Estas navidades he leído con emoción e interés
Shefarad de Muñoz Molina, el
libro me había echado para atrás varias veces por su desagradable portada, pero
su lectura ha sido como una intensa lluvia en tiempos de sequía.
Absolución de Luis Landero ha hecho que los trayectos en metro sean una delicia, aunque el final me ha defraudado un poco. El protagonista del libro
es un inolvidable ser solitario, apático
y divertido, que huyendo de sí mismo, va en busca de la felicidad para acabar huyendo de la felicidad en busca de sí mismo. Los dos libros me
han servido para conocer más a los dos autores y, sobre todo, para quererlos. He
aquí una muestra de la acertada visión del profesorado que tiene el autor (quién lo probó, lo sabe):
"Y luego estaban los profesores. Había que verlos. Unos
parecían descorazonados, otros cansados o aburridos, otros lo confiaban todo a
la severidad y a la eficacia, y otros fingían un dinamismo que quería ser sincero
y contagioso pero que a Lino le recordaban a esos payasos de circo que, de
pueblo en pueblo, se esfuerzan cada noche en divertir a la concurrencia porque
no tienen otra opción, porque ese es su oficio y en él han de poner lo mejor de
su talento, de su pasión, de sus a veces escasas energías. Parecían buhoneros
yendo y viniendo con sus fardos de sabiduría a cuestas, subiendo y bajando por
valles y collados, escaleras arriba a, escaleras abajo, a campo través por los
pasillos. Y si eran dignos de admiración, también daba un poco de lástima el
verlos allí, adultos y tan sabios como eran, y algunos eran viejos, mezclados
siempre con los muchachos, condenados a convivir con la incansable, y cansina,
y bullanguera juventud".
Misión Olvido de
María Dueñas es, como su propio título indica, un libro para olvidar. El tema a
priori parecía interesante (exiliados españoles en EE.UU), pero el desarrollo de la trama, los personajes
y el estilo resultan perfectamente
olvidables. En esta novela tan desigual solo se salvan algunas historias
secundarias.
La trayectoria de Muñoz Molina y Luis Landero es la dos magníficos escritores de escritura magnética, siempre tienen algo
interesante que contar con ironía y sentido del humor. María Dueñas, hasta ahora, parece una mediocre
escritora de estilo romo que una vez tuvo la suerte de contar una buena
historia en forma de ameno folletín.