lunes, 6 de mayo de 2019

El Perú de norte a sur

"Eso vale un Perú", se dice en castellano para realzar la excelencia de algo. La expresión refleja la realidad, el Perú es un fascinante país con una rica cultura prehispánica que salió a la luz gracias a inversiones extranjeras a principios del s.XX. Su territorio se compone de paisajes diversos: los valles, las mesetas y las altas cumbres de los Andes se despliegan al oeste hacia la costa desértica del Pacífico y al este hacia la Amazonía. Es uno de los países con mayor diversidad biológica y mayores recursos minerales del mundo, incluido el oro y la plata. Su gastronomía es excelente y sus gentes son dulces y amables, con gran sentido del humor.
A pesar de ello, Perú se puede definir como un pobre sentado en una silla de oro, es un país rico con mucha gente pobre, que se corresponde con la población indígena que habla distintas lenguas, siendo la más extendida el quechua. A la pregunta de Zavalita, uno de los personajes de la novela de Vargas Llosa, Conversación en la catedral (1969), "¿Cuándo se jodió el Perú?", la mayoría de las respuestas que se han dado apuntan a Pizarro; aunque cuesta creer que en el siglo XVI unos pocos soldados españoles a caballo y provistos de pólvora conquistaran un territorio tan extenso y bien organizado como el imperio Inca, si no se comprende que existía la esclavitud y la clase alta luchaba entre sí por el poder. La época realista y la republicana tampoco trajeron la prosperidad. En la actualidad, sus cinco últimos presidentes, con un suicidio incluido, están acusados de corrupción porque dejaron toda la riqueza en manos de multinacionales. En el norte, los conductores de los autobuses turísticos siempre llevan dinero suelto por si la policía les exige una mordida.
Ahora se observa un cierto despegue porque el país se está convirtiendo en la despensa de Europa con el desarrollo de la agricultura. Su otra fuente de ingresos es el turismo que debe mejorar sus infraestructuras; sus aeropuertos y carreteras me recuerdan a las españolas de hace cincuenta años y el tráfico es un caos rodeado de ruido y polución. Sólo el centro de las ciudades coloniales mantiene una arquitectura lógica, mientras que sus arrabales están rodeados de favelas donde reina la oscuridad, la basura y los escombros. Los perros sueltos, que al parecer tienen dueño, invaden las calles noche y día. Los turistas, acosados por los vendedores, se concentran sobre todo en la zona de Cuzco que está masificada y constituye la gallina de los huevos de oro.
En el viaje, de más quince días de duración, hemos recorrido el país de norte (Trujillo y Chiclayo) a sur (Arequipa, Puno, Lima), y nos hemos adentrado en la cultura Inca (el cañón del Colca, Cuzco y Machu Pichu), tanto en avión como en autobús, además de hacer grandes caminatas por los centros arqueológicos. Ha sido duro, recomiendo un viaje más pausado. 
No he podido decir "¡Esto es Jauja! porque no he estado allí. La renombrada ciudad del altiplano, que tomó el nombre de una ciudad cordobesa, se convirtió en sinónimo de lugar idílico y paradisiaco, que tal vez utilizaron para conseguir que más hombres se unieran a una segunda expedición a América. Lope de Rueda escribió en 1547 el paso titulado La tierra de Jauja y fabuló que allí las calles estaban empedradas con piñones y por ellas corrían arroyos de leche y miel. Tampoco he visitado los lugares míticos El Dorado (Colombia) y Potosí (Bolivia).
Ninguna persona puede salir indemne de la belleza de estas tierras, eso lo saben "de aquí a Lima".
 "¡Viva el Perú, carajo!"

domingo, 5 de mayo de 2019

Vive despeinada


Dedicado a todas las moñonas* como yo.


*significa en mi pueblo (Villena) despeinada.

A propósito de los viajes en grupo


Hay dos tipos de turistas que son tan respetables como irreconciliables: los que se compraron un I-phone y los que utilizan un teléfono Android; los que les gusta viajar en manada y los solitarios que demandan silencio y tiempo libre; los amantes de los selfies y los que odian las fotografías, sobre todo las de grupo; los que viajan con una maleta grande y los que lo hacen con una pequeña; los que disfrutan en los museos y los que prefieren sentarse en un café a ver la vida pasar; los compradores compulsivos y los inmunes a la tentación de las compras que casi siempre son baratijas; los que se cuelan en el buffet y los que respetan la fila; los que corren para llegar antes a las paradas técnicas que incluyen cuarto de baño y los que mantienen su paso; los que sienten "horror vacui" si tienen un minuto libre y los que darían su vida por un descanso después de comer; los que se las agencian siempre para coger los mejores puestos en el autobús utilizando las manidas triquiñuelas de poner un bolso con antelación y los que creen que todos tienen que rotar de una manera justa; los que siempre están dispuestos a dar abrazos en las despedidas y los que se esfumarían antes que abrazar indiscriminadamente; los que aprovechan para contar su vida y los que piensan que todas las vidas no son interesantes. Ni que decir tiene que yo pertenezco al segundo grupo. En la carrera por la supervivencia siempre llego la última porque todo el mundo me adelanta.

sábado, 4 de mayo de 2019

Flor de estufa


No soy Dora la exploradora, soy la princesa del guisante y me he convertido con el tiempo en una flor de estufa, delicada y enfermiza. Me quemo al sol; todos los zapatos me hacen daño; con el calor se me hinchan las piernas y me salen sarpullidos; mi colon es propenso a la irritación; mis alveolos pulmonares no retienen el suficiente oxígeno; y, para colmo, mi piel atrae a todos los mosquitos habidos y por haber. Siempre he admirado a esas viajeras intrépidas y aventureras, a menudo extravagantes, que han explorado territorios ignotos.
He viajado mucho en mi juventud, casi siempre en viajes organizados, y he pasado muchos momentos críticos, a pesar de ser una turista precavida que conoce sus limitaciones. La primera vez, con veintiocho años, en la ciudad de Petra, creí morir al subir unos escalones que conducían a un mirador para ver la fascinante ciudad. La segunda, con cuarenta, en la selva de Irati, donde literalmente tenía  el corazón palpitando en la boca y fastidié el día a mis compañeros que eran excelentes montañeros, mientras pensaba cómo me sacarían de ese bosque impenetrable. En Perú, en el mes de abril de este año, se ha repetido la experiencia agravada por los más de sesenta años y el mal de altura. Los escalones de las ciudades incas son empinados, altos, desiguales y sin barandilla, y como tenía miedo de caerme, opté por ponerme de lado, lo que ha hecho que ande coja y me duelan las corvas. 
Definitivamente, me corto la coleta. Voy a dejar de realizar viajes largos que supongan un gran esfuerzo. No me compensa estar pendiente de respirar y no caerme, en vez de disfrutar de los paisajes y lugares que visito. Padezco labilidad física y emocional. Por otra parte, el turismo, ese gran invento convertido en negocio, está sobrevalorado y masificado. Los mejores viajes son los de la imaginación. Donde no hay peligro es en descubrir la geografía del cuerpo amado.

jueves, 11 de abril de 2019

El urinario de ida y vuelta

Míralo, míralo, míralo, ahí está de vuelta el urinario de las Salesas Nuevas de la calle San Bernardo. Ha cambiado de color, ahora es entre lila y morado, y ha perdido el cartel del horario exclusivo para los fines de semana. Estos urinarios portátiles no disponen de un método de autolimpieza, despiden mal olor, son de dudoso gusto, estropean el entorno y enseguida se llenan de pintadas para hacer juego con las paredes del barrio. No entiendo su utilidad porque todavía no he visto a nadie usarlos a pesar de ser gratuitos. Solo me faltaba que mi paisano lo decorara con zapatos viejos. ¡Qué poco dura la alegría! Con lo contenta que me puse cuando desaparecieron.
P.D. A principios de septiembre volvieron a desaparecer los urinarios


miércoles, 10 de abril de 2019

Vídeo sexista de Cristiano Ronaldo




Cristiano Ronaldo subió a las redes un vídeo jugando con sus hijos gemelos, en el observamos que solo se preocupa de enseñar a jugar al fútbol a su hijo Mateo, sin hacer ni caso a su hija Eva que trata de participar hasta que desiste y acaba jugando con el carrito de la limpieza de juguete. Todo un ejemplo sobre los estereotipos de género: los niños juegan al fútbol, las niñas a limpiar y barrer; los niños protagonistas y las niñas en un segundo plano. Los dos tienen las mismas destrezas y el mismo afán por aprender, pero el padre favorece al varón. Un vídeo que pone en evidencia el importante papel que tienen los padres en la transmisión del sexismo y lo necesaria que es la coeducación para llegar a una verdadera igualdad.

martes, 9 de abril de 2019

Detectives de faltas de Ortografía



Un grupo de estudiantes de 14 y 15 años del Instituto Cuatro Villas de Berlanga (Badajoz), capitaneados por su profesor de Geografía e Historia, Alejandro Gala Martín, se dedica a rastrear y corregir -siempre con mucha educación- las faltas ortográficas que los famosos cometen en Twitter. Muy buena idea la de estos Detectives de la ESO, estoy por contratarlos porque a veces tengo dudas.

Ver vídeo motivador para los alumnos.