Lunes. Barrio de Malasaña. Madrid.
Semáforo en rojo. Las noticias son grises, el cielo está cargado y la mirada
vuela bajo. De pronto, unas letras blancas en el paso de cebra: 'Te
comería a versos', dice el asfalto. Un segundo de sorpresa.
Sonrisa. Mirada al cielo. Otra chica que espera a cruzar la calle saca el móvil
para hacer una foto. Me pregunto con quién querrá compartirlo. Y también a
quién debemos darle las gracias por volver el día un poco más humano. La poesía toma la ciudad.
martes, 28 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
Huerteando en la ciudad
En el centro de la Cruz Roja de la calle Pozas paso mi "dulce far niente". En la terraza hemos sembrado: nabos, rabanitos, lombardas, espinacas, acelgas y lechugas de invierno. Como podéis ver en la foto, ya estamos clareando brotes para que las plantas crezcan más fuertes y con más espacio.
Otra actividad de la época otoñal es la cosecha de semillas, al seleccionar las plantas de nuestro propio huerto, estamos escogiendo la variedad de mejor aptitud ecológica para nuestro sitio.
¡Qué fácil es trabajar con las plantas y qué difícil con los alumnos!
domingo, 19 de octubre de 2014
Escritores a la greña, Julián Moreiro
Entrevista a Julián Moreiro, autor de 'Escritores a la greña', libro que recoge las trifulcas entre algunos de los escritores más conocidos de la literatura española.
http://esradio.libertaddigital.com/fonoteca/2014-10-18/escritores-a-la-grena-las-trifulcas-entre-los-grandes-de-la-pluma-79945.HTML
Según Max Aub, el hombre es el único animal que tiene mala leche. Este libro lo prueba, desvelando el perfil menos favorecedor de una larga serie de escritores españoles y latinoamericanos de los siglos XX y XXI: en el trato con las musas, no es oro todo lo que reluce. Los textos reunidos son una impresionante antologí a del arte del vilipendio; entre la broma ocurrente y la maldad o el improperio, pasando por el desvarío, puede encontrarse lo más granado de una suerte poética que no suele figurar en los manuales y que conforma una breve y deslumbrante historia de la literatura canalla. Afilan aquí su pluma los nombres más destacados de los últimos ciento veinte años, desde Valle-Inclán a Javier Marías y Roberto Bolaño, pasando por Rubén Darío, Pío Baroja, Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Camilo José Cela o Francisco Umbral entre muchos otros. El Inventario de impertinencias que cierra el volumen es un catálogo de pecados capitales y de pecadores que, en su desmedido afán por zaherir al prójimo, dejan sus miserias al aire. Escritores a la greña puede leerse de corrido, como si de una novela se tratara, sin que perjudique la salud del curioso lector; pero tal vez le cause pasmo que estos virtuosos del lenguaje se exhiban en actitudes tan desairadas. Motivos no faltan para darle la razón a Montaigne: Nadie está libre de decir necedades. Lo malo es decirlas con esmero. ... Leer resumen completo
http://esradio.libertaddigital.com/fonoteca/2014-10-18/escritores-a-la-grena-las-trifulcas-entre-los-grandes-de-la-pluma-79945.HTML
Inventario de impertinencias en https://books.google.es/books?id=LzTuBAAAQBAJ&pg=PT182&lpg=PT182&dq=diatribas+entre+escritores&source=bl&ots=NQNdpHYIVJ&sig=HzF5vcPZcCY9BzAyWAJ6VOewk_g&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwitnvLA79HPAhVFVRQKHcZOAuA4ChDoAQgrMAU#v=onepage&q=diatribas%20entre%20escritores&f=false
Leer algunos fragmentos en el desván de la ilusión:
Sobre el pefil menos favorecedor de los escritores
lunes, 13 de octubre de 2014
Mi doble y yo
Siempre se dice que todos tenemos un doble, alguien que se nos parece mucho y con el que no estamos relacionados. A mí me lo han encontrado: se llama Claudia Paz y Paz y ha luchado a favor de los derechos humanos. Ha sido directora del bufete legal del ACNUR y Consultora Nacional de la Misión de las Naciones Unidas para Guatemala. Además es más joven que yo.
¡Qué suerte he tenido!
viernes, 10 de octubre de 2014
Entrañable discurso de Luciano López Gutiérrez
Estaba tan emocionada que me quedé muda. Un grupo de amigos me invitó a comer con motivo de mi jubilación. Yo no llevaba nada escrito, pero Luciano, con su proverbial locuacidad y buen hacer, me dedicó unas memorables palabras. Sinceramente creo que deberías dedicarte a la profesión de escritor de discursos. Los bordas. Nunca me olvidaré de tu famoso comentario sobre un primero de bachillerato: "Curso con una notable frigidez literaria".
Gracias a todos, siempre estaréis en mi recuerdo.
PARA ÁNGELES
En primer lugar,
Ángeles, quiero agradecerte que durante estos años te hayas esforzado en
contribuir a ordenar mis fotocopias, tan proclives a convertir cualquier
espacio en una chamarilería del rastro, en una librería de lance, en un archivo
olvidado y desbarajustado lleno de cartapacios y legajos polvorientos.
Confieso que echaré
de menos tu presencia junto a Guillermo afanándoos en la búsqueda de la palabra
exacta del crucigrama. Echaré de menos tu personalidad peculiar, indómita y
rebelde, y reacia a cualquier renuncia o componenda, y, sobre todo, echaré de
menos tus comentarios sarcásticos y jacarandosos, de una sinceridad descarnada,
como aquel en que comparabas la nueva decoración de la Sala de Profesores con
el recibidor de un burdel.
No respondes al
manido cliché de la lánguida profesora de Literatura entregada a la lectura de
Bécquer y Campoamor en estaciones solitarias, te imagino más bien como un
detective de novela policíaca descubriendo a sujetos que lograron perpetrar sus
fechorías como si fuera un accidente.
Te imagino en
animadas charlas, locuaz y jaquetona, recordándome a Valle-Inclán, pero sin
barba ni ceceo, o a Quevedo, pero sin misoginia ni cojera.
Liberada de la
tutela de adolescentes tumultuosos, de hormonas encabritadas, de jóvenes
trileros o mocitas de tronío de faca en la liga, pero todos tan entrañables,
entrégate, como te aconsejaría tu casi paisano Manuel Vicent, a disfrutar de
las habas tiernas, de los arroces, de las sepias recién pescadas en ese mar
todavía poblado de dioses antiguos.
Contempla impunemente
el oro viejo del otoño en los árboles, escucha la música mágica de la lluvia
con olor a infancia perdida, y goza de la continuidad de los parques y de la
sombra de las alamedas.
Y si te gana la
nostalgia por la cadencia de los sonetos, la prosa cervantina, la retahíla de
los tiempos verbales, o las dulces islas de las aposiciones, ahí tienes
nuestras clases para matar el gusanillo.
miércoles, 1 de octubre de 2014
Poesía contemporánea escrita por mujeres: Rosa García Rayego e Iria Fernández
Confieso que no soy lectora habitual de poesía. Mis poetas
preferidos son por orden de descubrimiento en la adolescencia León Felipe, Walt
Whitman, Neruda, Blas de Otero, Jaime Gil de Biedma y Luis Eduardo Aute. Luego
descubrí a Ángel Guinda en la clase de al lado del instituto. Y me gustan porque son
prosaicos, con economía de medios y palabras, te transmiten una emoción como un
relámpago, transmiten una descarga vital que te conmociona. Luego he amado a otros pero no
con el entusiasmo del primer amor. Me gusta un poema aislado, pero soy incapaz
de leer todo un poemario seguido. Es la misma sensación que tienes cuando visitas
un museo, acabas harta de tantos cuadros
y al final solo te llevas el recuerdo de uno. Me gustan los breves encuentros que
me producen admiración por la técnica utilizada y que desarrollan mi intuición.
Por eso odio la técnica del comentario de texto que me veía obligada a realizar
cada año para mis alumnos con su estructura corsé que nos induce a decir
tonterías.
He leído poca poesía
de mujeres porque desgraciadamente tienen un papel secundario en los libros de
texto. Recomiendo a dos poetas actuales que también son colegas y que por razones extrañas enlazo: Rosa Garcia Rayego, profesora de universidad, e Iria Fernández, profesora de secundaria. Contra todo
pronóstico, he leído varias veces "Vivir es tu tarea" y me ha conmovido
profundamente. Iría, por ser la más joven, no está todavía incluida en la larga
lista de poetas contemporáneas de las que habla Rosa en el programa de radio.
Ana Merino Por la igualdad en la poesía
martes, 30 de septiembre de 2014
Estado de mudanza
Los manuales que, supuestamente,
enseñan a vivir mejor dicen que tires todo lo que no que no hayas utilizado en
los últimos tres años. Pero, ¿qué hago con los recuerdos, los discos de vinilo,
los libros que no admiten una segunda lectura y la cantidad de panfletos
pedagógicos sobre obras literarias que no he podido utilizar en clase desde que
la Lengua y la Literatura se fundieron en una? Durante años los he ido recopilando
como una hormiga laboriosa, cómo puedo convertirme de la noche a la mañana en
una cigarra si tengo amusia (incapacidad de reproducir los tonos o ritmos
musicales).
Y para qué coño escribí estas
frases tan absurdas que han aparecido traspapeladas: Un poco de coñac, mucha caña y
poco coño; poco coño, poco coñac y no
tomarlo a coña.
Definitivamente, una mudanza es más difícil que ponerle bragas a un pulpo derviche.
Definitivamente, una mudanza es más difícil que ponerle bragas a un pulpo derviche.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Sola, fané y descangayada
Se acordó de los besos que todos los días hasta el mes de
marzo daba a su madre y que la hacían reír como una chiquilla de cinco años hasta
que terminaba diciendo: “ya está bien”; porque había sido educada en épocas de
carestía. Y los echó de menos, tanto que se acercó a la cercana gestoría Prats buscando
el rastro del olor familiar. Pero se sintió ridícula ante el portero automático
porque solo se le ocurría balbucir: “soy prima de Vicente, ¿puedo hablar con él?.
Es que me ha dado un ataque de morriña que no he podido superar”. Se volvió a
sentar en el banco, apenas le llegaban los pies al suelo. Ahora sí que se
acababa de romper el cordón umbilical que la unía a los suyos, a esos
habitantes que compartían genes con ella y que parecían ajenos e insensibles a
su desánimo. Enseguida vinieron a rescatarla, la espera liberadora afortunadamente
solo duró diez minutos. La tortura culpable mucho más.
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viernes, 29 de agosto de 2014
Crímenes bestiales, Patricia Highsmith
martes, 19 de agosto de 2014
Abrazar la pérdida, Leila Guerriero
"Escritos dos meses después, o dos
años más tarde, o al pie de la cama donde yace la carne querida. Amparados en
la piedad de las elipsis, o repletos de detalles drenados al recuerdo. Bajo la
forma de diarios, de epístolas, de canciones de cuna con ardiente error de
paralaje. Erizados de esquirlas de un incendio que no cesa. Hijos de un género
al que nadie querría dedicarse. Libros. Libros que cuentan el fin (la muerte
del padre, el tormento del hijo, la agonía tapizada de metotrexato) y que, para
contar el fin, deben empezar por el principio. Y, para empezar por el
principio, hay que recordar.
Y recordar
duele".
De la misma autora Nueve libros sobre el duelo
lunes, 30 de junio de 2014
Breveñas: El posmodernismo ¡vaya timo!
Gabriel Andrade, El posmodernismo ¡vaya
timo! Prólogo de Mario Bunge. Editorial Laetoli, Pamplona, 2013. 297
págs. 19€
Desde
hace unos años la editorial Laetoli viene publicando una serie de libros
dirigidos al gran público con la sana intención de desmontar las creencias
irracionales que dominan en buena parte nuestro mundo, con temas tan
interesantes y variados como la homeopatía, la inmortalidad, el tarot, la
parapsicología, los ovnis... Todos los títulos se completan con la expresión ¡vaya
timo!, que da nombre a la colección, dirigida por el conocido astrónomo
Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona.
El
volumen que nos ocupa está redactado por el joven profesor venezolano Gabriel
Andrade, y en él se van repasando y rebatiendo (o intentándolo) los principales
temas del pensamiento llamado pos(t)moderno, que ha ocupado en gran medida la
primera línea intelectual desde mediados del siglo XX con la pretensión de
superar e incluso anular la razón ilustrada que se ha venido imponiendo desde
el XVIII, acusándola de ser la causa de casi todos los males de nuestra época.
Tras una Introducción (donde se centran los conceptos de modernismo, modernidad y posmodernismo),
hay 11 capítulos, de los que destacaríamos:
“Usos y abusos de la izquierda” (“el camino a la felicidad está en la continuidad
de la modernidad, y no en su ruptura”, en la línea de Habermas) , “El odio
a la Ilustración” (los errores y excesos de los ilustrados no autorizan a destruir su proyecto,
todavía irrealizado) , “¿Todo
es relativo? (el
relativismo cultural no debe llevarnos a negar la razón objetiva) ), “El
ataque a la ciencia” (la ciencia, bestia negra de algunos posmodernos, es el conocimiento racional)
, “El bien y el mal” (el relativismo moral no puede estar por encima de la razón y los derechos
humanos) , “La occidentofobia” (la civilización occidental, con todos sus errores y horrores,
es superior a las otras en casi todo) . "La obsesión con el poder” (los excesos del poder
político no invalida la búsqueda de una organización racional que proteja a la
sociedad de los abusos de los más fuertes) , “El feminismo mal entendido” (la lucha contra el
patriarcado no permite suponer, con algunos posmodernos y feministas, que los
sexos son construcciones puramente ideológicas). En ellos se analiza el
pensamiento, entre otros muchos, de Nietzsche, Foucault, Derrida, Lyotard,
Marija Gimbutas, etc., por sus exageraciones y por sus malas derivaciones. El
resultado es convincente y brillante, aunque se pueda discrepar en algunos
puntos. El autor peca en ocasiones, como otros practicantes de la crítica
racionalista, de exceso de simplismo y de una cierta suficiencia que le hace
caer a veces en un sarcasmo (y digo caer porque el que menosprecia o denigra se
degrada, ante todo, a sí mismo) a todas luces injustificado y, lo que es peor,
contraproducente. El componente irracional del ser humano ha de ser tenido en
cuenta, porque forma parte de la vida, aunque debamos combatirlo y procurar
prudentemente que su influjo disminuya en nuestra sociedad.
Gabriel Andrade ha publicado también, entre otras obras, dos títulos más
de la colección ¡vaya timo!, La inmortalidad y La teología;
es un nombre, sin duda, a tener en cuenta dentro del mejor pensamiento en
lengua española. Nos recuerda, entre otros, al ensayista argentino Juan José
Sebreli (n. 1930), cuya obra El olvido de la razón (2006), citada por
Andrade, da también un buen “repaso” a la filosofía contemporánea.
Por
su parte el director de la colección, Javier Armentia, mantiene un interesante
blog crítico, Por la boca muere el pez.
jueves, 26 de junio de 2014
Luciérnagas en la la noche de san Juan
El 24 despedía a dos alumnas que abandonan el centro, una
porque se va a estudiar medicina y la otra, Bachillerato de Artes. Ambas,
inteligentes y sensibles, han estado
enfermas este año porque, paradójicamente, no están preparadas para la
supervivencia en la vida cotidiana. Son rara avis en el instituto; no quieren
solo aprobar, sino aprender; se esfuerzan para ser cada día mejores y eso les
lleva a enfrentarse con su entorno. Son perfeccionistas y sensibles en un entorno hostil en el que todo vale. A
veces se han sentido aisladas porque sus valores no son los de sus compañeros.
Y el cuerpo es tan cabrón que se ha resentido, y han tenido que tomar fármacos
para poder sobrevivir en un mundo donde los más idiotas lo hacen fácilmente y
automáticamente, sin reflexionar. Este año de crisálidas, en el que han
aprendido a vivir, no será un año para olvidar porque han vencido y se han
hecho fuertes. Su sonrisa fue el mejor regalo que me dieron. Sé que encontrarán,
ahora que han aprendido a volar, su lugar entre nuevos compañeros y que
seguirán ayudando a los que son como ellas, luciérnagas. Estas dos
mujeres cambiarán el mundo para mejor allá donde vayan. La noche de san Juan
es la época para olvidar, para quemar todo el bagaje
negativo, el lastre que te hunde. Y para meterse en el mar para resurgir de
nuevo, con una ceremonia ancestral, rito de tránsito necesario hacia la
felicidad.
Os echaré mucho de menos. No estáis solas. Todos los enfermos de
sensibilidad y de tristeza, de soledad y de hastío, con miedo al triunfo y
miedo al fracaso, tienen su refugio en
la escritura y en los buenos libros.
jueves, 5 de junio de 2014
Teatro actual y crítico: El Porvenir de Luis Riera
A Gracia le ha salido un hijo artista. Como los grandes Shakespeare y Molière, Luis Riera es actor y autor de una estremecedora obra de teatro breve: El porvenir, llena de humor negro y crítica social. La recomiendo y le deseo muchos éxitos a su joven autor.
El domingo asistimos a la representación en el Apartamento, una sala alternativa puesta con muchísimo gusto, y por solo 4 euros pasamos unos veinte minutos irrepetibles. La puesta en escena y la interpretación han mejorado todavía más el texto de la obra, porque han acentuado los tintes humorísticos y esperpénticos del empresario deshumanizado y del joven preparado que daría la vida por tener un trabajo. Real como la vida misma. Enhorabuena.
PD (17/92018)
El porvenir, ahora en forma de cortometraje dirigido e interpretado por Carmen Gutiérrez, ha recibido en la Muestra de cortometrajes aragoneses una mención especial al mejor guión «por la originalidad, la frescura y el sentido del humor a la hora de tratar un tema que nos toca a todos».
El domingo asistimos a la representación en el Apartamento, una sala alternativa puesta con muchísimo gusto, y por solo 4 euros pasamos unos veinte minutos irrepetibles. La puesta en escena y la interpretación han mejorado todavía más el texto de la obra, porque han acentuado los tintes humorísticos y esperpénticos del empresario deshumanizado y del joven preparado que daría la vida por tener un trabajo. Real como la vida misma. Enhorabuena.
PD (17/92018)
El porvenir, ahora en forma de cortometraje dirigido e interpretado por Carmen Gutiérrez, ha recibido en la Muestra de cortometrajes aragoneses una mención especial al mejor guión «por la originalidad, la frescura y el sentido del humor a la hora de tratar un tema que nos toca a todos».
sábado, 17 de mayo de 2014
10-IV-2014, nieve en mayo
El día 10 de mayo abandoné mi guarida urbanita y me fui
al campo (ese sitio donde siempre hace frío o calor, nunca la temperatura
adecuada) a realizar una marcha. El día fue uno de los más calurosos de lo que
llevamos de año, la temperatura rondó los treinta y cuatro grados a mediodía; pero sobre todo por el
calor de la amistad de Gracia Ramírez Hernansanz que nos invitó a un pequeño
grupo a pasar un día en el parque de Cabañeros, con visita
incluida a El Chorro y comida en las Becerras (Navalucillos), para celebrar su
jubilación. En contraste, nos rodeaba una auténtica
nevada, el polen de los chopos de la
ribera del río. Nieve en mayo, así es Gracia, sorprendente, refrescante, vital y natural. Las dos empezamos a trabajar juntas en el centro
Covadonga y por azares del destino hemos terminado juntas en el IES Iturralde. Han
sido treinta y siete años de compartir todo tipo de vivencias juntas, en paralelo
o por separado. En todo este tiempo ella me ha ganado por goleada en
generosidad y compromiso. Lo único que eché de menos, además de Berta que
estaba con vértigos, fue su quesada, fácil y sabrosa. Mª Eugenia nos deleitó con este brindis que transcribo:
Celebremos
la vida,
Celebremos
las pequeñas cosas:
el
olor a tierra mojada,
el
murmullo del agua,
los
días luminosos de primavera.
Celebremos
esta fecha especial.
Alcemos
la copa y brindemos
por
tu bondad,
por tu compromiso,
por ser tan generosa.
Alcemos
la copa y brindemos
Por
nuestra amistad.
Feliz
Jubilación, querida Gracia
Siempre
contigo
Tus
amigas Nuria, Berta, Matilde, Geles y Mª Eugenia
Al lado de una gran mujer, siempre hay un gran hombre, en este caso, Jesús Riera.
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Hogar del Empleado
sábado, 12 de abril de 2014
Crónica de una muerte anunciada: el IES Luis Buñuel de Alcorcón
He recordado los cinco años que pasé en sus aulas y a las excelentes personas que conocí, que incluyen a toda la comunidad escolar: equipo directivo, profesores, alumnos, padres, conserjes y señoras de la limpieza. ¿Qué será de ellos? Los profesores mal que bien encontrarán su acomodo, pero los alumnos serán los grandes perdedores. Esta carta, escrita por el padre de un alumno, apareció en el periódico 20Minutos y refleja cómo se ha trabajado allí:
J. T. F.. 26.06.2006
Los niños, los enfermos, los ancianos y hasta
las plantas mejoran su rendimiento al hablarles con cariño. A esa profesora del
IES Luis Buñuel de Alcorcón que con sus cartas de ánimo (que a los padres nos
emocionan y a él le hacen llorar desconsoladamente) lo ayuda a salir del
desánimo. A
esos profesores que ponen a su trabajo algo más de lo que están obligados.
Nuestro más sincero agradecimiento. Ojalá cuando vosotros lo necesitéis tengáis
a vuestro lado a personas con vuestros mismos sentimientos.martes, 18 de marzo de 2014
Un coro de ángeles en el funeral
No me gustan los funerales.
Siempre me he escaqueado de todos los que me han tocado, pero no podía faltar
al de mi madre como no podré perderme el mío. Sentada en la primera fila, no tenía referentes para saber
cuándo me tenía que sentar o levantar. Acabé con dolor de cuello de tanto mirar
de reojo a los feligreses. Encima, el
texto de la representación litúrgica lo han cambiado con pequeñas variantes que me impedían seguir el
hilo. Seguí oyendo, como cuando era pequeña: ni paz os dejo, ni paz os doy; y me alegré una vez más cuando nos dijeron: podéis ir en
paz. Luché todo el rato con las ganas de llorar a raudales porque llevo muchos
días reprimiéndolas. A nuestro lado estaba con 90 años Ángel Arana, amigo y
compañero de mi padre de la Marañosa, el único que queda vivo. A la salida se produjo
un momento mágico, que mi madre seguro que habrá visto desde algún lugar.
Gracias al blog, en la iglesia de Las Maravillas, sin avisar, apareció un coro de ángeles
inesperados: los hijos de Carmen y su marido, Ángel, que vinieron desde San Martín de
la Vega. Carmen entró a trabajar en mi casa de La Marañosa cuando apenas era
una chiquilla para cuidar de mi hermana y de mí. Mi madre le enseñó a coser, a
escribir, a cocinar. Se casó pronto con un obrero de la fábrica, tuvo cuatro
hijos, pero nunca nos dejó del todo. Hemos seguido teniendo noticias de ellos y manteniendo el cariño y la amistad. Nos han ayudado mucho porque sus
hijas trabajan en el hospital Gómez Ulla.
Carmen, mujer lista y
madre coraje, está malita y no pudo venir, Su hija Pilar me leyó el emotivo texto que ha escrito su hermano Ángel para darle las gracias porque le hizo fuerte para poder afrontar su enfermedad considerada como rara. En ese momento se me
cayeron las lágrimas reprimidas. Ángel ha conseguido que una empresa ayude a
los niños con sus mismos problemas para que no pasen la infancia tan dura como
la que pasó él.
lunes, 17 de marzo de 2014
El juerguímetro
La invención del juerguímetro se debe a dos grandes villenenses y cuñados entre sí: Ernesto Rodes Martí y Trinidad Cuéllar Caturla. Ambos compartieron amistad y numerosos viajes en verano en bicicleta a la finca de Los Menores para visitar a sus entonces novias. Una vez casados, descubrieron que sus mujeres presentaban altibajos exasperantes en su estado de ánimo, a veces difíciles de detectar. La única manera de luchar contra ellos era el sentido del humor, que los cuñados poseían a raudales. Así que cuando había que hacer planes, siempre se hacia la misma pregunta: ¿Cómo va el juerguímetro? Cuando les respondían "a cero", ya sabían que ese día no era el propicio.
El
juerguímetro es un dispositivo invisible capaz de detectar el estado de ánimo
de una persona, solo con observar su semblante, se basa en
las palabras, como un libro. No pesa, no hay que encenderlo o apagarlo,
no tiene botón, no cuesta dinero y jamás registra erróneamente un sentimiento.
En cierta manera
se puede decir que el invento les unió. Las dos familias permanecieron siempre
juntas.
En la imagen, a la izquierda, Trinidad y a la derecha, Ernesto
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domingo, 16 de marzo de 2014
El pedómetro, invento de la Generación del 27
En la página 15 encontraréis una reconstrucción del invento:
Ahora atrévete a crear, como ellos, un artilugio original e innecesario.
domingo, 9 de marzo de 2014
Ayer murió mamá
Ayer murió mamá. Hoy la velaremos en el tanatorio. Justo veinte
años después de la muerte de mi padre. Cerca de la primavera languidecen
algunas vidas. Ya no queda nadie de esa generación en la familia. Ahora estamos
todos en primera línea.
Casualmente he encontrado esta divertida foto que se hicieron en Granada durante su viaje de novios (Agosto, 1947), en el estudio de Emilio Ruiz. A Granada volverían después, en los años 70, allí pasaron los mejores años de su vida (y también el peor). Me gusta recordarlos así, jóvenes, guapos y felices, aunque el decorado, una mezcla de las carrozas del bando moro de Villena y de una película de CIFESA, sea de cartón piedra.
La segunda foto es del panteón de los Caturla en Villena, donde ahora yacen juntos (26/12/14), curiosamente sigue teniendo ese aire morisco de la foto anterior. En una caja de la casa aparecieron las tiernas y apasionadas cartas de amor que mi padre le enviaba a mi madre cuando estaban recién casados y él se ausentaba por motivos laborales.
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viernes, 28 de febrero de 2014
La crioterapia: hielo abrasador y fuego helado
La crioterapia utiliza el frío extremo
(nitrógeno líquido: -196ºC) para el tratamiento de lesiones cutáneas
superficiales (queratosis actínicas, léntigos actínicos, verrugas, etc.). Quien lo
probó en su piel, sabe perfectamente que Quevedo no se refería al amor en estos famosos versos, sino a esta técnica:
Es hielo abrasador, es fuego helado,
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente.
Como se puede observar en esta imagen, el aerosol con el que se aplica es una moderna reinvención del arco de Cupido.
miércoles, 26 de febrero de 2014
El francotirador paciente, Arturo Pérez Reverte
El francotirador paciente es más que un buen título, es buena literatura a ratos con un ritmo vertiginoso y apuntes de novela negra que
seducen al lector, y supongo que, sobre todo, lo hará al adolescente. Para Reverte los
grafiteros son los últimos héroes sometidos a estrictos códigos, escritores de
la rapidez (“pinto, luego existo”). Sus peleas callejeras con la policía tienen
un tono épico. No se dejan seducir por el mundo del arte, prefieren la
marginalidad. A pesar de sus aciertos, a mí no me ha
gustado el mundo que retrata el autor ni tampoco su personaje principal, una
mujer con sensibilidad de pija y modales de camionero.
Me ha hecho recordar un estupendo relato de Cortázar, una historia de amor que transcurre en la dictadura argentina: Graffiti.
Los polvorones de Marco Soriano
Qué hambre pasaban esos dos estudiantes que compartían
habitación en la pensión de Madrid, donde estudiaban primer curso de Peritaje Mercantil. Todo era muy caro y el dinero que les mandaban del pueblo no les
llegaba para casi nada. En septiembre, la madre de uno de ellos le llevó una
caja de polvorones para que no echara de menos las fiestas de moros y cristianos. La compartió
inmediatamente con su amigo. Desenvolvieron la golosina como si se tratase de
la joya más preciada, evitando que se rompiera, apoyándola en el papel de
celofán, y se la comieron poco a poco. La boca se les llenó de una explosión
deliciosa de azúcar, almendras y canela,
y les recordó el olor del horno donde los hacían y el tufo a pólvora de los arcabuces. Casi se les caen las lágrimas de satisfacción. Antonio vio como su amigo guardaba la caja en
su armario y se olvidó del asunto, hasta que al día siguiente volvió a sentir
la llamada del hambre y pensó que como había muchos, su amigo no se daría
cuenta. Así estuvo quince días disfrutando en solitario de ese placer redondo. Cuando su paisano se acordó de los polvorones,
solo quedaba uno, el de la vergüenza, junto al cromo de una figura del toreo. Antonio se los había comido todos, pensaba que su amigo seguía su mismo ritmo diario.
Hernández Marco, José Luis (2014): Dos siglos de confiteros en la economía de Villena: los Marco Muni (1771-1975)
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Maltratada por el dentista
Oír la palabra dentista y
ponerme en tensión es instantáneo. Yo no le tengo miedo, sino pánico. El miedo
imaginario se mezcla con el real. Tengo odontofobia. Malas experiencias de la
infancia, dos muelas de leche que me provocaron una hemorragia exagerada y la
colocación al tresbolillo de mi dentadura definitiva en una mandíbula muy
pequeña han hecho que acumule bastantes experiencias negativas que no tengo ganas
de recordar. Me hice de una mutua de funcionarios para obligarme a ir por lo
menos una vez al año y no lo he conseguido nunca, lo voy aplazando hasta que se
produce el desastre que acarrea más dolor. Cuando pienso en el dentista, me
acuerdo de la película Marathon man
donde Laurence Olivier torturaba a un indefenso Dustin Hoffman tocándole el nervio dental. Cuando voy, cierro los ojos para no ver los artilugios dignos de la Inquisición y me clavo las uñas en las palmas de las manos,
deseando con toda mi alma que el aparato succionador me absorba también a mí. He
llegado a agarrarle el brazo y a morderle en alguna ocasión.
Como estaba mejor de mi esguince y se me había caído un puente (cuando cumples años todo se cae) que
arrastró a la muela que hacía de pilar, aproveché la baja para que me pusiera dos implantes molares. Pero no había hueso suficiente y procedió a elevarme “el seno maxilar con un injerto subantral” (en román paladino: dos incisiones cruentas en el hueso como las que hace una taladradora destrozando la acera). Él me dijo que la intervención sería como una pequeña bofetada, pero que me recuperaría enseguida. Mentiroso, ha sido una buena paliza, me ha dejado la cara hecha un Cristo , el ojo morado y casi cerrado, la mejilla aumentada dos veces de tamaño, la boca torcida y un dolor atroz Estuve cuarenta y cinco minutos en un moderno potro que no tiene nada de anatómico en una posición imposible para mi cuerpo y mi boca. Para colmo me costó mil euros, justo lo que he cobrado este mes. El dinero no lo tengo en el banco, ahora está en mis dientes como si fuera una gitana rumana. He pagado para ser maltratada y he tenido que salir a la calle con gafas de sol y un pañuelo cubriéndome la mitad de la cara en un intento absurdo de pasar desapercibida. Por lo menos, al mismo tiempo y por el mismo precio, me podía haber hecho también la cirugía estética, el mal trago habría sido el mismo y el resultado mucho mejor, se lo hubiese agradecido. Lo peor que tengo que volver dentro de seis meses a hacerme los implantes y el resto de mi dentadura empieza también a fallar. Eso sí, no pienso poner la otra mejilla.
Como estaba mejor de mi esguince y se me había caído un puente (cuando cumples años todo se cae) que
arrastró a la muela que hacía de pilar, aproveché la baja para que me pusiera dos implantes molares. Pero no había hueso suficiente y procedió a elevarme “el seno maxilar con un injerto subantral” (en román paladino: dos incisiones cruentas en el hueso como las que hace una taladradora destrozando la acera). Él me dijo que la intervención sería como una pequeña bofetada, pero que me recuperaría enseguida. Mentiroso, ha sido una buena paliza, me ha dejado la cara hecha un Cristo , el ojo morado y casi cerrado, la mejilla aumentada dos veces de tamaño, la boca torcida y un dolor atroz Estuve cuarenta y cinco minutos en un moderno potro que no tiene nada de anatómico en una posición imposible para mi cuerpo y mi boca. Para colmo me costó mil euros, justo lo que he cobrado este mes. El dinero no lo tengo en el banco, ahora está en mis dientes como si fuera una gitana rumana. He pagado para ser maltratada y he tenido que salir a la calle con gafas de sol y un pañuelo cubriéndome la mitad de la cara en un intento absurdo de pasar desapercibida. Por lo menos, al mismo tiempo y por el mismo precio, me podía haber hecho también la cirugía estética, el mal trago habría sido el mismo y el resultado mucho mejor, se lo hubiese agradecido. Lo peor que tengo que volver dentro de seis meses a hacerme los implantes y el resto de mi dentadura empieza también a fallar. Eso sí, no pienso poner la otra mejilla.
domingo, 9 de febrero de 2014
¿Qué es lo que tiene el negro literario?
Los fantasmas existen, yo conozco uno que jamás verá su
nombre en la solapa de un libro y que
solo se conformará con un agradecimiento en el prólogo. Este fantasma blanco
trabaja de negro para un blanco con el alma muy negra que actúa como un negrero, que le presiona
para trabajar y no le paga ni un duro. Este negro de alma blanca traduce y
arregla voluntariamente los textos de su amo, porque es generoso y sabio y huye
de las glorias mundanas. Es invisible y más
libre, porque el negrero vive esclavo de su trabajo, acomplejado del buen
hacer de su fantasma, al que tendrá que estarle eternamente agradecido con el miedo de que en cualquier momento le pueda atacar.
La expresión negro literario es de origen francés, surgió
cuando se pusieron de moda los folletines en el siglo XIX y hace referencia al
que hace trabajos anónimamente en provecho de otro que es el que firma la obra.
El mayor negrero fue Alejandro Dumas padre, que tuvo toda una factoría de
escritores a su cargo, entre ellos, Gérard de Nerval. Algo debía de aportar
Dumas, que intervenía dando ideas y retocando escenas, porque ninguno de sus
negros tuvo tanto éxito bajo su nombre real como cuando trabajaba para él. Se dice que llegó a tener más de 76. Existen
varias anécdotas al respecto. Se cuenta que en una ocasión le preguntó al hijo:
«¿Has leído mi nueva novela?». A lo que el hijo contestó: «No, ¿y tú?»
¿Qué es lo que le lleva a un escritor a actuar de negro?
La satisfacción de saber que alguien más ha leído su obra, la necesidad
económica, devolver un favor, la timidez, el propio mercado editorial que admite
que se vendan libros escritos por personas que no los firman como los de Belén
Esteban, Naty Abascal, David Bisbal, Julián Muñoz, Carmen Bazán o El
Cordobés. En Internet podemos encontrar innumerables empresas
dedicadas a la escritura fantasma que ofrecen sus servicios por una módica
cantidad. Un trabajo tan digno como otro y no muy sencillo. Su labor abarca todo tipo de textos:
memorias, biografías, ensayos, monografías, guiones, tesis, materiales
académicos de distintas disciplinas, textos empresariales o de organizaciones
sociales, políticas, sindicales, discursos, etc. Se dan casos en que el
fantasma necesita a su vez otro fantasma porque está saturado de trabajo. Para algunos es una forma lícita de trabajar
y para otros una estafa. Para los lectores no supone un engaño porque saben muy
bien que no los han escrito ellos. Algunos escritores trabajaron de negro en
sus comienzos como ha desvelado Vargas Llosa en el estreno de "Hathie y el
hipopótamo" que trabajó para una adinerada que vivía en París y que tenía
"ideas pero no palabras."
A veces los negros, mal
pagados y estafados, recurren a una pequeña venganza, plagian otras obras para
salir del atolladero. La negritud tal vez sea más encomiable que el plagio; pero, a veces, van de la misma mano.
Juan Manuel de Prada, Los casos más sorprendentes de negros literarios
sábado, 8 de febrero de 2014
Esguince mental
-Por favor, los auriculares no van, no se oye música.
-Señora, es que solo
sirven para tapar los oídos.
Ya estaba la Maritú metepatas, la que lucha continuamente entre
la realidad y el deseo, atrapada entre unos auriculares que no servían para oír
música, sino para amortiguar los sonidos espeluznantes de la máquina infernal. El auxiliar me pareció menos amable.
Ahora voy a rehabilitación: magnetoterapia y ultrasonidos en
un self-service de la Gran Vía, donde yo misma me utilizo los aparatos, sin que a
nadie le importe cómo va mi tobillo. A la vuelta estoy tan cansada como si
hubiese corrido la maratón de Nueva York. Poco a poco voy notando pequeños
avances, pero todavía hay movimientos que no puedo hacer y me ha quedado un
miedo atroz a que se vuelva a repetir. Voy a paso de tortuga sorteando baldosas
mal puestas, empedrados decimonónicos, bordillos exagerados, alcorques de
árboles inexistentes y otras trampas del
castigado asfalto de Madrid, con miedo de convertirme en uno de los venerables
ancianos que comparten mis aparatos.
Esta pasividad me tiene loca, si mi cuerpo está así, ¿cómo estará el disco duro
de mi cerebro?.
Mi espíritu maternal
Soy madre sustituta de mis sobrinos segundos (hijos de una
prima hermana, más hermana que prima) y abuela de unos nietos ajenos. Con todos
ellos me unen lazos invisibles más estrechos que los de la sangre. Con los
primeros convivo, a los segundos los sigo en la distancia. Un bebé de ocho
meses, depositado en mis brazos en un
día soleado del mes de marzo, me robó el
corazón hace unos diez años. La pequeña, de tez amelocotonada, nariz diminuta y
pelo pajizo, iba vestida de rojo y me
miró con sus ojos achinados mientras esbozaba una sonrisa contagiosa. Desde
entonces sigo todos sus pasos como una fan a su ídolo musical. Sus suspensos en
matemáticas me duelen como si fueran míos y sus lecturas me alimentan como si
las hubiese hecho yo. Poco tiempo después nació un niño, otro pequeño Dalai Lama, que ahora hace sus primeros pinitos
musicales. Ver sus fotos me llena de ternura y colma mi poco espíritu maternal.
Sólo disfruto de sus ventajas y no sufro ninguno de los inconvenientes.
Esa sensación la he tenido con muchos de mis alumnos, sobre
todo con los que conocí de pequeños en 1º de la ESO, sinceros, amables,
cariñosos, con ganas de aprender y que abandonaron el instituto seis años
después hechos (con buenas notas y un buen bagaje cultural) y
derechos (comprometidos y solidarios). A algunos no los volveré a ver, incluso he
olvidado sus nombres y hasta sus caras, pero me han dado ánimos durante todos
estos años y les estoy muy agradecida. Lo curioso es que a los bordes, macarras y desastres, también los recuerdo con cariño.jueves, 6 de febrero de 2014
Confieso que he plagiado
Prácticamente
hasta el s. XIX no se puede hablar de plagio, sino de tradición e innovación,
los grandes escritores se formaban copiando y parafraseando a los clásicos o a
la literatura popular. Los plagios más famosos de la literatura reciente tienen
estos nombres: Alfredo Bryce Echenique, Camilo José Cela, Carlos Fuentes, José
Saramago, Manuel Vázquez Montalbán, Ana Rosa Quintana, http://www.estandarte.com/noticias/varios/los-plagios-literarios-mas-famosos_1076.html
El plagio en el teatro clásico español: los memoriones
Lope de Vega y
Calderón de la Barca vivían de vender sus comedias a compañías teatrales que
las adquirían en manuscrito: quien poseía el manuscrito era dueño de la obra.
Pero el mundo del teatro era brutalmente competitivo. Las compañías rivales
contrataban a ciertos personajes oscuros, portentosos, a quienes llamaban
«memoriones», cuyo talento consistía en acudir a los corrales de comedias, ver
una misma obra muchas veces, ir aprendiéndola de memoria, verter los fragmentos
al papel, hasta que, juntando las fracciones, formaban un nuevo manuscrito. Con
esa copia en mano, la nueva compañía se volvía dueña de facto de la obra y de
inmediato la montaba en otra ciudad. El plagio no era tan simple como hacer
clic en una cámara, encender un escáner o bajarse un MP3: la copia demandaba
una laboriosidad casi tan barroca como la escritura original.
En este ensayo, Manuel Francisco Reina repasa la historia de la literatura en busca de los casos más sonados de apropiación indebida de textos, delito del que ni siquiera se libran maestros de las letras como Dante, Cervantes, William Shakespeare, José Zorrilla o Federico García Lorca. El autor recurre también a casos actuales, como el de Ana Rosa Quintana o el de Lucía Etxebarria en un intento de, sin sangre, dilucidar qué es plagio y qué homenaje, qué es una referencia inconsciente y qué un una copia indefendible.
Roberto Bolaño, La pista de hielo
A través de tres narradores van trazándose los pormenores de un crimen en una casa abandonada de un pueblo de la Costa Brava (Blanes) donde se ha construido ilegalmente una pista de hielo para que una bella y caprichosa patinadora entrene. Con grandes dotes de observación y un humor certero, Bolaño nos atrapa con su lectura. Además hay una magnifica ficha de lectura sobre la novela para trabajarla con los alumnos:
sábado, 1 de febrero de 2014
Una novela de la crisis: La habitación oscura de Isaac Rosa
En esta interesante y bien escrita novela, un grupo de jóvenes que comparten un local se refugian en una habitación oscura para buscar sexo anónimo, silencioso y divertido. Quince años después, ese lugar se convertirá en un refugio donde curarse de las heridas del mundo exterior sumido en una terrible crisis. El tema fundamental es una crítica de una generación que nació en plena transición y no ha sabido o no podido tomar las riendas de la sociedad actual. Entre otras tramas secundarias aparecen reflexiones sobre la protesta ciudadana y sobre el control tecnológico en el ámbito laboral.
jueves, 9 de enero de 2014
El esguince
Gloria, que se acaba de jubilar, le comentaba a Ana lo duro que
había sido dar clase en un instituto de las afueras de Madrid. Una clase de
refuerzo de matemáticas, a las dos y cuarto de la tarde, poblada de alumnos
difíciles, le había provocado pesadillas durante todo el curso. La de veces que
había deseado que pasase algo que le impidiese acudir al suplicio, que se le
hacía eterno. A la salida del metro había pensado tropezar con una alcantarilla
para que le diesen la baja, lo que
supondría un alivio a sus desgracias. Ana se rió con la anécdota porque la comentaba con mucha gracia y se identificó con ella. El sábado 4 de enero,
disfrutando de unas vacaciones merecidísimas, cuando soplaba un viento huracanado en pleno centro de Madrid y
se sentía feliz recibiendo la bendición de la lluvia en su pelo aplastado, en la plaza de Santa María Soledad Torres Acosta, un secarral de granito lleno de barreras arquitectónicas, ocurrió
lo inesperado, tropezó con un bordillo aparentemente invisible, dio un traspiés y su tobillo izquierdo se dobló
como si fuera elástico. Gritó y lloró. A duras penas llegó a casa.
Ahora está de baja con un dolor sordo en el tobillo que está rígido como una
bota multicolor. Inesperado efecto mariposa
que supondrá una merma en sus haberes a fin de mes y ningún descanso para su alma.
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