Un resumen de lo que ha ocurrido estos años está muy bien sintetizado en la entrevista del Diario.es a Luisa Juanatey, profesora durante 32 años, que reivindica la figura del docente ante las críticas en su libro Qué pasó con la enseñanza. Elogio del profesor y critica a expertos y pedagogos.
Durante muchos años he ido recopilando algunos artículos de escritores y periodistas sobre la situación de los profesores en las aulas. Ahora es el momento de pasarlos al ordenador y tirar los recortes a la papelera. Están puestos por orden cronológico y demuestran una vez más que un escritor tiene mucha más sensibilidad que un pedagogo y que un político a la hora de detectar los problemas que vienen sucediendo desde que la educación obligatoria se amplió a los 16 años. No vendría repasarlos para preparar entre todos una buena reforma de la enseñanza.
1984 PREGUNTAS DE UN MAESTRO A SÍ MISMO, José Antonio Labordeta
A veces me pregunto
qué hago yo aquí,
explicando la
historia
que recién aprendí:
los líos de romanos,
de moros y
cristianos,
el follón del
marxismo
y el del otro côté
donde los yanquis
tienen
el mango y la sartén.
A veces me pregunto
qué hago yo aquí.
Viendo cómo la tarde
se duerme frente a
mí,
mientras usted
Martínez
se evade en el jardín
y la dulce Encarnita
García Cortejón
confunde etruscos
con negros del Gabón
entre miradas tiernas
de Pablo el empollón.
A veces me pregunto
qué hago yo aquí
intentando que
aprendan
lo de la Ilustración,
cuando ellos solo
entienden
cosas del rock
and roll
y diciendo que
comprendan
una revolución.
La rusa, la francesa,
la de Tutankhamon
y encontrando a
Picasso
perdido en un balcón.
A veces me pregunto
qué hago yo aquí.
Guillermo, te he dicho cien veces que en clase no se come
chicle, y menos se hacen pompas". "Juan y Gonzalo, dejad ya de tirar
bolitas a la papelera. Al baloncesto se juega en casa". "Isabel, al
rincón; y tú, Javier, cambia el sitio con Maite". "Soledad, al
pasillo". "Vosotros dos, para mañana, diez veces la página 30 de
Naturales". "Eduardo, por favor, deja ya de tocar el pelo a tu
compañera, por favor". Estas oraciones, entre otras, forman parte del
cortejo de admoniciones que van repartiendo los profesores de EGB mientras dan
las clases. No es raro que acaben enfermos. La ansiedad, la depresión, la
frustración, son las dolencias más frecuentes. No sólo ' se trata de que su
trabajo es arduo y les pagan mal. Encima no saben -como decía Torrente
Ballester- para qué enseñan, a quién enseñan, cómo y qué deberían en su caso
enseñar. La sociedad apenas les reconoce y los niños cada vez son más bordes.
"Me gustaría decirles a los padres que si ellos se
cansan de sus hijos en verano, que piensen cómo se cansan los maestros al
apacentar a treinta criaturas que cada vez vienen menos educadas de casa. Ahora
que tantas cosas se están revisando en los métodos educativos, ahora que tanta
pedagogía liberadora está haciendo aguas, aprovechemos el cierre que se acaba
de echar en los colegios para reflexionar sobre algo que nos concierne casi más
que cualquier otra cosa. Tanto debate cultural sobre si los niños leen o no
leen, cuando lo importante es que los hagamos seres educados y sensibles, compasivos,
respetuosos
El 80% de los profesores de centros públicos señala los
trastornos psicológicos como su mayor problema
Francamente, no creo que
ninguna persona sensata pueda pensar que no dejar salir a la grey adolescente a
estirar las piernas a la calle durante el recreo arregla en modo alguno el
desconcierto educativo que parecen compartir profesores, padres y, según
encuestas internas de los centros, algunos alumnos.Los que en mis tiempos de
instituto hacíamos pellas sabemos que cuando un alumno no quiere entrar en
clase puede empezar a desmadrarse no en la media hora estricta del recreo (se
trataría de un gamberro ejemplar), sino a partir de la primera hora, a fin de fumarse la mañana en toda su magnífica
extensión.
"Ell
inicio del curso escolar trae una estadística que viene al caso: 6 de cada 10
alumnos que se incorporan a este curso son extranjeros. Una cifra curiosa para
quien la lee, pero una realidad cotidiana de aquí te espero para un colectivo
que a menudo trabaja en condiciones precarias, con sueldos raquíticos, a veces
en zonas donde la policía no se atreve a entrar y siempre ante la indiferencia
de una sociedad que guarda su dinero, su estima y sus aplausos para otras
faenas más vistosas.
Quisiera pedir perdón por haber malgastado mi vida
estudiando una carrera, haciendo un doctorado y preparando una oposición,
mientras los demás se labraban un porvenir.
Quisiera pedir perdón por no haberme dado cuenta de que los
institutos no son lugares donde se va a aprender, sino guarderías, y que mi
función no consiste en enseñar, sino en cuidar a los hijos de todos aquellos
que sí realizan un trabajo productivo y provechoso para la sociedad.
Quisiera pedir perdón por no saber hacer mi trabajo y no aprobar
a alumnos que no saben nada, porque cuando llegan a casa después de un día
agotador juegan a la Play Station y ven Crónicas marcianas con la aquiescencia
de sus progenitores que comprenden, no como yo, lo dura que es la vida del
estudiante.
Quisiera pedir perdón por no saber aguantar el desprecio, la
humillación y el insulto diario; incluso la agresión. Quisiera pedir perdón por
querer dignificar mis condiciones laborales, las condiciones de estudio de mis
alumnos y la enseñanza en general.
Quisiera pedir perdón por no haber sabido aceptar
humildemente mi situación de desprestigio social; por no haber sabido aceptar
que soy un paria, un ciudadano de segunda, un desecho social, y me lo tengo
merecido porque soy un vago que no quiere trabajar y que sólo piensa en las
vacaciones.
Quisiera pedir perdón, en suma, por ser profesor.
De todo corazón.
"Sólo en Madrid, tal y como acaba de hacer público
el defensor del Menor de la Comunidad, más de 12.000 alumnos de enseñanza
secundaria sufren el calvario del acoso escolar y el 14% de ellos lo sufre en
silencio. Otros 53.000 han sido agredidos y también han callado. Los que les
hacen la vida imposible les hablan de honor mientras les golpean y, de esa
forma, los convierten a la vez en víctimas y en cómplices. Si te quejas, eres
un chivato, un delator, un cobarde, una escoria. Qué infierno."
"Boicoteadores de las clases los ha habido siempre
en los colegios, pero las Leyes de Educación no se ponían de su parte ni les
daban la razón, como sucede desde la LOGSE en adelante, en el mayor desatino
imaginable".
"No recuerdo que ninguno de
mis compañeros de aulas y fatigas pidiera alguna vez la baja por depresión. Hoy
son los maestros, los enseñantes, los que sufren malos tratos y vejaciones de
los alumnos; han cambiado las tornas, pero la soñada revancha del alumnado no
se ejerce contra aquellos energúmenos de mano larga y seso reseco, sino sobre
pacientes y a menudo ejemplares educadores que devolvieron bien por mal, que
trataron y tratan de educar a sus pupilos como seres humanos y racionales, con
raciocinio y comprensión".
Las aulas no pueden entregarse a la desidia, al matonismo
y a una indisciplina que no es creadora más que de fracaso escolar. Luchar por
reconquistarlas -para empezar, reforzando la indispensable autoridad del
maestro- es el principio de cualquier regeneración democrática verdadera.
2010 Me mandaron esta carta como verídica, aquí la dejo:
"Si un profesor era ya, desde hace años, alguien que
tenía que ejercer labores de asistencia social, lidiar con problemas
disciplinarios, o que echaba en falta profesores de apoyo que facilitaran la
integración de niños inmigrantes o con otro tipo de problemas, ahora padece lo
mismo pero multiplicado por más alumnos y menos docentes. Los profesores se han
hecho visibles por los recortes económicos, y bien está que así sea, pero
llevan muchos años clamando al cielo. Pienso en ellos, ahora que empieza el
curso."
"Estamos ante un sistema perverso que ahoga el potencial de
igualación social de la enseñanza pública, su misma razón de ser. Se reducen
las plazas de interinos, no se aumentan las de fijos, sube la ratio de alumnos
por aula y los profesores se ven obligados a aumentar sus horas lectivas,
convirtiendo la jornada laboral en una carrera atolondrada de una clase a otra,
y a menudo, de un universo a otro, dado que hace tiempo que los niños más
tiernos comparten el instituto con alumnos de bachillerato. A los profesores no
les llega la camisa al cuerpo y sufren ese desgaste sabiendo que ya no hay
bajas que valgan, que las jubilaciones se retrasarán y que una vez que se
apague el ruido de las manifestaciones públicas ellos solos habrán de
enfrentarse a la precariedad diaria. Así ha sido siempre."
2015 El costoso legado de Lucía Figar,,Beatriz Galiana Blanco y Santos Chiches, candidatos a las primarias de Podemos para la Comunidad de Madrid
"Madrid ha estado en manos del PP desde que esta región asumió las competencias en educación. Y tras analizar brevemente sus principales apuestas educativas podemos concluir que, al igual que ha ocurrido con otros servicios sociales, han generado un modelo en el que la educación no se concibe como un derecho que se debe garantizar a todos los ciudadanos y ciudadanas. Sin olvidarse de la satisfacción de los intereses ideológicos, económicos y de poder de la Iglesia española, se ha potenciado su carácter de negocio y se ha dado, gravemente, marcha atrás en los pasos hacia la cohesión social , la igualdad de oportunidades y las posibilidades de movilidad social que se habían puesto en marcha durante el periodo democrático."