Al menos en algunos casos quienes niegan, en el grado y modo que sea, la realidad de la pandemia caen en el impulso inconsciente de creer lo que se ajusta a sus deseos íntimos: no me gusta nada que haya coronavirus ni las consecuencias y problemas que conlleva, luego no creo en ello. Algo de esto ha ocurrido siempre, ya que el ser humano es casi igual desde hace miles de años.
En la Guerra de las Galias se narra el intento de una tribu gala de
atacar un campamento romano al considerarlo mal protegido y suponer
desmoralizados a sus defensores, creencia hábilmente fomentada por el
comandante romano, uno de los lugartenientes de Julio César. Y éste añade a los
motivos que tenían los galos para su ataque un colofón lapidario y
desgraciadamente de plena actualidad:
fere libenter homines id quod volunt credunt,
lo
que podría traducirse: ‘en general la gente cree con gusto en lo que desea’ (B. G. 3,18,6). El intento galo acabó
rápidamente en una completa derrota, o eso al menos nos cuenta César. Esperemos
que las actitudes negacionistas no contribuyan a aumentar la derrota que ya nos
está causando eso que anda por ahí.