La llegada de esta nueva estrella del rock, llamada Benedicto XVI, a un concierto que ha durado prácticamente seis días en diversos escenarios de Madrid, ha puesto patas arriba toda una ciudad, ha provocado el insomnio de miles de madrileños motivado por el ensordecedor ruido de los helicópteros y esto es lo peor: ha dado lugar otra vez a una muestra más de la división de las dos Españas.
Los seguidores del padre Peyton y su rosario en familia, los hijos y nietos de Viva la gente se nos han impuesto como modelo de juventud porque su reino no es de este mundo. Frente a ellos está la juventud madrileña del movimiento M-15 que lucha por conseguir un mundo más justo aquí y ahora. Están suficientemente preparados, pero sin recursos y sin trabajo, lanzados al paro por una panda de ineptos políticos, voraces empresarios y banqueros especuladores. Molestan a los políticos de la Comunidad de Madrid, porque van contra su forma de gobernar. La mayoría de estos jóvenes se ha formado y forjado en los institutos públicos donde se da una enseñanza laica y de calidad. Esa es la verdadera razón por la que quieren acabar con estos centros para que la enseñanza vuelva a manos de los curas y las monjas que son los que de verdad saben domesticar a los jóvenes porque llevan siglos haciéndolo. Además así se ahorran mucho dinero. Para ellos la educación pública es un gasto y la educación privada y concertada un beneficio.
Está claro que unos y otros tienen derecho a manifestarse, pero en igualdad de condiciones.
Que no apaguen el SOL
domingo, 4 de septiembre de 2011
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