jueves, 5 de noviembre de 2015

Profesores buenos y malos: un falso debate sobre el profesorado

Otra vez demonizando al profesorado y, lo peor, que esta vez lo hace un catedrático de instituto.


Me quedo con la frase escrita por Manuel Pérez Sola en un foro: "Yo quiero ganar más y jugar al candy crush". Y con el compañero de fatigas y luchas Agustin Moreno
Educar con la tribu o a destajo

domingo, 1 de noviembre de 2015

La tentación de vivir: teatro joven y divertido para congelar los problemas


Todos los viernes a las 9 de la noche en la pequeña sala de teatro Estudio 3 se presenta La tentación de vivir, comedia escrita por la autora uruguaya Denise Despeyroux. La recomiendo porque es muy divertida y está muy bien interpretada. Además actúa Luis Riera Ramírez, autor y actor, al que ya he dedicado alguna entrada y que aquí da vida a un joven inseguro que aprovecha las reuniones de Alcohólicos Anónimos para ligar.
¿No puede más con su vida? ¿Le invade la desesperación y llora todas las noches? ¡No espere más!: CONGELE SUS PROBLEMAS.


La Tentación de Vivir habla sobre cosas que no podemos controlar, o de que en realidad no podemos controlar casi nada. Nos conocemos poco, conocemos poco a los demás y conocemos también poco del mundo y de sus leyes. Solo queda ir sorteando escollos o aventuras, relacionarnos con el azar, con el destino, o con la falta de ambas cosas; creer o no creer en los signos, pero no tener otro remedio más que interpretarlos. Mientras tanto, hay cosas que el destino se propone con obstinación.

Samarcanda en otoño

Cuando era pequeña me aburría muchísimo en todas las clases y me entraba un sueño invencible que solo podía esquivar metiéndome en el libro de Geografía donde veía las fotos de lugares exóticos. Me imaginaba visitándolos, viviendo mil y una aventuras como las de los protagonistas de las películas. Por eso siempre quise ir a Atenas, a las pirámides de Egipto, a las ruinas del Machu Pichu  y a los templos budistas de la India. Allí descubrí uno de los sitios más increíbles: la ciudad de Samarcanda, en la ruta de la seda, nudo de comercio y de comunicaciones donde se encontraban todos los viajeros de Oriente y Occidente. 
Por fin, este mes de octubre, aprovechando el clima benigno del otoño, se ha cumplido mi sueño, he viajado a Uzbekistán y he visto con mis propios ojos la insólita ciudad. Como no me atrevo a viajar por mi cuenta, opté por un viaje organizado por Periplos que trabaja con la agencia de Nuestro Pequeño Mundo de Alicante.  El país es barato, pero el viaje no tanto porque no hay vuelos directos y viajar con las líneas turcas encarece los precios; además realizamos un vuelo interno desde aeropuertos sin aviones y un trayecto en Talgo con tecnología española un tanto anticuada. Muchos kilómetros y poco tiempo libre para rentabilizar el viaje de ocho días. Todo estaba medido y bien organizado por Eugenio y Alberto, con un guía acompañante, Ruslan, que nos explicaba con todo detalle la historia, los monumentos y los personajes importantes que hicieron que este país, lejos del mar y situado en espacio inhóspito, apenas sin vegetación, con un clima extremo, fuera el centro del mundo, donde confluían los saberes de Persia, China, India, Bizancio y Roma. La arquitectura impactante, es muy similar en todas las ciudades y al final, con el síndrome del turista empachado, no lográbamos distinguir una madrasa de una mezquita ni una ciudad de otra. Todas las ciudades responden a la arquitectura de las  cinco M: mercados, madrasas, minaretes, mausoleos y mezquitas. Solo vimos camellos de cartón piedra decorando plazas.
A Uzbequistán llegan pocos turistas y los que vamos somos observados con las mismas caras de sorpresa que ponemos nosotros ante esos rostros sorprendentes,  resultado de mestizaje entre mogoles, árabes y rusos. No me gusta fotografiar a las personas porque creo que deben respetarse sus creencias y gustos, pero extrañamente aquí fui yo la fotografiada. Reverencian a los ancianos y llaman la atención, sobre todo, los grupos de mujeres sonrientes con dientes de oro, que según nos explican llevan en su dentadura un capital por si son repudiadas. El fotógrafo Serguéi Mijáilovich Prokudin-Gorski nos dejó unas espléndidas fotos de principios de siglo XX que todavía siguen vigentes, sobre todo sus retratos:



En este viaje he conocido historias heroicas de conquistadores legendarios como Gengis Khan,que saqueó el país; el persa Ismael Samanní que gobernó en los siglos noveno y décimo; Tamerlán, el conquistador que creó el imperio timúrida en los siglos XIV-XV y de sabios como Al Juarizmi, el matemático, introductor del cero y padre del álgebra; Avicena el médico descubridor de la circulación de la sangre;Ulugbek el astrónomo, nieto de Tamerlán. En Samarcanda nos encontramos con una calle con el nombre de Rui Gonsalez de Clavixo, embajador madrileño que envió Enrique III de Castilla en 1403 con el fin de convencer a Tamerlán para que guerreara con los turcos otomanos y así impedir que se expandieran por Europa.
En la actualidad, las ciudades más importantes son calcos de una ciudad rusa: grandes avenidas y jardines, aceras  inapropiadas para el peatón por su falta de iluminación, asfalto estropeado por los hielos y monumentos megalíticos a sus antepasados (las esculturas de Lenin y Marx han dejado paso a Tamerlán en todas las plazas).  No ocurre lo mismo en  Khiva y Bukhara, ciudades menos conocidas, que todavía conservan su casco antiguo.
La comida es rica y abundante, numerosos entrantes de verduras, sopa y carne. El plato típico de las celebraciones es el plov, una especie de cuscús con arroz que ellos tratan de relacionar con la paella. 
 El estado es laico aunque en su calendario conservan todas las fiestas islámicas  y deja solo una pequeña parte de las mezquitas para el culto, vigilando y censurando todo lo que suene a fundamentalismo porque tiene como vecina a Afganistán. El gobierno es supuestamente democrático con un dictador claramente pro-ruso; admiten el aborto y han abolido la pena de muerte. Se están abriendo ahora al turismo y sorprende que, en lugares históricos en plena reconstrucción, se pida una pequeña cantidad para hacer fotos sin que conste en ningún lugar. Los museos son pequeños y cutres, pero los artesanos y los mercaderes de baratijas han usurpado el lugar de los antiguos estudiantes de las madrasas para vender sus productos, lo que nos choca sobre todo a los cristianos acostumbrados a oír el episodio de Jesús y los mercaderes en el templo.  No hay muchos hoteles y estos no responden a los gustos del viajero occidental. Los aseos públicos son escasos y sucios, unisex y a la turca, a pesar de que también te cobran dinero. En un largo trayecto en autobús no quedó más remedio que parar en medio de la carretera y hacer nuestras necesidades entre campos de algodón con el culo en pompa reluciendo al sol. No vimos pobreza en ningún momento y los zocos eran un ejemplo de higiene.
Samarcanda responde a su aura de leyenda: no tiene mar pero es azul, por su cielo, por los reflejos de las cúpulas turquesas y los azules de los minaretes. La cerámica y los mosaicos que recubren sus estructuras de barro relucen majestuosas bajo un sol implacable. Es un oasis en medio del desierto que lleva siglos sorprendiendo a los cansados viajeros. Un faro para guiarte en el desierto. Se siente el síndrome de Stendhal: la belleza de su construcción arquitectónica es sublime, los espacios son majestuosos tanto de día como de noche.  Pero, en realidad es un espejismo, queda muy poco de la ciudad antigua de Samarkanda, excepto los monumentos, que están muy reconstruidos desde la época soviética. Se ha perdido la pátina del tiempo y se tiene la impresión de estar en un magnífico e insólito decorado de cine. 
En uno de los mausoleos de la colina de Shahi Zinda se pueden ver fotos del antes y el después de la reconstrucción y se duda si lo que vemos en la actualidad es lo que existió antes.  En una ciudad azotada por vientos implacables, los arquitectos querían sorprender a la gente con la majestuosidad de las cúpulas y los minaretes nunca vistos para engrandecer al Islam, aunque no tuvieron en cuenta que los materiales utilizados, sobre todo los mosaicos y azulejos, no durarían siempre.
Estoy convencida de que se volverán a estropear (las palomas anidaban bajo cúpulas recién abiertas al público) y habrá que volver a reconstruirla mil y una veces, como una muestra más del esfuerzo inútil que supone la frágil existencia humana. 
Cuando volví a Madrid, después de tocar los sueños con la mano, exhausta, presentaba las tres C del viajero: cagalera, constipado y estaba llena de morados por las caídas.  

Nuestro amigo y viajero Jaime Ortolá Crespo ha hecho unas magnificas fotografías:
Aconsejo admirar las fotos y oír la música de Borodin al mismo tiempo. 


En El rincón de Sele se encuentran fotografías de todos los lugares visitados y 
muchos más datos, sobre todo para los que quieran viajar por libre.

domingo, 25 de octubre de 2015

Alfabetos del mundo

Ir a https://docs.google.com/presentation/d/1W4GSNjyXNz6mQWuYMO4Hz03krGmeheIGAhy9azp_Eao/edit#slide=id.p4

martes, 20 de octubre de 2015

Demolición del edificio que albergó la sala Cadarso y el Colegio Covadonga


Observo estos escombros de recuerdos imborrables y rememoro todos los poemas que han hablado de ruinas y las han comparado con la naturaleza humana. El despedazado edificio evoca en mí voces dormidas, memorias funerales que el alma siente, reliquias de la edad temprana. Derribados los sueños, antaño fuertes ahora desmoronados, he mirado los escombros reconvertidos en metáfora del tiempo y me ha invadido la desolación. Ya no volveré a escuchar las risas jóvenes, ahora transformadas en silencio mudo, que poblaban la peligrosa escalera que ascendía hasta las clases para envidia del mundo.
¡Qué absurdo! El colegio, para mí, desapareció cuando lo abandoné en 1991 en una regulación de empleo porque quitaron el concierto al nocturno, a pesar de que era demasiado joven para quedarme y demasiado vieja para irme. Trece años intensos que me marcaron, porque me formé como persona y como profesora. Allí vivimos todos, profesores y alumnos, los avatares de la transición. Desde mi huida hacia adelante, no he vuelto la cabeza atrás ni una sola vez para no convertirme en una estatua de sal. Y esas fotos están removiendo los cimientos de mi plano del mundo. Todo desapareció, cambió la suerte.
La sala Cadarso, donde los madrileños pudieron ver los mejores espectáculos de los grupos de teatro independiente, estará siempre unida a mi colegio porque ambos estuvieron condenados a peligro de cierre por no reunir los requisitos establecidos por la Ley y porque, cuando no tenían público, nos invitaban a asistir gratis a sus representaciones. Se clausuró primero la sala Cadarso (1982) y se incorporó como salón de actos al colegio reconvertida en gimnasio de corta vida.  El colegio lo hizo en 2008 (“Porque tenemos un marco sin puerta”):


 Porque no haya más finales para los principios
 Porque éste no sea el principio del final 
 Porque nunca, nunca, nunca más 
 Se cierre un colegio como el Covadonga
En mayo de 2020, el edificio de Cadarso 18 apareció en todos los periódicos porque en los apartamentos de lujo que se habían construido allí estaba pasando la cuarentena la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Para los nostálgicos recomiendo ver el documental que se elaboró con motivo de la celebración de los 50 años de la Fundación del Hogar del Empleado, se puede ver en cuatro partes en rtv.es  A la Carta UNED (26/2/2016):
FUHEM un hogar para pensar, educar y transformar
El capítulo inicial no tiene desperdicio:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/uned/uned-1-26022016-fuhem/3501581/

“El Hogar del Empleado también dejó una de las obras más desconocidas y llamativas del arquitecto en Madrid: el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes, construido entre 1961 y 1963. Tras la Colonia de Puerta del Ángel, los arquitectos proyectaron la de Lourdes en Batán, al sur de la ciudad. La ideología de todas aquellas colonias bebía del movimiento arquitectónico moderno europeo, con Le Corbusier a la cabeza, que consistía en crear barrios enteros: "unidades vecinales" dotadas de servicios de las que apenas tuvieras que salir. A la de Lourdes le pusieron locales comerciales, una iglesia y un instituto. Ya entonces, mucho antes de El Ruedo y Torres Blancas, Oiza construía de forma circular.”

martes, 6 de octubre de 2015

Blog Palabras por Madrid

Divertido e interesante blog por el que merece la pena dar un paseo. Esté pensado para aprender español callejeando por Madrid.
http://palabraspormadrid.blogspot.com.es/

domingo, 4 de octubre de 2015

Leonardo Padura y la generación escondida

Leonardo Padura ha sido para mí todo un descubrimiento. Empecé leyendo Herejes que me parece una novela redonda y he terminado con las  cuatro novelas del detective Mario Conde que hacen referencia a las cuatro estaciones. Mario es un policía triste (no un triste policía) que lucha para que los malos la paguen en la Habana de finales de los ochenta, un tipo empecinado en rehacer la historia.  Con ecos de sus novelas favoritas del género, es un (¿apetecible?) soltero de treinta y seis años, prealcohólico, adicto a las duralginas, pseudoescritor, cuasiesquelético, posromántico, con principios de calvicie,  úlcera y depresión y finales de melancolía crónica, insomnio y existencias de café descompuesto, dispuesto a compartir su cuerpo, fortuna e inteligencia con una mujer de cualquier color, incluso árabe si no es musulmana. Es de los que se enamoran: sufre y canta boleros.
Las novelas cuentan la historia del detective y sus amigos (la generación escondida: hijos de la revolución, atados a Cuba, pero con necesidad de huir) antes y después de todos los desastres: físicos, morales, espirituales, matrimoniales, laborales, ideológicos, religiosos, sentimentales y familiares, de los que solo se salvaba la célula originaria de la amistad, tímida pero insistente como la vida. Padura se presenta como un escritor inteligente y lúcido, autor de unos diálogos tan ingeniosos como los de otros escritores nacidos en ese país hecho de mestizajes.
Estuve en Cuba como turista por aquellos años y me enamoré de sus gentes y de su paisaje. Nunca pude comprender como el bloqueo de EEUU les estaba asfixiando sin que ningún país les defendiera, una vez caído el imperialismo ruso.