Primero me llegó el vídeo Té y consentimiento que explica una vez más por qué no hay que
obligar a hombres y mujeres a tener sexo si no quieren, comparándolo con la
preparación de un té. "La premisa es sencilla: prepara una taza, si tu
acompañante dice sí, ofrécesela. Si dice no, no le obligues. Si primero aceptó,
pero luego dudó, no le fuerces. Si por la noche quería y por la mañana ya no,
no insistas. Si está inconsciente, ni lo intentes. Si en un momento de
consciencia afirmó y luego se desmayó, no sigas. Por pueril que parezca la
metáfora, si a nadie se le ocurriría forzar a otra persona a beber cuando no
quiere o no puede, ¿por qué resulta tan complicado trasladarlo al sexo? "
Después me llegó el corto Para dirigido por Samuel Miró y protagonizado por Kira Miró y Alejo
Sauras. "No es no, para, stop... son palabras claras que todo el mundo
debería entender. Cuando alguien dice no la otra persona tiene que aceptarlo.
No a la violación. Denuncia."
" PARA " CORTOMETRAJE DE SAMUEL MIRÓ. " PARA " SHORT FILM BY SAMUEL MIRÓ from samuel Miró Director/Actor on Vimeo.
" PARA " CORTOMETRAJE DE SAMUEL MIRÓ. " PARA " SHORT FILM BY SAMUEL MIRÓ from samuel Miró Director/Actor on Vimeo.
Este último tuve que verlo dos veces para entenderlo. La
primera vez, me sorprendió que la chica cambiase de opinión y hasta casi
justifiqué, dadas las circunstancias, que el chico, que iba a lo suyo, no se
enterase. Pero la segunda vez, con las gafas de la mirada feminista y despojada
de todos los prejuicios machistas en los que he sido educada, lo vi claro
porque en el caso contrario, si el hombre es el que promueve una relación
sexual para luego volverse atrás, la mujer, en la mayoría de los casos, lo hubiese respetado. Es un claro ejemplo
habitual de sexo no consentido entre personas conocidas, una agresión sin violencia y una violación de
la voluntad en toda regla, difícilmente denunciable. Un claro ejemplo de lo
difíciles que son las relaciones humanas y, sobre todo, las sexuales, cuando
carecen de empatía. Y es que hombres y mujeres hemos sido educados en la
desigualdad y esto crea desajustes penosos. El sexo es una fuerza de la
naturaleza que desata nuestros instintos animales primarios y solo se puede
domesticar con una educación feminista. Mientras daban vueltas en mi cabeza estas ideas, leí el artículo Sí a la empatía (también en el follar) de Anita Botwin en el diario digital Público y solo me queda
suscribirlo:
“El sexo debe ser cuidadoso y empático. Como una manera más
que tenemos los humanos para relacionarnos, el sexo no debe quedar al margen. La
empatía es tan sencilla como ponerse en el lugar del otro o la otra. Y perdonad
que os joda la historia, pero esta sociedad brilla por ausencia de empatía. La
manera que tenemos de relacionarnos es, en muchos casos, egoísta,
individualista y por supuesto patriarcalizada. Y eso no es ningún secreto ni
simplismo feminista”.