Nada se opone a la
noche es la historia de una familia como cualquier otra, aunque no lo parezca, lo que ocurre es que en
ella se dan con más profusión que en otras suicidios, accidentes, adopciones, embarazos
adolescentes, alcoholismo, ataques psicóticos, incestos... Y estos se cuentan sin ningún tipo de pudor, probablemente porque están educados fuera de cualquier sentimiento religioso de culpa. La autora, Delphinede Vigan, trata de indagar en la vida de su madre para comprender su anunciado suicidio
y así encontrar su propia paz. La novela es
desigual en el estilo y en cierto modo predecible; sin embargo va directamente a nuestros
sentimientos y a nuestra memoria. Se sigue con interés.
La primera parte es la historia autobiográfica de los
abuelos y su familia numerosa, la vida alocada y feliz de la infancia, aunque no exenta de tragedias. La
segunda parte es la historia de Lucile, madre casi adolescente con un trastorno
bipolar, y de la relación con sus hijas. Entrelazadas a estas historias aparece
el problema de cómo conseguir que el relato fiel a la realidad, para ello la autora utiliza distintos testimonios.
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