martes, 10 de septiembre de 2019

Solo me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena


Casa Zoilo (Villena, agosto 2019)
Desde pequeña, las tormentas me fascinan, si son en verano, mejor. Las nubes que las presagian, el olor a tierra mojada y el silencio posterior me tranquilizan. Aunque ya se sabe que en la zona de Levante llueve poco y mal y nunca a gusto de todos, la mayoría de las tormentas va acompañada de granizo que destroza todo lo que pilla. Si a los urbanitas nos duele que una planta se estropee, no puedo ni imaginarme el drama que supone para un agricultor ver destrozada su cosecha, el trabajo de todo un año. En ningún caso me refiero a la gota fría que nos acerca a las zonas donde abundan los ciclones. Yo he vivido con horror, pensando en el fin del mundo, los monzones en la India y las tormentas tropicales en Cuba, la furia desatada de la naturaleza que arrambla con todo: personas, cosechas, animales, coches, puentes, construcciones... Sin embargo, justo ahora, han dejado de gustarme las tormentas, hasta las más leves. La causa es la casa de mi abuelo construida en 1927, invendible y a punto de no pasar una inspección técnica, que está haciendo aguas en el sentido literal porque el tejado filtra aguas. Como el arreglo no solo depende de mí y no sé cómo solucionarlo, cada vez que oigo que hay gota fría por la zona, me echo a temblar. Es más, estoy a punto de encomendarme a los santos de la Piedra, Abdón y Senén de La Algueña.Un ejemplo más de que los problemas existen, pero solo cuando te atañen, te preocupan. Solo me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena, aunque desde pequeña he vivido rodeada de imágenes de la santa, patrona del cuerpo de Armamento y Construcción, en el entorno militar de mi padre.

La leyenda de Santa Bárbara

Por cierto, cuenta la leyenda que santa Bárbara fue decapitada por su propio padre que terminó alcanzado por un rayo. Extrañamente por eso se convirtió en la patrona de todos los artilleros  y de las profesiones que tienen que ver con explosivos y fuego: mineros, bomberos, canteros, electricistas... Eugenio Garcés i Bonet, Teniente Coronel de Artillería, aporta otra versión de los hechos que define mejor la relación entre santa Bárbara y los explosivos, y por extensión, con la Artillería. Bárbara siguió los pasos de su padre en sus estudios y juntos descubrieron una mezcla explosiva que utilizaron para defender la ciudad Hippone, en el norte de África, del ataque de unos bárbaros. Muere el padre y la hija, que ha ingresado en un convento, utiliza durante 14 meses los conocimientos de pirotecnia para mantener a los atacantes a raya. Finalmente los bárbaros consiguen penetrar en la ciudad y al llegar al convento, la Santa lo hace volar por los aires mediante cargas explosivas que había preparado con antelación, evitando así caer en sus manos tanto ella como sus compañeras.

Destrozos de la última tormenta con granizo  (2015)

domingo, 8 de septiembre de 2019

Enid Blyton: ¿Sexismo, racismo y homofobia?


Creo que nos rodea un nuevo puritanismo en aras de lo políticamente correcto. Leo en el periódico que el Reino Unido acaba de negar un homenaje a Enid Blyton, la autora de la saga de Los cinco, por la incorrección de sus textos que presentan rasgos de sexismo, racismo y homofobia. No lo dudo, pero me enseñaron desde la juventud (Saussure tuvo la culpa) que cualquier fenómeno tenía que ser analizado desde dos puntos de vista, sincronía (lo que supuso en su momento) y diacronía (lo que ha ido cambiando con el paso del tiempo). Por lo tanto, no se debe juzgar el pasado solo desde las perspectivas de nuestro tiempo, pero se hace constantemente. No basta con saber que su obra sigue viva y apreciada por sus lectores, sino que además exigimos progresismo y modernidad a una mujer que nació en 1897 sin tener en cuenta el contexto histórico. 
En las interminables vacaciones de verano de tres meses de mi infancia, mi interés por la lectura para matar el aburrimiento comenzó con sus libros. Me gustaban porque esos niños tenían libertad y se pegaban unas merendolas estupendas, no tenían que ir a misa y les importaba un bledo lo que pensaran los mayores. En un país donde el sexismo, el racismo y la homofobia eran habituales, no éramos conscientes de esos términos. 



jueves, 5 de septiembre de 2019

La vuelta al cole


Un recuerdo a todos los profesores que comienzan el nuevo curso, sois mis héroes. Ayer recibí un correo de una profesora mayor de 55 años contándome su jornada semanal: 20 horas de clase, 3 grupos de 1º, 3 grupos de 2º, 2 grupos de 3º, 1 grupo de 4º y un primero de Bachillerato, más poner en marcha la biblioteca. ¿Alguien da más? La foto de esta niña inglesa, antes y después de clase, refleja muy bien las jornadas agotadoras para profesores y alumnos. Mucho ánimo.


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Un paraíso cercano: La Algueña



La Algueña (en valenciano, l'Alguenya) es uno de los municipios más jóvenes de Alicante, logró la independencia de Pinoso en 1934. Situada en el suroeste de la provincia de Alicante, en la comarca del Vinalopó Medio, cuenta con 1.413 habitantes. Es un pueblo típicamente agrícola dedicado al cultivo de la viña, el aceite y la almendra. Destaca por la elaboración de vinos y licores y por la industria del mármol. Rodeada por las canteras de mármol marfileño, sus montañas, horadadas por la mano del hombre, nos ofrecen un paisaje insólito que por la noche refulge como la nieve y da luz a las esbeltas torres de la iglesia. Su clima, paisajes y gastronomía son muy parecidos a los de Villena que se encuentra en el Alto Vinalopó. La única diferencia es que nosotros no hablamos valenciano y nos hemos especializado en la industria del calzado. Ellos son referente por sus circuitos de motos y nosotros, por las fiestas de Moros y Cristianos. Villena es una ciudad de recio abolengo repleta de bullicio, Algueña es un pueblo silencioso y tranquilo, que destaca por la amabilidad de su habitantes, siempre acogedores y divertidos. Allí tengo buenos amigos. La paella de arroz con conejo de Lola es inolvidable, como lo es también la puesta de sol desde su terraza. El jardín modernista de Charo y Vicente, en un ambiente de ensueño, recibe, con unas cenas suculentas rociadas de buen vino y gin-tonic, la entrada y la despedida del verano. 
Toda esta introducción me sirve para enmarcar los dos vídeos que recibí de las fiestas de julio en honor a los patronos Abdón y Senén, los santos de la Piedra (granizo), protectores de sembrados y cosechas en todo el orbe cristiano hasta que fueron desplazados por la figura de San Isidro en el siglo XVIII. El primero es un pasacalles de las reinas de la fiesta, las autoridades y la banda de música que iban a toda velocidad para resguardarse del calor sin banderas y estandartes religiosos. El segundo, que reproduzco aquí, un encierro de toros de mentirijilla donde los niños son los protagonistas. Ojalá todos los encierros fueran así, apenas unos días después, el 2 de agosto, en Pinoso un joven de 26 años murió como consecuencia de las heridas sufridas tras una cornada de una vaquilla durante las fiestas. Y es que así me imagino las verdaderas fiestas populares, sencillas, sin sangre y sin ningún boato.

 La Algueña, un paraíso cercano, la Arcadia de Alicante.


Un vídeo de El Comidista (20/9) se refiere al vino Fondillón de fama mundial que se produce en La Algueña

martes, 3 de septiembre de 2019

El café asiático de Cartagena

He probado por primera vez el café asiático, una experiencia deliciosa para una golosa como yo, mucho mejor que el carajillo para tomarlo antes de una jornada de trabajo. Reconfortante, dulce y oloroso, lo recomiendo. 
El café asiático es una variante del clásico café bombón con leche condensada, toda una bomba calórica que se degusta a lo largo de toda la costa de Levante. Se toma desde principios del siglo XX cuando lo pedían los marineros de distintas nacionalidades que llegaban al puerto de Cartagena. La receta actual se remonta a los años 40, cuando fue popularizada por Pedro Conesa en su establecimiento, el bar Pedrín, aunque ya era muy habitual entre los pescadores de la zona. Empezó llamándose café "ruso", pero el adjetivo no era muy del gusto de la época, recordemos que la ensaladilla rusa pasó a llamarse "nacional" debido a sus connotaciones políticas. Se sirve en una copa especial, realizada en cristal más grueso del habitual para evitar su rotura.  

Ingredientes. Leche condensada de buena calidad, brandy o coñac oloroso, Licor 43, café espresso, canela molida, corteza de limón sin la parte blanca, tres o cuatro granos de café.
Elaboración. Se dispone la copa de asiático, o en su defecto un vaso alto con el pie más estrecho. Rellenamos la parte cilíndrica de leche condensada,  Después se añaden dos cucharadas de brandy, una cucharadita de Licor 43 y un café espresso, que debe casi llenar la copa por completo. Se termina espolvoreando canela molida y se decora con la corteza de limón y los granos de café.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Los nuevos inquilinos


No supimos cuándo entró a través de la reja y se posó en el alféizar, cuando llegamos en agosto ya estaba allí la paloma sobre un lecho de ramas. No nos atrevimos a abrir la ventana por temor a asustarla. Se pasaba largas horas oteando el horizonte mientras incubaba dos huevos blancos. A los cuatro días se resquebrajaron y salieron unos polluelos amarillentos, ciegos y desplumados, que eran alimentados con un líquido lechoso segregado por el buche de la paloma. En internet leímos que las parejas de palomas se turnan para criar a sus pichones, la nuestra parece una madre solitaria. En apenas quince días los pequeños aumentaron de peso y su pelaje fue cambiando de color. En breve levantarán el vuelo. Tendremos que poner tela metálica para impedir que vuelvan a anidar. Los nuevos vecinos han sido la comidilla de las casas vecinas y todos los días venían niños para verlos. Las palomas se han añadido a los otros vecinos: las ardillas, los conejos, los gatos, las tórtolas y las golondrinas.
Un gracioso comentó que deberíamos haber estrellado los huevos para evitar nuevos anidamientos.



P.D.
Esta es última foto de los pichones antes de abandonar el nido. Ya no queda ni rastro del pelaje amarillo, se sostienen sobre sus patas e incluso parece que conversan. Todo ha ocurrido en menos de un mes.
Seguro que el gracioso del vecino si los hubiese visto así, habría comentado: No pongáis la tela metálica, poned un corral de pichones para cocinar sabrosos platos.

martes, 6 de agosto de 2019

Efectos secundarios, ingredientes y alérgenos


No suelo mirar los posibles daños que pueden causar los medicamentos porque ponen el vello de punta, ni los ingredientes de los productos envasados que consumo. Soy, en el fondo, una optimista. Creo que lo que te mata no es lo que comes, sino la propia vida que te obliga a tragar con todo. No soy hipocondríaca, consumo productos caducados desde pequeña porque a veces llegaban excedentes de chocolates y sardinas del ejército. Debo decir que  jamás tuvimos ningún problema. Ahora que somos un país civilizado que sigue la normativa europea se han disparado todas las alergias, incluidas las mías.
Glutamato Yé-Yé, el grupo de la movida que encontró el nombre en un envase de un flan, nos dio a conocer uno de los aditivos más estudiados junto a la sal o el bicarbonato que no sabíamos que lo consumíamos y la necesidad de leer la letra pequeña. El glutamato es un potenciador del sabor que usaban los soldados alemanes, cuando no había alimentos para conseguir energía, se lo daban en forma de pastillas. Como en todo, hay división de opiniones, unos dicen que es positivo y otros que negativo porque es una neurotoxina.
Con el aburrimiento de un verano caluroso y el cansancio producido por no haber consumido glutamato, eché un vistazo a los componentes de un plato preparado de judías verdes con patatas de una marca muy conocida. Los ingredientes eran los adecuados: Judía verde (55%), patata (22%), cebolla, aceite de oliva (5%), ajo, sal y especias. Pero cuando llegué a los alérgenos, me advertían de que puede contener trazas de crustáceos, huevo, pescado, soja, leche y derivados (incluida lactosa), apio, moluscos y mostaza. No me lo podía creer, cómo es posible que tenga trazas de productos que no están en los ingredientes. ¿De dónde han salido los crustáceos y los moluscos? ¿Es que no limpian? Me refuerzo en mi idea primigenia, en cuestiones de alimentación y medicina es mejor no saber. Como en las infidelidades.