viernes, 15 de septiembre de 2017

Aparición de los negros en las letras españolas, Santiago Auserón

Todos conocemos a Santiago Auserón, cantante y músico (Radio Futura, Juan Perro), pero pocos saben que es licenciado en Filosofia por la UCM y que a los 61 años se sacó el título de doctor. En este artículo de El País, publicado este año, estudia la aparición de los africanos en la literatura española hasta el siglo XVII. Lo recomiendo para las clases de literatura de ESO y Bachiller.

Aparición de los negros en las letras españolas

"Durante los siglos XVI y XVII, coincidiendo con el incremento de la trata atlántica, la presencia de esclavos africanos se volvió costumbre en la literatura española. El tipo jocoso del negro músico y lenguaraz surgió en las coplas, se instaló en el escaparate de la vida social que fue el teatro ligero e hizo su aparición en la incipiente novela. Los poetas jugaron a imitar las alteraciones que el «habla de guineo» hacía sufrir al castellano y a reproducir con pies métricos su ritmo musical, contagiados por la viveza de las jergas de germanías en ambientes donde la rítmica sincopada de los africanos despertaba un viejo poso de sonoridades mestizas. En sus obras dejaron constancia de un sorprendente estado de proliferación de la lengua muy distinto del marmóreo ejercicio de erudición aprendido en los colegios jesuitas, relacionado con la movilidad social y con el hechizo expansivo de las modas musicales de la época. Coplas con estribillos marcadamente rítmicos, bailes con nombres propios que retumban con afán de mito efímero, revelan una erótica de la fonación complementaria de la expresión danzante de la libido denunciada por los censores. A lo largo de los dos siglos siguientes a la invención de la imprenta, una marea musical y poética llevó en España la tradición oral hasta su extremo desarrollo. Esa actividad febril amplió el radio de acción de las canciones tanto como era posible antes del advenimiento de la era electrónica. Este es un aspecto de la literatura del Siglo de Oro poco tenido en cuenta hasta la fecha." (Pincha aquí para seguir leyendo)


lunes, 11 de septiembre de 2017

Alquilar una habitación en Madrid, misión imposible

Por fin un periódico ha relatado la odisea que supone encontrar un piso o una habitación en una zona céntrica de Madrid. Cuando me lo contó mi sobrina, pensé que era una exageración hasta que lo he visto con mis propios ojos. Marta abandonó su habitación anterior en un piso compartido con varios erasmus, que carecía de zonas comunes excepto la cocina situada en un pasillo sin ventana, para encontrar algo mejor y así no pagar los meses de verano. La búsqueda, desde mediados del mes de agosto, ha sido infructuosa, a pesar de que los alquileres han subido casi un 20%. Alquilar un estudio para ella sola está descartado, el más barato y más pequeño, gastos aparte, pasa de los ochocientos euros. Así que no queda otra que volver a compartir habitación en un piso, lo que se convierte en una misión imposible si se busca algo decente y habitable a un precio razonable.
Los que alquilaron un piso han encontrado una nueva forma de rentabilizarlo que consiste en realquilar las habitaciones estén como estén. Por cuatrocientos euros se alquila una habitación nicho con ventanuco al pasillo, con cocina y cuarto de baño cochambrosos. Y estas "ofertas" se las quitan de las manos. Si vas a una agencia, te cobran una mensualidad más; si te apuntas al Idealista y evitas los intemediarios, puede ocurrir que haya dos turnos de treinta personas para ver la habitación. El viernes, sin ir más lejos, había más de 100 personas candidatas para dos habitaciones en la calle La Palma, a todas ellas se les pasó, como en un casting, un impreso para elegir con calma al candidato. Casi siempre las fotos son engañosas, en la calle San Vicente Ferrer ni la cocina ni el baño estaban terminados; en otra se descubrió que la habitación estaba situada en un altillo de la vivienda; incluso se alquila un sofá cama en el salón. Padres desesperados han llegado a ofrecer más dinero con tal de que sus hijos tuvieran un lugar al comienzo del curso. Hoy una buena habitación con zonas comunes cuesta setecientos euros, casi el salario mínimo interprofesional (707 euros) que es el máximo al que pueden aspirar nuestros jóvenes estudiantes en el caso de que trabajaran.
Todo esto es un ejemplo del capitalismo más atroz, basado en la ley de la oferta y la demanda. Parece que una panda de aprovechados se está beneficiando de la falta de control en este sector, porque no tengo claro que estos arrendadores declaren el dinero que están ganando con el realquiler.

Los escritores guapos o qué tiene que ver el culo con las témporas

Soy una cotilla, me gusta saber la vida y milagros (incluida foto) de los escritores, porque creo que esos datos influyen en su obra y los acercan a sus posibles lectores. Confieso que admiré los ojos de Paul Auster, la facha (sinónimo de figura) canalla de Vargas Llosa y el atractivo de José Angel Mañas, porque la inteligencia no estuvo nunca reñida con la belleza y a nadie le amarga un dulce. Pero nunca compré un libro porque el autor de la solapa fuera atractivo, ni imaginé que hubiese una lista de escritores sexies. Y es que el culto al cuerpo y las nuevas modas están haciendo de la cultura una feria de vanidades. Lo que antes era lo de menos, ahora se ha convertido en lo más.
Por casualidad he encontrado tres listas de escritores atractivos que incluyen tanto extranjeros como españoles, conocidos y desconocidos. La primera contiene 11 escritores en Vanity fair, elaborada por Guillermo Alonso en 2015; la segunda, 41, en la revista En femenino  por Emilio Ruiz; y la última, 20, en El mundo, por Jesús del Río, Sant Jordi 2016: los escritores más sexies que nos animan a disfrutar las imágenes y a no leer: "Usted está aquí porque acaba de comprobar que hay escritores con bíceps, con miradas irresistibles (y no nos referimos a su mirada sobre el mundo) y con unos peinados que harían palidecer a los que se dicen expertos en grooming masculino". Para hacerse una idea reproduzco la foto de Pierce Brown, conocido por la saga Red Rising y, lo más importante, porque un día haciendo senderismo se quitó la camiseta y arrasó en Instagram. Vamos que podría haber aspirado al título de Mister Universo.
Al principio pensé que incluirían también a mujeres escritoras. Craso error, la lista refleja las trampas del lenguaje contra las que tanto luchamos las feministas: el masculino no engloba al femenino. No hay mujeres como no las hay en la última foto del Poder Judicial, haberlas "hailas", pero no llegan nunca a jugar en primera división. En segundo lugar, pensé que estarían elaboradas por y para mujeres y no es así, dada la complacencia en las descripciones, están realizadas por hombres supuestamente gays para revistas supuestamente femeninas.
Llamadme antigua pero me parece ridículo que los escritores se hayan convertido solo por su físico en las nuevas estrellas. Se ha confundido el culo con las témporas, expresión metonímica que alude a personas que mezclan cosas muy dispares entre sí y que. a la luz de una nueva etimología, significa unir funciones inteligentes y elevadas propias de la cabeza con otras más vulgares. Pero es innegable que toda esta estrategia de ventas acercará a algunos escritores al gran público, serán halagados, firmaran más libros, sus conferencias estarán más concurridas y adornarán cualquier tertulia televisiva.
Al final me alegro de que la lista no incluya mujeres escritoras.

martes, 5 de septiembre de 2017

Juan Bautista


Al leer el artículo de Pérez Reverte, Cincuenta cochinos euros, pensé inmediatamente que se refería a Juan Bautista, el autor del Calendario Literario de autores de la literatura universal que publico en mi blog, aunque el nombre y la profesión no coincidían. A Juan Bautista lo conozco desde hace poco, me une a él una cita mensual con otros colegas del instituto en el que nunca llegamos a encontrarnos, pero sé que podía haber protagonizado la anécdota que da lugar al escrito. Esta es mi interpretación del texto adaptada a su personalidad.

Juan Bautista es todo un personaje. Va a cumplir 68 años y lleva varios de jubilata de la enseñanza. Es un fulano de inteligencia extraordinaria, con una formación intelectual de izquierdas impecable.  Muy culto, sabe de todo, sobre todo de latín, poesía y música. Maestro de la papiroflexia, es muy bueno con el carboncillo y las acuarelas.  Lee cinco periódicos diarios, oye la radio, fuma, se toma su café o un vino en el bar y no pasa de todo. Se caracteriza por utilizar heterónimos y camuflarse bajo distintos disfraces. Viajero infatigable, a veces, ejerce de reportero. Vehemente y sensible, siempre sorprende. Gran conversador, trabajador infatigable, nada contra corriente. Cuando acaba harto de la sinrazón de algunos, con mirada fría con reflejos de guillotina les afea una falta de ortografía o una entonación mal hecha y da por zanjada la cuestión. 

Juan Chaumel y Jorge, villenero y orador sagrado

Este verano, he tenido la suerte de leer el borrador del libro La fuerza de la palabra que ha escrito Juan Carlos García Domene sobre la figura de D. Juan Chaumel y Jorge, sacerdote y orador sagrado de fama nacional que vivió durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. Con él pretende rescatar del olvido a este ilustre villenero que no aparece ni en la Wikipedia y al que sus paisanos solo conocemos por una céntrica calle que lleva su nombre. 
La idea surgió en torno al centenario de su muerte, en 2010, y con una conferencia en el Círculo Agrícola Mercantil Villenense: D. Juan Chaumel y Jorge, un villenero ilustre que es el germen de este trabajo.
Son muchos los lazos que unen al autor con Chaumel. Los dos nacieron en Villena y fueron bautizados en Santa María, estudiaron en el Seminario de San Fulgencio de Murcia, fueron ordenados presbíteros en la Diócesis de Cartagena, y párrocos en diversas parroquias de esa diócesis. Y como Chaumel, Juan Carlos también ha predicado en las fiestas de septiembre en el Santuario y durante los días de la Novena en la parroquia de Santiago. Además, les une su pasión por la música y, añado, los dos dominan a la perfección el arte de la oratoria.
El libro es esencial para descubrir los aspectos de la biografía de este gran orador, enmarcados en su ciudad natal, en la diócesis de Cartagena, (Murcia, Molina de Segura y Caravaca de la Cruz), en Teruel y en Toledo, donde alcanzó la dignidad de Chantre de la Catedral y fue nombrado Capellán de Honor y Predicador numerario del Palacio Real. Me ha sorprendido que la la carrera eclesiástica incluyera en aquellos años oposiciones a puestos más importantes, casi como la de un militar, un dipolomático o un funcionario en la actualidad.
Juan Carlos también realiza el análisis y al estudio de la escasa obra escrita para acercarnos a su doctrina eclesial y a su posición política, que durante esos años convulsos estuvo muy ligada a las posturas más tradicionales y radicales de la Iglesia, porque sólo se entiende la altura y el alcance de este personaje si tenemos en cuenta la compleja realidad española del siglo XIX. No olvidemos que también los literatos de aquella época escribieron novelas de tesis para apoyar sus posturas conservadoras o liberales.
El libro de una objetividad notable no puede estar mejor documentado, ya que recopila ("de aquí y de allá", como relata entre risas Juan Carlos) todas las fuentes bibliográficas existentes y refleja un gran trabajo de campo, resultado de visitar todas las localidades por las que pasó Chaumel, rescatando de sus archivos datos inéditos e, incluso, los comentarios sobre sus homilías que recogía la prensa local de distintas tendencias políticas. El lector erudito en la materia hallará en él buen material para seguir trabajando y el lector interesado se acercará de manera amena a esta singular figura por los datos y anécdotas aportados; pero los más afortunados serán los villeneros porque conocerán más a fondo cómo era su ciudad en el siglo XIX, la misma que vio nacer a Chapi.


jueves, 31 de agosto de 2017

Calendario literario (Septiembre 2017) de Juan Bautista

Fiel a la cita, aquí tenéis el calendario del mes de septiembre.
Como ya sabéis, hay que pinchar en el enlace y, después, debajo de cada escritor para acceder a la información escrita y audiovisual:

El documento de slideshare es solo para consultar o fotocopiar:



miércoles, 30 de agosto de 2017

Una entrevista sexista a Jorge Drexler

Carol Olona, de BBC Mundo, sometió a Jorge Drexler a un interrogatorio sexista donde le pregunta sobre el físico (¿Qué haces para mantenerte tan bien pasados los cincuenta?, ¿Cuál es tu rutina de belleza?), la pareja (¿Que se siente al ser pareja de alguien famoso?), el abandono de la profesión para dedicarse a la paternidad (¿Has pensado dejar tu carrera para dedicarte a tu familia?). Estas preguntas se suelen hacer a mujeres del mundo de la música, del espectáculo o del deporte, aunque la mayoría sean irrelevantes para la profesión y cargadas de estereotipos de género.
El cantautor accedió al experimento parapetado tras unas gafas oscuras y entre titubeos, sobre todo ante los piropos de la entrevistadora, va respondiendo con sencillez e ironía. La entrevista no tiene desperdicio y podemos decir que el músico salió airoso (dan ganas de llevártelo a casa), pero si se la hiciésemos a cualquier otro personaje…

Amores otoñales

He leído sin mucho interés, porque repite la fórmula de las novelas anteriores, la última entrega del forense irlandés ideado por Benjamin Black (seudónimo del gran escritor John Banville), Las sombras de Quirke, donde el protagonista se enamora, por fin, de una mujer de su edad, una psiquiatra austríaca, jefa de su hija. Y me ha gustado como ha desarrollado el primer encuentro amoroso entre estas dos personas entradas en años tan poco habitual en la literatura. Al mismo tiempo ha aparecido un artículo, Amor veterano, en el periódico El Público que, a propósito del estreno de  'Una cita en el parque' (2017) de Joel Hopkin, hace referencia a otras películas que tienen protagonistas maduros. Y es que da gusto que aparezcan amores tardíos, cuando el sexo no es una urgencia, deseados, sosegados, realistas, hablados, pausados, sin grandes hazañas, y que suponen una alegría para el cuerpo y alimento para el alma. Además, volví a ver en televisión con una mirada nueva Los puentes de Madison. que me gustó mucho más que la primera vez hace veintidós años. ¡Cómo pasa el tiempo y cómo nos cambia la vida!

martes, 1 de agosto de 2017

Adivina el título de la obra literaria

¿Te atreves a adivinar el libro por su portada?:



Me parece una buena y divertida idea. Se podría realizar en clase como actividad de creación para el primer ciclo de la ESO.

Del 'nesting' al 'hikimori'


Leo en El País (entre siglas inglesas) que no salir de casa en todo el fin de semana rebaja la ansiedad e ilumina la mente, que el miedo a perderse cualquier ocasión social está siendo sustituido por la alegría de quedarse para disfrutar de las cosas sencillas que además son gratis.  Atrincherarse entre las cuatro paredes de tu morada ya no es de muermos, sino la última tendencia de moda: el ‘nesting’.
En realidad, el artículo, destinado a los jóvenes sin recursos, parece inspirado en la tienda de muebles sueca: la república independiente está en tu hogar, hogar dulce hogar, nada como la familia en un ambiente agradable, etc. Y contrasta con el resto de los reportajes que nos invitan a viajar para escaparnos fuera o dentro de la ciudad para consumir; pero comparto la idea. Como vivo en el centro de Madrid, odio los fines de semana, cuando nos invade el ruido de las hordas de jóvenes, ávidos de vida, y no se puede andar por la calle, ni encontrar un sitio libre en un bar o restaurante. Esos días mi casa es un remanso de paz, una madriguera que me defiende de las agresiones del exterior. Miedo me da que tanto 'nesting' acabe en 'hikimori' (jóvenes japoneses que no quieren salir de su habitación) en versión anciana, perdida para siempre en mi casa sin saber qué hacer.

lunes, 31 de julio de 2017

Calendario literario (julio y agosto 2017) de Juan Bautista

Ya tenemos el calendario del mes de julio.   
Julio 2017 by on Scribd

Y de agosto:
Como ya sabéis, hay que pinchar en el enlace y, después, debajo de cada escritor para acceder a la información escrita y audiovisual:

domingo, 30 de julio de 2017

Prólogos y prologuistas

La mayor parte de nuestros alumnos se salta los prólogos y van directamente al contenido perdiéndose así la explicación racional o emocional de la obra. Por eso conviene darles importancia en las clases de Literatura para que les sirvan de provecho e incluso utilizarlos como modelo de creación para elaborar un trabajo.
El prólogo (del griego πρόλογος prólogos, de pro: ‘antes y hacia’ (en favor de), y lógos: ‘palabra, discurso’) es una de las partes preliminares de la estructura de un libro, aunque su escritura siempre es posterior. No es necesario y no debe ser extenso. Es la explicación racional de la obra, una introducción que permite ubicar al lector en lo que va a encontrar a continuación, donde se justifica su composición, se explica la estructura y los criterios que se tomaron en cuenta para el desarrollo del escrito. La mayoría de los libros tienen un solo prólogo, aunque en cada reimpresión o reedición se le puede agregar uno nuevo.  Puede estar escrito por el propio autor o por un experto, un estudioso, un conocedor o un entusiasta del tema y sus funciones pueden ser variadas:
•             Realizar una crítica literaria sobre el autor.
•             Presentar al público la obra de un autor desconocido.
•             Orientar al lector acerca de las modificaciones que ha sufrido una obra, como ampliaciones, supresiones, actualizaciones, el marco teórico utilizado.
•             Como agradecimiento para recordar a todos aquellos que participaron e hicieron posible la obra y explicar el mérito que ostenta.
El prólogo desde la Edad Media era una modalidad literaria establecida llena de códigos y tópicos repetidos que persiguen captar la benevolencia del lector (captatio benevolentiae) mediante la humilitas, el recurso a la novedad, el aval de autores de renombre. Solo hasta hace muy poco ha empezado a ser estudiado como género literario, casi como un texto de ficción que puede permitirse un lenguaje distendido. Ricardo Cuéllar Valencia, en su artículo “El prólogo como género literario y consideraciones en torno a los prólogos de Miguel de Cervantes”, diferencia cuatro tipos: presentativos, preceptivos, doctrinales y afectivos.
Se ha escrito mucho sobre el prólogo y, como en todo, los hay buenos y malos; unos nos servirán para decidirnos a leer el libro y otros no deberían haberse escrito nunca. En cualquier caso, los prólogos son los preliminares necesarios para entrar en faena, el envoltorio que le da más prestancia al libro, aunque a algunos nos guste leerlos al final o saltárnoslos para que no nos condicionen su lectura, porque, sobre todo en las colecciones de los autores clásicos para estudiantes, son tan exhaustivos que nos cuentan hasta el argumento.

Cervantes:  crítica a los prólogos  
El autor de El Quijote se dirige a un “Desocupado lector”, el nuevo epíteto escoge un lector libre de prejuicios preceptistas y de los cánones dominantes.
Cervantes, que al parecer no consiguió que ningún escritor de prestigio le favoreciera con poesías en elogio del Quijote, con gran alborozo de Lope de Vega, satiriza cómicamente tal costumbre, insertando a continuación una serie de poesías burlescas firmadas por fabulosos personajes de los mismos libros de caballerías que se propone desacreditar. Con ellas, el lector de principios del XVII advertía inmediatamente que tenía entre manos una obra de declarada intención satírica y paródica.

Novelistas del siglo XIX: La cuestión palpitante
Los novelistas del siglo XIX fueron muy amigos de los prólogos nacidos al calor de los debates y las polémicas. Emilia Pardo Bazán llegó a escribir entre prólogos propios ajenos más de 100 en los que expone sus opiniones sobre aspectos de la vida  literaria, social y cultural de la época.

El no prólogo de Baroja a La colmena de Cela
Julio Caro, el sobrino de Pío Baroja, cuenta que Cela le pidió a su tío que prologase La colmena en 1941,  pero este le dijo que no al prólogo porque "no quería terminar en la cárcel a su edad". Cela lo aceptó de buen grado y hasta terminaron bebiendo un oporto.

Borges: Prólogo de prólogos
El libro Prólogo de prólogos con un prólogo reúne aquellos que Borges escribió durante más de 50 años sobre una diversa selección de autores y obras: de la poesía gauchesca de Ascasubi a la novela norteamericana, de Carlyle a Cervantes y Kafka, de Martín Fierro a Macbeth.

El prologuista nato: Vázquez Montalbán
La actividad de prologuista de Vázquez Montalbán es legendaria. De hecho Juan Marsé se propuso una vez escribir un cuento en el que un señor entra en una librería y pide un libro no prologado por Vázquez Montalbán. A esta declaración de guerra Vázquez Montalbán contestó que escribiría otro cuento en el que un señor entra en una librería y pide un libro prologado por Juan Marsé, que es un no-prologuista nato. Aquí se recogen algunos de estos prólogos, en el orden alfabético de los autores de los libros.

Tres prólogos de Vargas Llosa (La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en la catedral).


domingo, 23 de julio de 2017

Joaquín Alastrué, Inventando la pólvora, fabricando la pólvora

Amazón, que es como los reyes magos ejerciendo cualquier día del año, me trajo como regalo el libro de Joaquin Alastrué Funes, Inventando la pólvora, fabricando la pólvora, El Fargue y la fábrica de Granada (Diputación de Granada, Biblioteca de temas locales, 2016). La aparición de la pólvora supuso un gran hito en la historia, propició las armas de fuego y cambió por completo el criterio de ataque y de defensa de combate en las guerras. El libro trata del origen y desarrollo de la pólvora en España, haciendo especial hincapié en la fábrica de pólvoras de Granada, situada en El Fargue, que hunde sus raíces en la época nazarí. Además, es una expresión de cariño hacia los vecinos y trabajadores de la fábrica donde vivió y trabajo el autor.
Un gran trabajo el de este químico para el público general, ameno y “deleytoso”, bien editado y muy bien documentado, con fotos, mapas, artículos periodísticos, glosarios… Su padre y el mío, ingenieros del cuerpo de Armamento y Construcción, estuvieron juntos en la que puede ser considerada la edad de plata de la fábrica (finales de los 70 principios de los 80), cuando daba beneficios y se cuidaron los aspectos sociales.

Mi enhorabuena a Joaquín por su esfuerzo y por incluir un anexo con la galería de retratos de los directores de la fábrica con la foto del cuadro desaparecido de mi padre de la biblioteca-museo de El Fargue. De la desaparición no sabemos los motivos, parece ser que se perdió en un traslado porque alguien se quedó con él o lo destruyó. Seguramente su investigación serviría para una novela negra.
La pólvora, alquimia y ciencia, tradición y progreso, refleja dos componentes inherentes al ser humano: la guerra y la fiesta, la muerte y la vida. Lo que destruye puede ser el alimento de las familias y un instrumento para la paz. Mi padre, Trinidad Cuéllar Caturla, nunca imaginó, cuando era un joven vestido de estudiante que disparaba con un arcabuz en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena, que su vida estaría unida a la fabricación de los explosivos. Prácticamente recorrió todas las fábricas del momento: Murcia, Trubia (Oviedo), La Marañosa (Madrid) y El Fargue (Granada). No inventó la pólvora, ni mojó la pólvora (se quedó sin munición), ni disparó con pólvora del rey (corrió riesgos con patrimonio ajeno), ni tiró con pólvora ajena (malgastó), ni gastó la pólvora en salvas (utilizó medios inútiles), solo trabajó incansablemente de manera honrada y honesta.
Pólvora y tiempo vuelan como el viento.

miércoles, 12 de julio de 2017

Ángel Guinda, poeta con glorieta


Han pasado ya nueve años desde que se grabaron estos vídeos en mi casa cuando Ángel Guinda estuvo con un grupo de exalumnos del IES Luis Buñuel de Alcorcón. Los he recogido aquí para que no caigan en el olvido.
El poeta amigo, profesor, joven entre los jóvenes, ángel fieramente humano, estuvo en su salsa contando anécdotas de su amor por la vida y, sobre todo, derrochando humor y transgresión. Todavía no era profeta en su tierra, no le habían dado el premio de las letras de Aragón (2010), ni tenía una glorieta en el zaragozano barrio del Actur (2017), ni se parecía tanto a Pablo Neruda como ahora. Detrás y delante de la cámara está David Francisco, ahora la mitad de Reyes David de Ediciones Pregunta
Todos los que tuvimos el privilegio de estar con él en el Buñuel deberíamos recoger firmas para que le pusieran su nombre al instituto porque siempre estuvimos hartos de que nos confundieran con el de IES Luis Buñuel de Móstoles. Total entre aragoneses anda el juego.


















También actuó como protagonista en el corto Me quedé aquí.

jueves, 6 de julio de 2017

Sintaxis con humor, Manu Sánchez


C2M - Colgados con Manu - Pizarras - Sintaxis #1 por CarlHazel

El vídeo tiene ya unos años, lo tenía en una entrada, pero el enlace con youtube se perdió. Hoy, buscando otros, lo he encontrado y no me he podido resistir a ponerlo otra vez. Tiene una cierta gracia aunque a veces el humor es un poco burdo. 

Podotecología estética o historia del calzado, Pérez de Ayala

Gracias a una amena charla con Alipio Hernández, colega, asturiano de pro y fabulista, me he acercado a la novela de Pérez de Ayala Belarmino y Apolonio (1921). Confieso que solo había leído del autor A.M.D.G, novela más realista donde el autor plasma sus recuerdos en un internado jesuita, y fragmentos de Tigre Juan. Pero lo que me terminó de decidir por su lectura, además de la labia de mi querido amigo y el prestigio del olvidado autor, es que contaba la historia de dos zapateros de Pilares (Oviedo), tema que me interesa porque la familia de mi padre se dedicó casi cuatro generaciones a ese oficio. Por esa misma fecha en Villena (Alicante), mi bisabuelo Trinidad Caturla, dejando atrás la confección artesanal, llevaba unos años incorporando máquinas para la confección del calzado.

Einstein y Pérez de Ayala (1923)
La trama argumental relata la rivalidad entre los dos zapateros que dan nombre a la novela -uno, disparatadamente gongorino; el otro, dramaturgo aficionado-, y el romance quebrado que mantienen la hija adoptiva del primero, Angustias, y el hijo del segundo, el seminarista Pedro (o Guillén). La novela presenta una extraña estructura narrativa cuajada de desordenadas narraciones, algunas rallando en el ridículo del folletín; varios narradores; varios tiempos; sesudos y absurdos diálogos de múltiples personajes que son presentados con las técnicas degradantes del esperpento; citas de autores clásicos y religiosos; utilización de distintos registros, junto con vocabulario inventado, latinismos y términos del bable. Estamos, pues, ante una novela ensayo (casi una nivola), cargada de ironía, pedantería y pintoresca erudición, ejemplo de intertextualidad. No en vano, Andrés Amorós la llamaba novela intelectual.
El comienzo es inigualable con el Elogio a la casa de huéspedes del personaje de don Amaranto  que merece un lugar destacado en cualquier antología como muestra del estilo de Pérez de Ayala. Ahora que se están celebrando oposiciones para enseñanza, me quedé con este comentario “En España se conceden las cátedras por amistad, parentesco o bandería, antes que por mérito; de donde se aprende más y mejor de los opositores que de los mismos catedráticos”.
Respecto al tema del calzado, en La busca de Baroja, ya aparecían dos zapateros rivales y un letrero sobre un local de reparación: «A la regeneración del calzado», frase que evoca el siguiente comentario del autor: «El historiógrafo del porvenir seguramente encontrará en este letrero una prueba de lo extendido que estuvo en algunas épocas cierta idea de regeneración nacional, y no le asombrará que esta idea, que comenzó por querer reformar y regenerar la Constitución y la raza española, concluyera, en la muestra de una tienda de un rincón de los barrios bajos donde lo único que se hacía era reformar y regenerar el calzado». Pérez de Ayala ensancha esta breve idea para que sea una representación hiperbólica no sólo los males de España, sino también de la locura humana en general, empeñada en entender el sentido de la vida por medio de la filosofía y de la literatura.
Destaco la exquisita descripción del taller de Belarmino, remendón de portal, filósofo de pacotilla, creador de un lenguaje propio (no se conforma con el significado usual e inventa otro en consonancia con la fonética o con lo que le sugiere a él y que resulta indescifrable), en su cuchitril-caverna, tan concurrido como la escuela de un filósofo de la antigüedad:
“El menaje profesional de Belarmino se reducía a los más indispensables utensilios de zapatería, de los cuales don Restituto le había hecho graciosa donación: unas pinzas, un rebote de correderas, una gubia, un desborrador americano, un rodillo de picar, un sacabocados, varias leznas y un torno de montar con horma de hierro. El torno era remedo y trasunto fiel de un caballejo; recordaba a Clavileño, si bien de correspondencia equina más semejante que la volátil cabalgadura del manchego. El tronco era realmente un tronco, un leño robusto, asentado sobre cuatro patas, más ancho por la grupa que por los pechos, y sobre ellos se levantaba una tabla ancha y delgada, a manera de cuello, en donde encajaba, con juego articulado y la planta hacia arriba, una horma de hierro, que vista de perfil era enteramente una cabeza de caballo. Montado sobre este diminuto caballete, Belarmino se pasaba la vida".
Apolonio, en cambio, regentaba un lujoso establecimiento con buenos parroquianos pero sin público. He aquí su disparatada disertación sobre «Podotecología* estética, o historia del calzado artístico» (capítulo 5):
“Por lo pronto, soy un maestro artista en zapatería. Mi clientela alaba, en el calzado que yo hago, la resistencia y flexibilidad del asiento, lo suave y duradero del material, lo cómodo y bien conformado del corte; y por eso, nada más que por eso, me pagan bien. Pero las dichas cualidades son secundarias. Un zapato, un brodequín, un botito son obras de arte. ¿Y quién aquí, salvo contadas excepciones, sabe apreciar el calzado como una obra de arte? ¿Quién aquí concede al calzado la enorme importancia que tiene? Se imaginan que el calzado sólo sirve para cubrir el pie, resguardarlo de la humedad, por temor a los reumas, y evitar que se lastime sobre el mal piso; todo lo que piden al calzado es que no críe callo. Pues si el calzado no cumple otro fin más que ése, mejor sería que los hombres echasen casco o pezuña, lo cual se conseguiría fácilmente por procedimientos científicos. Y no es que yo me refiera a esta localidad. Hablo, en general, de toda España. Un amigo mío muy erudito, Valeiro, estudiante compostelano, me contaba haber leído en un libro de un Fray no sé cuántos Guevara, obispo en alguna diócesis de Galicia, que los españoles, en los tiempos del gran Carlos V, cuando el tal obispo escribía, andaban en zancos por las calles, a causa de los lodos. ¡Qué barbaridad! Pues, ¿qué? ¿No se usan todavía en nuestra península almadreñas, zuecos, abarcas y las asquerosas alpargatas? ¡Qué poco dice esto en pro de la cultura de los españoles, y cuánto de su salvajismo! Para mí la alpargata es un insulto a la divinidad, una blasfemia, porque es negar y desconocer la obra más perfecta de Dios, o sea el pie humano. ¿Por qué es el hombre superior al mono y a todos los demás animales? Porque es el único que tiene pies, lo que se dice verdaderos pies. Si el pie fuera menos humano y noble que la mano, los hombres tendrían cuatro manos y los monos tendrían cuatro pies, y no que tienen cuatro manos. Por no ver mujeres con almadreñas preferiría vivir entre chinos, porque al menos los chinos conceden al pie de las mujeres más importancia que a ninguna otra parte del cuerpo”. 
“En lo que yo insisto es en que, como español, me abochorno de que los españoles no hayamos contribuído con ninguna invención al progreso del calzado. No hay una ciencia y un arte zapateriles propiamente españoles. No habrá oído usted decir punta a la madrileña, tacón Isabel II o hechura española, como se dice punta a la florentina, zapato Richelieu, tacón Luis XV, hechura inglesa”.
“No se me hace justicia. Ni como zapatero, y no digamos como poeta dramático. En lo que yo insisto es en que, como español, me abochorno de que los españoles no hayamos contribuido con ninguna invención al progreso del calzado. No hay una ciencia y un arte zapateriles propiamente españoles. No habrá oído usted decir punta a la madrileña, tacón Isabel II o hechura española, como se dice punta a la florentina, zapato Richelieu, tacón Luis XV, hechura inglesa. Todos los filósofos son unos farsantes, charlatanes de feria. ¿Para qué sirve la filosofía? Ya lo dijo Saquespeare--pronunciado así--: «la filosofía no sirve ni para curar un dolor de muelas».
 Debo confesar que a pesar de tener innumerables aciertos y de hacerme reír varias veces, me ha resultado dura de leer, tanto como comer dos tocinos de cielo seguidos, porque tanto azúcar y prodigio de erudición acaban empachando al desocupado lector.

* Así aparece en el epub que he consultado.

https://elblogdeacebedo.blogspot.com.es/2013/10/ramon-perez-de-ayala-fernandez-del.html

miércoles, 5 de julio de 2017

Tintorería/Lutos en el día

He pasado unos días en Alicante disfrutando sus playas, todavía no invadidas por los madrileños, y en un barrio periférico he encontrado una tintorería moderna que adorna su mostrador con una colección de planchas de hierro y con una pequeña joya: una foto antigua de principios de siglo donde un joven, que recogía la ropa en las casas para teñirla, posa al lado del triciclo con el cajón que lleva el anuncio de la tintorería Masip y el eslogan "Lutos en el día". Lo curioso es que el apellido catalán Masip equivale en castellano a mancebo (aprendiz de un oficio) y viene del latín clásico mancipium (esclavo). Este negocio familiar empezó en Burgos allá por 1910 y se estableció en Alicante en 1971. La cuarta generación volvió al oficio en la crisis, tras haber cerrado en 2011 por jubilación.
Ahora las tintorerías se dedican a la limpieza de la ropa de vestir, pieles, textiles del hogar y alfombras. Pero a principios del siglo XX y, sobre todo, tras la guerra civil, las tintorerías hicieron honor a su nombre. porque para guardar el luto obligatorio por la muerte de un difunto (de uno a tres años según el grado de afinidad). las familias, sobre todo las pobres que apenas contaban con ropa de quita y pon, se veían obligadas a teñirla de negro. La ironía es que esas prendas desteñían al lavarlas, de modo que las vestimentas negras pasaban a ser de un gris desvaído, demostrando que no habían sido compradas para la ocasión sino apañadas para salir del paso. La costumbre del luto estuvo muy arraigada en la vida española, sobre todo en la rural, hasta los finales de los sesenta. ¡Qué alivio que esta imposición social haya desaparecido y que cada uno de nosotros lleve el dolor de la pérdida de un ser querido como quiera!