Ese futbolista aficionado,
que sonreía en pocas ocasiones, aunaba el atractivo de un joven actor Steven Seagal con la indefensión de un niño mimado. Poseía un cuerpo
fornido, repleto de testosterona y parecía no
temer a nada ni a nadie. Le cayó muy bien a su compañera de oficina porque la
acercaba a su lado oscuro al que pocas veces se asomaba. Entablaron una buena amistad, se buscaban, charlaban de lo humano
y de lo divino y, sobre todo, se reían juntos. La diferencia de edad y de
caracteres había hecho que no se les plantease ni remotamente una relación más
allá de la amistad y eso les hizo inseparables durante un tiempo. En las
reuniones sociales, ella, que tenía pareja, asistía divertida a sus conquistas, cuando su
mirada de cazador acorralaba a las presas femeninas que rápidamente caían
rendidas a sus encantos en el morral. Pero poco a poco fue descubriendo la
verdad de las mentiras que urdía su amigo que se paseaba inconscientemente por el filo de la navaja. Si
jugaba a las tragaperras, no era por
entretenimiento; las faltas injustificadas al trabajo no se debían a enfermedad alguna; las multas de tráfico no eran achacables a la
mala suerte; el dinero que le habían robado en el cajero no era al descuido, se
lo había robado su chica de turno; si acababan en
un bar de mala muerte, era para buscar un camello; las heridas de la cara no se producían en el fragor del partido... Un día muy largo, bañado con cervezas, después de ir al servicio
varias veces, traspasó los límites establecidos entre ellos y manifestó su
verdadero ser: un egoísta violento incapaz de recibir un no por respuesta. La máscara cayó inmisericorde: detrás de esa fachada atractiva y sensible se escondía una personalidad atormentada, un jugador, un
mujeriego misógino, un alcohólico (a veces también cocainómano), un mentiroso
compulsivo que no quería a nadie porque era incapaz de quererse a sí mismo. Siguieron compartiendo espacios comunes, pero ya no se les volvió a ver juntos
nunca más. Se acabaron para siempre los días de vino y rosas.
domingo, 26 de febrero de 2017
martes, 7 de febrero de 2017
Trece heroínas literarias y las personas que las inspiraron
Artículo de Ángels S. Amorós en Librópatas.com:
¿Quiénes fueron y por qué
se inspiraron en ellas para crear una obra magna que todavía hoy perdura entre
nosotros? En honor a ellas, a las protagonistas de las historias
más leídas que,
como vamos a demostrar, tienen un origen real que resulta necesario conocer
para apreciar todavía más si cabe la obra y reconocer las verdaderas artífices
de la gloria que elevó a sus creadores al universo literario de los clásicos. Beatriz,
Julieta, Dulcinea, Margarita Gautier, Emma Bovary, Alicia, Jo March, Dorothy,
La Maga...
En la foto Edith Aron, La Maga
miércoles, 1 de febrero de 2017
La espuma, Palacio Valdés
Pereda, Galdós, Palacio
Valdés y Menéndez Pelayo
Hasta ahora no había leído nada de Palacio Valdés. En mi
época universitaria no estaba muy valorado, supongo que tuvo que luchar contra
la sombra que proyectaban los dos grandes gigantes de la literatura de su tiempo,
Galdós y Clarín, a los que dedicamos muchas lecturas y comentarios. Aunque en
su dilatada carrera como escritor tuvo bastante éxito fuera y dentro de España y
se hicieron varias adaptaciones cinematográficas de algunas de sus novelas (La
hermana san Sulpicio, La fe, Las aguas bajan negras, adaptación de La
aldea perdida).
Después de la lectura de La espuma (1890) he
descubierto que el escritor asturiano está a la altura de sus amigos de
generación. Su estilo ameno, humorista y sensual destaca sobre todo en la
descripción de personajes y costumbres. Los que lo han tildado de conservador,
sentimental y mediocre no conocían bien su obra, porque, aunque no era
revolucionario ni anticlerical, no se le puede acusar de cursi ni de localista.
A él también le dolía España y destaca
su amor por la justicia, por el bienestar social y la redención de las clases
más humildes. Sus críticas a la alta sociedad están basadas en un catolicismo
reformista y en las ideas socialistas. El propio autor afirmó: «Yo soy
católico, pero huyo de las pasiones de los católicos, contrarias enteramente a
la doctrina de Jesucristo. Aquí en casa he tenido curas y frailes que vinieron
a sondear mi espíritu y a inclinarme hacia finalidades políticas que están muy
lejos de mi corazón. No me explico al católico germanófilo. Es una aberración.
Y es que muchos católicos lo son por reaccionarios. Yo, por católico, soy
liberal y republicano si me aprieta un poco.»
La espuma nos sitúa en las altas esferas de la aristocracia y
la burguesía madrileñas –la espuma de la sociedad, la crème de la crème- para
mostrarnos los salones donde se elevan y derriban gobiernos y se hacen los
grandes negocios. Presenta la decadente aristocracia madrileña con sus amoríos,
fiestas y lujos estériles: Clementina, hija ilegítima del duque Antonio de
Salabert, esposa de Tomás Osorio, abandona a su amante Pepe Castro,
encaprichada del ingenuo Raimundo Alcázar. Los jóvenes viven entre fiestas y
matrimonios de conveniencia, cambios de amantes y frustraciones. Al morir la
madrastra de Clementina, ella deja a Raimundo para prosperar con un amante más
influyente.
El capítulo XIII me ha sorprendido enormemente, Salabert ha especulado
y comprado al Estado las minas de Riosa (trasunto literario de Almadén) e
invita a sus amigos para pasar allí una jornada. Dentro de una galería celebran
un banquete surrealista, digno de una
película de Buñuel, donde toma la palabra el médico de la mina, Quiroga, y les
hace ver la realidad de los mineros, que padecen todas las secuelas que
conlleva una vida insana y un salario mísero, rebelándose entre sarcasmos
contra la injusticia social impuesta por un capitalismo sin entrañas que hace
trabajar incluso a niños de siete años. Los comensales aparecen levemente
conmocionados para olvidarse enseguida.
El retrato de la sociedad española de la Restauración que
hace el escritor asturiano tiene vigencia plena en la actualidad. No ha
cambiado, nuestra clase dirigente está formada, como entonces, por personajes
codiciosos, deshonestos y cínicos que solo se mueven por poder y dinero en beneficio propio.
La siguiente novela que leeré será sin duda Marta
y María. Mis padres hablaban muy bien de ella.
Paseos por Madrid
Carlos Osorio, autor de libros sobre Madrid, organiza paseos
amenos y originales para disfrutar de las posibilidades que nos ofrece la
ciudad (Historia, anécdotas, secretos, leyendas, paisajes, tabernas,
comercios... lo que no se ve a simple vista) al tiempo que conocemos a los
madrileños de otros tiempos. Aprender deleitándose. El paseo como obra de arte.
Paseos para los de aquí y para quien tenga espíritu de viajero.
Etiquetas:
Blogs interesantes,
Paseos por Madrid
martes, 31 de enero de 2017
Calendario literario de Juan Bautista (Febrero 2017)
Hay que pinchar en el enlace y debajo de cada escritor para acceder a la información escrita y audiovisual:
https://onedrive.live.com/view.aspx?resid=CAA5316E09C544CC!209&ithint=file%2cdocx&app=Word&authkey=!ADPyUyVKdBVEXvA
El documento de slideshare es solo para consultar o fotocopiar
El documento de slideshare es solo para consultar o fotocopiar
Etiquetas:
Calendario de escritores,
Escritores
domingo, 29 de enero de 2017
Noticias de Villena
Este mes de enero ha estado lleno de noticias de Villena, el pueblo de mis padres. El río Vinalopó, generalmente seco, estaba desbordante de agua
después de las abundantes lluvias. La semana pasada, la gran nevada aisló
la comarca. Y en Madrid, con motivo de la Feria de Turismo (FITUR), el desfile
de Moros y Cristianos por la calle Preciados hasta la Puerta del Sol donde
homenajearon al villenense Navarro Santafé, autor de la famosa escultura del oso
y el madroño que cumplía cincuenta años.
Esta semana, el desagradable incidente en el IES Las Fuentes donde un estudiante de diecisiete años hirió con un cuchillo de cocina a cinco compañeros en clase hasta que fue reducido.
Ayer, la triste noticia
de la muerte a los 89 años de mi tío Vicente Prats Esquembre, fundador de la
Asociación de las Personas con Discapacidad Intelectual de Villena y comarca
(APADIS), dinamizador de la vida cultural y estudioso de la historia y las
tradiciones de Villena, sobre las que escribió
varios libros: «Ruperto Chapí, un hombre excepcional», «Joaquín María López, un
líder liberal para España», «Las Vírgenes de las Virtudes en España» y «La
Ermita de San Antón». Y hoy domingo, la retransmisión por rtv2 de la misa celebrada en la iglesia de Santiago con motivo del centenario de la llegada de los salesianos a Villena. El vídeo tiene al comienzo un interesante resumen sobre la historia de la ciudad.
Con esta muerte ya no queda nadie de su generación en mi
familia. Numerosos recuerdos me vinieron a la mente. Las tertulias que
realizaban los miércoles las viudas villenenses afincadas en Madrid en la cafetería Fuyma de la Gran Vía antes de
su cierre en 1995: Ángeles Caturla, Celia López Hernández, viuda de Navarro
Santafé, Pepita Forte y mi madre, Carmen Bravo Prats. Las animadas
conversaciones de Vicente Prats Nadal, el padre, con mi abuela Carmen en
valenciano porque habían nacido en Onteniente y el cariño que se tenían todos
los primos. Vicente siempre llamaba a mi madre por Navidad. Desde aquí mi más sentido pésame. Se me quedaron pendientes muchas conversaciones para saber más de la familia Prats.
sábado, 28 de enero de 2017
Se van los viejos profesores
Juan Antonio González ha ejercido como profesor en el colegio Sutefie de Zufre, Huelva, durante 32 años, hasta el pasado 9 de enero, último día de trabajo en el centro. Ese día se jubilaba y sus compañeros y alumnos idearon un plan para rendirle un
homenaje que consistió en un largo pasillo lleno de alumnos, profesores y
padres que no paraban de aplaudirle. En palabras de José Antonio “fue el mejor
homenaje posible que me habrían podido dar”.
Ayer me llegaron vía
wasap estos dos testimonios que a continuación copio. Pido perdón porque no he
pedido permiso.
Se van los viejos profesores
Se van. Recogen sus cosas de la clase en una cartera, apagan
la luz y se van. Llegaron en los setenta. Con sus gafas de pasta, su barba, sus
pantalones de pana, su faldas demasiado largas o demasiado cortas. Llegaron a
centenares, llenando colegios hechos a toda prisa a los que pusieron nombre de
poetas o de viejos pedagogos proscritos. Llegaron con una inmensa sed de
aprender a enseñar. Pintaron los muros grises de las escuelas con dibujos
infantiles. Querían cambiar el mundo con papel continuo, unos pinceles y unos
botes de tempera. Aprendieron en las
escuelas de verano a bailar, a tocar el pandero, a hacer pasta de papel o a
conocer el nombre de los árboles y de los pájaros. Se confiaban unos a otros su
ignorancia y la urgencia de cambiar una España aún demasiado sucia, demasiado
triste. Se quitaron el don para tutearse con la gente. Ahora los maestros eran
solo Jesús, Joaquín, Paloma, Javier, Nieves, Isidoro o Fernando. Llenaron las
bibliotecas de libros y de algún lector. La literatura infantil y juvenil se
puso de moda y empezó a ser algo más que Julio Verne o Salgari. Aquellos profes
volvieron a sacar a los chicos al campo, a ver las montañas, los ríos, más allá
de los atlas. También a las calles de los barrios rescatando los carnavales y
con ropas viejas cabezudos de cartón. Con sus propios errores y con los ajenos fueron
perdiendo por el camino sus utopías. No todas. Quizá la mayoría. Soportaron el
capricho y la estupidez de los políticos y legisladores. Protestaron, a veces no lo suficiente. No les escucharon
nunca. De progres e ilustrados pasaron a ser analfabetos digitales. Pero todo
se aprende si se quiere. Mal, pero se aprende. Y como dice la canción: el
tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos. Menos para los alumnos. Ellos nos
siguen viendo como siempre, aunque tenga la misma edad que sus abuelos. Cada
año en el colegio se jubila uno o dos y deja la escuela en esos días azules,
con ese sol de la infancia. Sus primeros alumnos tienen ya cuarenta años o
casi. Son los famosos millennials. Algunos son parados o médicos, enfermeros,
abogadas, taxistas, incluso algún profesor. Son el resultado de años de trabajo
sin ver nunca el fin ni el principio.
No todo fue inútil. Los hay generosos con talento y un punto
de rebeldía. Viven en España y algunos –demasiados- también en el extranjero.
Puede que paseen más por internet que por la calle. Tal vez alguno dejo colgado
los estudios y el futuro y se miren las manos vacías. Eso, amigo, no se aprende
en la escuela, por desgracia. Pero sobrevivieron a la EGB, al viaje de fin de
curso a Mallorca, a los amores y desamores, a la desilusión y ahora a la crisis
económica. La mayoría rechaza la idea de que nada cambiará. Lo aprendieron
coloreando con Plastidecor y rotuladores Carioca, oyendo las viejas canciones
que hablaban de que los piratas pueden ser horados y los príncipes, malos. Que
a los lobitos buenos los maltratan los corderos, y por eso, ellos no quieren
ser no corderos ni borregos. Se van los profes de la EGB con el pelo gris o
sin pelo. Pero se van contentos. Hicieron lo que pudieron. Más o menos. Así que
se sienten pagados cuando les reconoce por la calle la sonrisa tímida de una
exalumna o reciben el abrazo de un muchachote con entradas que quizá se llame
Sergio ¿o era Iván?- Entonces nuestro corazón se alegra. Luego recogemos
nuestras cosas y decimos, diremos adiós.
Un profesor de EGB
Un buen retrato de lo que hicimos, pretendíamos hacer y de
la ilusión que pusimos por conseguir una escuela mejor, un país más justo, más
abierto y más democrático, y un mundo en paz y armonía con la naturaleza y el
planeta. Nuestro tiempo en la escuela paso, pero ahí quedan, no solo el
recuerdo, sino nuestro esfuerzo y nuestro ánimo materializado en las nuevas
generaciones. Hicimos lo que sabíamos, podíamos y, a veces, lo que nos dejaron;
pero yo me quedo con el cariño que he recibido y aún recibo de mis antiguos
alumnos y con la idea de que intentamos hacer un mundo mejor.
Jacinto
Y en El Confidencial ha aparecido hoy un artículo firmado
por Héctor G. Barnés: España, años setenta: cómo nuestros profes inventaron todo lo que está de moda fuera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)