lunes, 3 de enero de 2011

¿Por qué escribo?



Algunos llegaron a la literatura por vocación, por el placer de la lectura y para emular a los autores que admiraban. Ahora crean por necesidad vital o simplemente lo hacen por dinero. Cincuenta autores de renombre nos desvelan los secretos de su obra, los motivos por los que dedican sus vidas a la escritura en el Pais Semanal del 2 de Enero de 2011.

Elvira Lindo, Manolillo y los bomberos
Desde que el mundo es mundo, los niños que soñaban con ser escritores eran los rarillos. Una rareza que no se apreciaba, porque ya se encargaban esos niños fantasiosos de que nadie descubriera su diferencia. En este aspecto las cosas no han cambiado. Tú preguntas en una clase, "¿a alguien le gusta escribir?", y las criaturas bajarán la cabeza como si hubieras preguntado quién se masturba o algo parecido. Tal vez un alumno decida romper la tensión señalando a una compañera, "ésta escribe poesías", y lo más probable es que la pobre enmudezca, deseando que sus compañeros se olviden pronto de su tara. El niño que escribe es el rarillo. La niña, la rarilla. Porque en la niñez la destreza para la acción tienen mucho más prestigio que las dotes reflexivas. Algunos maestros me han dicho que hay niños que aspiran a ser zánganos de Gran Hermano. En fin, cada generación ha dado su camada de zánganos, ahora, además, tienen programa en la tele.

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