Normalmente escribo sobre las películas en versión original que me han gustado o sorprendido, o me han hecho pensar. No es este el caso de Sieranevada (otra película de extraño título). No sé nada del cine rumano y, después de leer someramente las críticas, creí que iba a asistir a una obra maestra sobre una familia que celebra un extraño ritual cuarenta días después de la muerte del padre y que serviría para mostrarnos las tensas relaciones entre ellos (Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada, como ya dijo Tolstoi). El tema, como se ve, no es original, pero la manera de abordarlo prometía: largos planos desplazándose de una habitación a otra teniendo como eje central un pequeño pasillo en una lograda ilusión de adaptación al tiempo real. Pero las tres horas de metraje se hacen eternas y agobiantes entre portazos, entradas y salidas continuas de los personajes, gritos, lloros de un bebé e innumerables cigarros. Si a Berlanga le gustaban las películas corales con argumentos absurdos en espacios abiertos, a Cristi Puiu, digno sucesor de su paisano Ionesco y de Sartre (Huis Clos,"A puerta cerrada", sin la genialidad de Buñuel encierra a sus actores en un espacio claustrofóbico del que todos, incluidos los espectadores, quieren salir a toda costa. Ya nos hacemos una idea del ritmo de la película en la primera escena, interminable e innecesaria, donde observamos a la pareja protagonista yendo y viniendo varias veces del portal a su coche. A partir de ahí todo se volverá más absurdo: el ritual típico de la región obliga a que un miembro de la familia personifique al finado, mIentras esperan al pope cuya llegada se demora, impidiendo que los familiares, muertos de hambre, se sienten a la mesa. Y todo entre conversaciones sobre la infidelidad, la religión, la política e, incluso, la credibilidad de las explicaciones oficiales de acontecimientos como el 11 de septiembre de 2001, mujeres atareadas con la comida y hombres sentados, ecos de Ceaucescu y fobia a los gitanos. Transcurridos 50 minutos, ya éramos incapaces de sentir ninguna empatía o interés por lo que ahí se estaba contando. Echábamos de menos la locura divertida del camarote de los hermanos Marx. Cuando faltaba media hora para que terminase, mi acompañante no pudo resistirlo más y se marchó. Yo me quedé, porque no me gusta dejar nada a medias. Cómo si no iba a hacer esta crítica.
miércoles, 18 de octubre de 2017
Sieranevada, película rumana
Normalmente escribo sobre las películas en versión original que me han gustado o sorprendido, o me han hecho pensar. No es este el caso de Sieranevada (otra película de extraño título). No sé nada del cine rumano y, después de leer someramente las críticas, creí que iba a asistir a una obra maestra sobre una familia que celebra un extraño ritual cuarenta días después de la muerte del padre y que serviría para mostrarnos las tensas relaciones entre ellos (Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada, como ya dijo Tolstoi). El tema, como se ve, no es original, pero la manera de abordarlo prometía: largos planos desplazándose de una habitación a otra teniendo como eje central un pequeño pasillo en una lograda ilusión de adaptación al tiempo real. Pero las tres horas de metraje se hacen eternas y agobiantes entre portazos, entradas y salidas continuas de los personajes, gritos, lloros de un bebé e innumerables cigarros. Si a Berlanga le gustaban las películas corales con argumentos absurdos en espacios abiertos, a Cristi Puiu, digno sucesor de su paisano Ionesco y de Sartre (Huis Clos,"A puerta cerrada", sin la genialidad de Buñuel encierra a sus actores en un espacio claustrofóbico del que todos, incluidos los espectadores, quieren salir a toda costa. Ya nos hacemos una idea del ritmo de la película en la primera escena, interminable e innecesaria, donde observamos a la pareja protagonista yendo y viniendo varias veces del portal a su coche. A partir de ahí todo se volverá más absurdo: el ritual típico de la región obliga a que un miembro de la familia personifique al finado, mIentras esperan al pope cuya llegada se demora, impidiendo que los familiares, muertos de hambre, se sienten a la mesa. Y todo entre conversaciones sobre la infidelidad, la religión, la política e, incluso, la credibilidad de las explicaciones oficiales de acontecimientos como el 11 de septiembre de 2001, mujeres atareadas con la comida y hombres sentados, ecos de Ceaucescu y fobia a los gitanos. Transcurridos 50 minutos, ya éramos incapaces de sentir ninguna empatía o interés por lo que ahí se estaba contando. Echábamos de menos la locura divertida del camarote de los hermanos Marx. Cuando faltaba media hora para que terminase, mi acompañante no pudo resistirlo más y se marchó. Yo me quedé, porque no me gusta dejar nada a medias. Cómo si no iba a hacer esta crítica.
Isabel de Villena, primera escritora en lengua valenciana
En
el día de las escritoras, Juan Bautista, el autor del calendario de escritores,
me ha regalado el nombre de una escritora, desconocida para mí, Isabel de Villena, hija bastarda del marqués de Villena y la
primera escritora en lengua valenciana. Una mujer cuya vida y obra se circunscribe al Real
Monasterio de la Santísima Trinidad de Valencia, convento de clausura del que
fue abadesa entre 1463 y 1490, año de su defunción. Isabel fue una
mujer culta e inteligente que dedicó parte de su tiempo a la lectura y la
escritura. Se sabe que escribió varias obras, pero solamente ha llegado hasta
nosotros una Vita Christi por la que recibió el reconocimiento
de algunos escritores del momento.
La Vida de Cristo estaba pensada para las monjas
y mujeres iletradas que acudían al convento de la Santísima Trinidad.
Consciente de la falta de cultura de muchas de aquellas devotas mujeres, su
obra da una visión más humana y cercana de la historia sagrada. Además se
centra en las mujeres que rodearon la vida de Cristo. Santa Ana, la virgen
María y María Magdalena se presentan como mujeres, abuelas, madres, que viven
la vida de Cristo como mujeres normales, con sentimientos humanos. Además de
poner el énfasis en estos personajes femeninos, se basó en textos apócrifos y
otros alejados de la ortodoxia de los textos sagrados. Sor Isabel de Villena reforzaba las virtudes del ser
femenino, proclive a la piedad, la honestidad y al sacrificio por amor. La obra
fue publicada póstumamente en 1497 por iniciativa de su sucesora, Sor Aldonça
de Montsoriu, atendiendo al deseo de otra reina, Isabel la Católica.
Recojo el texto en su versión castellana que se leyó el Día de las escritoras, donde hace una descripción de María Magdalena muy distinto del que se nos ha trasmitido; no es una prostituta, es una mujer noble, dueña de su fortuna y una magnífica anfitriona.
Isabel de Villena, Vita Christi, Vicent J. Escartí (ed.), Institució Alfons el Magnànim 2011,
pp. 258-259.
1.B. Isabel de Villena (1430-1490)
[“Predicando el Señor en Jerusalén, ocurrió que una gran señora de buena casa, singular
en belleza y gracia por encima de las demás mujeres de su estado, huérfana de padre y madre,
pues ya habían muerto los dos, dejándole grandes riquezas y abundancia de bienes, aunque
tenía un hermano y una hermana, ella era la principal señora y la mayor de los tres, y viéndose
así, tan libre y tan joven, sin nadie que la reprendiera, disponiendo de su voluntad como única
ley, seguía sus propios apetitos sensuales, no entendiendo sino de deleites y placeres, de
adornos y novedades, y nada le era difícil, pues tenía de qué desprenderse. Sin embargo, la abundancia de riquezas en personas jóvenes es una gran ocasión de pecar, según asegura
Salomón.
Y esta señora era amiga de las fiestas e inventora de vestidos. Tenía corte y estrado en
su casa donde acudían todas las jóvenes que compartían con ella deleites y placeres, y allí se
daban fiestas y convites todos los días. Y como en tales casos la fama de las mujeres no puede
perseverar entera, aunque las obras no sean malas, son demostraciones que dan qué hablar y
sospechar a los murmuradores encargados de juzgar y condenar la vida de tales personas que
antes piensan en dar contento a su voluntad desordenada que en conservar su fama.”]
16 de octubre, Día de las mujeres escritoras
Me he enterado de que el 16 de octubre se conmemora en
España, por segundo año consecutivo, el Día de las escritoras. Se han
seleccionado textos de treinta creadoras en castellano, catalán, euskera y
gallego, que se leerán en el Auditorio de la Biblioteca Nacional. Los fragmentos
seleccionados son de las escritoras: Isabel de Villena, Teresa de Jesús,
Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Mercedes Cabello de
Carbonera, Emilia Pardo Bazán, Víctor Català [Caterina Albert], Juana de
Ibarbourou, Elena Fortún, Teresa de la Parra, María Etxabe, Julia de Burgos,
Alfonsina Storni, Dolores Medio, Rosario Castellanos, Mercè Rodoreda, Elena
Soriano, Elena Garro, Begoña Caamaño, Carmen Martín Gaite y Gloria Fuertes.
Bienvenida sea toda iniciativa que visibilice a las mujeres,
que sirva para reivindicar su voz y para recordar a todas las escritoras que no
aparecen en los libros de texto. Siempre me llamó la atención que en los
comentarios que hacíamos en clase para preparar la selectividad, las pocas
veces que pertenecía a una mujer escritora, los alumnos siempre se refirieran
al autor, desacostumbrados como estaban a leer textos escritos por mujeres.
Aunque el sexo del escritor no garantiza nunca una mirada feminista ante la
realidad, ojalá llegue un día que no sea necesaria la discriminación positiva.
Octavio Salazar en Eldiario.es escribe un artículo con el
atractivo título de Los hombres que no leen a mujeres son peligrosos: "
Las mujeres que leen, las mujeres que escriben, no son peligrosas. Los que son
peligrosos son los hombres que no las reconocen como humanas y que se
construyen sin la mirada que ellas nos ofrecen sobre nuestra imperfecta
naturaleza. A los hombres que no leen libros escritos por mujeres les falta la
mitad del mapa que nos permite ubicarnos en los complicados paisajes del alma.
Y eso es, me temo, una seria discapacidad".lunes, 16 de octubre de 2017
Llámame Brooklyn, Eduardo Lago
.
Once años después, por fin, he leído el libro de mi colega Eduardo Lago que ganó el
premio Nadal, un año después de que saliera una nueva edición con un prólogo
que explica la gestación del libro. Llámame Brooklyn es un homenaje a nueva
York, ciudad en la que el autor lleva viviendo
desde 1987; una historia de historias que transcurren en diversos tiempos y en
varios lugares; y una novela de un amor imposible, de amistad y de pasión por
la literatura, donde se reflejan sus gustos literarios. Porque el libro es el
reflejo de un lector voraz, un cuidadoso traductor, un entusiasta profesor de
literatura y un gran escritor.
Como en Las mil y una noches o en El Decamerón, la trama, aquí excesivamente complicada, es lo menos importante; lo mejor son los relatos que el autor fue
recopilando durante muchos años, porque, como el mismo afirma, las historias tienen vida propia: "Leyendo
las noticias del Times me tropezaba inesperadamente con embriones de cuentos,
historias cuyo contenido parecía pedir a gritos que alguien las convirtiera en
relatos". La recreación del suicidio del pintor Rothko es una buena muestra de su estilo.
Un periodista del New York Post recibe la noticia de que su
amigo Gal Ackerman, veinticinco años mayor que él, ha muerto. El suceso le
obliga a cumplir un pacto tácito: rescatar de entre los centenares de cuadernos
abandonados por Ackerman en un motel de Brooklyn, una novela a medio terminar.
El frustrado anhelo de su autor era llegar a una sola lectora, Nadia Orlov, de
quien hace años que nadie ha vuelto a saber nada. La novela supone la
reconstrucción de la novela que lleva por título el nombre de la hija que
siempre quiso tener con su antiguo amor: Brooklyn. Así pues, estamos ante una
novela puzle, mosaico, collage, caleidoscopio, con estructura de matrioska.
Lago destaca por su precisión estilística en los diálogos y en las
descripciones tanto de lugares como de personajes.
A pesar de que el conjunto de la novela me parece algo
confuso y desigual, he disfrutado de su
lectura y la recomiendo. Original y diferente dentro del panorama español y más
aún dentro de la tónica de las galardonadas con el premio Nadal.
viernes, 13 de octubre de 2017
La premonición de Safeyce
La premonición de
Safeyce es una novela ambientada en El Cabezo de la Escoba, un yacimiento de la Edad del Bronce, ubicado
en el término de Villena, con una cronología que lo sitúa en el Bronce Antiguo
(2200-1500 a.C). Este yacimiento se halla en la confluencia de tres áreas
culturales: El Argar, el Bronce valenciano y el Bronce de La Mancha. Precisamente
allí, José María Soler, arqueólogo local, y su equipo habitual encontraron en diciembre de 1963 el Tesoro de Villena, conjunto de piezas heterogéneas en oro y
plata que está considerado el segundo más importante de Europa, tras
el tesoro de las tumbas principescas de Micenas. Las más de sesenta piezas tienen un peso de algo más de nueve kilos de oro y seiscientos gramos de
plata. También hay unos pequeños objetos en hierro, considerado en el tiempo de
la ocultación un metal precioso. Sin embargo, es sorprendente que fuera de
Villena, incluso en las mismas poblaciones de alrededor, no se conozca.
He conocido la existencia de esta novela gracias a facebook,
alguien del pueblo a quien no conozco, me hizo una solicitud de amistad y acepté,
después llegó la anónima de "La premonición de Safeyce" y también
dije que sí. Durante meses, intrigada, he ido leyendo diversos artículos sobre
la Edad del Bronce y el Tesoro de Villena sin saber la identidad del autor o
autora, extrañada sobre todo por esa forma peculiar de entrar en contacto con
futuros lectores, en poco tiempo ha llegado casi a 1.400, utilizando el novedoso método de publicidad por entregas.
Hasta que cayó el velo y su autora, Rosario Mondéjar, se dio a conocer ahora
que la novela está a punto de salir, después de estar gestándose más de cuatro años.
Rosario cuenta cómo surgió la idea: "Después de asistir de forma
continuada a las visitas a Cabezo Redondo, tanto en las jornadas de puertas
abiertas como en las visitas programadas, me di cuenta de que el poblado estaba
muy bien; sus casas, sus callejas, sus supuestos techados, sus hornos, sus
restos de fauna, sus restos humanos, pero... A Cabezo Redondo le faltaba algo:
¡le faltaba vida! Faltaban ruidos, olores, niños corriendo, mujeres moliendo
trigo, pastores controlando el ganado, jefes intercambiando objetos con
viajeros... "
La protagonista es una mujer: "La primera vez que me
senté frente al ordenador, con la hoja en blanco, reflexioné sobre quién iba a
llevar la voz cantante en esta historia. Quería que fuera un personaje con
mucha fuerza y con mucha intuición. Inevitablemente pensé que una mujer podía
responder con facilidad a ese papel, pero tenía un problema: las mujeres en la
Edad del Bronce no valían nada. Las mujeres eran "cosas" que los
padres y los maridos traían, llevaban y manejaban a su antojo (tampoco hemos
cambiado tanto tres mil años después, no hay más que asomarse a las noticias,
por desgracia). Pero, a pesar de todo, puse a una mujer entre los personajes
claves de la novela ¡bastante nos ha quitado ya la Historia!".
Esta novela histórica, que parece que es la primera
ambientada en esta época en la Península Ibérica, verá la luz muy pronto. Esperemos que esté a la altura de las expectativas creadas.
jueves, 12 de octubre de 2017
Blog del arquitecto Santiago Fajardo
De Madrid siempre se disfruta. Santiago Fajardo nos propone en
su blog una serie de rutas con sus correspondientes vídeos para recorrer
tranquilamente sus calles y conocer sus lugares más representativos. Merece la pena hacerle una visita.
El vídeo que aparece aquí nos adentra en la Sociedad General de Autores.
domingo, 8 de octubre de 2017
Traductor, traidor
Recomiendo leer en El País el artículo de Paula Corroto,
Los personajes invisibles de la literatura, sobre la figura del traductor que
ejerce en la sombra una labor esencial, dificilísima y, casi siempre, mal
remunerada. Existe una expresión italiana: traduttore, traditore (traductor,
traidor) que refleja la absoluta imposibilidad de conseguir una traducción fiel
al original. El nombre del traductor suele quedar reducido a la primera página
y, sin embargo, su voz está en todo el relato.
Etiquetas:
Emilio García Ruiz,
Equipaje profesora
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