sábado, 10 de octubre de 2020

Día Mundial de la Salud Mental: Hablemos de depresión

El Día Mundial de la Salud Mental se celebra el 10 de octubre en más de 100 países. Este año coincide con un momento en que nuestras vidas cotidianas se han visto considerablemente alteradas como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Los últimos meses han traído muchos retos: para el personal de salud, que presta sus servicios en circunstancias difíciles, y acude al trabajo con el temor de llevarse la enfermedad a casa; para los estudiantes, que han tenido que adaptarse a las clases a distancia, con escaso contacto con profesores y compañeros, y llenos de ansiedad sobre su futuro; para los trabajadores, cuyos medios de vida se ven amenazados; para el ingente número de personas atrapadas en la pobreza o en entornos humanitarios frágiles con muy poca protección contra la COVID-19; y para las personas con afecciones de salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que antes. Por no hablar de la gestión del dolor de perder a un ser querido, a veces sin haber podido despedirse. A nuestro alrededor hay muchas personas con depresión, solo en España afecta a más de tres millones. Para salir de esta enfermedad lo más importante es hablar de ella y de sus soluciones. 


Leído en el Facebook de la joven psicóloga Paula Martín :

Hablemos de depresión

Hablemos de no poder dormir por la noche, de despertarte mil veces, de no parar de dormir.

Hablemos de no tener hambre o no dejar de comer, de adelgazar 10 kilos o ganarlos.

Hablemos de ir a dar una vuelta y que la vuelta te la den a ti.

Hablemos de no coger el teléfono, no salir de casa y no querer hablar con nadie

Hablemos de dejar las clases de inglés, el gimnasio y las noches con los colegas.

Hablemos del sonido de la alarma en los oídos cuando toca ir a currar.

Hablemos del nudo en el estómago, en la garganta, de las ganas de llorar. De no dejar de hacerlo. De no poder hacerlo.

Hablemos de sentirte inútil, de sentir que no te quieren, de sentir que has perdido hasta la capacidad de querer

Hablemos del asco infinito hacia cualquier cosa o persona, y de la culpa, de la puta culpa que lo mancha todo.

Hablemos del esfuerzo que supone ir a la ducha, o pensar qué ropa vas a ponerte.

Hablemos del pijama debajo del chaquetón cuando vas a comprar una lata de comida porque pensar en cocinar te desborda.

Hablemos del no mirarte al espejo para no sentir todo lo que no te amas.

Hablemos del túnel. Del jodido túnel en el que estás metido desde hace unos meses y en el que no ves salida.

Hablemos de no querer follar y de que solo la idea te produzca rechazo.

Hablemos de la soledad estando solo y estando rodeado de gente.

Hablemos del no me apetece, no tengo ganas.

Del no quiero... Pero sobre todo del no puedo...

Hablemos de que no lo entienda ni dios, de que digan que tienes cuento, que vas de víctima o que te lo inventas.

Hablemos del "no te rayes", del "anímate" del "solo es un bache"

Hablemos de depresión.

Y hablemos de soluciones. De información, de prevención, de comprensión, de ayuda, de apoyo, de medios, de recursos, de terapia, de recuperación, de salidas.

Porque las hay. Claro que las hay.

Y mientras no hablemos de depresión, no podremos hablar de salir de ella.

Así que, hablemos de depresión.

jueves, 8 de octubre de 2020

Rosa Montero: Suerte, papá


Preparando la entrada sobre el diálogo póstumo entre padres e hijos, he encontrado el relato Suerte, papá de Rosa Montero, publicado en la Revista de verano de El País en 2006, en el que recuerda a su padre Pascual Montero, novillero y banderillero que toreó en las cuadrillas de Mario Cabré, Carlos Arruza, Fermín Rivera, Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez, de quien fue peón de confianza. Confiesa en una entrevista Rosa que las primeras palabras que aprendió fueron “suerte, papá”; acudió “un montón de veces” con sus padres a los toros, y fue aficionada hasta los 14 años. “Entonces, lo dejé”, afirma, “por ese sentimiento de rebeldía adolescente de romper con las cosas de la familia”. Volvió a los veintitantos para confirmar o no su rechazo “y, entonces, decidí no volver con conocimiento de causa”. Antitaurina y animalista, recuerda que su padre le enseñó a amar a los animales. Los seres humanos somos así de contradictorios. 

lunes, 5 de octubre de 2020

Lady Macbeth de Mtsensk: una buena novela y una buena película


Lady Macbeth de Mtsensk
, también conocida como Lady Macbeth del distrito de Mtsensk o Lady Macbeth de la provincia de Mtsensk, es una novela corta basada en hechos reales del escritor ruso Nikolái Leskov publicada por primera vez en 1865. El cuento narra los crímenes de una mujer burguesa, Katerina Lvovna en la Rusia del siglo XIX. Todo recuerda a Madame Bovary, Anna Karenina, Ana Ozores, Lady Chatterley y otras mujeres casadas de la literatura social, sexualmente oprimidas, que se convierten en heroínas a su pesar. Esta novela de apenas 100 páginas, que inspiró la conocida ópera de Shostakóvich, narra la historia de la joven Katerina Lvovna. Hastiada por su matrimonio de conveniencia con un hombre que le dobla la edad, siente la falta de libertad desde su infancia. Esta Lady Macbeth no actúa llevada por una desmedida ambición y ansias de poder como la de Shakespeare, sino por un amor apasionado; si el personaje teatral incitaba a su esposo al asesinato, el personaje de Katerina incita a asesinar o ser cómplice de asesinato a su amante, Serguéi, movida por por la obsesión y la pasión enfermiza que siente por él. No pide perdón, se calla, se levanta, lucha por su independencia y decide su propio destino de una manera sanguinaria. Una chica de pueblo, indefensa frente al patriarcado, se convierte así en un ser monstruoso para sobrevivir.

La película, Lady Macbeth, me la perdí en el cine, pero la he podido ver este sábado en tv2 (G.B., 2016. Drama. 89 min. Dir.: William Oldroyd. Int.: Florence Pugh, Christopher Fairbank, Cosmo Jarvis, Naomi Ackie, Bill Fellows, Ian Conningham, Paul Hilton, Joseph Teague, Golda Rosheuvel). La recomiendo.


Aprovecho para autocitarme: Eça de Queirós: otra novela sobre el adulterio (Alves y compañía).

viernes, 2 de octubre de 2020

Irene Rodrigo: ¿Qué es autoficción?


La novela de Manuel Vilas Ordesa ha sido calificada de "autoficción", neologismo creado en 1977 por Serge Doubrovsky, crítico literario y novelista francés, para designar su novela Hijos, un cruce entre un relato real de la vida del autor y el relato de una experiencia ficticia vivida por éste. En internet he encontrado este vídeo de Irene Rodrigo que explica muy bien el término que está de moda. Esta joven valenciana, periodista y divulgadora cultural, pretende transmitir la pasión lectora a través de vídeos sobre libros. Lo ha hecho durante tres años en el programa de radio y televisión Una habitació pròpia (À Punt) y a través de las redes sociales.

www.irenerodrigo.com/

www.instagram.com/irenelivre

No utilizo el término porque me parece redundante, la literatura por definición es ficción, un pacto ambiguo entre lo que es real y no lo es, la verdad de las mentiras, un puente entre la verdad y la mentira. Me parece innecesario perder el tiempo en descubrir si ocurrió en realidad o fue inventado. Disfrutemos de las obras literarias sin más galimatías.


El nombre de Irene Rodrigo se une a otras jóvenes escritoras citadas en mi blog: Irene Vallejo, Lola Pons y Elena Álvarez Mellado. Yo las llamo cariñosamente las pizpiretas porque se crecen ante un micrófono o  una cámara.

jueves, 1 de octubre de 2020

Quino allá, Mafalda acá


 Ayer me quedé huérfana otra vez. 

Biblioteca Mafalda  Pincha el enlace para obtener los libros en pdf 


martes, 29 de septiembre de 2020

Diálogos póstumos: escribir sobre los padres


Este verano he leído dos novelas que tienen mucho en común: dos libros de memorias de dos escritores, un hombre y una mujer que colocan a sus padres, niños en la posguerra, como protagonistas, y suponen una crónica íntima de la España de las últimas décadas, un recuerdo de una familia que ya no vive y las reflexiones que produce su legado. Estas novelas no responden a una moda, sino a una casualidad. No son un ajuste de cuentas ni una elegía en prosa laudatoria, sino una muestra de amor filial para llevar mejor el duelo. Entre sus páginas hallamos nostalgia, admiración, dependencia, incomprensión, complicidad, a veces dolor, y la intensidad que da enfrentarse con honestidad a esos sentimientos. Ordesa* (2018) de Manuel Vilas nos recuerda que somos seres vulnerables y debemos salir adelante cuando casi todos los lazos que nos unían a los demás han desaparecido. Elvira Lindo en A corazón abierto * (2020) se enfrenta a su álbum familiar para contar la apasionada y tormentosa relación de sus padres, cómo la personalidad desmedida de él y el corazón débil de ella marcaron el pulso de la vida de toda la familia: «Mi padre era un personaje, por su carácter explosivo, arbitrario, muy llamativo para todas las personas que lo conocieron. Mi madre estaba en las antípodas, era reflexiva, dulce, en ocasiones meditabunda". En las dos la figura del padre se convierte en el verdadero protagonista porque tiene una profesión más interesante y está más ausente que la madre relegada al papel de ama de casa. 

me he acordado de otro libro que leí el año pasado, También esto pasará (2015) donde Milena Busquets expresa el dolor por la muerte de su madre Esther Tusquets; una pérdida que le ha hecho crecer como autora: «No es casualidad que me haya puesto a escribir en serio con ella muerta». Pero debo confesar que ninguno de los tres me ha emocionado tanto como El olvido que seremos (2007) de Héctor Abad Faciolince que traslada al lector toda la devoción y ternura por el hombre que dio su vida por defender sus ideas.


Ya sabemos que la literatura siempre tiene un carácter confesional: el yo del escritor y sus relaciones con la familia de una manera u otra dejan siempre huella en sus escritos. Este tipo de libros supone una reflexión sobre la vida en general y sobre la propia, los autores intentan devolver a los padres por medio de la palabra escrita todo lo que les dieron y les ayuda a entender mejor el tiempo pasado que justifica muchas veces su actuación. Todos necesitamos conocer de dónde venimos, quiénes somos, para saber adónde nos dirigimos. No es fácil ser padre o madre, como tan poco lo es ser hijo o hija. Creo que este diálogo de forma póstuma representa una manera de pedir perdón porque en la adolescencia empezamos a separarnos de nuestros padres, dejamos de tocarnos y de hablarnos, marca el principio de una separación física y moral. Se escribe sobre los padres, tan conocidos y desconocidos al mismo tiempo, porque nos parecemos a ellos o porque no nos parecemos. A través de la escritura se contestan todas las preguntas que no nos atrevimos a hacer en vida de ellos. Su muerte nos ha colocado en primera línea de batalla y, de repente, los entendemos. Nos han dejado en la madurez con un sentimiento de orfandad inconsolable.

* "Ordesa" la he leído por recomendación de un antiguo alumno, Juan Pablo Sintes, que me escribió en el blog que su lectura avivó sus recuerdos.

*  Las ilustraciones que acompañan al relato son de Miguel Sánchez Lindo, hijo de la escritora.

 Para saber más

https://elpais.com/cultura/2020/08/21/babelia/1598028959_811256.html?ssm=FB_CC&fbclid=IwAR0uV2odvUK8xXZcyXxSVzxrY4WRpbxavEPq9bNc85B9y4c3XqPrwxUbKU4

https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/libros-padre_0_1117988936.html

https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/padres-historia-literatura-nadie-querria_0_1008800199.html

https://www.estandarte.com/noticias/libros/da-del-padre-libros-sobre-padres-e-hijos_3546.html

https://elpais.com/elpais/2018/03/16/album/1521204135_619314.html#foto_gal_5

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2019/03/18/diez-libros-de-padres-e-hijos-1304243.html


sábado, 26 de septiembre de 2020

Josema Carrasco: La felicidad, cariño, es para malgastarla

Incluyo este poema porque me impactó el título del libro y, sobre todo, la primera estrofa del poema Rutina, me parece que refleja muy bien mi estado de ánimo en estos momentos de estupor y reclusión cuando parecía que habíamos superado el confinamiento. Masticando el chicle de fresa sin sabor no se me ocurre cómo recuperar la felicidad que podríamos tener y malgastar.

Con prólogo de Ángel Guinda y epílogo de Fernando Rivarés, el artista aragonés Josema Carrasco se lanza al mundo de la poesía con 'La felicidad, cariño, es para malgastarla', un poemario editado por Olifante. Bajo el sugerente título, se esconde el imaginario visual de Carrasco traducido en una colección de versos. En palabras de mi admirado poeta Ángel Guinda, se trata de poesía "hedonista, antidepresiva, de feroz confidencialidad coloquial". En palabras del autor, el volumen es una forma distinta de pensar acerca de la felicidad porque "todos tenemos la obligación de ser un poquito felices y de cuidarnos y, como es un lujo, hay que malgastarlo".

Ángel Guinda en Facebook: ¡Qué razón tienes, Josema! Ya sabes más que el gran Léo Ferré ("Le Bonheure, Le Bonheur...qu´est que c´est?") Desde tu libro me aplico a tu teoría y me va bien, muy bien, requetebién.