viernes, 8 de mayo de 2015

Lilith, la primera feminista de la creación

Fausto.- ¿Quién es esa?
Mefistófeles.- Mírala bien. Es Lilith.
Fausto.- ¿Quién?
Mefistófeles.- La primera mujer de Adán. Guárdate de su hermosa cabellera, la única gala que luce. Cuando con ella atrapa a un joven no lo suelta fácilmente.
(Goethe, Fausto)
Lilith es una diablesa posiblemente de origen asirio-babilónico, que pasó a tener una posición relevante en la demonología hebraica.  Originalmente, en la tradición oriental, como princesa de los súcubos, fue, en primer lugar, una seductora y devoradora de hombres, a los que atacaba cuando estaban dormidos y solos. En segundo lugar fue un espíritu maligno que atacaba a las parturientas y a los recién nacidos.
En una versión transmutada de esta leyenda surge en un Midrás del siglo XII donde Lilith aparece como la primera compañera de Adán. Según esta tradición judía, Eva no fue la primera mujer de Adán ni tampoco la primera de la creación. Antes de Eva estuvo Lilith. Para el sexto día de la creación Dios ya había creado a Adán, incluso a todas las bestias, mas no a la mujer. Cuando Dios le presentó las bestias para que las nombrara, Adán se dio cuenta de que algo no cuadraba. Todas venían en pareja, un macho y una hembra por cada especie. Adán, que para entonces era un hombre hecho y derecho, copuló con cada una de las hembras en el que es tal vez el primer episodio conocido de zoofilia. Como no encontró satisfacción en el acto, le hizo el reclamo a Dios: cómo era que todas las criaturas tenían pareja menos él. Él, que era la obra cumbre de su creación. Dios remedió la injusticia creando a Lilith que fue formada del mismo modo que Adán. No a imagen y semejanza de Adán sino a imagen y semejanza de Dios. Y no sacándola de una costilla, como si fuera un humano de segunda generación, clon del modelo original, sino moldeándola con el mismo barro que había usado para crear a Adán,  era igual a Adán. Tal vez por eso nunca se llevaron bien. Dios, tan paciente con los desmanes de la libido de Adán que había fornicado con todos los animales, tan comprensivo que hasta le procuró una solución, no entendía de necesidades femeninas. A Lilit la condenó. Y su castigo fue hacer que murieran cien de sus hijos cada día. Desde entonces, dicen las tradiciones judías, Lilit se venga matando niños. Dicen. Y uno se la imagina vagando por los montes, despeinada y de blanco, traslúcida como un fantasma, lamentándose por sus hijos y preguntándose ¿Dónde están mis hijos? Uno se imagina que el alma en pena de la Llorona es Lilit, la primera feminista de la creación.
Pero entonces Dios, quizás para aliviarle el despecho a Adán que otra vez se había quedado solo, sacó a Eva de su costilla. Un ser humano de segunda generación y subsidiario del hombre, y al mismo tiempo tan perverso y dañino que fue capaz de perder a toda la humanidad. Y fue Eva quien dominó el concepto de mujer en el imaginario occidental.

Rosa Montero, Historias de mujeres

No hay comentarios:

Publicar un comentario