En El Diablo Cojuelo, de Luis Vélez de Guevara (1641), un diablillo muestra al estudiante Cleofás los secretos de Madrid levantando mágicamente los tejados de las casas, primero de noche, y luego de día. Como el diablico es cojo, la novela está dividida en trancos, en vez de capítulos. Al comienzo del tranco III los personajes ven el despertar de la Villa que el autor describe con tal vis dynamica que parece un video a vista de pájaro y de no poca actualidad*:
“Ya comenzaban en el puchero humano de la Corte a hervir hombres y mujeres, unos hacia arriba y otros hacia abajo, y otros de través, haciendo un cruzado al son de su misma confusión, y el piélago racional de Madrid a sembrarse de ballenas con ruedas, que por otro nombre llaman coches, trabándose la batalla del día, cada uno con disinio [“designio”] y negocio diferente, y pretendiéndose engañar los unos a los otros, levantándose una polvareda de embustes y mentiras, que no se descubría una brizna de verdad por un ojo de la cara,” […]
Y ya que han salido esas ballenas con ruedas, es inevitable recordar otro pasaje en que se describe la manía de tener coche entre los madrileños del siglo XVII (tranco II):
“[…] acompáñame a reir de aquel marido y
mujer, tan amigos de coche, que todo lo que habían de gastar en vestir, calzar
y componer su casa lo han empleado en aquel que está sin caballos agora, y
comen y cenan y duermen dentro dél, sin que hayan salido de su reclusión, ni
aún para las necesidades corporales, en cuatro años que ha que le compraron;
que están encochados, como emparedados, y ha sido tanta la costumbre de no
salir dél, que les sirve el coche de conchas, como a la tortuga y al galápago,
que en tarascando cualquiera dellos la cabeza fuera dél la vuelven a meter
luego como quien la tiene fuera de su natural, y se resfrían y acatarran en
sacando pie, pierna o mano desta estrecha religión; y pienso que quieren ahora
labrar un desván en él para ensancharse y alquilalle a otros dos vecinos tan
inclinados a coche que se contentarán con vivir en el caballete dél.”
Al leer lo de estos dos que están encochados, recuerdo que en los años 70,
cuando alguien tenía el coche en el taller, decía estoy descochado (no en DRAE).
[cito por la edic. de Enrique
Rodríguez Cepeda, Cátedra, M. 2019]
* Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid, considera que los atascos "Era (sic) parte de la vida de Madrid. Si sigue Podemos en el Ayuntamiento de Madrid no va a haber atascos, más que, eso sí, por el día porque estos están en todas partes".