Este verano, he tenido la suerte de leer el borrador del
libro La fuerza de la palabra que ha escrito Juan Carlos García Domene sobre la figura de D. Juan Chaumel y
Jorge, sacerdote y orador sagrado de fama nacional que vivió durante la segunda
mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. Con él pretende rescatar del olvido a este
ilustre villenero que no aparece ni en la Wikipedia y al que sus paisanos solo
conocemos por una céntrica calle que lleva su nombre.
La idea surgió en torno al centenario de su muerte, en 2010, y con una conferencia en el Círculo Agrícola Mercantil Villenense: D. Juan Chaumel y Jorge, un villenero ilustre que es el germen de este trabajo.
Son muchos los lazos que unen al autor con Chaumel. Los dos nacieron en Villena y fueron bautizados en Santa María, estudiaron en el Seminario de San Fulgencio de Murcia, fueron ordenados presbíteros en la Diócesis de Cartagena, y párrocos en diversas parroquias de esa diócesis. Y como Chaumel, Juan Carlos también ha predicado en las fiestas de septiembre en el Santuario y durante los días de la Novena en la parroquia de Santiago. Además, les une su pasión por la música y, añado, los dos dominan a la perfección el arte de la oratoria.
Son muchos los lazos que unen al autor con Chaumel. Los dos nacieron en Villena y fueron bautizados en Santa María, estudiaron en el Seminario de San Fulgencio de Murcia, fueron ordenados presbíteros en la Diócesis de Cartagena, y párrocos en diversas parroquias de esa diócesis. Y como Chaumel, Juan Carlos también ha predicado en las fiestas de septiembre en el Santuario y durante los días de la Novena en la parroquia de Santiago. Además, les une su pasión por la música y, añado, los dos dominan a la perfección el arte de la oratoria.
El libro es esencial para descubrir los aspectos
de la biografía de este gran orador, enmarcados en su ciudad natal, en la
diócesis de Cartagena, (Murcia, Molina de Segura y Caravaca
de la Cruz), en Teruel y en Toledo, donde alcanzó la dignidad de Chantre de la
Catedral y fue nombrado Capellán de Honor y Predicador numerario del
Palacio Real. Me ha sorprendido que la la carrera eclesiástica incluyera en aquellos años oposiciones a puestos más importantes, casi como la de un
militar, un dipolomático o un funcionario en la actualidad.
Juan Carlos también realiza el análisis y al estudio de la escasa obra escrita para acercarnos a su doctrina eclesial y a su posición política, que durante esos años convulsos estuvo muy ligada a las posturas más tradicionales y
radicales de la Iglesia, porque sólo se entiende la altura y el alcance de este personaje si tenemos en cuenta la compleja realidad española del siglo XIX. No olvidemos que también los literatos de aquella época escribieron novelas de tesis para apoyar sus posturas conservadoras o liberales.
El libro de una objetividad notable no puede estar mejor documentado, ya que recopila ("de aquí y de allá", como relata entre risas Juan Carlos) todas las fuentes bibliográficas existentes y refleja un gran trabajo de campo, resultado de visitar todas las localidades por las que pasó Chaumel, rescatando de sus archivos datos inéditos e, incluso, los comentarios sobre sus homilías que recogía la prensa local de distintas tendencias políticas. El lector erudito en la materia hallará en él buen material para seguir trabajando y el lector interesado se acercará de manera amena a esta singular figura por los datos y anécdotas aportados; pero los más afortunados serán los villeneros porque conocerán más a fondo cómo era su ciudad en el siglo XIX, la misma que vio nacer a Chapi.
El libro de una objetividad notable no puede estar mejor documentado, ya que recopila ("de aquí y de allá", como relata entre risas Juan Carlos) todas las fuentes bibliográficas existentes y refleja un gran trabajo de campo, resultado de visitar todas las localidades por las que pasó Chaumel, rescatando de sus archivos datos inéditos e, incluso, los comentarios sobre sus homilías que recogía la prensa local de distintas tendencias políticas. El lector erudito en la materia hallará en él buen material para seguir trabajando y el lector interesado se acercará de manera amena a esta singular figura por los datos y anécdotas aportados; pero los más afortunados serán los villeneros porque conocerán más a fondo cómo era su ciudad en el siglo XIX, la misma que vio nacer a Chapi.