Más vale un por si
acaso que quién se lo iba a figurar, este dicho, digno de la Sibila, hace referencia a la necesidad de pensar bien las cosas antes de actuar para evitar mayores problemas, de ser precavidos para que no se produzca un desastre. Lo he
recogido este verano en casa Zoilo de boca de Pepe García Español, el
nonagenario más joven que conozco, que con una sonrisa pícara siempre tiene un chascarrillo villenero para cualquier ocasión y que es capaz de tocar el ukelele, de hacer la comida o tender la
ropa.
La frase es lo suficientemente ambigua para que se pueda
aplicar perfectamente a la autodeterminación unilateral de Cataluña que ha dividido a la sociedad en dos bandos nacionalistas: el bando
españolista y el bando catalanista, que no deberían ser excluyentes. Unos y
otros han llegado, sin diálogo, a un enfrentamiento que lleva a los catalanes al
precipicio. Por favor, que los gobernantes busquen una salida airosa para este absurdo. Estamos a tiempo.
No hay reunión entre amigos en la que no se discuta acaloradamente sobre el tema y empiezo a estar harta. Para rebajar la tensión y despejar las nubes de tormenta sólo se me ocurre frivolizar: "Olvidemos nuestro enfado y volvamos al amor, porque si no es a tu lado dónde voy a estar mejor", como cantaba Marie Laforet en 1964.
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