Hay muchas cosas que nos distinguen del resto de los animales, pero las dos mejores son la capacidad de hablar y la de reír. Se dice que eso sólo lo podemos hacer nosotros. También se ha dicho que la ventaja de los animales es que como no hablan, se entienden, pero es una frase tan ingeniosa como fácil de rebatir. Más sensato es pensar que si renunciamos al lenguaje, perdemos nuestra condición humana, y no hay nada que lo demuestre con más claridad que el grito, que es una huida del idioma, una extinción de la inteligencia: cuando pasamos de tener voz a dar voces, entre nuestros gritos y los rugidos de una fiera salvaje, hay muy poca diferencia." (...) Hablemos sin cuchillos en las manos. Hablemos sin quemarnos las banderas; Con razones, sin sangre en las aceras; Con libertad, sin ira, como hermanos.
Hablemos de palabras, no de idiomas. Digamos "te respeto", "no te vayas"; Sin ver puntos finales donde hay comas; Sin ver desiertos donde solo hay playas.
La justicia consiste en ser iguales; La igualdad, en poder ser diferentes; La esperanza, en querer mover montañas.
Que aprendan a pensar en nuestra gente, a abrir ventanas sin romper cristales. Hay sitio para todos en España.
Este signo de naturaleza antropomórfica que hoy tenemos incorporado a las fuentes de nuestros ordenadores era uno de los más comunes en los manuscritos y libros impresos hasta el siglo XVIII. Se utilizaba en los márgenes de los manuscritos occidentales europeos, escritos en latín o en alguna de sus lenguas derivadas, para llamar la atención sobre una frase o fragmento del texto, esa parte a la que el dedo índice de la manecilla inequívocamente señalaba...Sigue leyendo .
Después de una poda drástica, la lantana del patio creció con el sol de primavera y se cubrió de flores con la llegada del calor del verano. Todo un espectáculo de color y olor. Mi lantana es roja y amarilla, como la bandera española, nombre vulgar de la planta. Me tengo que hacer con una republicana. Por cierto, las bayas de todas las lantanas son tóxicas.
En junio, como refleja la panorámica superior, ha terminado el desmantelamiento del campo de golf del Canal De Isabel II con la retirada de los mástiles, redes, galerías de lanzamiento y cerramientos. Sólo queda el césped artificial como testimonio de tal aberración. En breve se transformará en un nuevo parque para todos los vecinos que incrementará las zonas verdes y creará espacios para el desarrollo de programas lúdicos y culturales.
Primero me llegó el vídeo Té y consentimientoque explica una vez más por qué no hay que
obligar a hombres y mujeres a tener sexo si no quieren, comparándolo con la
preparación de un té. "La premisa es sencilla: prepara una taza, si tu
acompañante dice sí, ofrécesela. Si dice no, no le obligues. Si primero aceptó,
pero luego dudó, no le fuerces. Si por la noche quería y por la mañana ya no,
no insistas. Si está inconsciente, ni lo intentes. Si en un momento de
consciencia afirmó y luego se desmayó, no sigas. Por pueril que parezca la
metáfora, si a nadie se le ocurriría forzar a otra persona a beber cuando no
quiere o no puede, ¿por qué resulta tan complicado trasladarlo al sexo? "
Después me llegó el corto Para dirigido por Samuel Miró y protagonizado por Kira Miró y Alejo
Sauras. "No es no, para, stop... son palabras claras que todo el mundo
debería entender. Cuando alguien dice no la otra persona tiene que aceptarlo.
No a la violación. Denuncia."
Este último tuve que verlo dos veces para entenderlo. La
primera vez, me sorprendió que la chica cambiase de opinión y hasta casi
justifiqué, dadas las circunstancias, que el chico, que iba a lo suyo, no se
enterase. Pero la segunda vez, con las gafas de la mirada feminista y despojada
de todos los prejuicios machistas en los que he sido educada, lo vi claro
porque en el caso contrario, si el hombre es el que promueve una relación
sexual para luego volverse atrás, la mujer, en la mayoría de los casos, lo hubiese respetado. Es un claro ejemplo
habitual de sexo no consentido entre personas conocidas, una agresión sin violencia y una violación de
la voluntad en toda regla, difícilmente denunciable. Un claro ejemplo de lo
difíciles que son las relaciones humanas y, sobre todo, las sexuales, cuando
carecen de empatía. Y es que hombres y mujeres hemos sido educados en la
desigualdad y esto crea desajustes penosos. El sexo es una fuerza de la
naturaleza que desata nuestros instintos animales primarios y solo se puede
domesticar con una educación feminista. Mientras daban vueltas en mi cabeza estas ideas, leí el artículoSí a la empatía (también en el follar) de Anita Botwin en el diario digital Público y solo me queda
suscribirlo:
“El sexo debe ser cuidadoso y empático. Como una manera más
que tenemos los humanos para relacionarnos, el sexo no debe quedar al margen. La
empatía es tan sencilla como ponerse en el lugar del otro o la otra. Y perdonad
que os joda la historia, pero esta sociedad brilla por ausencia de empatía. La
manera que tenemos de relacionarnos es, en muchos casos, egoísta,
individualista y por supuesto patriarcalizada. Y eso no es ningún secreto ni
simplismo feminista”.