Ayer murió Javier Marías, rey de Redonda.
"Los muertos, a falta de un lugar más confortable, se
quedan en la cabeza de los seres queridos".
"Cuesta comprender que ya no exista quien ha
existido".
Este 10 de septiembre se enterraron la mitad de las
cenizas de Ángel Guinda en el cementerio de Trasmoz, al pie del Moncayo, como
era su vivo deseo. Su sepultura, con dos casitas contiguas junto a un ciprés
que encarna la inmortalidad, se me hace pequeña para un corazón tan grande y
generoso.
La editorial Olifante ha publicado una fotomontaje que representa mejor el carácter de este indómito poeta, con ella me quedo: