Si un hombre tuviera migrañas, calambres y dolores cinco días al mes, vería lógico ausentarse del trabajo.
Kate Lister
El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente.
Simone de Beauvoir
Ana Bernal Triviño, Lo que la historia dijo de nuestra regla. Diario Público
“Y no dejo de acordarme porque, más allá de las condiciones de las bajas laborales con la menstruación que propone el Gobierno, lo que más nos ha asombrado a muchas estos días es esa capacidad de algunos hombres de opinar sobre nuestro dolor o ausencia de dolor con la regla, sin tener la más mínima idea sobre ello. Porque si además, de paso, podían hacer mofa del feminismo, era una oportunidad de oro.
La verdad es que no
debe extrañarnos que algunos aún hoy se crean con la autoridad o potestad de
liderar este discurso porque es lo que han aprendido entre generaciones de
hombres durante siglos a través de una Ciencia o Filosofía donde ellos tenían
la voz. Así, ellos han recomendado nuestras anticonceptivas, han legislado
sobre el aborto o nos han puesto de locas con la regla, teniendo que asumir
diagnósticos sin escucharnos o cuestionándonos. ¿Cómo no van a sentir que
pueden seguir hablando por nosotras? Siguen hablando de la regla porque,
durante siglos, ellos han dicho qué era la regla. Y la convirtieron en tabú
desde los tiempos más remotos.
Para Aristóteles éramos
seres inferiores. Para Hipócrates, la sangre menstrual era un "producto
deshecho" porque la mujer era muy "caliente". Para Galeno lo
mismo, pero porque éramos "frías". Para Plinio el Viejo, las reglas
hacían que el vino fuera agrio, las cosechas secas, o que las frutas se cayeran
de los árboles. En la Edad Media, el flujo era venenoso. Entre medias, tachan
nuestro deseo sexual de "Histeria" hasta 1952. El aparato reproductor masculino se conocía
ya desde finales del siglo XVII y hasta bien entrado el siglo XIX no se empieza
a acertar sobre el femenino, y aún hoy tenemos que seguir recordando que el
clítoris no lo tenemos como adorno.
Simone de Beauvoir recordaba una comunicación del British Medical Journal en 1878 que decía: "Es un hecho indudable que la carne se corrompe cuando la tocan mujeres que tienen la regla". En 1940, en pleno siglo XX, el antropólogo Ashley Montagu decía lo mismo que Plinio El Viejo sobre nuestra regla, en el siglo I. Que pasen diecinueve siglos para acabar igual… Mientras, las feministas empezaron a trabajar en quitar todo este imaginario colectivo y parece que hay que seguir en ello.
Imaginad si se han dicho todas estas cosas sobre nuestra regla, qué se ha llegado a decir de la menopausia o de las mujeres que no tenían la regla y que ya eran tratadas como "inservibles" para la reproducción. Así, miles de mujeres han crecido durante la historia siendo negadas de sus males o enfermedades, siendo no escuchadas, siendo calladas por una "sabiduría" que no nos tuvo en cuenta. Así hemos aprendido de nuestras madres y abuelas todo el rosario de supersticiones que otros hombres han dicho de nosotras, desde impuras, a que se corta la mahonesa con la regla o que no hagamos deporte. Y fuera de nuestras fronteras, aún hoy una cantidad de mujeres en otros países son aisladas durante el periodo y repudiadas, incluso con riesgo para su vida. Hemos crecido viendo cómo nuestras abuelas y madres (aún más en plena dictadura) hablaban de la regla en secreto con claves como "Antonio" o "Felipe", porque solo quienes "sabían" del tema podían hacerlo de forma pública”. (…)
Rosa Montero, Hablemos de la regla "Basta ya de tener que hacernos pasar por hombrecitos para conseguir un puesto secundario en el cielo del trabajo".
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