sábado, 11 de octubre de 2025

Las puñeteras avispas (Dámaso Alonso)


Cerámica griega, hombres picados por avispas
Este verano, todos los habitantes de casa Zoilo hemos sufrido picaduras de avispas enfurecidas que nos han infligido un profundo dolor. La que me picó me pareció un avispón. Ante mis aspavientos* en cuestión de segundos me hizo dos picaduras dentro del guante de jardín que un mes después han revivido. Al día siguiente tuve que ir a urgencias porque se me hinchó tanto el brazo derecho que no lo podía mover.

"Aspaviento" viene del italiano spavento (espanto), que deriva del latín *expaventare (temer mortalmente). La forma española se modificó por la influencia de la palabra española "aspa".


Mi mano al día siguiente/ Un mes después/ En la actualidad

 Dámaso Alonso: Los insectos

Pero en las largas noches de agosto que duró la hinchazón, devorada también por los mosquitos, incómoda y perturbada, solo tenía en la cabeza el poema pesadilla de Dámaso Alonso Los insectos que, a pesar de su tono humorístico, expresa perfectamente el dolor y la angustia de la condición humana:

Me están doliendo extraordinariamente los  insectos,
porque no hay duda, estoy desconfiando de los insectos,
de tantas advertencias, de tantas patas, cabezas y esos ojos,
oh, sobre todo, esos ojos
que no me me permiten vigilar el espanto de las noches,
la terrible sequedad de las noches, cuando zumban los insectos,
de las noches de los insectos,
cuando de pronto dudo de los insectos, cuando me pregunto,
ah, es que hay insectos?
cuando zumban y zumban y zumban los insectos,
cuando me duelen los insectos por toda el alma,
con tantas patas, con tantos ojos, con tantos mundos de mi vida,
que me habían estado doliendo en los insectos,
cuando zumban, cuando vuelan, cuando se chapuzan en el gua, cuando...
ah!, cuando los insectos...

Los insectos devoran la ceniza y me roen las noches,
porque salen de tierra y de mi carne de insectos los insectos,
Disecados! Disecados los insectos!
Eso, disecados los insectos que zumbaban, que comían, que roían, que se chapuzaban en el agua,
ah, cuando la creación!, el día de la creación,
cuando roían las hojas de los insectos, de los árboles de los insectos,
y nadie, nadie veía a los insectos que roían, que roían el mundo,
el mundo de mi carne, y la carne de los insectos,
los insectos del mundo de los insectos que roían,

Y estaban verdes, amarillos y de color de dátil, de color de tierra seca los insectos,
ocultos, sepultos, fuera de los insectos y dentro de mi carne,
dentro de los insectos y fuera de mi alma,
disfrazados de insectos.
Y con ojos que se reían y con caras que se reían y patas,
y patas que no se reían, estaban los insectos metálicos
royendo, royendo y royendo mi alma, la pobre,
zumbando y royendo el cadáver de mi alma que no zumbaba y que no roía,
royendo y zumbando mi alma, la pobre, que no zumbaba, eso no, pero que al fin roía, roía dulcemente,
royendo y royendo ese mundo metálico y estos insectos metálicos que me están royendo el mundo de pequeños insectos,
que me están royendo el mundo y mi alma,
que me están royendo mi alma toda hecha de pequeños insectos metálicos, que me están royendo el mundo, mi alma, mi alma,
ah!, los insectos!,
ah!, los puñeteros insectos! me deshago, tú desapareces.

Otras avispas en la literatura 


Las avispas, insectos rápidos e inteligentes, tan importantes para polinizar y para el control biológico de plagas, han sido protagonistas en la literatura desde la época clásica. En la obra de teatro Las avispas,  Aristófanes critica el sistema jurídico, los miembros del coro visten como avispas y representan a los jueces de los tribunales de Atenas manipulados por los políticos (no estaría nada mal que se volviese a representar en estos tiempos). En la novela de ciencia ficción de  H.G. Wells de 1904 El alimento de los dioses, aparecen avispas gigantes con aguijones de cinco centímetros de largo. El significado de la canción bíblica Las avispas de Juan Luis Guerra se centra en la protección divina y la fe, las avispas representan la fuerza de Dios para alejar a los enemigos y superar obstáculos.


El termino avispa, que se ha utilizado para muchos buques de guerra y otros equipos militares, también dio nombre al famoso ciclomotor 
Vespa, la leyenda cuenta que Enrico Piaggio, al ver el primer prototipo, exclamó "¡Parece una avispa!" por la forma de la carrocería y el sonido del motor.

domingo, 5 de octubre de 2025

La distracción de los políticos: ¿Jugamos al chirili o nos vamos a cazar gamusinos?


En nuestra ya algo lejana adolescencia a veces jugábamos al chirili. Era un juego, generalmente de naipes, pero no necesariamente, pues el juego era falso, imaginario, humorístico. Se trataba de embromar a algún chico o chica que llegaba a nuestro grupo de amigos. Se le decía: Vamos a jugar al chirili, ¿sabes jugar? ¿No? Pues ve mirando mientras nosotros jugamos y así aprendes, verás cómo lo pillas en seguida.

Se repartían las cartas y se iniciaba una serie disparatada de lances producto de la imaginación de los conjurados, sin lógica alguna pero acompañados de grandes exclamaciones de triunfo o de disgusto por los supuestos éxitos o fracasos de cada jugador. Cuando se pensaba que la víctima había aprendido lo suficiente, se le obligaba a entrar activamente en el juego, con lo que su desconcierto llegaba al extremo hasta acabar a veces en un cabreo supino, o aceptar la broma y esperar la ocasión de desquitarse con el próximo novato.

Más conocida es la broma de “cazar gamusinos”, animales imaginarios a los que se obliga a acechar, a horas intempestivas y en lugares incómodos, a algún incauto que sabe poco de la vida rural y las actividades venatorias. Esta gamberrada se da, con nombres distintos, en toda la península y en otros muchos países. Pero es seguro que está en retroceso en todo el mundo, por la disminución de la vida rústica y, con ello, de la caza. En cambio, ha pasado al primer plano de la vida política.

Nuestros grandes partidos, especialmente los de derechas, nos invitan continuamente a jugar al chirili y nos llevan cada noche a cazar gamusinos. En efecto, a diario montan grandes zapatiestas por asuntos absurdos y ridículos, con argumentos imaginarios difundidos a mansalva por medios generosamente pagados y a menudo apoyados en ámbitos judiciales muy determinados, todo ello para distraer la atención de los verdaderos problemas de nuestra sociedad: el deterioro de la sanidad, el hundimiento de la enseñanza pública, los incendios forestales, los problemas autonómicos, las matanzas en los sitios que sabemos, la vivienda... 

Se podría preguntar: ¿nos toman por idiotas? De ninguna manera: somos idiotas, a la hispana y a la griega.