"El amor entre hombre y hombre es imposible porque no puede haber relaciones sexuales; y la amistad entre hombre y mujer es imposible porque puede haber relaciones sexuales."
James Joyce: Un caso lamentable.
Para empezar recomiendo leer el artículo “Demos la vuelta de una vez, como un calcetín, a su miserable discurso" de Juan Goytisolo de la revista
Triunfo (1977): una estupenda defensa de la normalidad homosexual, contra el predominante discurso "perdonavidas".
“En resumen: que debemos ser humanos y comprensivos, porque la heterosexualidad se produce en todos los grupos y familias, y nadie nos garantiza que un día no tengamos que enfrentarnos con ella en nuestra propia casa. Cuidada en sus comienzos puede ser corregida (los médicos aconsejan el envío de los niños y niñas con inclinaciones heterosexuales a internados y colegios de vacaciones de su propio sexo); más tarde, lo mejor es renunciar a toda esperanza de cura y aceptarla como algo triste, pero inevitable (como aceptamos el dolor, la vejez o la muerte). De ello a crear agrupaciones destinadas a defender sus “derechos” media una distancia que solo los irresponsables estarían dispuestos a salvar. Pero, además de que su ejemplo podría cundir entre personas emotivamente débiles e inestables, no hay que olvidar la amenaza latente que algunos de sus miembros (por fortuna no todos) representan para la sociedad: ¿o nos olvidamos que Trujillo fue, como lo es casualmente el general Augusto Pinochet, un empedernido heterosexual?”.
Homosexual, ¿y qué?
La homosexualidad es tan normal como la heterosexualidad desde los comienzos de la historia, pero la historia de la persecución homosexual es larga y desgraciada. La hipocresía de unos y la ignorancia de otros han castigado con penas horribles esta orientación sexual, calificándola de vicio, de perversión, de enfermedad contagiosa, de delito social. En general, las religiones monoteístas la persiguen sin compasión, algunas con la muerte, como el Islam, con cadena perpetua, como en la India, o con la amenaza del castigo eterno como los católicos.
Al igual que todas las modalidades artísticas, la literatura cuenta con un sinfín de exponentes cuya orientación sexual difiere a la de la mayoría; algunos de ellos han aportado algunas de las obras más importantes en el mundo de las letras. Es en el s. XIX cuando la literatura asiste al resurgimiento de lo homosexual después de muchos siglos de silencio y condena. Unos escritores lo ocultaron y llegaron a casarse para guardar las apariencias; otros lo manifestaron públicamente y escandalizaron a sus contemporáneos saliendo del armario. No es de extrañar que muchos de ellos cayesen en el alcoholismo y la adicción a las drogas (doblemente malditos) o buscasen la salida del suicidio.
“Homosexual, ¿y qué…? “fue la respuesta que en carta pública leyera el afamado escritor inglés Oscar Wilde en el más sonado proceso judicial del siglo XIX. Toda la clase media de la Inglaterra victoriana estaba escandalizada por su conducta. Wilde, quien había mantenido una íntima amistad con lord Alfred Douglas, resultó acusado de sodomía por el padre de éste, el marqués de Queensberry. Se le declaró culpable en el juicio, celebrado en mayo de 1895, y fue condenado a dos años de trabajos forzosos.
En cualquier caso, la identidad sexual de los escritores no condiciona ni la calidad ni el éxito de su obra, que es en definitiva lo que tenemos que analizar en nuestras clases, como expresa Michael Cunningham: «Ante todo soy un escritor y no un escritor gay».
Ante la pregunta si conviene aludir a la condición sexual de los escritores, creo sinceramente que sí para acabar con el silencio y la marginación, con las risas y el nerviosismo de algunos, porque muchos homosexuales, algunos de ellos alumnos nuestros, todavía ahora, están obligados al fingimiento y a la simulación para no ser discriminados tanto en la escuela, como en la familia y en el trabajo. Esta es una forma de educar en valores en una sociedad democrática y es una forma más de acercar la literatura a la vida.
Una actividad didáctica: ¿Importa ser homosexual?
Qué tontería, estarás pensando...! Claro, ahora no importa nada, o al menos no debería importar, aunque a veces sí; aún hoy hay homosexuales que sufren por el hecho de serlo, a pesar de las fiestas del orgullo gay etc. Pues imagina lo que significaba ser homosexual antes de la Guerra Civil... Abajo hay una fotografía de tres grandísimos poetas de la Generación del 27. Te los presento:
· el primero, por la izquierda es Vicente Aleixandre, poeta, Premio Nobel y homosexual
· el segundo Luis Cernuda, poeta de una gran sensibilidad y homosexual
· el último es Federico García Lorca, poeta, pintor, dramaturgo asesinado en la Guerra civil y homosexual.
Los tres sufrieron mucho a causa de su homosexualidad... Vuelvo a hacer la pregunta ¿ser homosexual importa?
Si se sufre por ello, claro que sí.
¿Es justo que la sociedad haga sufrir a una persona por el hecho de ser homosexual?
Mi modesta propuesta:
-Lectura del fragmento (Pág 143), del libro de memorias
El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince, donde, ante las dudas de ser homosexual, el padre tranquiliza a su hijo:
“Y ante todo me quiso aclarar que, de ser así, eso tampoco tendría ninguna importancia, siempre y cuando yo escogiera aquello que me hiciera feliz, lo que mis inclinaciones más hondas me indicaran, porque uno no debía contradecir a la naturaleza con la que hubiera nacido, fuera la que fuera, y ser homosexual o heterosexual era lo mismo que ser diestro o zurdo, solo que los zurdos eran un poco menos numerosos que los diestros, y que el único problema, aunque llevadero, que podría tener en caso de que me definiera como homosexual, sería un poco de discriminación social, en un medio tan obtuso como el nuestro, pero que también eso podía manejarse con dosis parejas de indiferencia y orgullo, de discreción y escándalo, y sobre todo con sentido del humor, porque lo peor en la vida es no ser lo que uno es, y esto último me lo dijo con un énfasis y un acento que le salían como de un fondo muy hondo de su conciencia, y advirtiéndome que en todo caso lo más grave, siempre, lo más devastador para la personalidad eran la simulación o el disimulo, esos males simétricos que consisten aparentar lo que no se es o esconder lo que se es, recetas ambas seguras para la infelicidad y también para el mal gusto".
- Lectura y comentario en clase de
Para objetos solamente de
Mario Benedetti.
-Explicar las ideas de
Platón sobre la sexualidad.
-Interesante entrevista
Óscar Espirita:
De “niño marica” a “adolescente maricón”
- Lectura de
Máscaras, de Padura
- Lectura de
Reflexiones de un profesor gay fuera del armario.
Este artículo está publicado en el número 460 (octubre 2015) de la revista Cuadernos de Pedagogía por Carlos
Javier Herrero Canencia
Nómina de escritores
La lista más amplia está en la Wikipedia y en el enlace:
http://uthopie.chez.com/amantes/listamantes.htm
Pero me temo que ni están todos los que son, ni lo son todos los que están (hoy, 27 de marzo, he leído en la prensa que en una nueva biografía de Pessoa se afirma que era homosexual). Muchas de las mujeres que aparecen aquí, lo están por pertenecer a círculos feministas, confundiendo una vez más feminismo con lesbianismo. Además muchos escritores fueron bisexuales. Recojo los nombres de los que me parecen más significativos.
1. Escritores de habla hispana que no han ocultado su identidad sexual
Álvaro Pombo
Antonio de Hoyos y Vinent
Antonio Gala
Eduardo Mendicutti
Emilio Prados
Federico García Lorca
Francisco Brines
Francisco Nieva
Jacinto Benavente
Jaime Bayly
Jaime Gil de Biedma
José Lezama Lima
Juan Gil-Albert
Juan Goytisolo
Leopoldo Alas,
Luis Antonio de Villena
Luis Cernuda
Manuel Altolaguirre
Manuel Puig
Múgica Laínez
Reinaldo Arenas
Severo Sarduy
Terenci Moix
Vicente Aleixandre