Los problemas que acarrea la instalación de los
bomberos en Malasaña se han tratado en el Pleno del Ayuntamiento porque ya han pasado más de 6 meses desde su
instalación. Para ello se han pedido informes del funcionamiento al Jefe del parque de
San Bernardo, antes situado en la calle Imperial, y de las quejas de los
vecinos. Y para nuestra sorpresa, el concejal del distrito ha afirmado que los vecinos están muy contentos, sin tener en cuenta que nos hemos manifestado en contra antes, mientras y después de su instalación. Han pasado olímpicamente de las quejas individuales e incluso de las de comunidades de vecinos cercanas. No sabemos qué más podemos hacer. Estamos quemados, porque resulta cansadísimo tener que estar en guerra todo el día sin que nos hagan ningún caso. Son nuestros representantes electos los que tienen que gestionar de la mejor manera este sinsentido que afecta directamente a unos pocos y perjudica a toda la ciudad.
Como ya he tratado el tema varias veces en mi blog,
realizaré una breve síntesis del estado de la cuestión.
La calle de san Bernardo con dos carriles y de
doble dirección, colapsada por coches y ruido, al lado de dos institutos, no es
la mejor opción para colocar a los bomberos. En un vídeo de 2011 en Youtube se
puede ver el tráfico que soporta un viernes por la noche. La construcción del parque tampoco es la
adecuada, no dispone de patio interior para poner a punto los nuevos vehículos
que incluyen una escalera de 14 metros. Además no tiene aparcamiento para los
coches y motos de los que allí trabajan. Los vecinos han denunciado en varias
ocasiones que estos aparcaban fuera del recinto en zona prohibida.
La respuesta que nos dan, sin aportar datos objetivos, es siempre la misma: el
ruido de las sirenas supone un mal necesario y se ajusta a la normativa. No lo
creemos así, es una costumbre que tiene que ser erradicada para que todos
vivamos en un Madrid más agradable. De
hecho el Ayuntamiento no cumple la normativa de la UE que especifica que los
vehículos de policías, ambulancias y bomberos deben llevar luces azules. Hay
que hacer una campaña para concienciar a los conductores. Aun así hemos
conseguido que algunas veces por la noche las silencien.
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Timbre situado en el semáforo que aumenta las señales acústicas de los bomberos |
Lo
peor es que durante el día las sirenas tienen su réplica en un timbre que es el
que crea mayor ruido y cierra los dos semáforos de subida y bajada más
cercanos. No sabemos quién lo acciona ni
por qué la duración varía entre 1-3 minutos (a veces sigue sonando cuando el
camión ha llegado a la glorieta), ni si se puede modular. Lo que si tenemos
claro es que esos timbres son innecesarios porque los vehículos ya están
parados. La situación llega a lo esperpéntico: cuando hay mucho tráfico (casi siempre) un grupo de
bomberos (de 6 a 8) hace de guardia de la circulación para controlar los
vehículos y el paso de los peatones que transitan por la acera, porque para ellos
también es un peligro la salida de los camiones. Mi casa no da a la calle
San Bernardo y no he podido hacer este vídeo, pero estamos en ello.
Nos dicen que el número de salidas de los bomberos en los primeros 10 meses es
aproximadamente de 1.500, un 15% más que
cuando estaban en la calle Imperial, y
que el tiempo de respuesta es prácticamente el mismo que en la anterior
ubicación. Aquí hay que aclarar que
además de los bomberos está la sede del Samur que no ha aportado datos de sus incidencias. Si calculamos las mismas
salidas que los bomberos, eso sí, sin réplica en los timbres de los semáforos,
supuestamente tenemos unas 10 salidas diarias que incluyen la vuelta en la que a
veces también utilizan sirenas. Día y noche, todos los días del año, sufrimos
este estrés. No son ciertas (algunas) molestias, como afirma el jefe de
bomberos, son molestias ciertas
(verificables). No hay ningún informe técnico sobre la contaminación acústica para ver
si se cumple la normativa de ruido.
La mejor solución sería crear en un futuro una nueva sede de
bomberos de la zona centro hacia el este
o el noroeste como estaba previsto, digna de una ciudad como Madrid, con buenas salidas, exclusiva para bomberos y
Samur. Allí sí que disfrutarían las
visitas escolares. De esa manera el
edificio se devolvería para fines sociales como estaba programado cuando se
permutó por el solar del antiguo hospital de Sanitas. Y buscar una nueva sede para el Samur, antes en Alberto Aguilera.
Mientras tanto el Ayuntamiento y el jefe de bomberos deben tomar medidas inmediatas:
-Medir el ruido en
decibelios cuando se produce una salida, que seguro que incumple la
normativa de ruido de la Comunidad.
Y hacer un informe técnico sobre el impacto en la circulación y el
aumento de ruido en la calle San Bernardo y aledaños.
- Desactivar los timbres
instalados en los semáforos por inútiles y ruidosos.
- Concienciar a los bomberos
y a la ciudadanía de que su importante labor para la comunidad puede
realizarse con la misma efectividad sin utilizar continuamente la señal
acústica de emergencia.
- Evitar las señales
acústicas a la vuelta del servicio, basta con las señales lumínicas.
- Estudiar soluciones
propuestas por expertos europeos sobre contaminación acústica que acaben
con los malos hábitos adquiridos durante años.
- Convocar una reunión entre
vecinos, bomberos, personal técnico del Ayuntamiento y el concejal del
distrito.
P.D. Aunque la entrada tiene fecha del 19 de noviembre, terminé de escribirla el día 25.
Para saber más conviene leer todas las noticias sobre el Parque de bomberos en el periódico digital
Somos Malasaña
C Incluyo el comentario de una profesora del IES Lope de Vega sobre un
aula que da a la calle San Bernardo durante la pandemia :
VeVentanas abiertas
" Allí me estaba esperando un enemigo peor que el frío.
La vía en cuestión se ve afectada por frecuentes atascos y tiene además una
obra eterna donde acuden camiones causantes de periódicos colapsos.
Contenedores de vidrio dispuestos a intervalos estratégicos acogen en sus
entrañas inusitadas acumulaciones de botellas de los bares de la zona, en una
cascada que parece no ir a terminar nunca. La sinfonía de bocinas y motores
llega a su apoteosis cuando un timbre anuncia que la vecina estación de
bomberos ha recibido un aviso de emergencia. La vida parece quedar en suspenso
mientras se oye el ruido del camión que se lanza a la calle, el aullido de la
sirena alertando a los conductores que, mágicamente, consiguen abrir un paso en
la vía abarrotada".
ht