como aquel personaje de La noche, de Antonioni, que sienta bien insultarse de vez en cuando, sirve para poner las cosas en su sitio y animarse. Nunca utilizaría un blog para hablar bien de mí mismo o para decir algo a mí favor, sólo para contar mis mierdas. No puedes escribir un relato honesto, auténtico, si no pones toda tu basura encima de la mesa. Tú mierda personal es tu carta de presentación. Tienes que respetarla. Todos estamos de mierda hasta arriba. Sin basura, no hay biografía.

  
                   

Una película y un libro sobre la muerte anunciada por cáncer

 La muerte aparece a la hora de siempre en el mes de noviembre. El sol tiene prisa por despedirse con los preparativos del viaje del invierno. "Vaya mes, empieza por los difuntos y acaba por san Andrés, que murió crucificado", así se refería mi madre, poco amiga de los refranes, a un mes triste donde en casa siempre nadaban en un tazón de aceite, colocado en un pasillo, unas livianas velas que recordaban a los difuntos. De pequeña me sorprendían sobre todo los reflejos fantasmagóricos de su danza proyectada  en las paredes. Entonces había pocas palometas que honraran a los antepasados; ahora, si la costumbre siguiese, no podrían moverse a su gusto. Llevamos en el recuerdo a demasiadas personas muertas, bien por la edad o por esta enfermedad cruel.
Este mes de noviembre, con un día de diferencia, he visto una película (Truman) y he
leído un libro (Arenas movedizas), que hablan de la vida como antesala de la muerte y afrontan con enorme dignidad lo que vendrá después. En la película estuve llorando desde el primer fotograma hasta el último; el libro, que me leí de un tirón en un solo día, me produjo un inquietante insomnio. En Truman, Julián (Ricardo Darín) vuelve a tener cáncer y decide vivir sus últimos días sin tratamiento;  el tema es la amistad y las despedidas.  Mankell cuenta el duelo con la muerte desde la perspectiva de la vida, porque el autor se cree capaz de vencer. En el descenso a los infiernos, encuentra alivio en la lectura de los libros, las fotografías de las obras de arte y la música. Escribe la avalancha de recuerdos que le vienen a la mente durante las sesiones de quimioterapia y elabora un testamento lleno de paz y sosiego que no excluye la denuncia política y social. Un espejo retrovisor en el que mira atrás para seguir avanzando:
"Puede que no me atreviera a pensar en el futuro. Era territorio incierto, minado. Así que volvía continuamente a la infancia. Trataba de arenas movedizas. De cómo un hombre, vestido con un uniforme de color caqui y con un rifle al hombro, equipado para una expedición, pisa por casualidad un banco de esas arenas traicioneras, que lo atrapan en el acto. Al final, la arena empieza a taparle la boca y la nariz. El hombre está condenado. Se ahoga y el pelo que le cubre la cabeza desaparece finalmente sumergido en la arena.
Las arenas movedizas estaban vivas. Los granos se convertían en tentáculos
espeluznantes que engullían a un ser humano. Un agujero de arena que comía carne.
Cuando supe que tenía cáncer, ese miedo volvió. Me afectó igual que la primera vez, ahora lo comprendo. La sensación que experimenté fue precisamente ésa, el pavor que me causaban las arenas movedizas. Me resistía a que tiraran de mí y me tragaran. La certeza paralizante de que sufría una enfermedad grave e incurable. Me llevó diez días con sus noches, con muy pocas horas de sueño, mantenerme en pie y no quedar paralizado por el miedo que amenazaba con destruir toda mi capacidad de resistencia.
Ni una sola vez, que yo recuerde, me vi tan desesperado como para echarme a llorar. Tampoco grité de angustia en ningún momento. Fue una lucha silenciosa por sobrevivir a las arenas movedizas".

jueves, 5 de noviembre de 2015

Profesores buenos y malos: un falso debate sobre el profesorado

Otra vez demonizando al profesorado y, lo peor, que esta vez lo hace un catedrático de instituto.


Me quedo con la frase escrita por Manuel Pérez Sola en un foro: "Yo quiero ganar más y jugar al candy crush". Y con el compañero de fatigas y luchas Agustin Moreno
Educar con la tribu o a destajo

domingo, 1 de noviembre de 2015

La tentación de vivir: teatro joven y divertido para congelar los problemas


Todos los viernes a las 9 de la noche en la pequeña sala de teatro Estudio 3 se presenta La tentación de vivir, comedia escrita por la autora uruguaya Denise Despeyroux. La recomiendo porque es muy divertida y está muy bien interpretada. Además actúa Luis Riera Ramírez, autor y actor, al que ya he dedicado alguna entrada y que aquí da vida a un joven inseguro que aprovecha las reuniones de Alcohólicos Anónimos para ligar.
¿No puede más con su vida? ¿Le invade la desesperación y llora todas las noches? ¡No espere más!: CONGELE SUS PROBLEMAS.


La Tentación de Vivir habla sobre cosas que no podemos controlar, o de que en realidad no podemos controlar casi nada. Nos conocemos poco, conocemos poco a los demás y conocemos también poco del mundo y de sus leyes. Solo queda ir sorteando escollos o aventuras, relacionarnos con el azar, con el destino, o con la falta de ambas cosas; creer o no creer en los signos, pero no tener otro remedio más que interpretarlos. Mientras tanto, hay cosas que el destino se propone con obstinación.

Samarcanda en otoño

Cuando era pequeña me aburría muchísimo en todas las clases y me entraba un sueño invencible que solo podía esquivar metiéndome en el libro de Geografía donde veía las fotos de lugares exóticos. Me imaginaba visitándolos, viviendo mil y una aventuras como las de los protagonistas de las películas. Por eso siempre quise ir a Atenas, a las pirámides de Egipto, a las ruinas del Machu Pichu  y a los templos budistas de la India. Allí descubrí uno de los sitios más increíbles: la ciudad de Samarcanda, en la ruta de la seda, nudo de comercio y de comunicaciones donde se encontraban todos los viajeros de Oriente y Occidente. 
Por fin, este mes de octubre, aprovechando el clima benigno del otoño, se ha cumplido mi sueño, he viajado a Uzbekistán y he visto con mis propios ojos la insólita ciudad. Como no me atrevo a viajar por mi cuenta, opté por un viaje organizado por Periplos que trabaja con la agencia de Nuestro Pequeño Mundo de Alicante.  El país es barato, pero el viaje no tanto porque no hay vuelos directos y viajar con las líneas turcas encarece los precios; además realizamos un vuelo interno desde aeropuertos sin aviones y un trayecto en Talgo con tecnología española un tanto anticuada. Muchos kilómetros y poco tiempo libre para rentabilizar el viaje de ocho días. Todo estaba medido y bien organizado por Eugenio y Alberto, con un guía acompañante, Ruslan, que nos explicaba con todo detalle la historia, los monumentos y los personajes importantes que hicieron que este país, lejos del mar y situado en espacio inhóspito, apenas sin vegetación, con un clima extremo, fuera el centro del mundo, donde confluían los saberes de Persia, China, India, Bizancio y Roma. La arquitectura impactante, es muy similar en todas las ciudades y al final, con el síndrome del turista empachado, no lográbamos distinguir una madrasa de una mezquita ni una ciudad de otra. Todas las ciudades responden a la arquitectura de las  cinco M: mercados, madrasas, minaretes, mausoleos y mezquitas. Solo vimos camellos de cartón piedra decorando plazas.
A Uzbequistán llegan pocos turistas y los que vamos somos observados con las mismas caras de sorpresa que ponemos nosotros ante esos rostros sorprendentes,  resultado de mestizaje entre mogoles, árabes y rusos. No me gusta fotografiar a las personas porque creo que deben respetarse sus creencias y gustos, pero extrañamente aquí fui yo la fotografiada. Reverencian a los ancianos y llaman la atención, sobre todo, los grupos de mujeres sonrientes con dientes de oro, que según nos explican llevan en su dentadura un capital por si son repudiadas. El fotógrafo Serguéi Mijáilovich Prokudin-Gorski nos dejó unas espléndidas fotos de principios de siglo XX que todavía siguen vigentes, sobre todo sus retratos:



En este viaje he conocido historias heroicas de conquistadores legendarios como Gengis Khan,que saqueó el país; el persa Ismael Samanní que gobernó en los siglos noveno y décimo; Tamerlán, el conquistador que creó el imperio timúrida en los siglos XIV-XV y de sabios como Al Juarizmi, el matemático, introductor del cero y padre del álgebra; Avicena el médico descubridor de la circulación de la sangre;Ulugbek el astrónomo, nieto de Tamerlán. En Samarcanda nos encontramos con una calle con el nombre de Rui Gonsalez de Clavixo, embajador madrileño que envió Enrique III de Castilla en 1403 con el fin de convencer a Tamerlán para que guerreara con los turcos otomanos y así impedir que se expandieran por Europa.
En la actualidad, las ciudades más importantes son calcos de una ciudad rusa: grandes avenidas y jardines, aceras  inapropiadas para el peatón por su falta de iluminación, asfalto estropeado por los hielos y monumentos megalíticos a sus antepasados (las esculturas de Lenin y Marx han dejado paso a Tamerlán en todas las plazas).  No ocurre lo mismo en  Khiva y Bukhara, ciudades menos conocidas, que todavía conservan su casco antiguo.
La comida es rica y abundante, numerosos entrantes de verduras, sopa y carne. El plato típico de las celebraciones es el plov, una especie de cuscús con arroz que ellos tratan de relacionar con la paella. 
 El estado es laico aunque en su calendario conservan todas las fiestas islámicas  y deja solo una pequeña parte de las mezquitas para el culto, vigilando y censurando todo lo que suene a fundamentalismo porque tiene como vecina a Afganistán. El gobierno es supuestamente democrático con un dictador claramente pro-ruso; admiten el aborto y han abolido la pena de muerte. Se están abriendo ahora al turismo y sorprende que, en lugares históricos en plena reconstrucción, se pida una pequeña cantidad para hacer fotos sin que conste en ningún lugar. Los museos son pequeños y cutres, pero los artesanos y los mercaderes de baratijas han usurpado el lugar de los antiguos estudiantes de las madrasas para vender sus productos, lo que nos choca sobre todo a los cristianos acostumbrados a oír el episodio de Jesús y los mercaderes en el templo.  No hay muchos hoteles y estos no responden a los gustos del viajero occidental. Los aseos públicos son escasos y sucios, unisex y a la turca, a pesar de que también te cobran dinero. En un largo trayecto en autobús no quedó más remedio que parar en medio de la carretera y hacer nuestras necesidades entre campos de algodón con el culo en pompa reluciendo al sol. No vimos pobreza en ningún momento y los zocos eran un ejemplo de higiene.
Samarcanda responde a su aura de leyenda: no tiene mar pero es azul, por su cielo, por los reflejos de las cúpulas turquesas y los azules de los minaretes. La cerámica y los mosaicos que recubren sus estructuras de barro relucen majestuosas bajo un sol implacable. Es un oasis en medio del desierto que lleva siglos sorprendiendo a los cansados viajeros. Un faro para guiarte en el desierto. Se siente el síndrome de Stendhal: la belleza de su construcción arquitectónica es sublime, los espacios son majestuosos tanto de día como de noche.  Pero, en realidad es un espejismo, queda muy poco de la ciudad antigua de Samarkanda, excepto los monumentos, que están muy reconstruidos desde la época soviética. Se ha perdido la pátina del tiempo y se tiene la impresión de estar en un magnífico e insólito decorado de cine. 
En uno de los mausoleos de la colina de Shahi Zinda se pueden ver fotos del antes y el después de la reconstrucción y se duda si lo que vemos en la actualidad es lo que existió antes.  En una ciudad azotada por vientos implacables, los arquitectos querían sorprender a la gente con la majestuosidad de las cúpulas y los minaretes nunca vistos para engrandecer al Islam, aunque no tuvieron en cuenta que los materiales utilizados, sobre todo los mosaicos y azulejos, no durarían siempre.
Estoy convencida de que se volverán a estropear (las palomas anidaban bajo cúpulas recién abiertas al público) y habrá que volver a reconstruirla mil y una veces, como una muestra más del esfuerzo inútil que supone la frágil existencia humana. 
Cuando volví a Madrid, después de tocar los sueños con la mano, exhausta, presentaba las tres C del viajero: cagalera, constipado y estaba llena de morados por las caídas.  

Nuestro amigo y viajero Jaime Ortolá Crespo ha hecho unas magnificas fotografías:
Aconsejo admirar las fotos y oír la música de Borodin al mismo tiempo. 


En El rincón de Sele se encuentran fotografías de todos los lugares visitados y 
muchos más datos, sobre todo para los que quieran viajar por libre.

domingo, 25 de octubre de 2015

Alfabetos del mundo

Ir a https://docs.google.com/presentation/d/1W4GSNjyXNz6mQWuYMO4Hz03krGmeheIGAhy9azp_Eao/edit#slide=id.p4

martes, 20 de octubre de 2015

Demolición del edificio que albergó la sala Cadarso y el Colegio Covadonga


Observo estos escombros de recuerdos imborrables y rememoro todos los poemas que han hablado de ruinas y las han comparado con la naturaleza humana. El despedazado edificio evoca en mí voces dormidas, memorias funerales que el alma siente, reliquias de la edad temprana. Derribados los sueños, antaño fuertes ahora desmoronados, he mirado los escombros reconvertidos en metáfora del tiempo y me ha invadido la desolación. Ya no volveré a escuchar las risas jóvenes, ahora transformadas en silencio mudo, que poblaban la peligrosa escalera que ascendía hasta las clases para envidia del mundo.
¡Qué absurdo! El colegio, para mí, desapareció cuando lo abandoné en 1991 en una regulación de empleo porque quitaron el concierto al nocturno, a pesar de que era demasiado joven para quedarme y demasiado vieja para irme. Trece años intensos que me marcaron, porque me formé como persona y como profesora. Allí vivimos todos, profesores y alumnos, los avatares de la transición. Desde mi huida hacia adelante, no he vuelto la cabeza atrás ni una sola vez para no convertirme en una estatua de sal. Y esas fotos están removiendo los cimientos de mi plano del mundo. Todo desapareció, cambió la suerte.

La pequeña sala Cadarso, situada en los bajos del edificio del colegio,  primero fue un cine-estudio y luego, en febrero de 1976, se convirtió en teatro donde los madrileños pudieron ver los mejores espectáculos de los grupos de teatro independiente. Siempre estará unida en el recuerdo de mi colegio porque los dos estuvieron condenados a peligro de cierre por no reunir los requisitos establecidos por la Ley y porque, cuando no tenían público, a los del nocturno nos invitaban a asistir gratis a sus representaciones. Se clausuró la sala Cadarso en 1985 y se incorporó como salón de actos al colegio para reconvertirse después en gimnasio. El colegio se cerró en 2008 (“Porque tenemos un marco sin puerta”):



 Porque no haya más finales para los principios
 Porque éste no sea el principio del final 
 Porque nunca, nunca, nunca más 
 Se cierre un colegio como el Covadonga
En mayo de 2020, el edificio de Cadarso 18 apareció en todos los periódicos porque en los apartamentos de lujo que se habían construido allí estaba pasando la cuarentena la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

FUHEM un hogar para pensar, educar y transformar

Para los nostálgicos recomiendo ver el documental que se elaboró con motivo de la celebración de los 50 años de la Fundación del Hogar del Empleado, se puede ver en cuatro partes en rtv.es  A la Carta UNED (26/2/2016):
El capítulo inicial no tiene desperdicio:

Los orígenes de FUHEM se remontan a 1949, bajo la forma de Asociación El Hogar del Empleado. En 1965, se constituye la Fundación Benéfico Social Hogar del Empleado y sus estatutos reflejan la voluntad de sus fundadores: el desarrollo integral de la persona, del “empleado” o trabajador y su familia, según la terminología de entonces, lo que explica el nombre actual de nuestra entidad.

En el artículo Breve historia de Sáenz de Oiza, el arquitecto que pidió perdón por crear Torres Blancas hay una referencia al Colegio Lourdes, otro centro de FUHEM:
“El Hogar del Empleado también dejó una de las obras más desconocidas y llamativas del arquitecto en Madrid: el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes, construido entre 1961 y 1963. Tras la Colonia de Puerta del Ángel, los arquitectos proyectaron la de Lourdes en Batán, al sur de la ciudad. La ideología de todas aquellas colonias bebía del movimiento arquitectónico moderno europeo, con Le Corbusier a la cabeza, que consistía en crear barrios enteros: "unidades vecinales" dotadas de servicios de las que apenas tuvieras que salir. A la de Lourdes le pusieron locales comerciales, una iglesia y un instituto. Ya entonces, mucho antes de El Ruedo y Torres Blancas, Oiza construía de forma circular.”

martes, 6 de octubre de 2015

Blog Palabras por Madrid

Divertido e interesante blog por el que merece la pena dar un paseo. Esté pensado para aprender español callejeando por Madrid.
http://palabraspormadrid.blogspot.com.es/

domingo, 4 de octubre de 2015

Leonardo Padura y la generación escondida

Leonardo Padura ha sido para mí todo un descubrimiento. Empecé leyendo Herejes que me parece una novela redonda y he terminado con las  cuatro novelas del detective Mario Conde que hacen referencia a las cuatro estaciones. Mario es un policía triste (no un triste policía) que lucha para que los malos la paguen en la Habana de finales de los ochenta, un tipo empecinado en rehacer la historia.  Con ecos de sus novelas favoritas del género, es un (¿apetecible?) soltero de treinta y seis años, prealcohólico, adicto a las duralginas, pseudoescritor, cuasiesquelético, posromántico, con principios de calvicie,  úlcera y depresión y finales de melancolía crónica, insomnio y existencias de café descompuesto, dispuesto a compartir su cuerpo, fortuna e inteligencia con una mujer de cualquier color, incluso árabe si no es musulmana. Es de los que se enamoran: sufre y canta boleros.
Las novelas cuentan la historia del detective y sus amigos (la generación escondida: hijos de la revolución, atados a Cuba, pero con necesidad de huir) antes y después de todos los desastres: físicos, morales, espirituales, matrimoniales, laborales, ideológicos, religiosos, sentimentales y familiares, de los que solo se salvaba la célula originaria de la amistad, tímida pero insistente como la vida. Padura se presenta como un escritor inteligente y lúcido, autor de unos diálogos tan ingeniosos como los de otros escritores nacidos en ese país hecho de mestizajes.
Estuve en Cuba como turista por aquellos años y me enamoré de sus gentes y de su paisaje. Nunca pude comprender como el bloqueo de EEUU les estaba asfixiando sin que ningún país les defendiera, una vez caído el imperialismo ruso. 

sábado, 3 de octubre de 2015

Vuelven los recortes en los institutos

Los directores de instituto denuncian que la mayoría tienen más de 30 alumnos por clase 

La consejería ha dado instrucciones ya en octubre a un instituto de Aluche (IES Iturralde) para que se desdoble un grupo con casi 40 estudiantes. 
Los directores de instituto de Madrid estiman que un 51,3% de las clases de los centros tiene más de 30 alumnos. El cálculo lo han realizado a raiz de una encuesta a través de internet y a la que han contestado medio centenar de institutos. El sondeo detalla que de esa mitad de grupos con más de 30 alumnos un 38% tienen entre 30 y 35 estudientes y más del 12% supera los 35. El límite legal fijado por el Ministerio fija en 30 el máximo de alumnos de ESO y en 35 el de Bachillerato por aula. La encuesta de los directores no desglosa los datos por curso, así que no especifica si hay grupos que superen el límite legal. La Consejería de Educación niega que haya grupos en Madrid que superen el número de alumnos legal ni en ESO ni en Bachillerato. Un portavoz ha insistido además en que las ratios medios están bastante por debajo del máximo permitido. No obstante, han tenido que actuar en sentido contrario en algún caso concreto. De hecho, la propia presidenta Cristina Cifuentes ha pedido "comprensión y paciencia" hoy para ajustar las ratios (...).

Como decían Las madres del cordero, admirado grupo de Moncho Alpuente: A pesar de todo, todo sigue igual.

Luisa Juanatey y su "Elogio al profesor"





Leyendo este artículo de EL Confidencial sabemos mejor lo que pasó con la enseñanza en estos últimos años cuando la la educación española se echó a perder.

jueves, 1 de octubre de 2015

¿Verdaderamente son culturales y apropiados para los mayores de 60 años los viajes de la comunidad de Madrid?

Pues no, un no rotundo. Ni culturales ni especiales para mayores. Un matapersonas. Mucho autobús y poca información. Nos hemos pasado prácticamente los seis días del recorrido en autobús por Lisboa y alrededores dando una media de 4 vueltas al día por las carreteras en atascos para ir a comer al hotel que estaba en otra  localidad. No hemos estado apenas en Lisboa ni en Sintra, y hemos perdido mucho tiempo en lugares que tenían poco interés (incluso, tuvimos una parada en Estoril para ver el casino que ni siquiera estaba anunciada). Nuestro guía acompañante daba una información escasa y confusa salpicada de dudosos chistes, solo tuvimos una guía local media mañana. Creo que he vuelto sabiendo menos de la historia de Portugal que antes de irme. Pero lo peor de todo ha sido el viaje de regreso: estuvimos más de tres horas seguidas en el autobús después de comer sin hacer una parada técnica y hubo gente que lo pasó muy mal, toda una falta de consideración para los viajeros que rondaban los setenta años. Los autobuses ni tenían confort ni wifi, y el servicio, tan necesario en estos casos de emergencia, estaba cerrado. Tal vez estos viajes, parecidos a una tortura, sean una forma sofisticada  de deshacerse de la tercera edad y así pagar menos pensiones. Esta vez la mayorista era Interrías y a ella hay que achacarle la mala organización del viaje.
Es la segunda vez que tropiezo con estos viajes y (espero) la última. En fin, que la culpa es mía por no leerme bien el recorrido y haber accedido porque mis amigas me acompañaron a Malta (este último viaje ha hecho mucho mejor al anterior) con la condición de que fuésemos a Lisboa. Los organizadores deben pensar a quién van dirigidas las rutas que programan, porque, para ir casi cincuenta personas como borregos en el autocar, los precios tampoco son tan baratos. La comida regular (eso sí con vino peleón del lugar) y repetitiva,  y el hotel con una moqueta que clamaba a gritos ser sustituida.
Lo mejor, un paseo solitario por la extensa playa Caparica rodeada de gaviotas y surfistas. Cuando volvíamos, vi caer por fin al Cristo Rey en un planeado salto del ángel al hermoso río Tajo.

Carles Capdevila: enseñar con humor

La risa es fundamental en la vida y en la profesión de profesor

martes, 29 de septiembre de 2015

Trabajo sobre grandes parejas de la literatura universal (1º Bachiller)


Interesante trabajo realizado por los alumnos del IES Avempace de Zaragoza
http://www.avempace.com/articulo/LU-literatura-universal-optativa-2-bachillerato.
"En este trabajo encontrará el lector amoríos y desamores, pasiones, venganzas, adulterios, raptos, engaños, traiciones, sacrificios, finales trágicos y afortunados… En fin, todos los sentimientos vinculados al dardo de Cupido: enamoramiento, odio, dolor, felicidad, temor… Nada menos que un completo catálogo de la sentimentalidad humana. Los autores de este trabajo colectivo son los alumnos de 1º B de Bachillerato, del curso 2012 - 2013, que efectuaron una pequeña tarea de investigación para llevar a término las tareas que les fueron encomendadas.He aquí  el resultado de sus pesquisas."

Para 4º de la ESO :http://www.tareasdeeducacion.es/combas/materiales/lengua/htas_amor.pdf

sábado, 12 de septiembre de 2015

Inexplicable muerte en agosto

Tres personas mueren ahogadas en playas y ríos de Valencia 
  
12 de agosto 2015. El primer suceso se ha producido sobre las once de la mañana de este domingo en la playa de Piles, donde una mujer de unos 60 años se ha ahogado por causas que se desconocen.

Era su último día de vacaciones, se fue antes que los demás para comprar el pan y plantar la sombrilla. Le gustaba pasearse por la orilla de la playa y nunca consintió que el agua le llegase al pecho, le daba miedo. Cuando bajó el marido para reunirse con ella, observó cierto  revuelo. ¿Qué habrá pasado?, se preguntó. Se acercó y vio que sacaban a una mujer del agua con el mismo bañador que llevaba su esposa. Allí se le hundió su vida. No le pareció la ahogada más hermosa del mundo, en su cara había un rictus de dolor. Todas las preguntas se han quedado sin respuesta. No valen las lamentaciones. Ahora toca salir adelante y  olvidar esta muerte prematura e inexplicable. 

Farsante


 Para G. que piensa que todo lo que aparece escrito en el blog es verdad y está escrito por mí
Le va tan mal en la vida cotidiana que se siente como un personaje de la serie de televisión Big Ban Theory: es muy capaz para el pensamiento abstracto pero incapaz de desenvolverse ante los problemas más comunes. No entiende como a los demás les gustan el ruido, las fiestas populares, las reuniones multitudinarias y los chistes. Recuerda siempre las palabras dadas e incumplidas. Le sorprende que los demás olviden y se dejen llevar por espejismos, que sepan desenvolverse en las situaciones más absurdas para él como una boda, un funeral o un bautizo. Se siente extranjero en su familia,  con sus amigos y sus compañeros de trabajo. Así que ha optado por el silencio y la marginación: se ha convertido en el raro, el friki de turno. Es rígido y tolerante al mismo tiempo, olvida lo superfluo y se acuerda de lo fundamental, evita el conflicto en un intento de  huir hacia delante y calla para evitar levantar ampollas en los que están anclados en la normalidad.  Tiene tanto miedo a la palabra escrita que se ha convertido en un farsante, a veces utiliza los escritos de otros para tapar sus vergüenzas. Por eso está enganchado a esa serie donde personalidades estrafalarias, ridículas e insólitas, se alían entre sí para ayudarse y perpetuarse en ese mundo de los juegos de la infancia con mucho sentido del humor.

viernes, 28 de agosto de 2015

Cinco películas para mejorar la autoestima


Durante el verano, tenemos muchas más oportunidades de mostrar el cuerpo. Y, en ocasiones, de avergonzarnos de él. "No debemos olvidar, sin embargo, que somos excepcionales. Y que en esa originalidad reside la belleza", recuerda Mercedes Martínez Moreno, criminóloga y psicoterapeuta, creadora de MEDI-CINE (www.medi-cine.es). ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿Qué nos hace tan vulnerables a los persuasivos señuelos imposibles que aparecen en el mercado de la imagen?


Pincha aquí para saber cuales son estas cinco películas 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Ensaladas de verano

Él esperaba sus noticias ansiosamente. Una llamada, un mensaje, un correo, una carta, algo que le indicase que la llama seguía viva, que a muchos kilómetros, en un pueblo pequeño, cercano a una gran ciudad, ella, entregada a reformar su dieta, se metería en el agua recordándolo. Cada una de las brazadas que diese en la piscina, la acercaría más a su pensamiento y a su corazón; pero después de veinticuatro días de silencio, se encontró con un correo que resumía sus coqueteos con diversos autores a los que amorosamente había colocado junto a su cama. Su sitio había sido literalmente invadido por sus libros.  

       El verano es época propicia a picotear, a saltarse las normas y dietas, a hacer habitual lo excepcional. Este verano que casi acaba ha sido una de las épocas más caóticas que recuerdo para mis lecturas y con menos constancia para rematar libros. Veamos algún ejemplo.
       A finales de la primavera compré Campo de retamas, de Sáchez Ferlosio, conjunto de textos subtitulado Pecios reunidos, muchos de ellos ya publicados. Son fragmentos que raramente sobrepasan la página de extensión, a veces aforísticos, otras veces comentarios del momento, algunos literarios o embriones filosóficos, incluso poemas. La prosa de Ferlosio es inapelable, un “monumento más perenne que el bronce”, pero en este volumen a veces decae y se tiene incluso la sensación de que algún fragmento no debería haber sufrido las prensas. No he podido acabar todavía el libro, entre otras razones por la fatiga que produce la capacidad de Ferlosio (y es también una de sus mayores virtudes) para hacerte pensar lo que no quieres. Espero terminarlo antes del otoño y poder rumiar, como ya he hecho esta temporada, algunos de los mejores fragmentos del libro.
        Por los mismos días alcancé Génesis, presunta novela de Félix de Azúa, de estructura tan peculiar que de entrada no se comprende; ¿será una nivola como las de Unamuno? Más bien puede ser una venola, lo que sale cuando a uno le da la vena de escribir sea como sea. No me atrapó, y ha quedado en la mesilla como en la sala de espera de 2ª clase; confío en que la escritura magnética de Azúa me envuelva a no mucho tardar.
       Por si no quieres caldo… me dio por mirar una cita leída en un periódico y me amarré al barco que llevaba a Kafka, o a su héroe, a América, lectura mitificada hace 40 años. Ahora sólo he releído entero el último capítulo conservado, El Gran Teatro Integral de Oklahoma, uno de los pasajes más simbólicos, surrealistas y desconcertantes del Autor (a algunos hay que ponerles mayúsculas): son textos que no nos dejan en toda la vida.
       Para desengrasar, y ya en plena caldera juliana a más de 400, me lancé a la literatura de evasión. Me topé en la cabaña con unos tomitos de novela negra de los años 90, que daban con una revista de entonces. Elegí al azar Cazadores de herederas, firmado por Bill S. Ballinger, un escritor norteamericano de segunda fila muerto hace muchos años, según pude averiguar; el librito no presenta nombre de traductor ni copyright original; en fin, un apaño. Bueno, pues la novelita no está mal escrita y tiene algo de ingenio. Para empezar, el título, que sugiere pérfidos seductores al acecho de inocentes doncellas adineradas (como Monty Clift en La heredera), encubre en realidad a unos detectives zarrapastrosos tras la pista de una joven que desconoce haber heredado una importante suma, a la espera de una comisioncita… Con todo ello, no pude llegar a la mitad de las 100 y pico paginitas, que deberán aguardar tiempos peores de mis lóbulos frontales.
       Al pasar por una mesa de libros viejos en Trafalgar St pico algunas cosas por un duro: ante todo, Nada de Carmen Laforet; sólo con releer los primeros párrafos me siento aliviado de las fatigas pasadas; las grandes obras lo son porque hacen olvidar otras muchas. Queda la duda de la clave sentimental de la novela, aparentemente ocultada durante lustros.
       El otro librito que pesco en las aguas de Trafalgar es un Austral con La comedia nueva o el café y El sí de las niñas, de Moratín. De la primera tengo varias ediciones, de modo que esta es más bien para regalar. Desde hace muchos años me domina el fetichismo por una frase de La comedia nueva que repito a menudo: “Pero lo diré en griego, para mayor claridad”, en boca de Don Hermógenes, el gran pedantón o erudito a la violeta que vertebra la comedia. Salvando las insuficiencias y ambigüedades de la obra, me resulta inevitable volver de vez en cuando a ella (con una ojeada, de paso, a El sí de las niñas), como un hito en nuestro teatro y en lo que fue nuestra impotente ilustración.
       Por cierta película homónima, doy en leer el relato de Paul Bowles Tú no eres yo, que te deja impactado y con ganas de leer otros cuentos del autor, y también El cielo protector, que me espera hace años y cuyo comienzo, al menos, parece interesante.
       Un nuevo rescate de una mesa callejera: San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más, otro Austral. Hojeando, me atrapa La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez, que no conocía; me enredo en ella. Por encima de todo, me descubro en el placer de la lectura. Debe de ser que mis gustos están completamente estragados, pero me sigue atrayendo la escritura de mis abuelos por encima de la de mis padres, y no digamos la de mis primos; de mis hijos y nietos mejor no hablar, por falta de datos.
       En la feria local serrana me topo con los Aforismos de la cabeza parlante, de Bergamín: 70 páginas que espero merecer acabar algún día; me suenan bien.
       En el mismo caladero soy pescado por una edición bilingüe de la primera parte de Alicia de Carroll: me deleito con la prosa del ultracuento pese a mi incompetencia en inglés; de ilusión también se vive.
       Como pasa tantas veces, buscando algo en las estanterías del pasillo se encuentra otra cosa abandonada, pero que atrae: El imitador de voces, de Thomas Bernhard, colección de minicuentos (más que microrrelatos) de tono poco habitual en uno de los escritores más malditos y maldecidos o maldichos del siglo XX. A veces resultan exasperantes y a punto estoy de lanzarlos por la ventana, pero sólo alcanzo a situarlos en la cima de la montaña de libros de mi mesilla.
       En la cabaña yacía desde hace años Las crónicas del sochantre, de Álvaro Cunqueiro, sacado también de una mesa de viejo en la añeja colección Salvat de rtv, donde hay títulos para mí indispensables. La narración, realismo mágico avant la lettre, o sea algo que siempre ha habido, presenta una peculiar santa compaña o hueste antigua en un lenguaje donde se mezclan los galleguismos con lo arcaico y lo personal. Creo que es el único libro del verano que voy a leer entero y más o menos seguido.
       Pero las ensaladas suelen estar faltas de proteínas. Para reforzar mi dieta he añadido porciones de lecturas más musculosas, siempre en la línea fragmentaria y mixturera.
       Lo primero, unas caladas en La rama dorada, de Frazer, me llevan a los albores de la antropología cultural, un acervo de mitos, ritos y gritos primitivos donde han bebido generaciones de filósofos, psicólogos e historiadores de toda laya, desde Freud hasta los postmodernos y el mismísimo Agustín García Calvo. Un monumento a las mejores y peores tradiciones investigadoras del humanismo occidental. Uno de esos librones que te hacen desear tener más vidas para dedicarlas a más cosas.
       Otro librón, o librazo, Paideia, de Werner Jaeger, subtitulado Los ideales de la cultura griega, un mamotreto de 1200 páginas en letra menuda. Es otro clásico de los estudios histórico-filológicos, para desmenuzar los valores y formas de la educación a través de la cultura helénica. “Paideía” en griego suele traducirse “educación”, pero su raíz le hace decir “niñería”, “trato de niños”. Pese a todas las distancias que haya que poner con las tesis del autor, la obra es una mina de datos y reflexiones sobre una cultura que no es que sea fundamental para la nuestra, es que, como dijo alguien, los griegos somos nosotros (que no se entere Frau Merkel).
       Todo esto venía por la necesidad de leer, por razones externas, ciertos pasajes de las Lecturas presocráticas (con el poema de Parménides). Este libro de Gª Calvo, dentro del refuerzo alimentario arriba aludido, es un auténtico superconcentrado proteínico. Aquí ya hay que recurrir a las hipérboles de los antiguos poetas: aunque tuviera cien vidas, cien almas y mil mentes, no podría desentrañar tamañas tiradas donde la lógica, la matemática, la filosofía y el pensamiento puro se lanzan a la velocidad de la luz hasta orillas inalcanzables para algunos mortales. Peor aún fue meterle el diente a otra obra del mismo: Es: estudio de gramática prehistórica, que para mí desde hace mucho es ya como el 5º arcano de Fátima.
       En uno de mis convulsos intentos de rellenar oceánicas lagunas, me compro La lingüística cognitiva. Análisis y revisión, de J. Martínez del Castillo. Con un tercio leído, algo me ha enseñado sobre la materia, desde mi ignorancia. El libro es un ataque frontal a ese enfoque del lenguaje, pero algo desordenado y, lo que es peor, no muy bien escrito. Pero a buen hambre no hay pan duro, y el pan más vale duro, duro, que ninguno. Veremos si algún día remato el intento.
       Por último, picoteo de nuevo en un libro ya tentado: La manía de leer, de Víctor Moreno. Es un ensayo contra los apóstoles de la lectura, los fundamentalistas de la cultura (¿Kultur?) y el discurso semioficial de defensa de los supervalores de las letras. La tesis central va sólo contra lo que a veces es palabrería y pseudomisticismo, pero la gruesa artillería empleada da continuamente la impresión de que esto de los libros y la lectura es una gilipollez que nos venden para que pasemos el rato y hacer dinero los de siempre. O sea, nos queda una sensación ya antigua: partiendo de la nada, hemos llegado a la más absoluta miseria.