sábado, 8 de febrero de 2025

Sueños recortables de posguerra para niñas (y 5)

La novia y su equipo completo, ed. TBO (1940)
Mención aparte merece el recortable  La novia y su equipo completo que la revista TBO en 1940 editó en forma de álbum, dibujado por Tinez. Consta de cuatro páginas llenas de vestidos con dos muñecas para recortar y un total de 20 trajes (trajes de casa, traje de novia, traje y abrigo de viaje, trajes de entretiempo, trajes de verano y playa, trajes de invierno, trajes de deporte, traje de noche, traje de disfraz etc.) y cinco tocados. El dibujante ya había publicado otras mariquitas parecidas entre 1930 y 1940 con la imagen de las estrellas del momento como Deanna Durbin o Shirley Temple. 

Toda esta profusión de vestidos tiene algo de obsceno porque se publicó en 1940, al inicio de la posguerra, en un momento en el que todos los que habían sobrevivido debían seguir luchando por la vida en una sociedad sumida en la más profunda pobrezaLa época franquista supuso un paso atrás sobre todo para las mujeres, se prohibieron y olvidaron todos los logros conseguidos en los años anteriores. Como afirma Carmen Martín Gaite*: “La posición de la mujer española está hoy como en la Edad Media. Franco le arrebató los derechos civiles y la mujer no puede poseer propiedades ni incluso, cuando muere el marido, heredarle…No puede frecuentar los sitios públicos en compañía de un hombre si no es su marido…Tampoco puede tener empleos públicos…”. Los únicos destinos posibles y deseables de la mujer eran, primeramente el matrimonio, al que había que aguardar con castidad y esperanza; y segundo, el convento. La función social se define perfectamente con las palabras servicio, sacrificio y sumisión.

Misterioso y lejano fulgor con el que soñar

La novia, versión reducida, Ediciones TBO (1943)

Los recortables dedicados a las niñas, como otras revistas de la época, ofrecen una imagen de mujer adulta alejada de los problemas cotidianos. Abren una puerta para soñar con una vida mejor llena de lujos como el de las actrices de Hollywood. Un juego para entretenerse y olvidar que educaban a las jóvenes para ser guardianas del hogar. En las nubes, vivían de ilusiones: de las letras de las canciones de amor, de las películas americanas y de las novelas rosa. Se sienten princesas, no quieren saber que la novia blanca y radiante se inmolará ante el altar, que no será dueña de su destino. Soñaban con un príncipe azul que en la mayoría de las veces pronto se convertiría en sapo. Tan solo será reina por un día. Con los votos matrimoniales aceptaba ser una mujer abnegada, fiel y obediente a su amo como pregonaba la Sección Femenina. 

Las novias de luto 

Para casarse, primero había que conseguir un novio rápidamente por el temor a la soltería, lo que era difícil por la cantidad de hombres muertos y encarcelados, y además rico, tarea casi imposible. Mientras, le daban la vuelta al único abrigo que tenían, se pintaban una raya en la pantorrilla para simular que tenían medias y se hacían un jersey con restos de lanas. Las novias del momento no podían comprarse un traje de novia blanco para el día del enlace, la economía no permitía tener un vestido para una sola ocasión, no salía rentable, así que la opción era ir vestidas de negro, el color del luto. Los sueños forjados en tecnicolor se fundían en negro. 
Esta dicotomía entre la realidad y la fantasía nos parece ahora un sarcasmo, una burla cruel, pero demuestra la necesidad que tenían las mujeres de evadirse en unos tiempos de calamidades. De ilusión también se vive, los juegos funcionan como un bálsamo contra el autoritarismo, un refugio para soportar la vida cotidiana. Otro antídoto eran las revistas humorísticas que reflejan las genas de reír de un pueblo contra el escaso sentido del humor de la dictadura. 

Con esta entrada acabo la serie Recortables que completa la de Teatros de papel. Las producciones editoriales destinadas a la diversión y recreo de niños y adolescentes, durante tres cuartas partes del siglo XX sobre papel impreso en colores, alimentaron los sueños, fantasías e ilusiones de varias generaciones, al mismo tiempo que transmitían los valores sociales y educativos del momento. Su conocimiento nos aporta un testimonio, a veces terrorífico, de la ideología que los ideó, pero nos sirven para saber de dónde venimos y nos reconfortan con el presente que, sin duda, es mucho mejor. 

*-Martín Gaite, Carmen. Usos amorosos de la postguerra española, Ed. Anagrama, Barcelona, 1987

Para saber más:

2 comentarios:

Almanaque dijo...

Con la serie que lamentablemente das por finalizada has abierto todo un recorrido, apenas transitado y mucho menos contextualizado, con el que has abierto todo un abanico de posibilidades tan interesantes a seguir.
Un fuerte abrazo y mis felicitaciones por tu trabajo.

Mª Ángeles Cuéllar dijo...

Si encuentro alguna otra mariquita digna de mención, la añadiré. Gracias, una vez más, por tus palabras de ánimo. Un abrazo.

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