Este viernes, en torno a un cuscús en casa de Evaristo, he vuelto a encontrarme con los compañeros del comité del Hogar del Empleado. Desde que nos
disolvimos y abandonamos la enseñanza privada por la pública, han pasado más de
veinticuatro años. Algunos ya no están en Madrid y otros, aunque siempre han
estado cerca, no sé por qué razones, he dejado de verlos. Recordamos las
películas canadienses de Denys Arcand "El declive del imperio
americano" (1986) y “Las invasiones bárbaras” (2003), donde aparecen los
mismos actores y los mismos personajes en un díptico temporal que abarca
diecisiete años. Nuestra cena nos brindó el atractivo del reencuentro, el
regusto de la nostalgia, el escozor de la melancolía y el placer de la amistad, Son mis señas de identidad.
Parecía que el tiempo se había detenido, que veinte años no son nada. Los
encontré igual de jóvenes, divertidos y entusiastas que entonces, aunque ya seamos abuelos, estemos jubilados y no sepamos qué hacer con las canas.
domingo, 1 de febrero de 2015
Sonrisas en enero
Mi amigo Javier me ha pasado este escrito lleno de esperanza. Con su permiso lo publico. Yo no estaba allí, me aterran las multitudes, pero sonreí desde casa.
Al principio, mientras caminábamos por la Castellana hacia la plaza de la Cibeles, parecía que la cosa podía estar floja. Mas pronto, nos dimos cuenta de que, contra lo que habíamos creído en un principio, la manifestación no llenaba Cibeles para caminar hacia Sol, sino que ya la puerta del Sol estaba rebosante de gente. Eran las 11,45 del 31 de enero. La Marcha del Cambio. Caminamos y pronto, la habitual y ruidosa parafernalia que suele acompañar los eventos relativos a la movilización popular, se hicieron patentes; percusión, canciones, carteles simpáticos, eslóganes ocurrentes, incisivos, irónicos, desenfadados…poco que ver con el tonillo aburrido y monocorde de los mensajes de la “casta”. Ay, la casta, un término afortunado, aunque ¿cuántos se libran de alguna forma de la “cosa”? Pasada un tiempo, sobre algo más de la una del mediodía, me volvía hacia el metro, subí hasta Retiro, y en el camino mi retina se convirtió en un negativo, en el sustrato de una película a cámara rápida de las personas que dejaba, de las que me despedía-una vez más antes de la hora-ante el nerviosismo que me domina cuando llevo un buen rato sin apenas moverme, de pie.
Al principio, mientras caminábamos por la Castellana hacia la plaza de la Cibeles, parecía que la cosa podía estar floja. Mas pronto, nos dimos cuenta de que, contra lo que habíamos creído en un principio, la manifestación no llenaba Cibeles para caminar hacia Sol, sino que ya la puerta del Sol estaba rebosante de gente. Eran las 11,45 del 31 de enero. La Marcha del Cambio. Caminamos y pronto, la habitual y ruidosa parafernalia que suele acompañar los eventos relativos a la movilización popular, se hicieron patentes; percusión, canciones, carteles simpáticos, eslóganes ocurrentes, incisivos, irónicos, desenfadados…poco que ver con el tonillo aburrido y monocorde de los mensajes de la “casta”. Ay, la casta, un término afortunado, aunque ¿cuántos se libran de alguna forma de la “cosa”? Pasada un tiempo, sobre algo más de la una del mediodía, me volvía hacia el metro, subí hasta Retiro, y en el camino mi retina se convirtió en un negativo, en el sustrato de una película a cámara rápida de las personas que dejaba, de las que me despedía-una vez más antes de la hora-ante el nerviosismo que me domina cuando llevo un buen rato sin apenas moverme, de pie.
Digno de verse: ancianos asistidos,
discapacitados ayudados y sin ayudar, apenas niños, adolescentes, jóvenes,
medianos de la edad , hombres, mujeres, profesores jubilados, macarras de
barrio con y sin pendiente, grupos de amigas, gente que apenas se conocía,
viejas “glorias”, abrazos, encuentros…
Una vez más se encendía la llama de la
solidaridad, una vez más obraba el milagro de “JUNTOS”, y venciendo el miedo, la comodidad y la
inercia que nos susurra “déjate de tonterías” se encendía la llama de la
ilusión, con o sin motivo. De nuevo, la ilusión.
No me preocupa quién estaba allí para seguir el
liderazgo reciente de Podemos, quién acudía por escuchar al lider o quién, como yo, lleno de escepticismo, acudía porque
quería estar allí, porque la Historia esta vez convocaba del lado de Pablo
Iglesias.
Yo, por
ejemplo, tan solo seguía el rastro luminoso
de la esperanza invocada de nuevo.
Ah
¿pero todavía existe? Pues…
En el denominador común de todos los rostros
anteriormente citados y también en el de los no referenciados, así como en el
mío, un gesto común: LA SONRISA.
Queridos compañeros, una vez más: un verdadero placer.
Javier Rubio
miércoles, 21 de enero de 2015
Veinticinco lemas para una revolución
1. "No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros"
2. "Me sobra mes a final de sueldo"
3. "No hay pan para tanto chorizo"
4. "¿Dónde está la izquierda? al fondo, de la derecha".
5. "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir".
6. "Se alquila esclavo económico"
7. "Se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para defender
nuestros derechos"
8. "Error 404: Democracia not found"
9. "Error de sistema. Reinicie, por favor"
10. "Esto no es una cuestión de izquierda contra derechas, es de los
de abajo contra los de arriba"
11. "Vivimos en un país donde licenciados están en paro, el presidente
de nuestro gobierno no sabe inglés...y la oposición tampoco"
12. "Mis sueños no caben en tus urnas"
13. "Políticos: somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE"
14. "Nos mean y dicen que llueve! "
15. "No falta el dinero. Sobran ladrones"
16. "¿Qué tal os va por España"?- Pues no nos podemos quejar. O sea,
que bien ¿no?- no, que no nos podemos quejar."
17. "No es una crisis, es una estafa"
18. "No apagues la televisión... Podrías pensar"
19. "!!Tengo una carrera y como mortadela!!"
20. "Manos arriba, esto es un contrato"
21. "Ni cara A, ni cara B, queremos cambiar de disco"
22. "Rebeldes sin casa"
23. "Democracia, me gustas porque estás como ausente"
24. "Nosotros buscamos razones, ellos victorias"
25. "Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean"
lunes, 19 de enero de 2015
Cortina de lluvia
Cortina de lluvia
gris
tul de niebla
blanquecina
telas de nieve
transparente
dudosos visillos
cristales traslúcidos
rizos de espuma
marina
lejanía
ay
hay
ahí
azules cenizas
mojadas
empañado espejo
apenas permite atisbar
al otro lado
pero siempre más allá
hay que ir
Marzo 07
sábado, 17 de enero de 2015
Mi jardín secreto
Me he dado cuenta de que mi patio interior se parece mucho al de mi abuela Ángeles en Villena. He conseguido tener un patio alicantino en el centro de Madrid con azulejos árabes y aspidistras, hasta tengo un níspero que alguna vez ha dado frutos, pequeños pero sabrosos. Todo jardinería en macetas. El patio no es mío, es de la comunidad de vecinos y no puedo poner nada que cambie su estructura. Si me dejarán, pondría hasta una fuente. Mi jardín secreto es la plaza de la alegría, una vista alegre.
viernes, 16 de enero de 2015
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