lunes, 22 de diciembre de 2014

Los mejores finales en la literatura


Resultado de imagen de tecla de ordenador finTODA BUENA HISTORIA MERECE UN BUEN FINAL. ALGUNOS AUTORES CONSIDERAN QUE LOS FINALES DE LOS LIBROS SON LO DE MENOS, SIN EMBARGO HAY LIBROS MUY INTERESANTES QUE ECHAN A PERDER BUENA PARTE DE LA HISTORIA CON UN MAL FINAL.

Terminar suele ser una obligación; terminar bien, un difícil arte
http://www.elplacerdelalectura.com/work-view/las-50-mejores-frases-finales-en-la-literatura-de-la-1-a-la-10

domingo, 21 de diciembre de 2014

Test de personalidad

En su época no había test de personalidad ni nada parecido. Los padres apenas hablaban con los hijos. Educar era darles la mejor alimentación y los mejores estudios hasta que pudiesen volar por su cuenta. En casa no se podía hablar nunca de religión, política o sexo. Los pequeños debían escuchar a los mayores sin rechistar. En las celebraciones familiares los niños se sentaban en una mesa aparte. Es más, cuando la conversación era entre adultos, solían utilizar el valenciano para que no se enterasen de nada. Por eso no supo qué hacer cuando le llegó a sus manos el sobre con el resultado del test le habían hecho a su hijo en el colegio.  Como no sabía qué hacer, lo guardó en la mesilla de noche.  Ahí permaneció enterrado más de cincuenta años hasta que un chamarilero lo encontró y lo tiró a la basura sin apenas mirarlo. Ya no tenía valor para explicar un suicidio.

Campo mental: En inteligencia abstracta su nivel es elevado.
Personalidad: Presenta algunos aspectos con inadaptación y desequilibrio, con tendencia a la sumisión, así como con cierta autosuficiencia, sin embargo emotivamente está alterado, con un elevado factor de introversión y pasividad. También carece de confianza en sí mismo en grado alto y su sociabilidad es escasa, rebelde a las normas.
Inadaptación y labilidad emocional. Prefiere la compañía y ayuda de los otros. Pero en su vida afectiva sufre frustraciones por no creerse correspondido en sus sentimientos. Esto es debido a que por su introversión siente más de lo que expresa y, por otro, su falta de confianza y represión. Como resultado tiende a aislarse. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Vuelta a las "Raices"

Gracias, Antonio Lorenzo

Un viernes lluvioso, con los escolares resguardados en sus casas por ser el día del maestro, quedé en una cita, casi a ciegas,  con un bloguero, que ahora sé que también es escritor,  músico y cantante,  que tiene el mejor trabajo que hay en la red sobre los romances de ciego. Quería regalarle un libro y resultó que él me abrumó con libros y discos. Fue un encuentro muy agradable porque es una persona sabia y sencilla, muy poco dada al protagonismo. Me metí en el túnel del tiempo y volví a mis raíces: a los veinte años, cuando pensé que mi futuro podría estar en la investigación de la literatura sefardí. Ambos conocíamos a las mismas personas y me di cuenta que estas llevaban más de treinta y siete años fuera de mi vida y había olvidado hasta sus nombres. No sé qué habría sido de mí si hubiese seguido ese camino después de que me diesen con la puerta de la investigación en las narices. Pero lo que sí sé es que, en este peregrinar por enseñanza pública y privada, he conocido a muchísima gente: profesores, alumnos y padres que han marcado mi atlas de geografía humana y me han hecho ser mejor persona. Ojalá las dos vocaciones hubiesen sido compatibles si hubiese tenido más inteligencia, salud o ambición.
Ahora, mientras escucho en el CD del grupo Raíces el canto de circuncisión (uno de “los cantos de parida” que recogía mi tesina), me emociono y me doy cuenta de que ese gusto por la tradición oral no está agonizando, aunque lo que prima ahora es la rapidez y la inmediatez. Esta forma de contemplar la vida tiene un cierto sabor a rancio que, sin embargo, es fundamental para entender el mundo en el que vivimos. La modernidad tiene su origen en estas formas de transmisión efímera, anónima y oral. La literatura es un permanente reciclaje.



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Viudo de su amante

Llevaba tiempo sin saber de ella y la llamó al teléfono móvil sin obtener respuesta. Unos días después una voz desconocida contestó desde el mismo número: “No sé quién eres, pero mi hermana ha muerto de un derrame cerebral y ya la hemos incinerado”. En ese momento deseó que la tierra se lo tragase, que fuese una pesadilla, una equivocación. La difunta, su amor de juventud, acababa de cumplir sesenta y seis años y, aunque no gozaba de buena salud (múltiples visitas al médico y varias operaciones lo atestiguan) nada hacía presagiar este desenlace tan rápido. Él siempre había pensado que un plato desportillado era un plato eterno, que muchas de sus enfermedades eran imaginarias, producto del duelo que mantenía con la vida porque sus expectativas nunca fueron cubiertas. Era una mujer tan exigente que pocas veces fue feliz. De repente, su cerebro se convirtió en un hervidero de recuerdos: el encuentro de dos jóvenes profesores en el instituto celebrando la muerte de Franco que dio lugar a una amistad íntima; el tiempo del amor pasional que se había transformado en un cariño incondicional, cargado de reproches por parte de ella que no comprendía su cobardía a la hora de terminar con la farsa de su matrimonio. Muchas veces, a horas intempestivas, había recibido llamadas acusándole de ser el causante de todos sus males, de no haberla comprendido y, sin embargo, sabía que él era su único confidente, la persona que soportaría estoicamente todos sus vaivenes porque la había amado de verdad, aunque fuese de una forma escasa y puntual. Ahora era por primera vez viudo de una mujer que había sido su amante hacía más de veinte años. La vida que le quedaba no volvería a ser igual que antes. Ahora tendría mucho tiempo para luchar contra sus fantasmas, para pensar en la cabeza, como decía su madre. 

jueves, 27 de noviembre de 2014

Los miércoles al cine


Ha sido estupendo reencontrarse con las amigas, jubiladas como yo, para ver el cine en el cine por un precio módico. El año pasado hubiese sido impensable porque siempre estaba cansada o preparando las clases del día siguiente. Hemos tenido suerte con las películas: Relatos salvajes, El juez, French woman. Las recomiendo.
La mejor de todas, sin duda, Relatos salvajes por su originalidad y surrealista sentido del humor. Los personajes ante problemas intrascendentes actúan de una manera violenta que resulta catártica para el espectador. Humor negro del bueno, las barbaridades nos hacen reír y pensar. Está en la línea de dos de mis libros preferidos: Crímenes bestiales y crímenes ejemplares de los que ya he hablado en este blog.  El juez es una película como las de antes, con intriga judicial que presenta la dura relación entre un padre y un hijo. Mujeres francesas es una divertida comedia  donde las once protagonistas para todos los gustos exponen los problemas de las mujeres en la actualidad.

martes, 28 de octubre de 2014

Te comería a versos


Lunes. Barrio de Malasaña. Madrid. Semáforo en rojo. Las noticias son grises, el cielo está cargado y la mirada vuela bajo. De pronto, unas letras blancas en el paso de cebra: 'Te comería a versos', dice el asfalto. Un segundo de sorpresa. Sonrisa. Mirada al cielo. Otra chica que espera a cruzar la calle saca el móvil para hacer una foto. Me pregunto con quién querrá compartirlo. Y también a quién debemos darle las gracias por volver el día un poco más humano. La poesía toma la ciudad.

lunes, 20 de octubre de 2014

Huerteando en la ciudad

En el centro de la Cruz Roja de la calle Pozas paso mi "dulce far niente". En la terraza  hemos sembrado: nabos, rabanitos, lombardas, espinacas, acelgas y lechugas de invierno. Como podéis ver en la foto, ya estamos clareando brotes para que las plantas crezcan más fuertes  y con más espacio.
Otra actividad de la época otoñal es la cosecha de semillas, al seleccionar las plantas de nuestro propio huerto, estamos escogiendo la variedad de mejor aptitud ecológica para nuestro sitio.

¡Qué fácil es trabajar con las plantas y qué difícil con los alumnos!

domingo, 19 de octubre de 2014

Escritores a la greña, Julián Moreiro

Entrevista a Julián Moreiro, autor de 'Escritores a la greña', libro que recoge las trifulcas entre algunos de los escritores más conocidos de la literatura española.
 http://esradio.libertaddigital.com/fonoteca/2014-10-18/escritores-a-la-grena-las-trifulcas-entre-los-grandes-de-la-pluma-79945.HTML

Según Max Aub, el hombre es el único animal que tiene mala leche. Este libro lo prueba, desvelando el perfil menos favorecedor de una larga serie de escritores españoles y latinoamericanos de los siglos XX y XXI: en el trato con las musas, no es oro todo lo que reluce. Los textos reunidos son una impresionante antologí a del arte del vilipendio; entre la broma ocurrente y la maldad o el improperio, pasando por el desvarío, puede encontrarse lo más granado de una suerte poética que no suele figurar en los manuales y que conforma una breve y deslumbrante historia de la literatura canalla. Afilan aquí su pluma los nombres más destacados de los últimos ciento veinte años, desde Valle-Inclán a Javier Marías y Roberto Bolaño, pasando por Rubén Darío, Pío Baroja, Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Camilo José Cela o Francisco Umbral entre muchos otros. El “Inventario de impertinencias” que cierra el volumen es un catálogo de pecados capitales y de pecadores que, en su desmedido afán por zaherir al prójimo, dejan sus miserias al aire. Escritores a la greña puede leerse de corrido, como si de una novela se tratara, sin que perjudique la salud del curioso lector; pero tal vez le cause pasmo que estos virtuosos del lenguaje se exhiban en actitudes tan desairadas. Motivos no faltan para darle la razón a Montaigne: “Nadie está libre de decir necedades. Lo malo es decirlas con esmero”.



Leer algunos fragmentos en el desván de la ilusión:

Sobre el pefil menos favorecedor de los escritores

lunes, 13 de octubre de 2014

Mi doble y yo


Siempre se dice que todos tenemos un doble, alguien que se nos parece mucho  y con el que no estamos relacionados. A mí me lo han encontrado: se llama Claudia Paz y Paz y ha luchado a favor de los derechos humanos. Ha sido directora del bufete legal del ACNUR y Consultora Nacional de la Misión de las Naciones Unidas para Guatemala. Además es más joven que yo.
¡Qué suerte he tenido!

viernes, 10 de octubre de 2014

Entrañable discurso de Luciano López Gutiérrez


Estaba tan emocionada que me quedé muda. Un grupo de amigos me invitó a comer con motivo de mi jubilación. Yo no llevaba nada escrito, pero Luciano, con su proverbial locuacidad y buen hacer, me dedicó unas memorables palabras. Sinceramente creo que deberías dedicarte a la profesión de escritor de discursos. Los bordas. Nunca me olvidaré de tu famoso comentario sobre un primero de bachillerato: "Curso con una notable frigidez literaria".
Gracias a todos, siempre estaréis en mi recuerdo.

PARA ÁNGELES

   En primer lugar, Ángeles, quiero agradecerte que durante estos años te hayas esforzado en contribuir a ordenar mis fotocopias, tan proclives a convertir cualquier espacio en una chamarilería del rastro, en una librería de lance, en un archivo olvidado y desbarajustado lleno de cartapacios y legajos polvorientos.

    Confieso que echaré de menos tu presencia junto a Guillermo afanándoos en la búsqueda de la palabra exacta del crucigrama. Echaré de menos tu personalidad peculiar, indómita y rebelde, y reacia a cualquier renuncia o componenda, y, sobre todo, echaré de menos tus comentarios sarcásticos y jacarandosos, de una sinceridad descarnada, como aquel en que comparabas la nueva decoración de la Sala de Profesores con el recibidor de un burdel.

    No respondes al manido cliché de la lánguida profesora de Literatura entregada a la lectura de Bécquer y Campoamor en estaciones solitarias, te imagino más bien como un detective de novela policíaca descubriendo a sujetos que lograron perpetrar sus fechorías como si fuera un accidente.

    Te imagino en animadas charlas, locuaz y jaquetona, recordándome a Valle-Inclán, pero sin barba ni ceceo, o a Quevedo, pero sin misoginia ni cojera.

   Liberada de la tutela de adolescentes tumultuosos, de hormonas encabritadas, de jóvenes trileros o mocitas de tronío de faca en la liga, pero todos tan entrañables, entrégate, como te aconsejaría tu casi paisano Manuel Vicent, a disfrutar de las habas tiernas, de los arroces, de las sepias recién pescadas en ese mar todavía poblado de dioses antiguos.

  Contempla impunemente el oro viejo del otoño en los árboles, escucha la música mágica de la lluvia con olor a infancia perdida, y goza de la continuidad de los parques y de la sombra de las alamedas.

   Y si te gana la nostalgia por la cadencia de los sonetos, la prosa cervantina, la retahíla de los tiempos verbales, o las dulces islas de las aposiciones, ahí tienes nuestras clases para matar el gusanillo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Poesía contemporánea escrita por mujeres: Rosa García Rayego e Iria Fernández

Confieso que no soy lectora habitual de poesía. Mis poetas preferidos son por orden de descubrimiento en la adolescencia León Felipe, Walt Whitman, Neruda, Blas de Otero, Jaime Gil de Biedma y Luis Eduardo Aute. Luego descubrí a Ángel Guinda en la clase de al lado del instituto. Y me gustan porque son prosaicos, con economía de medios y palabras, te transmiten una emoción como un relámpago, transmiten una descarga vital que te conmociona. Luego he amado a otros pero no con el entusiasmo del primer amor. Me gusta un poema aislado, pero soy incapaz de leer todo un poemario seguido. Es la misma sensación que tienes cuando visitas  un museo, acabas harta de tantos cuadros y al final solo te llevas el recuerdo de uno. Me gustan los breves encuentros que me producen admiración por la técnica utilizada y que desarrollan mi intuición. Por eso odio la técnica del comentario de texto que me veía obligada a realizar cada año para mis alumnos con su estructura corsé que nos induce a decir tonterías.
He leído poca  poesía de mujeres porque desgraciadamente tienen un papel secundario en los libros de texto. Recomiendo a dos poetas actuales que también son colegas y que por razones extrañas enlazo:  Rosa Garcia Rayego, profesora de universidad, e Iria Fernández, profesora de secundaria. Contra todo pronóstico, he leído varias veces "Vivir es tu tarea" y me ha conmovido profundamente. Iría, por ser la más joven, no está todavía incluida en la larga lista de poetas contemporáneas de las que habla Rosa en el programa de radio. 

martes, 30 de septiembre de 2014

Estado de mudanza

Para no darle vueltas a lo de la jubilación sin júbilo, al cumpleaños que se avecina, al otoño melancólico…,  me he metido en otro berenjenal: cambiar puertas y suelo y pintar en mi guarida. ¡Bendita la hora! ¡Lo que pesa la cultura! Durante veinte años he estado almacenando todo lo que caía en mis manos: libros, revistas, recortes de periódicos, exámenes, fichas de lecturas, felicitaciones navideñas, postales, invitaciones de boda, programas de mano de obras de teatro,  regalos e incluso muebles que he recogido de la basura para restaurarlos. Hoy me sobra todo, no doy abasto  rellenando de libros las  cajas de pan que me provee mi panadera. Ella me dice que tengo el síndrome de Ulises (ojalá, así recorrería mundo sin arrastrar mis miserias). Además los libros que me gustaron los he prestado y no me los han devuelto. Resultado: solo me quedan infumables; pero soy incapaz de deshacerme de ninguno de ellos, porque cada uno tiene su historia. Para colmo, he encontrado todas las cartas que he recibido a lo largo de mi larga vida (que a mí me ha parecido corta) y se me ha ocurrido sumergirme en su lectura. Han aparecido también unos diarios que empecé a escribir a los diecinueve años con el entusiasmo y la sensibilidad de una preadolescente que apuntaba maneras para acabar en el diván de un psiquiatra o en la camilla de un forense: solo escribía cuando estaba mal (¡Buenos días, tristeza!), con reflexiones negativas con la precisión de un cirujano, quejándome de todas las amistades tóxicas y enamoramientos fallidos que viví, motivados por la efervescencia hormonal, el deseo de apareamiento animal y las lecturas de Baudelaire (Il faut être toujours ivre). Casi todo ha acabado hecho trizas en la basura y espero que nadie los lea jamás. El Ministerio de Educación define perfectamente, con su lenguaje burocrático,  el estado de ánimo de estos últimos cuarenta años: interina (o uterina como decía mi querido Ángel Lucas), en prácticas, en expectativa de destino y con destino definitivo.
Los manuales que, supuestamente, enseñan a vivir mejor dicen que tires todo lo que no que no hayas utilizado en los últimos tres años. Pero, ¿qué hago con los recuerdos, los discos de vinilo, los libros que no admiten una segunda lectura y la cantidad de panfletos pedagógicos sobre obras literarias que no he podido utilizar en clase desde que la Lengua y la Literatura se fundieron en una? Durante años los he ido recopilando como una hormiga laboriosa, cómo puedo convertirme de la noche a la mañana en una cigarra si tengo amusia (incapacidad de reproducir los tonos o ritmos musicales).
Y para qué coño escribí estas frases tan absurdas que han aparecido traspapeladas: Un poco de coñac, mucha caña y poco coño;  poco coño, poco coñac y no tomarlo a coña.
Definitivamente, una mudanza es más difícil que ponerle bragas a un pulpo derviche.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Sola, fané y descangayada

 Y allí estaba ella como en el tango: sola, fané (estropeada, marchita, venida a menos), descangayada (maltrecha, malherida, desvencijada) sentada en un banco donde otrora se sentara el frente de juventudes (eufemismo por los viejos del pueblo), mientras sus lágrimas esquiaban sobre sus rugosas mejillas. La acompañaba una bolsa de Galerías Preciados que contaba la friolera de veinte años. Esperaba que la sacasen del pueblo porque acababa de quemar sus naves. Había vaciado de trastos la parte de la casa del abuelo que les había correspondido a sus padres. Donde antaño hubo felicidad y esplendor, solo quedaba ahora suciedad y deterioro. Se cerraba el círculo de la vida. Tras las gafas oscuras trataba de olvidar la escena terrible donde las bolsas de basura, que contenían los enseres viejos y sucios, habían sido rodeadas por un círculo de gitanas que sin ningún pudor abrieron  y trajinaron todo lo que había dentro. En apenas unos minutos no quedó nada de los somieres ni de los colchones ni de las lámparas. Habían acudido como las moscas a la miel, como los buitres a la carroña, como los ratones al queso. Al final el contenedor estaba vacío con pequeños jirones de recuerdos. 
Se acordó de los besos que todos los días hasta el mes de marzo daba a su madre y que la hacían reír como una chiquilla de cinco años hasta que terminaba diciendo: “ya está bien”; porque había sido educada en épocas de carestía. Y los echó de menos, tanto que se acercó a la cercana gestoría Prats buscando el rastro del olor familiar. Pero se sintió ridícula ante el portero automático porque solo se le ocurría balbucir: “soy prima de Vicente, ¿puedo hablar con él?. Es que me ha dado un ataque de morriña que no he podido superar”. Se volvió a sentar en el banco, apenas le llegaban los pies al suelo. Ahora sí que se acababa de romper el cordón umbilical que la unía a los suyos, a esos habitantes que compartían genes con ella y que parecían ajenos e insensibles a su desánimo. Enseguida vinieron a rescatarla, la espera liberadora afortunadamente solo duró diez minutos. La tortura culpable mucho más.


viernes, 29 de agosto de 2014

Crímenes bestiales, Patricia Highsmith


Crímenes bestiales presenta un puñado de deliciosas historias de venganza, en las cuales perros, cabras, elefantes y cerdos sometidos devuelven el golpe a sus amos maltratadores. Narrados desde el punto de vista de cada uno de los animales, estos relatos breves nos animan a alinearnos con las bestias en lugar de con los humanos. Sus necesidades más básicas a menudo se ignoran, y es por ello que actúan con esos instintos animales que nosotros reprimimos. La foto del periódico nos indica una vez más que la vida copia a la lieratura (La absolutamente última actuación de “Corista”).

martes, 19 de agosto de 2014

Abrazar la pérdida, Leila Guerriero


Érase una vez el fin, Artículo aparecido en Babelia que indaga sobre los libros que hablan de la pérdida de las personas que amamos:

"Escritos dos meses después, o dos años más tarde, o al pie de la cama donde yace la carne querida. Amparados en la piedad de las elipsis, o repletos de detalles drenados al recuerdo. Bajo la forma de diarios, de epístolas, de canciones de cuna con ardiente error de paralaje. Erizados de esquirlas de un incendio que no cesa. Hijos de un género al que nadie querría dedicarse. Libros. Libros que cuentan el fin (la muerte del padre, el tormento del hijo, la agonía tapizada de metotrexato) y que, para contar el fin, deben empezar por el principio. Y, para empezar por el principio, hay que recordar.
Y recordar duele".
De la misma autora Nueve libros sobre el duelo 

lunes, 30 de junio de 2014

Breveñas: El posmodernismo ¡vaya timo!

BREVEÑAS
Gabriel Andrade, El posmodernismo ¡vaya timo! Prólogo de Mario Bunge. Editorial Laetoli, Pamplona, 2013. 297 págs. 19€
   Desde hace unos años la editorial Laetoli viene publicando una serie de libros dirigidos al gran público con la sana intención de desmontar las creencias irracionales que dominan en buena parte nuestro mundo, con temas tan interesantes y variados como la homeopatía, la inmortalidad, el tarot, la parapsicología, los ovnis... Todos los títulos se completan con la expresión ¡vaya timo!, que da nombre a la colección, dirigida por el conocido astrónomo Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona.
   El volumen que nos ocupa está redactado por el joven profesor venezolano Gabriel Andrade, y en él se van repasando y rebatiendo (o intentándolo) los principales temas del pensamiento llamado pos(t)moderno, que ha ocupado en gran medida la primera línea intelectual desde mediados del siglo XX con la pretensión de superar e incluso anular la razón ilustrada que se ha venido imponiendo desde el XVIII, acusándola de ser la causa de casi todos los males de nuestra época. Tras una Introducción  (donde se centran los conceptos de modernismo, modernidad y posmodernismo), hay 11 capítulos, de los que destacaríamos:  “Usos y abusos de la izquierda”  (“el camino a la felicidad está en la continuidad de la modernidad, y no en su ruptura”, en la línea de Habermas) , “El odio a la Ilustración” (los errores y excesos de los ilustrados no autorizan a destruir su proyecto, todavía irrealizado) , “¿Todo es relativo?  (el relativismo cultural no debe llevarnos a negar la razón objetiva) ), “El ataque a la ciencia”  (la ciencia, bestia negra de algunos posmodernos, es el conocimiento racional) , “El bien y el mal”  (el relativismo moral no puede estar por encima de la razón y los derechos humanos) , “La occidentofobia” (la civilización occidental, con todos sus errores y horrores, es superior a las otras en casi todo) . "La obsesión con el poder”  (los excesos del poder político no invalida la búsqueda de una organización racional que proteja a la sociedad de los abusos de los más fuertes) , “El feminismo mal entendido” (la lucha contra el patriarcado no permite suponer, con algunos posmodernos y feministas, que los sexos son construcciones puramente ideológicas)En ellos se analiza el pensamiento, entre otros muchos, de Nietzsche, Foucault, Derrida, Lyotard, Marija Gimbutas, etc., por sus exageraciones y por sus malas derivaciones. El resultado es convincente y brillante, aunque se pueda discrepar en algunos puntos. El autor peca en ocasiones, como otros practicantes de la crítica racionalista, de exceso de simplismo y de una cierta suficiencia que le hace caer a veces en un sarcasmo (y digo caer porque el que menosprecia o denigra se degrada, ante todo, a sí mismo) a todas luces injustificado y, lo que es peor, contraproducente. El componente irracional del ser humano ha de ser tenido en cuenta, porque forma parte de la vida, aunque debamos combatirlo y procurar prudentemente que su influjo disminuya en nuestra sociedad.
   Gabriel Andrade ha publicado también, entre otras obras, dos títulos más de la colección ¡vaya timo!, La inmortalidad y La teología; es un nombre, sin duda, a tener en cuenta dentro del mejor pensamiento en lengua española. Nos recuerda, entre otros, al ensayista argentino Juan José Sebreli (n. 1930), cuya obra El olvido de la razón (2006), citada por Andrade, da también un buen “repaso” a la filosofía contemporánea.

  Por su parte el director de la colección, Javier Armentia, mantiene un interesante blog crítico, Por la boca muere el pez.

jueves, 26 de junio de 2014

Luciérnagas en la la noche de san Juan

El 24 despedía a dos alumnas que abandonan el centro, una porque se va a estudiar medicina y la otra, Bachillerato de Artes. Ambas, inteligentes y sensibles, han estado enfermas este año porque, paradójicamente, no están preparadas para la supervivencia en la vida cotidiana. Son rara avis en el instituto; no quieren solo aprobar, sino aprender; se esfuerzan para ser cada día mejores y eso les lleva a enfrentarse con su entorno. Son perfeccionistas y sensibles  en un entorno hostil en el que todo vale. A veces se han sentido aisladas porque sus valores no son los de sus compañeros. Y el cuerpo es tan cabrón que se ha resentido, y han tenido que tomar fármacos para poder sobrevivir en un mundo donde los más idiotas lo hacen fácilmente y automáticamente, sin reflexionar. Este año de crisálidas, en el que han aprendido a vivir, no será un año para olvidar porque han vencido y se han hecho fuertes. Su sonrisa fue el mejor regalo que me dieron. Sé que encontrarán, ahora que han aprendido a volar, su lugar entre nuevos compañeros y que seguirán ayudando a los que son como ellas, luciérnagas. Estas dos mujeres cambiarán el mundo para mejor allá donde vayan. La noche de san Juan es  la época  para olvidar, para quemar todo el bagaje negativo, el lastre que te hunde. Y para meterse en el mar para resurgir de nuevo, con una ceremonia ancestral, rito de tránsito necesario hacia la felicidad.
Os echaré mucho de menos. No estáis solas. Todos los enfermos de sensibilidad y de tristeza, de soledad y de hastío, con miedo al triunfo y miedo al fracaso, tienen su refugio en la escritura y en los buenos libros.

jueves, 5 de junio de 2014

Teatro actual y crítico: El Porvenir de Luis Riera

A Gracia le ha salido un hijo artista. Como los grandes Shakespeare y  Molière, Luis Riera es actor y autor de una estremecedora obra de teatro breve: El porvenir, llena de humor negro y crítica social. La recomiendo y le deseo muchos éxitos a su joven autor.
El domingo asistimos a la representación en el Apartamento, una sala alternativa puesta con muchísimo gusto, y por solo 4 euros pasamos unos veinte minutos irrepetibles. La puesta en escena y la interpretación han mejorado todavía más el texto de la obra, porque han acentuado los tintes humorísticos y esperpénticos del empresario deshumanizado y del joven preparado que daría la vida por tener un trabajo. Real como la vida misma. Enhorabuena.





PD (17/92018)

El porvenir, ahora en forma de cortometraje dirigido e interpretado por Carmen Gutiérrez, ha recibido en la Muestra de cortometrajes aragoneses una mención especial al mejor guión «por la originalidad, la frescura y el sentido del humor a la hora de tratar un tema que nos toca a todos». 

sábado, 17 de mayo de 2014

10-IV-2014, nieve en mayo


El día 10 de mayo abandoné mi guarida urbanita y me fui al campo (ese sitio donde siempre hace frío o calor, nunca la temperatura adecuada) a realizar una marcha. El día fue uno de los más calurosos de lo que llevamos de año, la temperatura rondó los treinta y cuatro  grados a mediodía; pero sobre todo por el calor de la amistad de Gracia Ramírez Hernansanz que nos invitó a un pequeño grupo a pasar un día en el parque de Cabañeros, con visita incluida a El Chorro y comida en las Becerras (Navalucillos), para celebrar su jubilación. En contraste, nos rodeaba una auténtica nevada, el polen de los chopos de la ribera del río. Nieve en mayo, así es Gracia, sorprendente, refrescante, vital y natural. Las dos empezamos a trabajar juntas en el centro Covadonga y por azares del destino hemos terminado juntas en el IES Iturralde. Han sido treinta y siete años de compartir todo tipo de vivencias juntas, en paralelo o por separado. En todo este tiempo ella me ha ganado por goleada en generosidad y compromiso. Lo único que eché de menos, además de Berta que estaba con vértigos, fue su quesada, fácil y sabrosa.  Mª Eugenia nos deleitó con este brindis que transcribo:

Celebremos la vida,
Celebremos las pequeñas cosas:
el olor a tierra mojada,
el murmullo del agua,
los días  luminosos de primavera.
Celebremos esta fecha especial.
Alcemos la  copa y  brindemos
por tu bondad,
       por tu compromiso,
       por ser tan generosa.
Alcemos la  copa y brindemos
Por nuestra  amistad. 
Feliz Jubilación, querida Gracia

Siempre contigo

                                                             Tus amigas Nuria, Berta, Matilde, Geles y Mª Eugenia


Al lado de una gran mujer, siempre hay un gran hombre, en este caso, Jesús Riera.

sábado, 12 de abril de 2014

Crónica de una muerte anunciada: el IES Luis Buñuel de Alcorcón

Me he quedado de piedra al leer la noticia, aunque se veía venir gracias a la desacertada política de educación de la Comunidad de Madrid, que ha estado convirtiendo algunos institutos en centros de especial dificultad con gran número de inmigrantes. Al bajar la demanda de estos, el centro sobra. Es una mala noticia para todos. El Buñuel cuenta con unas instalaciones excelentes, campos de deporte, biblioteca informatizada, departamentos bien equipados. Acababa de cumplir 25 años.¡Qué desperdicio!
He recordado los cinco años que pasé en sus aulas y a las excelentes personas que conocí, que incluyen a toda la comunidad escolar: equipo directivo, profesores, alumnos, padres, conserjes y señoras de la limpieza. ¿Qué será de ellos? Los profesores mal que bien encontrarán su acomodo, pero los alumnos serán los grandes perdedores. Esta carta, escrita por el padre de un alumno,  apareció en el periódico 20Minutos y refleja cómo se ha trabajado allí:
J. T. F.. 26.06.2006
Los niños, los enfermos, los ancianos y hasta las plantas mejoran su rendimiento al hablarles con cariño. A esa profesora del IES Luis Buñuel de Alcorcón que con sus cartas de ánimo (que a los padres nos emocionan y a él le hacen llorar desconsoladamente) lo ayuda a salir del desánimo.  A esos profesores que ponen a su trabajo algo más de lo que están obligados. Nuestro más sincero agradecimiento. Ojalá cuando vosotros lo necesitéis tengáis a vuestro lado a personas con vuestros mismos sentimientos.

martes, 18 de marzo de 2014

Un coro de ángeles en el funeral

 No me gustan los funerales. Siempre me he escaqueado de todos los que me han tocado, pero no podía faltar al de mi madre como no podré perderme el mío. Sentada en la primera fila, no tenía referentes para saber cuándo me tenía que sentar o levantar. Acabé con dolor de cuello de tanto mirar de reojo a los feligreses.  Encima, el texto de la representación litúrgica lo han cambiado con pequeñas variantes que me impedían seguir el hilo. Seguí oyendo, como cuando era pequeña: ni paz os dejo, ni paz os doy; y me alegré una vez más cuando nos dijeron: podéis ir en paz. Luché todo el rato con las ganas de llorar a raudales porque llevo muchos días reprimiéndolas. A nuestro lado estaba con 90 años Ángel Arana, amigo y compañero de mi padre de la Marañosa, el único que queda vivo. 
A la salida se produjo un momento mágico, que mi madre seguro que habrá visto desde algún lugar. Gracias al blog, en la iglesia de Las Maravillas, sin avisar, apareció un coro de ángeles inesperados: los hijos de Carmen y su marido, Ángel, que vinieron desde San Martín de la Vega. Carmen entró a trabajar en mi casa de La Marañosa cuando apenas era una chiquilla para cuidar de mi hermana y de mí. Mi madre le enseñó a coser, a escribir, a cocinar. Se casó pronto con un obrero de la fábrica, tuvo cuatro hijos, pero nunca nos dejó del todo. Hemos seguido teniendo noticias de ellos y manteniendo el cariño y la amistad. Nos han ayudado mucho porque sus hijas trabajan en el hospital Gómez Ulla.
Carmen, mujer lista y madre coraje, está malita y no pudo venir, Su hija Pilar me leyó el emotivo texto que ha escrito su hermano Ángel para darle las gracias porque le hizo fuerte para poder afrontar su enfermedad considerada como rara. En ese momento se me cayeron las lágrimas reprimidas. Ángel ha conseguido que una empresa ayude a los niños con sus mismos problemas para que no pasen la infancia tan dura como la que pasó él. 

lunes, 17 de marzo de 2014

El juerguímetro


La invención del juerguímetro se debe a dos grandes villenenses y cuñados entre sí:  Ernesto Rodes Martí y Trinidad Cuéllar Caturla. Ambos compartieron amistad y numerosos viajes en verano en bicicleta a la finca de Los Menores para visitar a sus entonces novias. Una vez casados, descubrieron que sus mujeres presentaban altibajos exasperantes en su estado de ánimo, a veces difíciles de detectar. La única manera de luchar contra ellos era el sentido del humor, que los cuñados poseían a raudales. Así que cuando había que hacer planes, siempre se hacia la misma pregunta: ¿Cómo va el juerguímetro? Cuando les respondían "a cero", ya sabían que ese día no era el propicio.
El juerguímetro es un dispositivo invisible capaz de detectar el estado de ánimo de una persona, solo con observar su semblante, se basa en las palabras, como un libro. No pesa, no hay que encenderlo o apagarlo, no tiene botón, no cuesta dinero y jamás registra erróneamente un sentimiento.
En cierta manera se puede decir que el invento les unió. Las dos familias permanecieron siempre juntas.

En la imagen, a la izquierda, Trinidad y a la derecha, Ernesto

domingo, 16 de marzo de 2014

El pedómetro, invento de la Generación del 27

Los jóvenes de la Residencia de Estudiantes eran, como los de ahora, unos gamberros que en vez de estudiar dedicaban su tiempo a divertirse. En una de estas juergas líricas, surgió un invento que mantenían en secreto y que lo llamaron el “pedómetro”, que era una caja cuadrada de madera con un agujero dentro de ella, donde se alzaba una vela con un cordoncillo de hilo detrás de la llama. Se trataba que los participantes “expelieran” por el orificio pedos que consiguieran doblar la llama y hacer arder el hilo. Rafael Alberti lo recuerda en sus memorias (La arboleda perdida) que se necesitaba “un pedo de gran fuerza para lograr que la llama se doblase y llegara a prender el hilo” y sospechaba si alguno de los serios profesores de la residencia tuvo “el humor de practicarlo”.
En la página 15 encontraréis una reconstrucción del invento:
Ahora atrévete a crear, como ellos, un artilugio original e innecesario. 

domingo, 9 de marzo de 2014

Ayer murió mamá

Ayer murió mamá. Hoy la velaremos en el tanatorio. Justo veinte años después de la muerte de mi padre. Cerca de la primavera languidecen algunas vidas. Ya no queda nadie de esa generación en la familia. Ahora estamos todos en primera línea. 
Casualmente he encontrado esta divertida foto que se hicieron en Granada durante su viaje de novios (Agosto, 1947),  en el estudio de Emilio Ruiz. A Granada volverían después, en los años 70, allí pasaron los mejores años de su vida (y también el peor). Me gusta recordarlos así, jóvenes, guapos y felices, aunque el decorado, una mezcla de las carrozas del bando moro de Villena y de una película de CIFESA, sea de cartón piedra.


La segunda foto es del panteón de los Caturla en Villena,  donde ahora yacen juntos (26/12/14), curiosamente sigue teniendo ese aire morisco de la foto anterior.  En una caja de la casa aparecieron las tiernas y apasionadas cartas de amor que mi padre le enviaba a mi madre cuando estaban recién casados y él se ausentaba por motivos laborales. 



viernes, 28 de febrero de 2014

La crioterapia: hielo abrasador y fuego helado

La crioterapia utiliza el frío extremo (nitrógeno líquido: -196ºC) para el tratamiento de lesiones cutáneas superficiales (queratosis actínicas, léntigos actínicos, verrugas, etc.). Quien lo probó en su piel, sabe perfectamente que Quevedo no se refería al amor en estos famosos versos, sino a esta técnica:

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente.

Como se puede observar en esta imagen, el aerosol con el que se aplica es una moderna reinvención del arco de Cupido.

miércoles, 26 de febrero de 2014

El francotirador paciente, Arturo Pérez Reverte

El francotirador paciente es más que un buen título, es buena literatura a ratos con un ritmo vertiginoso y apuntes de novela negra que seducen al lector, y supongo que, sobre todo, lo hará al adolescente. Para Reverte los grafiteros son los últimos héroes sometidos a estrictos códigos, escritores de la rapidez (“pinto, luego existo”). Sus peleas callejeras con la policía tienen un tono épico. No se dejan seducir por el mundo del arte, prefieren la marginalidad. A pesar de sus aciertos, a mí no me ha gustado el mundo que retrata el autor ni tampoco su personaje principal, una mujer con sensibilidad de pija y modales de camionero.
Me ha hecho recordar un estupendo relato de Cortázar, una historia de amor que transcurre en la dictadura argentina:  Graffiti

Los polvorones de Marco Soriano

 Qué hambre pasaban esos dos estudiantes que compartían habitación en la pensión de Madrid, donde estudiaban primer curso de Peritaje Mercantil. Todo era muy caro y el dinero que les mandaban del pueblo no les llegaba para casi nada. En septiembre, la madre de uno de ellos le llevó una caja de polvorones para que no echara de menos las fiestas de moros y cristianos. La compartió inmediatamente con su amigo. Desenvolvieron la golosina como si se tratase de la joya más preciada, evitando que se rompiera, apoyándola en el papel de celofán, y se la comieron poco a poco. La boca se les llenó de una explosión deliciosa de azúcar,  almendras y canela, y les recordó el olor del horno donde los hacían y el tufo a pólvora de los arcabuces. Casi se les caen las lágrimas de satisfacción.  Antonio vio como su amigo guardaba la caja en su armario y se olvidó del asunto, hasta que al día siguiente volvió a sentir la llamada del hambre y pensó que como había muchos, su amigo no se daría cuenta. Así estuvo quince días disfrutando en solitario de ese placer redondo.  Cuando su paisano se acordó de los polvorones, solo quedaba uno, el de la vergüenza, junto al cromo de una figura del toreo. Antonio se los había comido todos, pensaba que su amigo seguía su mismo ritmo diario.







Maltratada por el dentista

Oír la palabra dentista y ponerme en tensión es instantáneo. Yo no le tengo miedo, sino pánico. El miedo imaginario se mezcla con el real. Tengo odontofobia. Malas experiencias de la infancia, dos muelas de leche que me provocaron una hemorragia exagerada y la colocación al tresbolillo de mi dentadura definitiva en una mandíbula muy pequeña han hecho que acumule bastantes experiencias negativas que no tengo ganas de recordar. Me hice de una mutua de funcionarios para obligarme a ir por lo menos una vez al año y no lo he conseguido nunca, lo voy aplazando hasta que se produce el desastre que acarrea más dolor. Cuando pienso en el dentista, me acuerdo de la película Marathon man donde Laurence Olivier torturaba a un indefenso Dustin Hoffman tocándole el nervio dental. Cuando voy, cierro los ojos para no ver los artilugios dignos de la Inquisición y me clavo las uñas en las palmas de las manos, deseando con toda mi alma que el aparato succionador me absorba también a mí. He llegado a agarrarle el brazo y a morderle en alguna ocasión.
Como estaba mejor de mi esguince y se me había caído un puente (cuando cumples años todo se cae) que arrastró a la muela que hacía
de pilar, aproveché la baja para que me pusiera dos implantes molares. Pero no había hueso suficiente y procedió a elevarme “el seno maxilar con un injerto subantral” (en román paladino: dos incisiones cruentas en el hueso como las que hace una taladradora destrozando la acera). Él me dijo que la intervención sería como una pequeña bofetada, pero que me recuperaría enseguida. Mentiroso, ha sido una buena paliza, me ha dejado la cara hecha un Cristo, el ojo morado y casi cerrado, la mejilla aumentada dos veces de tamaño, la boca torcida y un dolor atroz  Estuve cuarenta y cinco minutos en un moderno potro que no tiene nada de anatómico en una posición imposible para mi cuerpo y mi boca. Para colmo me costó mil euros, justo lo que he cobrado este mes. El dinero no lo tengo en el banco, ahora está en mis dientes como si fuera una gitana rumana. He pagado para ser maltratada y he tenido que salir a la calle con gafas de sol y un pañuelo cubriéndome la mitad de la cara en un intento absurdo de pasar desapercibida. Por lo menos, al mismo tiempo y por el mismo precio, me podía haber hecho también la cirugía estética, el mal trago habría sido el mismo y el resultado mucho mejor, se lo hubiese agradecido. Lo peor que tengo que volver dentro de seis meses a hacerme los implantes y el resto de mi dentadura empieza también a fallar. Eso sí, no pienso poner la otra mejilla. 

domingo, 9 de febrero de 2014

¿Qué es lo que tiene el negro literario?

Los fantasmas existen, yo conozco uno que jamás verá su nombre en la solapa de un  libro y que solo se conformará con un agradecimiento en el prólogo. Este fantasma blanco trabaja de negro para un blanco con el alma muy negra que actúa como un negrero,  que le presiona para trabajar y no le paga ni un duro. Este negro de alma blanca traduce y arregla voluntariamente los textos de su amo, porque es generoso y sabio y huye de las glorias mundanas.  Es invisible y más libre, porque el negrero vive esclavo de su trabajo, acomplejado del buen hacer de su fantasma, al que tendrá que estarle eternamente agradecido con el miedo de que en cualquier momento le pueda atacar. 
La expresión negro literario es de origen francés, surgió cuando se pusieron de moda los folletines en el siglo XIX y hace referencia al que hace trabajos anónimamente en provecho de otro que es el que firma la obra. El mayor negrero fue Alejandro Dumas padre, que tuvo toda una factoría de escritores a su cargo, entre ellos, Gérard de Nerval. Algo debía de aportar Dumas, que intervenía dando ideas y retocando escenas, porque ninguno de sus negros tuvo tanto éxito bajo su nombre real como cuando trabajaba para él. Se dice que llegó a tener más de 76. Existen varias anécdotas al respecto. Se cuenta que en una ocasión le preguntó al hijo: «¿Has leído mi nueva novela?». A lo que el hijo contestó: «No, ¿y tú?»
¿Qué es lo que le lleva a un escritor a actuar de negro? La satisfacción de saber que alguien más ha leído su obra, la necesidad económica, devolver un favor, la timidez, el propio mercado editorial que admite que se vendan libros escritos por personas que no los firman como los de Belén Esteban, Naty Abascal, David Bisbal, Julián Muñoz, Carmen Bazán o El Cordobés. En Internet podemos encontrar innumerables empresas dedicadas a la escritura fantasma que ofrecen sus servicios por una módica cantidad. Un trabajo tan digno como otro y no muy sencillo. Su labor abarca todo tipo de textos: memorias, biografías, ensayos, monografías, guiones, tesis, materiales académicos de distintas disciplinas, textos empresariales o de organizaciones sociales, políticas, sindicales, discursos, etc. Se dan casos en que el fantasma necesita a su vez otro fantasma porque está saturado de trabajo.  Para algunos es una forma lícita de trabajar y para otros una estafa. Para los lectores no supone un engaño porque saben muy bien que no los han escrito ellos. Algunos escritores trabajaron de negro en sus comienzos como ha desvelado Vargas Llosa en el estreno de "Hathie y el hipopótamo" que trabajó para una adinerada que vivía en París y que tenía "ideas pero no palabras."
A veces los negros, mal pagados y estafados, recurren a una pequeña venganza, plagian otras obras para salir del atolladero. La negritud tal vez sea más encomiable que el plagio; pero, a veces, van de la misma mano.